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MIÉRCOLES, 10 DE OCTUBRE DE 2012 EL ECONOMISTA
Ecoaula
Jesús Monroy, director de Desarrollo Directivo de CEOE Formación. NACHO MARTÍN.
Trajes a medida en forma de curso
para ayudar a los empresarios
CEOE Formación diseña 16 cursos para impartir a su red de afiliados. ¿El objetivo? Fomentar y potenciar
las habilidades del empresariado español. Comunicación y negociación son sólo algunos de los contenidos
Á. Caballero. MADRID.
La formación suele aparecer casi
siempre relacionada con palabras
como empleados o alumnos, pero
no es tan habitual encontrarla casada
con la palabra empresario. Pero
ya se sabe que los tópicos están
para romperlos.
De eso sabe mucho Jesús Monroy,
director de Desarrollo Directivo
de CEOE Formación y responsable
del Programa de Desarrollo
de Directivos que acaban de poner
en marcha. “Lo que queremos hacer
–explica Monroy con una pasión
que mantendrá durante toda
la entrevista– es formar a nuestros
afiliados y directivos en habilidades
personales. Porque los líderes
no nacen sino que se hacen”.
Monroy lleva más de 30 años impartiendo
cursos de comunicación.
“Después de impartirlos durante
tantos años me he dado cuenta de
que siguen faltando cosas”, cuenta.
Algo sabe, por tanto, de los talones
de Aquiles –porque hay más de uno–
del tejido empresarial español. Por
eso explica que estos 16 cursos empresariales
(o como apunta, trajes
hechos a medida), pretenden con-
tribuir a ese cambio de modelo que
va más allá de superar esta larga crisis
económica. Por eso sabe con qué
mimbres puede hacer este cesto.
“No podemos hacer como otras instituciones
educativas. Nos dirigimos
a gente muy ocupada y hay que
ponérselo fácil”, dice. Por eso estamos
ante unos cursos flexibles, exprés
y con la posibilidad de ampliación
si alguno de los alumnos lo necesita.
¿Contenidos? Comunicación, estrategias
de venta, hablar para convencer,
negociar con éxito, actuar
en momentos de crisis, financiación
para pymes... Con un ingrediente
extra: algunos de ellos son
en inglés. “Porque la gente sigue teniendo
mucho miedo a salir fuera”,
explica Monroy. Es importante, comenta,
ayudar a los empresarios a
“desembarazarse”, tanto al entrar
en contacto con los medios de comunicación
como en esos idiomas
ante los que mostramos un enorme
sentido del ridículo. “A veces hablar
con poco vocabulario en inglés
es mejor que pararse a pensar en
tanta voluta y circunloquio. Con 70
palabras sales adelante, ya que la
pronunciación no es la clave”, dice.
Un claustro de altura
Los cursos están diseñados a medida en módulos
de cuatro y ocho horas, tanto en las instalaciones
de CEOE como en las de las empresas.
Entre el profesorado, además de Jesús Monroy,
está José Carlos San Juan (17 años en la Casa
de Su Majestad el Rey), Miguel Fernández-Rañada
(ocupó puestos de responsabilidad en 3M,
AT&T y Lucent Technologies, entre otras empresas),
Ana Morato (directora general de la Fundación
Observatorio de Prospectiva Tecnológica
Industrial), Carmen Urbano (fundadora de
Valdur Servicios Financieros) y Ángel Moraleda
(profesor de Dirección y Técnicas de Venta)
Confiesa la importancia de formar
a los numerosos portavoces
con los que cuenta la patronal, y para
ello han contado con profesores
con los pies pegados al suelo. Jesús
Monroy reconoce estar harto de todos
esos teóricos que utilizan las
clases para hablar de casi todo menos
de la realidad. “Hemos escogido
a gente en contacto directo con
los empresarios. Es mucho más útil
que un empresario le hable a otros
empresarios. No tenemos al típico
profesor universitario pegado al
Powerpoint”, aclara rotundo. Sus
formadores, remata, saben lo que
es pagar una nómina y un concurso
de acreedores.
Si los cursos son flexibles, también
lo es el número de alumnos.
Monroy comenta que la clase ideal
es la individual, aunque lo cierto es
que la horquilla que maneja va de
los cinco a los diez como máximo.
La calidad tiene un precio
Y como todo lo que merece la pena,
advierte, tiene un coste. “Porque
la formación de calidad merce
un coste y una inversión. Al final, el
que paga le saca más rendimiento”.
Un precio que asegura la calidad de
los profesores, insiste. “Quien paga
con cacahuetes al final lo único que
consigue son monos”, bromea.
Monroy entona el mea culpa
cuando reconoce que por la parte
que respecta a CEOE “se ha trabajado
muy poco la formación”. Por
eso insiste en la calidad de contenidos
y profesores para conseguir
los objetivos marcados. Un mantra
que le lleva a calificar las evaluaciones
como “prusianas”. “Si a alguien
no le gusta le devolvemos el dinero”,
dice.