Revista Junio 2014

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bajadores de los refugios y cuidadores voluntarios conocen
bien a sus gatos y pueden ofrecer sugerencias.
Ni siquiera es necesario acudir a la protectora para elegir
gato, ya que cada protectora tiene una página web
donde es posible ver y conocer todos los gatos en
adopción ‘en-línea’. En segundo lugar, la mayoría de los
gatos en las protectoras son de raza común, pero muchos
gatos de raza también son abandonados. Si lo que
uno quiere es un gato de raza, y la protectora a la que
acude no tiene, esta se lo buscará y con toda probabilidad
lo encontrará. Debo añadir que no es preciso que
un gato sea de raza para que sea un compañero felino
ideal, y si lo que una persona busca es impresionar, con
un modelito de la última moda también se puede conseguir
el mismo propósito.
Y tercero, muchísimas tiendas de animales y criadores
no se hacen responsables del estado de salud del gato
y tampoco tienen interés en buscarles el hogar que les
conviene. Las protectoras entregan al gato sano, desparasitado,
vacunado, y si ya ha entrado en celo, castrado
(porque lo considera en su beneficio) por un precio
mínimo para cubrir el coste. Si al precio que uno paga
por comprar un gato en una tienda o de un criador, se
le añade el coste de las visitas al veterinario junto con
las vacunas, el tratamiento para parásitos y la esterilización,
sale mucho más rentable adoptar de las protectoras.
Muchísimas familias e individuos consideran un
animal de compañía como un amigo y un igual. Llegan
a tratar y querer a sus animales como otro miembro más
de la familia.
Estas personas son las que comprenden que un gato
es capaz de transformar la vida de la persona quien la
comparte. Ya sea un gatito juguetón que da tantas horas
de diversión a sus dueños, un gato adulto que ha desarrollado
ya su personalidad única, o un gato de edad
más avanzada que se conforma con estar al lado de su
amigo humano, dándole compañía; el cometido del gato
es llenar nuestras vidas de alegría y de muchos momentos
memorables.
Tres de los gatitos abandonados en cajas que mencioné
el mes pasado tuvieron la suerte de ser adoptados por
seres humanos bondadosos. El pequeño Nano (ahora
Nana) sigue en adopción y cada día más confiada. Con
el amor y atención que recibe de sus cuidadores, pronto
será una gatita perfectamente adoptable.
Los pequeñajos del muelle, por desgracia no gozan de
la protección de un refugio. De momento, dos de ellos
ya sufren de conjuntivitis, y el aire que sopla entre las
rocas los deja tiritando y debilitados. Solo puedo esperar
que con la poca ayuda que reciben, logren aguantar y
seguir adelante. Mientras tanto, seguiré difundiendo su
situación, con la esperanza de encontrar más seres humanos
piadosos que quieran ocuparse de ellos, y darles
una vida feliz y sin preocupaciones.
Junio 2014 magazineCADIZ