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Aprendiendo a Promover la Salud 2010
Abdul corrió de la escuela a su casa
casi tan rápido como lo había hecho
el día en que nació su hermanita Seri.
Tan pronto como la vio en el patio, se
iluminaron sus ojos, porque aunque
Abdul ya tenía 8 años, le encantaba
jugar con su hermanita.
Seri tenía sólo un año y medio.
Daba palmadas de gusto cuando él
le hacía gestos, o se reía cuando él
le contaba los dedos de los pies. El
la había ayudado a dar sus primeros
pasos, levantándola suavemente
cuando se caía.
Pero ¿qué pasaba ahora Casi
siempre Seri se tambaleaba derecho
a su favorito Abdul con los bracitos
extendidos. Pero ahora se quedaba
sentada en el portal y lo miraba con
ojos tristes. Rápidamente, la levantó
a su cadera. Notó que no debieron
haberle dado su baño acostumbrado
antes de que él llegara a casa porque
tenía un olor desagradable.
*Nota: Este cuento y sus dibujos se
reproducen aquí con el permiso de
Jon Rhode, M.D. Este cuento u otros
semejantes se deben adaptar a la
situación y al idioma de los niños de su
región.
Su abuela lo saludó con voz
cansada. Preocupado, Abdul le
preguntó, -¿Está enferma Seri ¿Por
qué se porta así -Ha ensuciado
aguado varias veces hoy —contestó
la Abuela—, y ha estado inquieta,
Abdul. No debes dejarla que coma
ni beba nada para que se le quite la
diarrea y se alivie.