El Racionalismo: la Filosofía de Descartes

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LA FILOSOFÍA DE DESCARTES Fco. Javier Hernández / Sebastián Salgado 3. Deducción: otorgar a la operación racional deductiva el peso de la investigación; así, hallaremos las verdades complejas por deducción a partir de las simples. 4. Comprobación: comprobar si lo descubierto por la razón ha sido hallado de acuerdo a las reglas anteriores. En el texto que reproducimos a continuación se puede ver expresamente la presentación de las reglas del método: “Nada diré sobre la filosofía, sino que, viendo que ha sido cultivada por los ingenios más relevantes que han existido desde hace siglos y que, sin embargo, nada hay en ella que no sea aún objeto de disputa y, por lo tanto, dudoso, no tenía yo la suficiente presunción para esperar alcanzar en ella algo mejor que los otros [...] Tal fue la causa por la que pensé que había que buscar algún otro método que, reuniendo las ventajas de los otros tres, estuviera exento de sus defectos. Y como la multiplicidad de leyes a menudo sirve de excusa para los vicios [...] estimé que tendría suficiente con las cuatro siguientes [...] El primero consistía en no admitir jamás cosa alguna como verdadera sin haber conocido con evidencia que así era [...] El segundo, en dividir cada una de las dificultades a examinar en tantas partes como fuera posible y necesario para su mejor solución. El tercero, en conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos [...] Y el último, en hacer en todo enumeraciones tan completas y revisiones tan amplias, que llegase a estar seguro de no haber omitido nada [...] Pero lo que más me satisfacía de este método era que, por su medio, estaba seguro de usar en todo mi razón, si no de modo perfecto, al menos de la mejor forma que me fuera posible [...] Y como existen hombres que se equivocan al razonar, incluso en las más sencillas cuestiones de geometría, y cometen paralogismos, juzgando que estaba expuesto a equivocarme como cualquier otro, rechacé como falsos todos los razonamientos que había tomado antes por demostraciones [...] Pero, inmediatamente después, advertí que, mientras quería pensar de ese modo que todo es falso, era absolutamente necesario que yo, que lo pensaba, fuera alguna cosa. Y observando que esta verdad: pienso, luego soy, era tan firme y tan segura que todas las más extravagantes suposiciones de los escépticos no eran capaces de socavarla, juzgué que podía admitirla como el primer principio de la filosofía que buscaba” (René DESCARTES: Discurso del método; fragmentos, segunda y cuarta partes). 2.3. Aspecto epistemológico: la duda metódica El nuevo método cartesiano tiene como misión convertir a la filosofía en un camino racional hacia la verdad. Y, para ello, tiene que resolver el problema del principio del conocimiento y su certeza: en la filosofía antigua y medieval, el principio del conocimiento era el objeto, y la verdad consistía en la adecuación de las proposiciones (lo que decimos) a las cosas (lo que existe). A dicha adecuación, Aristóteles la llamaba D U E R E R Í A S / C u a d e r n o s d e F i l o s o f í a Página 6

LA FILOSOFÍA DE DESCARTES Fco. Javier Hernández / Sebastián Salgado correspondencia entre el lenguaje y la realidad. Por supuesto, la razón era el mecanismo adecuado para lograr esta correspondencia, pero eso no suponía excluir a los sentidos de la tarea del conocimiento verdadero pues los sentidos nos ponen en contacto con la realidad, si exceptuamos a Platón, quien dividía la realidad en dos partes (mundo sensible y mundo inteligible) que se correspondían a su vez con los dos géneros de conocimiento: opinión (conocimiento procedente de los sentidos) y episteme o ciencia (conocimiento procedente de la razón). Pero, con la aparición de la filosofía moderna, cuyo padre es Descartes, el principio del conocimiento deja de ser el objeto y pasa a ser el sujeto y el lugar en el que quedan los sentidos como criterios de conocimiento es de clara inferioridad y desprestigio. Tanto es así que el método cartesiano comienza expresando su desconfianza hacia los sentidos como instrumentos válidos para conocer. De ahí que la expresión del método cartesiano sea la duda: en sus famosas Meditaciones Metafísicas, Descartes escribe que podemos dudar de todo aquello que conozcamos a través de los sentidos, pues estos no distinguen entre el sueño y la vigilia; en cambio, decía Descartes, no puedo dudar de aquello que consiga conocer racionalmente, porque esto lo habré hallado de acuerdo a un método estrictamente racional. Y eso de lo que no puedo dudar es de que dudo, es decir, no puedo dudar de mi propio pensamiento. Puedo dudar del contenido de lo pensado, pero no así del pensamiento mismo; por eso, puedo afirmar tajantemente que “pienso, luego existo”. Como se observa fácilmente, es el sujeto el principio de todo conocimiento racional, pues es el pensamiento como tal y no lo pensado el punto de partida. El método cartesiano, que desde este momento se llamará “duda metódica”, es el esfuerzo por ofrecer autonomía al entendimiento frente a los sentidos y la imaginación. Es tarea del entendimiento hallar las verdades evidentes y primeras que van a servir de base para la construcción del conocimiento humano. En efecto, la duda metódica cartesiana pretende erigirse en modo de hallar la certeza y, dentro de ella, la certeza absoluta: el sujeto pensante. Dicho sujeto se convertirá, de inmediato, en el primer principio del conocimiento, en su criterio más cierto y fundamental. Esta verdad indubitable, a la que llamamos cogito, será el primer principio de la filosofía. Debido a que la finalidad de la duda es conducirnos hasta las primeras y fundamentales verdades de nuestro conocimiento, no podemos confundir la duda cartesiana con el escepticismo: Descartes no desea dudar de todo, sino sólo de aquello que no se presente de manera evidente como verdadero a mi entendimiento. Descartes nunca había de dudar de la razón y de su capacidad para hallar la verdad. D U E R E R Í A S / C u a d e r n o s d e F i l o s o f í a Página 7

LA FILOSOFÍA DE DESCARTES<br />

Fco. Javier Hernán<strong>de</strong>z / Sebastián Salgado<br />

correspon<strong>de</strong>ncia entre el lenguaje y <strong>la</strong> realidad. Por supuesto, <strong>la</strong> razón era<br />

el mecanismo a<strong>de</strong>cuado para lograr esta correspon<strong>de</strong>ncia, pero eso no<br />

suponía excluir a los sentidos <strong>de</strong> <strong>la</strong> tarea <strong>de</strong>l conocimiento verda<strong>de</strong>ro pues<br />

los sentidos nos ponen en contacto con <strong>la</strong> realidad, si exceptuamos a<br />

P<strong>la</strong>tón, quien dividía <strong>la</strong> realidad en dos partes (mundo sensible y mundo<br />

inteligible) que se correspondían a su vez con los dos géneros <strong>de</strong><br />

conocimiento: opinión (conocimiento proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> los sentidos) y<br />

episteme o ciencia (conocimiento proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> <strong>la</strong> razón).<br />

Pero, con <strong>la</strong> aparición <strong>de</strong> <strong>la</strong> filosofía mo<strong>de</strong>rna, cuyo padre es<br />

<strong>Descartes</strong>, el principio <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser el objeto y pasa a ser el<br />

sujeto y el lugar en el que quedan los sentidos como criterios <strong>de</strong><br />

conocimiento es <strong>de</strong> c<strong>la</strong>ra inferioridad y <strong>de</strong>sprestigio. Tanto es así que el<br />

método cartesiano comienza expresando su <strong>de</strong>sconfianza hacia los sentidos<br />

como instrumentos válidos para conocer. De ahí que <strong>la</strong> expresión <strong>de</strong>l<br />

método cartesiano sea <strong>la</strong> duda: en sus famosas Meditaciones Metafísicas,<br />

<strong>Descartes</strong> escribe que po<strong>de</strong>mos dudar <strong>de</strong> todo aquello que conozcamos a<br />

través <strong>de</strong> los sentidos, pues estos no distinguen entre el sueño y <strong>la</strong> vigilia;<br />

en cambio, <strong>de</strong>cía <strong>Descartes</strong>, no puedo dudar <strong>de</strong> aquello que consiga<br />

conocer racionalmente, porque esto lo habré hal<strong>la</strong>do <strong>de</strong> acuerdo a un<br />

método estrictamente racional.<br />

Y eso <strong>de</strong> lo que no puedo dudar es <strong>de</strong> que dudo, es <strong>de</strong>cir, no puedo<br />

dudar <strong>de</strong> mi propio pensamiento. Puedo dudar <strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong> lo pensado,<br />

pero no así <strong>de</strong>l pensamiento mismo; por eso, puedo afirmar tajantemente<br />

que “pienso, luego existo”. Como se observa fácilmente, es el sujeto el<br />

principio <strong>de</strong> todo conocimiento racional, pues es el pensamiento como tal y<br />

no lo pensado el punto <strong>de</strong> partida.<br />

<strong>El</strong> método cartesiano, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este momento se l<strong>la</strong>mará “duda<br />

metódica”, es el esfuerzo por ofrecer autonomía al entendimiento frente a<br />

los sentidos y <strong>la</strong> imaginación. Es tarea <strong>de</strong>l entendimiento hal<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s<br />

verda<strong>de</strong>s evi<strong>de</strong>ntes y primeras que van a servir <strong>de</strong> base para <strong>la</strong> construcción<br />

<strong>de</strong>l conocimiento humano. En efecto, <strong>la</strong> duda metódica cartesiana preten<strong>de</strong><br />

erigirse en modo <strong>de</strong> hal<strong>la</strong>r <strong>la</strong> certeza y, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> el<strong>la</strong>, <strong>la</strong> certeza absoluta: el<br />

sujeto pensante. Dicho sujeto se convertirá, <strong>de</strong> inmediato, en el primer<br />

principio <strong>de</strong>l conocimiento, en su criterio más cierto y fundamental. Esta<br />

verdad indubitable, a <strong>la</strong> que l<strong>la</strong>mamos cogito, será el primer principio <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

filosofía.<br />

Debido a que <strong>la</strong> finalidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> duda es conducirnos hasta <strong>la</strong>s<br />

primeras y fundamentales verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nuestro conocimiento, no po<strong>de</strong>mos<br />

confundir <strong>la</strong> duda cartesiana con el escepticismo: <strong>Descartes</strong> no <strong>de</strong>sea dudar<br />

<strong>de</strong> todo, sino sólo <strong>de</strong> aquello que no se presente <strong>de</strong> manera evi<strong>de</strong>nte como<br />

verda<strong>de</strong>ro a mi entendimiento. <strong>Descartes</strong> nunca había <strong>de</strong> dudar <strong>de</strong> <strong>la</strong> razón<br />

y <strong>de</strong> su capacidad para hal<strong>la</strong>r <strong>la</strong> verdad.<br />

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