Ana Palacio - Academia Europea de Ciencias y Artes

El estudio que aquí se presenta se centra en una tesis única: la Unión Europea
y América Latina deben emprender un nuevo camino hacia una empresa
común y más ambiciosa. La vitalidad de la economía iberoamericana, su extraordinario
potencial, y por otro lado la talla de los problemas sociales que
afectan a sus ciudadanos, exigen de Europa una respuesta común y solidaria.
Por otra parte, Europa puede encontrar en América Latina el coeficiente adicional
de energía que necesita su motor económico para fortalecer la prosperidad
y el futuro de sus pueblos.
En estas relaciones birregionales, España debe ser el hilo conductor que
conlleve a un mejor entendimiento económico, social y cultural de ambos bloques.
Para conseguirlo vamos a abordar tan amplio campo de forma reducida
concretando en las siguientes áreas de estudio:
— Diálogo político-institucional
— Relaciones económicas
— Educación y cultura
— Justicia y cooperación legal
— Seguridad
— Sociedad de la Información y nuevas tecnologías
Diálogo político-institucional
Abordar un trabajo sobre Latinoamérica, desde España, supone llevar a
cabo ciertas reflexiones previas: ¿cómo designar esa realidad geográfica y cultural:
Hispanoamérica, Iberoamérica o Latinoamérica Y, ¿cómo denominar al
vehículo de comunicación o la lengua que compartimos con los habitantes del
otro continente: español o castellano
Para ser concretos, hay que mencionar que los españoles utilizamos el término
Hispanoamérica para referirnos a los países de nuestra habla; el término
Iberoamérica se reserva, en general, para incluir a Brasil; y, por último, el término
Latinoamérica comprende el conjunto de los países de América colonizados
por países latinos: España, Portugal o Francia. En todo caso, la posibilidad de
elegir entre las expresiones Hispanoamérica, Iberoamérica o América Latina-Latinoamérica
otorga a nuestra lengua una inestimable ventaja sobre los
otros idiomas universales.
Por otro lado, la gente y el mundo habla español. Ésta es la denominación
oficial en los foros internacionales. Es cierto que, nuestra Constitución española
eleva a categoría jurídica el castellano, al establecer que ésta es la «lengua
española oficial del Estado». Pero este precepto constitucional se justifica por la
necesidad de su diferenciación frente a las demás lenguas —españolas tameuropa
y latinoamérica 25