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Capacidad <strong>de</strong> Gobierno <strong>de</strong> Partidos Progresistas: hacia la construcción <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo<br />

teórico para su análisis 1<br />

Facundo Nejamkis *<br />

Este trabajo presenta un mo<strong>de</strong>lo teórico que nos aproxima a la posibilidad <strong>de</strong> observar la<br />

capacidad para gestionar el estado <strong>de</strong> los partidos políticos, en especial, aquellos que se<br />

<strong>de</strong>finen a si mismos como <strong>de</strong> centro izquierda, social<strong>de</strong>mócratas o en términos mas<br />

imprecisos, como progresistas, en el contexto <strong>de</strong> América Latina.<br />

Tradicionalmente, la ciencia política analiza los problemas y las cuestiones vinculadas al<br />

estado y los partidos políticos por andariveles separados. Sin embargo, los partidos<br />

políticos son un actor estratégico al momento <strong>de</strong> pensar la gestión estatal. En este sentido es<br />

una <strong>de</strong>uda pendiente <strong>de</strong> la disciplina el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un marco teórico que permita pensar y<br />

enten<strong>de</strong>r las diferentes perfomances <strong>de</strong> los distintos partidos políticos en momentos que se<br />

encuentran en posiciones <strong>de</strong> gobierno. La simple pregunta respecto porque algunos son mas<br />

exitosos que otros no encuentra mas que respuestas imprecisas.<br />

Por otro lado, nuestra concentración en los partidos <strong>de</strong> centro-izquierda <strong>de</strong> la región,<br />

obe<strong>de</strong>ce a que los cambios operados en la matriz política en los últimos veinte años<br />

enten<strong>de</strong>mos han menguado las capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> estos últimos mas que <strong>de</strong> ningún otro tipo <strong>de</strong><br />

partido. La duda respecto <strong>de</strong> cómo gestiona el progresismo en la era neoliberal enten<strong>de</strong>mos<br />

que aún no ha sido resuelta.<br />

Los cambios acontecidos en los últimos diez años en América Latina son la muestra<br />

evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l fin <strong>de</strong> una época signada por una matriz político-social que predominó durante<br />

gran parte <strong>de</strong>l siglo XX (Acuña, 1995; Cavarozzi, 1996; Garreton, 1995) 2 . Las<br />

características <strong>de</strong> la nueva matriz emergente favorecen la implementación <strong>de</strong> las llamadas<br />

políticas neoliberales, que se caracterizan por una fuerte reducción <strong>de</strong>l estado tanto en su<br />

tamaño como en su funcionalidad 3 .<br />

1 El presente trabajo constituye la base <strong>de</strong>l capitulo primero <strong>de</strong> la tesis que el autor proximamente presentará<br />

en la Maestría <strong>de</strong> Administración y Políticas Públicas <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> San Andrés. Agra<strong>de</strong>ce<br />

especialmente los aportes <strong>de</strong> Juan Manuel Abal Medina y Fabián Repetto. Vale aclarar por último que al<br />

tratarse <strong>de</strong> la presentación <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo teórico, el trabajo tiene la carencia <strong>de</strong> no haber sido utilizado aún<br />

para los propósitos que se plantea. Es <strong>de</strong>cir, aún no ha sido puesto a prueba. Sin embargo, y por tratarse <strong>de</strong> un<br />

congreso <strong>de</strong> ciencia política, la presentación misma <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo es una invitación a la crítica y al aporte <strong>de</strong> los<br />

colegas.<br />

* UBA-UNQUI, email: nejamkis@bigfoot.com<br />

2 Si bien en el apartado II.I nos referiremos especificamente al concepto <strong>de</strong> Matriz, lo utilizamos aquí en el<br />

sentido que “La matriz política <strong>de</strong> una sociedad fija limites y asigna probabilida<strong>de</strong>s diferenciales para el<br />

<strong>de</strong>sarrollo y la producción <strong>de</strong> distintos procesos políticos” (Acuña, 1995:15)<br />

3 La expresión política <strong>de</strong> este fenómeno es lo que se dio en llamar la “nueva <strong>de</strong>recha” o neoconservadurismo,<br />

cuyos estandartes han sido entre otros Margaret Thatcher, Ronald Reagan, y en la región sin lugar a dudas, el<br />

gobierno justicialista encabezado por el Presi<strong>de</strong>nte Menem es quizá el ejemplo mas claro. (ver Gid<strong>de</strong>ns,<br />

2000a;2000b).<br />

1


Esta situación ha <strong>de</strong>satado dos fenómenos entrelazados. En primer lugar, como ya<br />

señalamos y en lo que al estado refiere, una disminución <strong>de</strong> su tamaño y funciones<br />

acompañada <strong>de</strong> una reducción <strong>de</strong> su capacidad <strong>de</strong> gestión en áreas críticas. En segundo<br />

lugar, la generación <strong>de</strong> un contexto altamente restrictivo para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> ciertos tipo <strong>de</strong><br />

políticas, que enfrenta a los partidos políticos progresistas a un serio <strong>de</strong>safío al momento <strong>de</strong><br />

encontrarse en posiciones <strong>de</strong> gobierno 4 .<br />

Este trabajo preten<strong>de</strong> comenzar a respon<strong>de</strong>r a los interrogantes que surgen <strong>de</strong> este último<br />

fenómeno. Por supuesto que para ello la cuestión referida a las capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l estado se<br />

convierte en un tema crucial, sin embargo la resolución <strong>de</strong> dicho problema no da respuesta<br />

a las diferencias en la calidad <strong>de</strong> las actuaciones <strong>de</strong> los partidos políticos cuando tienen la<br />

responsabilidad <strong>de</strong> gobernar sobre la base <strong>de</strong> un mismo estado. La pregunta central que nos<br />

guía y motiva pue<strong>de</strong> ser formulada <strong>de</strong> la siguiente manera: ¿caeteris paribus las<br />

capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l estado, como se explican los éxitos y fracaso <strong>de</strong> los diferentes partidos<br />

políticos en la gestión <strong>de</strong>l estado<br />

Para ello, en primer lugar, <strong>de</strong>sarrollaremos lo que enten<strong>de</strong>mos como el nuevo contexto<br />

político y social en el cual los partidos políticos <strong>de</strong>ben interactuar. Especialmente,<br />

pondremos énfasis en la forma en que las transformaciones acaecidas en las últimas<br />

décadas alteran el tradicional posicionamiento i<strong>de</strong>ológico <strong>de</strong> los partidos.<br />

En segundo lugar, nos concentraremos en especificar el marco teórico <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el que nos<br />

posicionamos para analizar el proceso político en el que gestionan los partidos políticos.<br />

Luego <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir a éste en términos generales, nuestro interés se centra en el Ciclo <strong>de</strong><br />

Políticas Públicas y especialmente en el subcampo <strong>de</strong> las Políticas Sociales dada la<br />

importancia que asignamos a estas últimas para observar la capacidad <strong>de</strong> los partidos<br />

políticos. El ultimo apartado se focaliza en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> capacidad <strong>de</strong><br />

gestión asociado a la performance <strong>de</strong> los partidos políticos en posiciones <strong>de</strong> gobierno<br />

presentando una propuesta <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo teórico para su análisis.<br />

I) Marco Teórico General: el contexto político y social<br />

El mundo ha cambiado sustancialmente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los ochenta a esta parte. Diversos autores<br />

señalan conceptos tales como posmo<strong>de</strong>rnidad, segunda mo<strong>de</strong>rnidad, globalización,<br />

sociedad <strong>de</strong> la información, como características propias <strong>de</strong> esta nueva era. (Beck, 1998;<br />

Castels, 1997; Gid<strong>de</strong>ns, 1999, 2000b ; Gray, 2000; Habermas, 2000; Lechner, 1998)<br />

Utilizamos el planteo <strong>de</strong> Beck, quien <strong>de</strong>fine el fenómeno como “radicalización <strong>de</strong> lo<br />

mo<strong>de</strong>rnidad”, en el que una <strong>de</strong> sus características salientes es la globalización. Al respecto,<br />

siguiendo su argumento, la globalización no es solo un fenómeno económico, 5 sino que<br />

significa que no “po<strong>de</strong>mos concebir a la sociedad como un contenedor organizado<br />

4 Enten<strong>de</strong>mos contexto como “un constreñimiento duro que enfrentan los ciclos <strong>de</strong> una política” y que “se<br />

encuentran <strong>de</strong>terminados por los recursos brutos con que cuenta una sociedad y las variables <strong>de</strong> contingencia”<br />

(Acuña y Repetto, 2000: 13)<br />

5 Beck <strong>de</strong>nomina a los intentos <strong>de</strong> reducir la globalización a un fenómeno exclusivamentre económico como<br />

“globalismo” (Beck, 1998)<br />

2


estatalmente”. Al mismo tiempo, dicha radicalización implica mayor individualismo, y por<br />

otro lado la aparición <strong>de</strong> las crisis ecológicas como crítica a la racionalidad <strong>de</strong>l<br />

industrialismo (Beck, 2001: pag.14). 6<br />

En términos <strong>de</strong>l contenido <strong>de</strong> las políticas públicas estos cambios implicaron la crisis <strong>de</strong>l<br />

estado benefactor keynesiano y el cuestionamiento <strong>de</strong>l espectro <strong>de</strong> políticas asociadas a éste<br />

(Offe, 1990; Esping An<strong>de</strong>rsen, 2000). La conclusión acerca <strong>de</strong> la negatividad <strong>de</strong> las<br />

políticas keynesianas para el crecimiento económico en un contexto <strong>de</strong> estancamiento e<br />

inflación, pusieron al mismo tiempo en jaque el rol que <strong>de</strong>bía <strong>de</strong>sarrollar el estado, y no<br />

solamente en referencia al tipo <strong>de</strong> política económica a implementar. Lo que se pone en<br />

cuestión es el papel asignado al gobierno, “que proce<strong>de</strong> directamente <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />

espontáneo” (Gid<strong>de</strong>ns, 2000b:44 ), en el que <strong>de</strong>be solo asegurarse “que el mecanismo que<br />

regula la producción <strong>de</strong> bienes y servicios continúe funcionando” (Hayek, 1994:47).<br />

De esta forma, así como durante el reinado <strong>de</strong>l keynesianismo todos los que gestionaban el<br />

estado/gobernaban eran planificadores, a partir <strong>de</strong> la década <strong>de</strong>l 80 el rol <strong>de</strong>l estado aparece<br />

fuertemente cuestionado y las políticas social<strong>de</strong>mócratas, asociadas al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />

instituciones estatales proveedores <strong>de</strong> bienestar, también.<br />

Respeto <strong>de</strong> la crisis <strong>de</strong> los estados benefactores, Gosta Esping An<strong>de</strong>rsen señala dos<br />

elementos. El primero tiene que ver con el hecho <strong>de</strong> que el Estado Benefactor constituye la<br />

línea divisoria entre la izquierda y la <strong>de</strong>recha política, y es este elemento el que lo<br />

constituye en fuente permanente <strong>de</strong> conflicto. Por otro lado, el segundo argumento, es que<br />

la misma se inscribe en causas exógenas: mercados laborales y familias que no están<br />

funcionando <strong>de</strong> manera a<strong>de</strong>cuada. Estos elementos en forma combinada con el “nuevo<br />

or<strong>de</strong>n económico” llevan a los estados a la necesidad <strong>de</strong> equilibrar empleo e igualdad<br />

social, o en otras palabras, “...enfrentamos el <strong>de</strong>safío <strong>de</strong> encontrar algún modo <strong>de</strong><br />

reconciliar objetivos conflictivos <strong>de</strong> manera tal <strong>de</strong> obtener un resultado positivo.” (Esping<br />

An<strong>de</strong>rsen; 2001:88, 89) El concepto <strong>de</strong> necesidad implica que aún el estado tiene mucho<br />

por hacer al respecto. La pregunta es: ¿sobre que estados, o reformulando la pregunta en<br />

clave <strong>de</strong> este trabajo, ¿Cuales serán los actores políticos y con que capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>ben<br />

contar para afrontar dicha tarea.<br />

Por otro lado y durante todo el siglo XX, el socialismo ha sido tradicionalmente el<br />

aban<strong>de</strong>rado <strong>de</strong>l progresismo. Sin embargo, los sucesos que aceleraron la caída <strong>de</strong>l bloque<br />

soviético por un lado, y la explosión casi en paralelo <strong>de</strong> la ola <strong>de</strong> políticas fuertemente<br />

orientadas al mercado, pusieron al socialismo a la <strong>de</strong>fensiva, obligándolo a oficiar <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>fensor <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> bienestar. 7 (Gid<strong>de</strong>ns, 2000a: 59)<br />

Esta situación implica una re<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> los espacios político-i<strong>de</strong>ológicos tradicionales<br />

que predominaron durante el siglo XX. Así, lo que antes era radical (el socialismo) se<br />

Así, y en el mismo sentido se expresa Gid<strong>de</strong>ns al plantear que la universalización “no es solo un fenómeno<br />

económico” sino una “compleja mezcla <strong>de</strong> procesos que actúan frecuentemente <strong>de</strong> modo contradictorio, por<br />

lo que se producen conflictos, <strong>de</strong>sconexiones y nuevas formas <strong>de</strong> estratificación”(2000b: pag.14).<br />

7 Es importante señalar que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la izquierda las instituciones vinculadas al Estado <strong>de</strong> Bienestar fueron<br />

sumamente cuestionadas en tanto se interpretaba que las mismas tenían como función encubrir las relaciones<br />

<strong>de</strong> explotación inherentes al modo <strong>de</strong> producción capitalista (ver Offe, 1990)<br />

3


vuelve conservador, y viceversa 8 . Los cambios económicos, sociales, políticos y culturales<br />

generan rupturas y transformaciones en las hasta entonces tradicionales propuestas <strong>de</strong> los<br />

partidos políticos re<strong>de</strong>finiendo el espectro izquierda-<strong>de</strong>recha, los partidos políticos y el<br />

fenómeno mismo <strong>de</strong> la representación 9 .<br />

El objetivo <strong>de</strong> este trabajo es comenzar a respon<strong>de</strong>r a las preguntas que tienen que ver con,<br />

¿cuál es la propuesta que <strong>de</strong>sarrollan los partidos progresistas en estos marcos que<br />

<strong>de</strong>nominamos restrictivos, y por otro lado, ¿qué características asumen dichas propuestas<br />

en un contexto latinoamericano. En segundo lugar, pero ocupando un espacio central,<br />

¿cuál es la capacidad que tienen, y/o <strong>de</strong>sarrollan, estos partidos para diseñar e implementar<br />

tales propuestas, y al mismo tiempo, ¿cuáles son las restricciones que operan en el<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> tales capacida<strong>de</strong>s. Sostenemos en primer lugar que las propuestas<br />

<strong>de</strong>sarrolladas por los partidos políticos que se <strong>de</strong>finen a si mismos como progresistas<br />

se han modificado sustancialmente, especialmente en aquellas políticas que asignan un<br />

rol prepon<strong>de</strong>rante al estado. En segundo lugar, esto se expresa en una brecha<br />

sumamente amplia entre los programas <strong>de</strong> dichos partidos y su gestión <strong>de</strong> gobierno.<br />

En tercer lugar, el nuevo contexto opera restringiendo su capacidad <strong>de</strong> gestión. Y por<br />

último, esta situaciones se potencian al tratarse <strong>de</strong> partidos <strong>de</strong> formación reciente.<br />

América Latina no pudo ni pue<strong>de</strong> ser ajena a este proceso <strong>de</strong> cambio radical al que estamos<br />

haciendo referencia. Sin embargo, los cambios introducidos fueron <strong>de</strong> naturaleza diferente.<br />

Así, y partir <strong>de</strong> lo que se dio en llamar el “Consenso <strong>de</strong> Washington”, se <strong>de</strong>sarrollaron en<br />

la región una serie <strong>de</strong> procesos <strong>de</strong> transformación, en principio vinculados a cuestiones <strong>de</strong><br />

tipo económicas: apertura, <strong>de</strong>sregulación, competitividad, liberalización, productividad,<br />

privatizaciones. Así, estos conceptos se transformaron en i<strong>de</strong>as dominantes <strong>de</strong> nuestras<br />

socieda<strong>de</strong>s. (Bresser Pereira, Maravall, Przeworski, 1995; Cortes y Marshall, 1999; Torre y<br />

Gerchunoff, 1996; Torre, 1998) De esta forma, un Estado que era “(...)espacio central <strong>de</strong><br />

conquista en una compleja lucha política <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los inicios mismos <strong>de</strong> la segunda<br />

posguerra”, pasó a ser consi<strong>de</strong>rado el obstaculizador <strong>de</strong> cualquier posibilidad <strong>de</strong><br />

crecimiento, y culpable <strong>de</strong> las cíclicas crisis económicas que vivía la región. (Acuña y<br />

Repetto, 2000:2) Estas i<strong>de</strong>as fueron plasmadas en la práctica en las políticas conocidas<br />

como <strong>de</strong> ajuste estructural, que básicamente consisten en la reducción <strong>de</strong>l aparato <strong>de</strong>l<br />

Estado tanto en sus dimensiones como en su aspecto funcional.<br />

Por otro lado, el nuevo espectro <strong>de</strong> políticas públicas implementadas durante los últimos<br />

quince años en la región han tenido un fuerte impacto en la estructura social. Po<strong>de</strong>mos<br />

señalar en términos generales que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su aplicación y en el largo plazo la región ha visto<br />

aumentar, o en su <strong>de</strong>fecto mantener pero casi nunca <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r, en casi todos los países los<br />

niveles <strong>de</strong> <strong>de</strong>socupación, tal como se pue<strong>de</strong> observar en el cuadro 1. En esta línea<br />

argumentativa se expresa la CEPAL al sostener que la <strong>de</strong>socupación se elevo<br />

“notablemente durante este periodo” al mismo tiempo que se “<strong>de</strong>terioro” la calidad <strong>de</strong> los<br />

puestos <strong>de</strong> trabajo generados. (CEPAL, 2002: cap.3)<br />

8 Gid<strong>de</strong>ns señala especialmente el carácter radical <strong>de</strong>l neoconservadurismo, a pesar <strong>de</strong> sus propuestas<br />

tradicionales en lo que refiere a valores tales como la familia o la nación. (Gid<strong>de</strong>ns, 1994)<br />

9 Sobre los cambios en el espectro izquierda-<strong>de</strong>recha, Bobbio, 1995; Gid<strong>de</strong>ns, 2000b; sobre las<br />

transformaciones en los partidos y la representación, Manin, 1999; Abal Medina, 1998; Panebianco, 1990<br />

4


Cuadro I Evolución <strong>de</strong> la tasa <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempleo América Latina y el Caribe<br />

País 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000<br />

América Latina y el Car<br />

Promedio Pon<strong>de</strong>rado 5.8 5.7 6.5 6.5 6.6 7.5 7.9 7.5 8.1 8.8 8.5<br />

Promedio simple 9.5 9.6 9.8 10.0 9.5 10.1 10.5 9.9 9.7 10.6 10.8<br />

<strong>Argentina</strong> b/ 7.4 6.5 7.0 9.6 11.5 17.5 17.2 14.9 12.9 14.3 15.1<br />

Barbados C/ 14.7 17.3 23.0 24.3 21.9 19.7 15.6 14.5 12.3 10.4 9.2<br />

Bolivia b/ 7.3 5.8 5.4 5.8 3.1 3.6 3.8 4.4 6.1 8.0 7.6<br />

Brasil b/ 4.3 4.8 5.8 5.4 5.1 4.6 5.4 5.7 7.6 7.6 7.1<br />

Chile d/ 9.2 8.2 6.7 6.5 7.8 7.4 6.4 6.1 6.4 9.8 9.2<br />

Colombia b/ e/ 10.5 10.2 10.2 8.6 8.9 8.8 11.2 12.4 15.3 19.4 20.2<br />

Costa Rica 5.4 6.0 4.3 4.0 4.3 5.7 6.6 5.9 5.4 6.2 5.3<br />

Cuba c/ ... 7.7 6.1 6.2 6.7 7.9 7.6 7.0 6.6 6.0 5.5<br />

Ecuador e/ 6.1 7.7 8.9 8.9 7.8 7.7 10.4 9.3 11.5 15.1 14.1<br />

El Salvador 10.0 7.9 8.2 8.1 7.0 7.0 7.5 7.5 7.6 6.9 6.5<br />

Guatemala 6.0 4.2 1.6 2.6 3.5 3.9 5.2 5.1 3.8 ... …<br />

Honduras c/ 7.8 7.4 6.0 7.0 4.0 5.6 6.5 5.8 5.2 5.3 …<br />

Jamaica c/ 15.3 15.4 15.7 16.3 15.4 16.2 16.0 16.5 15.5 15.7 15.5<br />

México 2.7 2.7 2.8 3.4 3.7 6.2 5.5 3.7 3.2 2.5 2.2<br />

Nicaragua 7.6 11.5 14.4 17.8 17.1 16.9 16.0 14.3 13.2 10.7 9.8<br />

Panamá d/ e/ 20.0 19.3 17.5 15.6 16.0 16.6 16.9 15.5 15.2 14.0 15.2<br />

Paraguay 6.6 5.1 5.3 5.1 4.4 5.3 8.2 7.1 6.6 9.4 10.7<br />

Perú f/ 8.3 5.9 9.4 9.9 8.8 8.2 8.0 9.2 8.5 9.2 8.5<br />

R. Dominicana c/ e/ ... 19.6 20.3 19.9 16.0 15.8 16.5 15.9 14.3 13.8 13.9<br />

Trinidad y Tobago c/ e/ 20.1 18.5 19.6 19.8 18.4 17.2 16.2 15.0 14.2 13.1 12.5<br />

Uruguay f/ 9.2 8.9 9.0 8.3 9.2 10.3 11.9 11.5 10.1 11.3 13.6<br />

Venezuela 11.0 9.5 7.8 6.6 8.7 10.3 11.8 11.4 11.3 14.9 14.0<br />

Fuente: Panorama Social <strong>de</strong> América Latina 2000-2001, CEPAL<br />

a/ Cifras preliminares. b/ Principales áreas urbanas. c/ Nacional. d/ Región metropolitana. e/ Incluye <strong>de</strong>sempleo oculto. f/ Ciudad capital.<br />

Un fenómeno similar se observa en lo que refiere a la distribución <strong>de</strong> los ingresos. Salvo los<br />

casos los particulares casos <strong>de</strong> Costa Rica y Uruguay, en el resto <strong>de</strong> los países el 10% <strong>de</strong> la<br />

población se apropia <strong>de</strong> mas <strong>de</strong>l 30% <strong>de</strong> la renta superando “en 19 veces la que recibe, en<br />

promedio, el 40% <strong>de</strong> la población”. Así le ha valido a la región el mote <strong>de</strong> ser la “mas<br />

inequitativa <strong>de</strong>l mundo”. La década <strong>de</strong>l 90 no ha sido la excepción a este fenómeno, e<br />

inclusive en muchos casos esta situación ha empeorado, tal cual se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong>l cuadro 2.<br />

(CEPAL, 2002: Cap.2)<br />

Cuadro II América Latina (17 países) Distribución <strong>de</strong>l Ingreso <strong>de</strong> los hogares, a/ 1990-<br />

1999<br />

aís Participación<br />

Año<br />

en el ingreso total <strong>de</strong>l<br />

<strong>Argentina</strong><br />

d/<br />

1990<br />

1997<br />

1999<br />

Bolivia 1989 e/ 1997<br />

1999<br />

Brasil 1990<br />

1996<br />

1999<br />

Chile 1990<br />

1996<br />

2000<br />

Colombia 1994<br />

1997<br />

1999<br />

40% mas<br />

pobre<br />

14.9<br />

14.9<br />

15.4<br />

12.1<br />

9.4<br />

9.2<br />

9.5<br />

9.9<br />

10.1<br />

13.2<br />

13.1<br />

13.8<br />

10.0<br />

12.5<br />

12.3<br />

30%<br />

siguiente<br />

23.6<br />

22.3<br />

21.6<br />

22.0<br />

22.0<br />

24.0<br />

18.6<br />

17.7<br />

17.3<br />

20.8<br />

20.5<br />

20.8<br />

21.3<br />

21.7<br />

21.6<br />

20% anterior<br />

al 10% mas<br />

rico<br />

26.7<br />

27.1<br />

26.1<br />

27.9<br />

27.9<br />

29.6<br />

28.0<br />

26.5<br />

25.5<br />

25.4<br />

26.2<br />

25.1<br />

26.9<br />

25.7<br />

26.0<br />

10% mas<br />

rico<br />

34.8<br />

35.8<br />

37.0<br />

38.2<br />

40.7<br />

37.2<br />

43.9<br />

46.0<br />

47.1<br />

40.7<br />

40.2<br />

40.3<br />

41.8<br />

40.1<br />

40.1<br />

5


Costa Rica 1990<br />

1997<br />

1999<br />

Ecuador f/ 1990<br />

1997<br />

1999<br />

El Salvador 1995<br />

1997<br />

1999<br />

Guatemala 1989<br />

1998<br />

Honduras 1990<br />

1997<br />

1999<br />

México 1989<br />

1994<br />

1998<br />

Nicaragua 1993<br />

1998<br />

Panamá 1991<br />

1997<br />

1999<br />

Paraguay 1990 g/ 1996<br />

f/ 1999<br />

16.7<br />

16.5<br />

15.3<br />

17.1<br />

17.0<br />

14.1<br />

15.4<br />

15.3<br />

13.8<br />

11.8<br />

12.8<br />

10.1<br />

12.6<br />

11.8<br />

15.8<br />

15.3<br />

15.1<br />

10.4<br />

10.4<br />

12.5<br />

12.4<br />

12.9<br />

18.6<br />

16.7<br />

13.1<br />

27.4<br />

26.8<br />

25.7<br />

25.4<br />

24.7<br />

22.8<br />

24.8<br />

24.5<br />

25.0<br />

20.9<br />

20.9<br />

19.7<br />

22.5<br />

22.9<br />

22.5<br />

22.9<br />

22.7<br />

22.8<br />

22.1<br />

22.9<br />

21.5<br />

22.4<br />

25.7<br />

24.6<br />

23.0<br />

30.2<br />

29.4<br />

29.7<br />

27.0<br />

26.4<br />

26.5<br />

26.9<br />

27.3<br />

29.1<br />

26.8<br />

26.1<br />

27.0<br />

27.3<br />

28.9<br />

25.1<br />

26.1<br />

25.6<br />

28.4<br />

27.1<br />

28.8<br />

27.5<br />

27.7<br />

26.9<br />

25.3<br />

27.8<br />

25.6<br />

27.3<br />

29.4<br />

30.5<br />

31.9<br />

36.6<br />

32.9<br />

33.0<br />

32.1<br />

40.6<br />

40.3<br />

43.1<br />

37.7<br />

36.5<br />

36.6<br />

35.6<br />

36.7<br />

38.4<br />

40.5<br />

35.9<br />

38.6<br />

37.1<br />

28.9<br />

33.4<br />

36.2<br />

República 1997 14.5 23.6 26.0 36.0<br />

Dominicana<br />

Uruguay f/ 1990<br />

1997<br />

1999<br />

20.1<br />

22.0<br />

21.6<br />

24.6<br />

26.1<br />

25.5<br />

24.1<br />

26.1<br />

25.9<br />

31.2<br />

25.8<br />

27.0<br />

Venezuela 1990<br />

1997<br />

16.7<br />

14.7<br />

25.7<br />

24.0<br />

28.9<br />

28.6<br />

28.7<br />

32.8<br />

1999 14.6 25.1 29.0 31.4<br />

Fuente: Panorama Social <strong>de</strong> América Latina 2000-2001, CEPAL<br />

a/ Hogares <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong>l país or<strong>de</strong>nados según su ingreso per cápita. En el cuadro 22 <strong>de</strong>l Anexo estadístico se presentan las cifras<br />

<strong>de</strong>sagregadas por áreas urbana y rural.<br />

b/ Ingreso promedio mensual <strong>de</strong> los hogares, en múltiplos <strong>de</strong> la línea <strong>de</strong> pobreza per cápita.<br />

c/ D (1 a 4) representa el 40% <strong>de</strong> los hogares <strong>de</strong> menores ingresos, en tanto que D 10 es el 10% <strong>de</strong> los hogares <strong>de</strong> más altos ingresos.<br />

La misma notación se usa en el caso <strong>de</strong> los quintiles (Q), que representan grupos <strong>de</strong> 20% <strong>de</strong> los hogares.<br />

d/ Gran Buenos Aires.<br />

e/ Ocho ciuda<strong>de</strong>s principales y El Alto.<br />

f/ Total urbano.<br />

g/ Área metropolitana <strong>de</strong> Asunción.<br />

Si tenemos en cuenta que la región ha experimentado un crecimiento <strong>de</strong> su producto bruto<br />

en un promedio <strong>de</strong> cinco por ciento 10 durante toda la década, no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />

establecer, al menos en parte, cierta causalidad entre la retirada <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> la<br />

escena política y los datos que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los cuadros 1 y 2. La referencia al rol <strong>de</strong>l<br />

estado es fundamental, en tanto este se convirtió durante largo tiempo (y aún hoy lo sigue<br />

siendo sin la centralidad <strong>de</strong> antaño) en el eje diferenciador <strong>de</strong> las propuestas políticoi<strong>de</strong>ológicas<br />

<strong>de</strong>l siglo XX.<br />

Haciendo el ejercicio <strong>de</strong> imaginarnos un continnun 11 , en un extremo encontramos una<br />

sociedad en la que el estado interviene en forma constante en el proceso <strong>de</strong> redistribución<br />

<strong>de</strong> la riqueza que esa sociedad genera, a los efectos <strong>de</strong> equilibrar los <strong>de</strong>s-equilibrios que<br />

necesariamente se generan en el mercado, con el sentido <strong>de</strong> producir una sociedad mas<br />

10 Según datos disponibles en www.worldbank.org<br />

11 Siempre en el marco <strong>de</strong> reglas <strong>de</strong> juego propias <strong>de</strong> un sistema capitalista, en el cual no se cuestione al<br />

estado como garante <strong>de</strong> tal sistema <strong>de</strong> dominación, ni se cuestione a su principal institución: la propiedad<br />

privada<br />

6


igualitaria. En el otro, las funciones <strong>de</strong>l estado están reducidas a su mínima expresión, y las<br />

intervenciones estatales solo son comprendidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un concepción asistencialista a los<br />

efectos <strong>de</strong> mitigar las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s que lógicamente se producen en el mercado. 12<br />

El primero <strong>de</strong> los extremos, presentado en forma sintética, podría representar el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong><br />

reformismo o <strong>de</strong> la social<strong>de</strong>mocracia 13 en cuanto a su ejercicio <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. En términos <strong>de</strong><br />

nuestro trabajo, se asemejan al concepto <strong>de</strong> progresismo. 14 El segundo <strong>de</strong> los extremos, en<br />

el mismo sentido, el i<strong>de</strong>ario neo-liberal. 15<br />

El siglo XX se caracterizó por esta dicotomía, aunque como ya hemos señalado, buena<br />

parte <strong>de</strong> él estuvo dominada por el consenso Keynesiano, en el cual los márgenes para<br />

retirar al estado <strong>de</strong>l papel central en el proceso económico eran estrechos. Esta situación<br />

nos muestra hoy su cara inversa. Preten<strong>de</strong>r restituir al estado el rol que ocupó durante el<br />

consenso <strong>de</strong> posguerra se asemeja a una empresa imposible.<br />

En este contexto cabe preguntarse entonces, ¿cuáles son los <strong>de</strong>safíos para los partidos<br />

políticos que se <strong>de</strong>finen como progresistas una vez que se encuentran en posiciones <strong>de</strong><br />

gobierno. Y por otro lado, ¿cómo se relacionan estos <strong>de</strong>safíos con un estado que, como<br />

hemos señalado, ha visto menguadas sus capacida<strong>de</strong>s. Pues si bien en muchos casos sus<br />

propuestas se asocian a lo que se <strong>de</strong>nominan valores posmateriales (ver Inglehart, 1990),<br />

los aspectos socioeconómicos continúan ocupando un lugar trascen<strong>de</strong>ntal, y con mayor<br />

énfasis aún en contextos como el latinoamericano.<br />

II)<br />

Marco Específico<br />

II.I) Enfoque relacional institucional para el análisis <strong>de</strong> políticas públicas<br />

Como ya hemos señalado en otro lugar (Abal Medina y Nejamkis, 2003) enten<strong>de</strong>mos que la<br />

política se constituye en un espacio en el que se intersectan contradictoriamente diferentes<br />

racimos <strong>de</strong> relaciones sociales. En este espacio convergen, <strong>de</strong> forma <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada y<br />

cambiante, las “cuatro fuentes sustantivas <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r social” <strong>de</strong>finidas por Michael Mann<br />

12 Para un <strong>de</strong>bate mas profundo respecto <strong>de</strong> los conceptos <strong>de</strong> Izquierda y Derecha ver Bobbio, 1995; Gid<strong>de</strong>ns,<br />

2000.<br />

13 Si bien conceptualmente reformismo y social<strong>de</strong>mocracia no significan lo mismo, si tienen una i<strong>de</strong>ntidad en<br />

el ejercicio <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. En este caso, el concepto social<strong>de</strong>mocracia pier<strong>de</strong> su significado originario <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>bates <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> siglo.(Voces “reformismo”, “Social<strong>de</strong>mocracia”, Bobbio et al, 1994)<br />

14 A esta altura <strong>de</strong> nuestro trabajo es importante aclarar que nos referiremos en forma indistinta como<br />

progresismo, social<strong>de</strong>mocracia o centro izquierda, a la orientación i<strong>de</strong>ológica <strong>de</strong> aquellos partidos que, sin<br />

cuestionar las reglas <strong>de</strong> juego básicas <strong>de</strong> la sociedad capitalista, tienen como base <strong>de</strong> sus programas políticos<br />

la busqueda <strong>de</strong> mayores niveles <strong>de</strong> igualdad social a través <strong>de</strong> acciones políticas que implican un<br />

involucramiento <strong>de</strong>l estado en la persecución <strong>de</strong> tales objetivos. Esta simplificación nos evita entrar en<br />

<strong>de</strong>bates que enten<strong>de</strong>mos, <strong>de</strong>bido al contexto político y social que estamos <strong>de</strong>sarrollando, han perdido el<br />

interes <strong>de</strong> antaño y, al mismo tiempo, no tiene efecto alguno en los objetivos <strong>de</strong> esta investigación.<br />

15 El neoliberalismo plantea la limitación <strong>de</strong>l Estado en función <strong>de</strong> permitir la liberación <strong>de</strong> aquella fuerza<br />

siempre presente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la constitución <strong>de</strong> la sociedad que es el mercado. Así señala Przeworski, la tecnología<br />

liberal incluye “1) Reducción <strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong> la administración publica, 2) Reducción <strong>de</strong>l tamaño <strong>de</strong>l sector<br />

publico, 3)el aislamiento <strong>de</strong>l estado respecto <strong>de</strong> las presiones privadas, 4)la confianza en las reglas mas que en<br />

las <strong>de</strong>cisiones discrecionales y, 5) la <strong>de</strong>legación <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones sujetas a inconsistencias dinámicas a cuerpos<br />

in<strong>de</strong>pendientes que no tengan incentivos para ce<strong>de</strong>r a las presiones políticas” (Przeworski, 1997)<br />

7


(1997:23-27), organizándose y difundiéndose <strong>de</strong> maneras espacial e históricamente<br />

específicas.<br />

Las cuatro fuentes <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r social a las que Mann hace referencia son: i<strong>de</strong>ológica,<br />

económica, política y militar. Cuando nos referimos al po<strong>de</strong>r i<strong>de</strong>ológico, enten<strong>de</strong>mos que<br />

este proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> “la necesidad humana <strong>de</strong> dotar a la vida <strong>de</strong> un significado último, compartir<br />

normas y valores, y participar en prácticas estéticas y rituales” (Mann, 1997:23-26). Los<br />

elementos asociados a este po<strong>de</strong>r constituyen algo así como “el mapa cognitivo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

que los actores interpretan su mundo” (Abal Medina e Iglesias, 1997). Es importante<br />

señalar que este tipo <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r se pue<strong>de</strong> expresar en una religión, tal cual ocurrió en la<br />

antigüedad, o en algunos <strong>de</strong> los relatos característicos <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rnidad tal el caso <strong>de</strong>l<br />

marxismo o el liberalismo.<br />

Por el contrario, el po<strong>de</strong>r económico esta vinculado a la distribución <strong>de</strong> la dotación <strong>de</strong><br />

recursos económicos que produce una sociedad. 16 Así, la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> clase esta vinculada al<br />

lugar que se ocupa en tal distribución. Si bien también es correcto sostener, como señala<br />

Mann, que estas clases pue<strong>de</strong>n al mismo tiempo dividirse en “actores mas pequeños y<br />

seccionales”. De esto se <strong>de</strong>duce que en muchos casos los conflictos que aparecen en las<br />

socieda<strong>de</strong>s no necesariamente son entre clases verticalmente posicionadas (tal como sugiere<br />

la Teoría Marxista) sino que pue<strong>de</strong>n, y <strong>de</strong> hecho la mayor parte <strong>de</strong>l tiempo así ha sido,<br />

asumir características horizontales. (Mann, 1997:23-26)<br />

El po<strong>de</strong>r político esta asociado a la “utilidad <strong>de</strong> una regulación centralizada y territorial”, es<br />

por ello que Mann asocia po<strong>de</strong>r político a po<strong>de</strong>r estatal. (Mann, 1997:23-26) Nosotros a<br />

esta concepto optamos por <strong>de</strong>finirlo como las variables político-institucionales que hacen<br />

referencia a las reglas <strong>de</strong> diverso tipo que <strong>de</strong>terminan una estructura diferencial <strong>de</strong><br />

probabilida<strong>de</strong>s para la realización <strong>de</strong> los intereses o metas <strong>de</strong> los distintos grupos sociales. En<br />

este sentido, sin lugar a dudas que el estado en tanto autoridad centralizada con capacidad<br />

distintiva para generar reglas cumple un rol central. Sin embargo no es correcto <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />

lado la influencia netamente política que <strong>de</strong>terminados actores, tales como partidos o<br />

movimientos, tienen en las socieda<strong>de</strong>s aún sin ocupar lugares en el aparato estatal. (Abal<br />

Medina y Nejamkis; 2003)<br />

Por último, el po<strong>de</strong>r militar esta vinculado al uso y organización <strong>de</strong> la fuerza física. Si bien<br />

en <strong>de</strong>terminado momento histórico este tipo <strong>de</strong> fuente <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r ha tenido niveles<br />

importantes <strong>de</strong> autonomía, también es cierto que en función <strong>de</strong> los estados mo<strong>de</strong>rnos pue<strong>de</strong><br />

ser entendido como una <strong>de</strong> las diferentes facetas <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r político, restringidas en su uso<br />

por variables tanto económicas como i<strong>de</strong>ológicas. (Abal Medina, 1998:5)<br />

16 Hemos preferido esta <strong>de</strong>finición algo más parsimoniosa <strong>de</strong> lo que hemos <strong>de</strong>nominado como “po<strong>de</strong>r<br />

económico” , en aras <strong>de</strong> preservar la consistencia teórica <strong>de</strong>l argumento tal como lo estamos presentando. Sin<br />

embargo, somos bien conscientes <strong>de</strong> que “el modo habitual <strong>de</strong> plantear estas cuestiones en la literatura <strong>de</strong> la<br />

corriente principal <strong>de</strong> la sociología y la ciencia política, presenta a este nivel <strong>de</strong> modo mucho más articulado y<br />

estructurado (“lógica <strong>de</strong> apropiación <strong>de</strong>l exce<strong>de</strong>nte productivo”, “macroeconomía”, etc.). Para los fines <strong>de</strong><br />

nuestro trabajo, tales articulaciones y estructuraciones son un resultado probable más que un supuesto<br />

esgrimido casi como petición <strong>de</strong> principio”. (Abal Medina y Iglesias, 1997)<br />

8


Partiendo <strong>de</strong> estos supuestos po<strong>de</strong>mos sostener la existencia analítica <strong>de</strong> diversas “matrices<br />

<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r social” que explican la forma particular en que ocurren los sucesos históricos. De<br />

esta manera po<strong>de</strong>mos escapar <strong>de</strong> los análisis simplistas que preten<strong>de</strong>n explicar fenómenos<br />

complejos como el estado o el capitalismo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> perspectivas reduccionistas. El concepto<br />

<strong>de</strong> matriz, como opuesto al <strong>de</strong> sistema, preten<strong>de</strong> resaltar que no existe en las socieda<strong>de</strong>s ni<br />

una lógica funcional o dialéctica ni “una estructura, que <strong>de</strong>terminen en última instancia el<br />

conjunto <strong>de</strong> la vida social” (Mann, 1997:956-957). Esto significa renegar <strong>de</strong> aquellos tipo<br />

<strong>de</strong> explicaciones que intentan asignar a algunas <strong>de</strong> la fuentes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r una posición<br />

eternamente dominante respecto <strong>de</strong> las otras.<br />

Así, nuestro entendimiento <strong>de</strong> los procesos históricos po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>finirlo como el análisis <strong>de</strong><br />

una combinación <strong>de</strong> procesos macro y micro sociales, en los cuales individuos y/o<br />

colectivos logran constituirse en actores 17 que se <strong>de</strong>senvuelven en marcos restrictivos que<br />

posibilitan probabilida<strong>de</strong>s diferenciales <strong>de</strong> éxito a las acciones que estos <strong>de</strong>sarrollan. En<br />

esta línea argumentativa, el análisis <strong>de</strong> políticas públicas pue<strong>de</strong> entonces ser <strong>de</strong> suma<br />

utilidad para observar la dinámica que estos procesos adquieren.<br />

Pero para ello es necesario el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un enfoque que permita, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> este marco<br />

conceptual, el emprendimiento <strong>de</strong> tal empresa sin caer en las falencias <strong>de</strong> aquellos que<br />

enten<strong>de</strong>mos tienen un visión sesgada o reduccionista. Sosteniendo este mismo argumento,<br />

Jonathan Fox señala, “Los enfoques centrados en la sociedad tien<strong>de</strong>n a enfatizar las<br />

limitaciones <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong>l estado, mientras que las estructuras centradas en el estado<br />

enfatizan el espacio autónomo para la maniobra. Cada uno <strong>de</strong> los enfoques explica parte <strong>de</strong>l<br />

proceso <strong>de</strong> concepción <strong>de</strong> la política, pero ninguno <strong>de</strong> los dos es completo” (Fox, 1994)<br />

Nos referimos a las visiones <strong>de</strong>nominadas Socio-céntricas, que observan la formulación <strong>de</strong><br />

Políticas Públicas como producto <strong>de</strong> las luchas, conflictos y presiones que se generan en la<br />

sociedad y no permiten analizar los procesos tanto <strong>de</strong> formulación como <strong>de</strong> implementación<br />

<strong>de</strong> políticas publicas, ya que dan por supuesta una <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> estas <strong>de</strong> los procesos<br />

políticos que se generan en la sociedad, sin tener en cuenta la heterogeneidad <strong>de</strong>l aparato<br />

estatal así como tampoco <strong>de</strong> los actores estatales ya sea en sus intereses como en sus<br />

objetivos.<br />

Asimismo las visiones <strong>de</strong>nominadas Estado-céntricas 18 , aquellas que otorgan un papel<br />

fundamental al estado en la planificación e implementación <strong>de</strong> políticas haciendo hincapié<br />

en el concepto <strong>de</strong> “autonomía”, poniendo el énfasis en las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las elites<br />

estatales (ya sean políticas o burocráticas) <strong>de</strong> insularse <strong>de</strong> las presiones sociales y aplicar<br />

aquellas políticas que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> dicho lugar sean vistas como las más beneficiosas para el<br />

interés general (o particular) , nos acercan también una postura sesgada. Estas perspectivas<br />

no dan cuenta <strong>de</strong>l papel que los distintos actores sociales juegan a la hora <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir una<br />

política <strong>de</strong>terminada, así como su capacidad para penetrar las estructuras estatales a los<br />

efectos <strong>de</strong> satisfacer sus intereses.<br />

17 Utilizamos explicitamente el concepto <strong>de</strong> actor en lugar <strong>de</strong>l <strong>de</strong> agente <strong>de</strong>bido a que este último <strong>de</strong>nota falta<br />

<strong>de</strong> autonomía en tanto su po<strong>de</strong>r proviene <strong>de</strong> otro o <strong>de</strong> una estructura.<br />

18 Al respecto po<strong>de</strong>mos señalar, siguiendo a Mann, el elitismo autentico y el estatismo Institucional (1997).<br />

9


La heterogeneidad y fragmentación existentes, tanto a nivel <strong>de</strong> la sociedad como a nivel<br />

estatal, obligan, ante la realización <strong>de</strong>l ejercicio intelectual <strong>de</strong> analizar las políticas<br />

públicas, a la construcción <strong>de</strong> enfoques superadores. Y en función <strong>de</strong> que nuestra<br />

investigación se nutre <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> políticas, es necesario <strong>de</strong>finir un marco específico<br />

conceptual para acercarse al mismo.<br />

Este enfoque retoma la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la centralidad <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong>l Estado (Evans et al, 1985) en las<br />

arenas <strong>de</strong> políticas públicas. Enten<strong>de</strong>mos así al Estado como conjunto diferenciado <strong>de</strong><br />

instituciones y personal que implica una centralidad, en el sentido que las relaciones<br />

políticas irradian <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el centro y hacia el centro para abarcar un territorio <strong>de</strong>limitado<br />

(Mann, 1997:85), y sobre el cual reclama el ejercicio <strong>de</strong>l monopolio <strong>de</strong> la coerción física<br />

legítima (Weber, 1996), para garantizar un or<strong>de</strong>n que sostiene una multiplicidad <strong>de</strong><br />

relaciones insertas en una matriz político-social, la cual asigna probabilida<strong>de</strong>s diferenciales<br />

a los actores protagonistas <strong>de</strong> las mismas.<br />

A esto podríamos agregar cuatro elementos. Uno, que las relaciones <strong>de</strong> producción<br />

capitalistas, o mejor dicho, la propiedad privada, tiene que ver al menos en el or<strong>de</strong>n<br />

mo<strong>de</strong>rno con lo que <strong>de</strong>nominamos condiciones estructurales impuestas por la matriz<br />

imperante. Dos, que frente a esta <strong>de</strong>finición, el control <strong>de</strong>l estado se convierte en un<br />

elemento central <strong>de</strong> la lucha política en tanto es potencialmente un lugar estratégico para<br />

generar cambios y/o transformaciones, inclusive potencialmente en la misma matriz. 19 En<br />

tercer lugar, en el estado mo<strong>de</strong>rno ese or<strong>de</strong>n tiene las características <strong>de</strong> estar legalmente<br />

estatuido. Cuarto y último, el estado mo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong>sarrolla una serie <strong>de</strong> instituciones<br />

“rutinarias, racionalizadas y formalizadas <strong>de</strong> gran alcance sobre los ciudadanos y sus<br />

territorios” (Mann, 1997:86).<br />

Así, la toma <strong>de</strong> posición por parte <strong>de</strong>l mismo frente a una "cuestión" genera respuestas<br />

tanto <strong>de</strong> actores sociales como estatales, como también los reposicionamientos <strong>de</strong> éstos a lo<br />

largo <strong>de</strong> la problematización <strong>de</strong> la misma y las re<strong>de</strong>finiciones que la misma pue<strong>de</strong> sufrir.<br />

(Oszlak y O´Donnell, 1984) Al mismo tiempo, dicha interacción entre los diversos actores<br />

que se genera ante cada "cuestión socialmente problematizada", no se da sobre una tabla<br />

rasa. 20 El juego entre actores se <strong>de</strong>sarrolla en el marco <strong>de</strong> un entramado institucional que<br />

mediatiza esa interacción.<br />

Como venimos sosteniendo, la matriz política “fija limites y probabilida<strong>de</strong>s” para el<br />

<strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los procesos políticos, las instituciones se insertan en dicha matriz y por lo<br />

tanto son un producto histórico que expresa una <strong>de</strong>terminada correlación <strong>de</strong> fuerzas en un<br />

momento <strong>de</strong>terminado. Al mismo tiempo las instituciones estabilizan en el tiempo esas<br />

correlaciones. Pero, por otro lado, la complejidad <strong>de</strong>l mundo y las capacida<strong>de</strong>s limitadas <strong>de</strong><br />

los individuos, asignan a las instituciones un rol fundamental en tanto reducen la<br />

incertidumbre que estos dos fenómenos tienen por efecto (Valdés Ugal<strong>de</strong>, 1995)<br />

19 En consistencia con la línea argumentativa que estamos <strong>de</strong>sarrollando podriamos reemplazar la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

Control <strong>de</strong>l Estado por la <strong>de</strong> Ocupación <strong>de</strong> espacios <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisión en el aparato estatal.<br />

20 La concepción <strong>de</strong> “tabla rasa” la tomamos <strong>de</strong> las nociones epistemológicas acerca <strong>de</strong>l progreso <strong>de</strong> la<br />

ciencia. Nadie comienza su tarea <strong>de</strong> investigación sobre la nada. El conocimiento científico es <strong>de</strong> alguna<br />

manera acumulativo, si bien esto no implica negar la existencia <strong>de</strong> cambios <strong>de</strong> paradigma o la incesante<br />

búsqueda <strong>de</strong> refutaciones a nuestras hipótesis.<br />

10


Así, operan restringiendo los procesos interactivos y al mismo tiempo brindando<br />

certidumbre (Hall, 1993; Chang, 1996). El marco institucional es a estos efectos “un<br />

compuesto <strong>de</strong> reglas, restricciones informales y sus características en términos <strong>de</strong><br />

enforcement” (North,1998:109). Y como señala Repetto, “los modos en que se agregan o<br />

<strong>de</strong>sagregan intereses, se procesan los conflictos, se negocian intercambios <strong>de</strong> recursos y<br />

percepciones <strong>de</strong>l mundo, están constreñidos por un tejido <strong>de</strong> mecanismos” al cual el autor<br />

<strong>de</strong>nomina “marco institucional” (2003:3)<br />

Al respecto cabe preguntarse las características <strong>de</strong>l marco institucional en el cual estos<br />

partidos tienen que operar. Como ya hemos señalado en la apertura <strong>de</strong> este capítulo, la<br />

nueva matriz favorece la radicalización <strong>de</strong> lo que hemos llamado políticas neoliberales. En<br />

tanto estas plantean la reducción <strong>de</strong>l rol <strong>de</strong>l estado, aparece así claramente una fuerte<br />

restricción para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> políticas que tienen al estado como actor central en la<br />

distribución <strong>de</strong>l ingreso. El análisis <strong>de</strong> las políticas públicas, y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> estas, el sub<br />

campo <strong>de</strong> las políticas sociales, nos permiten observar las características <strong>de</strong> este<br />

entramado así como las capacida<strong>de</strong>s que los partidos <strong>de</strong>sarrollan para jugar con las<br />

nuevas reglas.<br />

II.II) El Ciclo <strong>de</strong> las políticas públicas<br />

Planteado el marco conceptual pasaremos a continuación a analizar el ciclo <strong>de</strong> políticas<br />

públicas. En la línea <strong>de</strong>l planteo <strong>de</strong>l apartado anterior, po<strong>de</strong>mos sostener que el análisis <strong>de</strong><br />

políticas públicas estuvo relegado durante un largo tiempo en virtud <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r que las<br />

activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l gobierno (las “policies”) 21 estaban constreñidas por fuerzas <strong>de</strong> origen<br />

social. En este caso volvemos a argumentar, siguiendo lo planteado por Aguilar Villanueva,<br />

que “Las teorías sistémica, marxista, elitista o pluralista explicaban las <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong>l<br />

gobierno <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera <strong>de</strong>l gobierno mismo”. Las políticas publicas se convierten así en<br />

variables <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> movimientos, conflictos, consensos <strong>de</strong> dichas fuerzas sociales.<br />

Por otro lado, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ámbito <strong>de</strong> la administración se reducía el análisis a la realización <strong>de</strong><br />

las <strong>de</strong>cisiones, “Cómo realizar lo <strong>de</strong>cidido, no cómo y porque se llego a la <strong>de</strong>cisión, era el<br />

campo teórico propio <strong>de</strong> la administración pública.” (1992:15, 17)<br />

Des<strong>de</strong> nuestra perspectiva el proceso <strong>de</strong> las políticas publicas es sin duda más complejo.<br />

Nosotros enfocamos nuestro objeto <strong>de</strong> estudio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva, a nuestro enten<strong>de</strong>r<br />

superadora <strong>de</strong> ambas, a la que <strong>de</strong>nominaremos Interactiva o Relacional. 22 Como ya hemos<br />

señalado, a diferencia <strong>de</strong> los enfoques centrados en la <strong>Sociedad</strong> o en el Estado al momento<br />

<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r como se gestionan las políticas publicas (aquí englobamos todo el proceso,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la problematización <strong>de</strong> una cuestión social hasta la implementación y evaluación <strong>de</strong><br />

una política), este enfoque hace hincapié en el complejo proceso <strong>de</strong> interacciones entre<br />

actores sociales y estatales, entre la política y las políticas publicas, proceso que se ve<br />

mediatizado por un entramado institucional complejo que se modifica historicamente.<br />

21 El concepto <strong>de</strong> Política Pública que utilizamos es similar a lo que los anglosajones <strong>de</strong>nominan “Policies”,<br />

diferenciándolo <strong>de</strong> la noción <strong>de</strong> “Politics”, ya que esta ultima <strong>de</strong>nota un sentido más amplio. Para una mayor<br />

profundidad acerca <strong>de</strong> esta diferenciación ver: Fernán<strong>de</strong>z, 1996.<br />

22 Para un <strong>de</strong>sarrollo esclarecedor <strong>de</strong> este enfoque ver: Brachet-Marquez, 1996; Fox, 1994; Repetto, 2001.<br />

11


Retomando los argumentos <strong>de</strong> Aguilar Villanueva, una política no seria entonces “una<br />

acción meramente reactiva” ni tampoco “la simple <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong>liberada <strong>de</strong>l actor<br />

gubernamental”. Por lo tanto el proceso <strong>de</strong> las políticas se visualiza como “...muchas y<br />

diversas <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong> los muchos actores gubernamentales y extragubernamentales, que en<br />

sus diversas interacciones han preparado y condicionado la <strong>de</strong>cisión central, le dan forma y<br />

la llevan <strong>de</strong>spués a la práctica, haciéndola y rehaciéndola, con el resultado muy probable<br />

que los resultados finales no se asemejen a las intenciones y planes originales.” (1992:24,<br />

25)<br />

Una vez planteada esta perspectiva es necesario también compren<strong>de</strong>r como se <strong>de</strong>sarrolla el<br />

proceso <strong>de</strong> políticas teniendo en cuenta la necesidad <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar un proceso social que, en<br />

tanto tal, se presenta <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada. Esta complejidad no obtura la construcción <strong>de</strong><br />

un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> análisis que nos permita compren<strong>de</strong>r dicha realidad. En este sentido, es<br />

importante señalar que los estudios sobre políticas públicas tien<strong>de</strong>n a consi<strong>de</strong>rarlas a estas<br />

como proceso o ciclo, que a su vez se subdivi<strong>de</strong> en etapas con características<br />

semiautónomas, si bien se sostiene la retroalimentación entre las mismas. Por otro lado,<br />

también existe consenso respecto <strong>de</strong> que dicho proceso es un dispositivo analítico, y que la<br />

realidad es muchos mas compleja y confusa, superponiendo las etapas, atentando así contra<br />

toda posibilidad <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n secuencial (Aguilar Villanueva, 1993; Meny y Thoenig, 1992;<br />

Tamayo Saez, 1997). 23<br />

Si bien hasta el momento hemos hecho mención al enfoque analítico, referirnos a los<br />

sujetos concretos que operan en los procesos <strong>de</strong> ligazón entre “política” y “políticas” es<br />

otro aspecto fundamental <strong>de</strong> nuestro trabajo. Definimos ese sujeto como actor 24 y, lo<br />

analizaremos en función <strong>de</strong> tres elementos: a) intereses 25 ; b) recursos; c)<br />

i<strong>de</strong>as/entendimiento. (Acuña y Repetto, 2000:17)<br />

En cuanto a los recursos, es posible <strong>de</strong>finir un actor <strong>de</strong> política publica, ya sea social o<br />

estatal, a partir <strong>de</strong> capacida<strong>de</strong>s potencialmente disponibles: a) <strong>de</strong> negociación b) para<br />

<strong>de</strong>scifrar el contexto c) <strong>de</strong> representación, a la vez que hay potencialida<strong>de</strong>s propias <strong>de</strong> cada<br />

actor. En el caso <strong>de</strong> los actores sociales: capacidad <strong>de</strong> movilización social y acción<br />

colectiva. En el caso <strong>de</strong> los estatales: capacidad <strong>de</strong> autoridad. (Acuña y Repetto; 2000:19)<br />

Como un avance <strong>de</strong>l tema que trabajaremos en el próximo apartado, po<strong>de</strong>mos señalar que<br />

23 Aguilar Villanueva sostiene que es “ dominante en los estudios <strong>de</strong> política publica consi<strong>de</strong>rar que la política<br />

es un proceso que se <strong>de</strong>senvuelve por etapas, cada una <strong>de</strong> las cuales posee sus actores, restricciones,<br />

<strong>de</strong>cisiones, <strong>de</strong>sarrollos y resultados propios, influye en las <strong>de</strong>más y es afectada por lo que suce<strong>de</strong> en las<br />

otras.”, al mismo tiempo que la noción <strong>de</strong> “policy process es propiamente un dispositivo analítico...” y que<br />

“...la separación analítica no <strong>de</strong>be ser confundida con una separación real, una secuencia temporal” 23<br />

(1993:51, 72).<br />

24 Tomando la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> Meltsner para quien “es un concepto abierto que el analista <strong>de</strong>be adaptar a los<br />

requerimientos <strong>de</strong> su estudio” (1992:375) En este sentido es importante señalar que no todo colectivo es actor<br />

<strong>de</strong> políticas. Y profundizando aún mas, se pue<strong>de</strong> ser actor en una etapa <strong>de</strong>l ciclo y no en otras. Es importante<br />

este señalamiento pues en el caso específico <strong>de</strong> las políticas sociales, es probable que nos encontremos con la<br />

situación <strong>de</strong> que sus beneficiarios quizás nunca logren convertirse en actores, especialmente en el campo <strong>de</strong><br />

políticas <strong>de</strong> lucha contra la pobreza.<br />

25 Entendiendo por estos no solo aquello que el actor <strong>de</strong>fine como “sus” intereses, si no también los aspectos<br />

objetivos <strong>de</strong> los mismos (Acuña y Repetto, 2000:17)<br />

12


los partidos políticos tienen una capacidad extra a las ya mencionadas. La llamaremos por<br />

el momento capacidad <strong>de</strong> articulación política.<br />

Un aspecto central <strong>de</strong> nuestra investigación se relaciona con las i<strong>de</strong>as y entendimientos <strong>de</strong><br />

los actores. Este aspecto es estratégico en el marco <strong>de</strong> nuestro trabajo. En síntesis, las i<strong>de</strong>as<br />

<strong>de</strong> los actores les proporcionan su conocimiento acerca <strong>de</strong>l ser y el <strong>de</strong>be ser sobre cierto<br />

estado <strong>de</strong> cosas. La distancia entre el <strong>de</strong>ber ser y las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> que cada actor<br />

siente/piense que tiene <strong>de</strong> operar sobre la realidad va a encontrarse fuertemente signada por<br />

las restricciones que operan en las arenas <strong>de</strong> políticas. A este tema nos referiremos a<br />

continuación.<br />

Partiendo <strong>de</strong>l supuesto que toda política pública implica una hipótesis causal que vincula<br />

condiciones iniciales y resultados esperados, las dificulta<strong>de</strong>s en la implementación pue<strong>de</strong>n<br />

provenir <strong>de</strong> un fallo en la formulación <strong>de</strong> tales hipótesis. Cuando hablamos <strong>de</strong> condiciones<br />

iniciales nos referimos a: 1) consenso sobre las políticas; 2) acuerdo sobre los medios; 3)<br />

recursos para efectivizarlos. Este último punto no solo refiere a recursos financieros, sino<br />

también a humanos, organizacionales, condiciones culturales, tecnológicas. Planteado esto,<br />

las restricciones nos muestran los limites <strong>de</strong> factibilidad <strong>de</strong> las políticas. Cuando hablamos<br />

<strong>de</strong> restricciones justamente nos referimos a las condiciones políticas, económicas, sociales,<br />

culturales e i<strong>de</strong>ológicas en las que se <strong>de</strong>senvuelve el proceso <strong>de</strong> políticas. (Meltsner, 1996;<br />

Majone, 1996, 1997).<br />

Des<strong>de</strong> el planteo que estamos realizando, las restricciones no solo operan como un límite<br />

efectivo para el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> cierto tipo <strong>de</strong> política pública. Mas allá <strong>de</strong> la utilidad que<br />

puedan tener para el policy analysis, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l entendimiento que los actores puedan tener<br />

<strong>de</strong> las restricciones que operan en un momento efectivo pue<strong>de</strong>n funcionar como un límite<br />

anterior a la problematización <strong>de</strong> un “cuestión”.<br />

En el caso <strong>de</strong> nuestro trabajo cabe preguntarse, ¿Cuál <strong>de</strong> esos recurso tienen efectivamente<br />

los partidos políticos, ¿cuáles <strong>de</strong>sarrollan con su ingreso a la gestión Y probablemente,<br />

¿cuáles pier<strong>de</strong>n. ¿Qué rol juega la expeiencia/inexperiencia. Y al mismo tiempo, ¿que<br />

ocurre con la ausencia/presencia <strong>de</strong> cuadros técnicos preparados, ¿no son acaso un recurso<br />

estratégico, ¿En que medida estos Partidos cuentan con este tipo <strong>de</strong> recursos. Por otro<br />

lado, ¿Como se expresan, en sus propuestas <strong>de</strong> campaña y luego en la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones,<br />

sus i<strong>de</strong>as y entendimientos, y ¿Cuáles han sido las restricciones que operan, primero en su<br />

visión <strong>de</strong>l escenario político y luego en el <strong>de</strong>sarrollo efectivo <strong>de</strong> políticas públicas<br />

II.III) Las políticas Sociales<br />

En la línea argumentativa que venimos <strong>de</strong>sarrollando, enten<strong>de</strong>mos a las políticas sociales<br />

como un sub campo <strong>de</strong> las políticas públicas y correspon<strong>de</strong> entonces <strong>de</strong>sarrollar las<br />

especificida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> estas en tanto se convierten en centro <strong>de</strong> atención <strong>de</strong>l presente trabajo.<br />

En este sentido es ilustrativo el trabajo <strong>de</strong> A<strong>de</strong>lantado et al (1998), al establecer por un lado<br />

la relación entre políticas sociales y estructura social, al mismo tiempo que intenta<br />

modificar ciertas concepciones <strong>de</strong> la política social que están mas relacionadas con el <strong>de</strong>ber<br />

ser que con las luchas políticas que, como trasfondo, ofician en la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> estas.<br />

13


De esta manera, coincidimos con A<strong>de</strong>lantado et al, al sostener que existe una relación<br />

“recursiva” entre políticas sociales y estructura social. Así, “la política social no solo se<br />

genera a partir <strong>de</strong> la estructura social, sino que contribuye también a los procesos <strong>de</strong><br />

estructuración social”. Este planteo <strong>de</strong>smitifica cierta noción “propositiva” <strong>de</strong> las políticas<br />

sociales, en el sentido que pue<strong>de</strong>n reducir <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s pero también, y <strong>de</strong> acuerdo a la<br />

forma que asuman, pue<strong>de</strong> ayudar a fijarlas, o aún mas, a aumentarlas. Es lo que A<strong>de</strong>lantado<br />

et al <strong>de</strong>fine como “(...)esa dualidad constituyente y modulativa (...)”(1998:141, 142).<br />

¿Qué es entonces lo que enten<strong>de</strong>mos por política social, no mas, y no menos, que “(...) un<br />

conjunto <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones y actuaciones público-administrativas, generadas en la esfera estatal,<br />

que inci<strong>de</strong>n directamente y <strong>de</strong> formas diversas sobre la organización y distribución <strong>de</strong> los<br />

recursos <strong>de</strong> bienestar, y lo hace mediante regulaciones, servicios y<br />

transferencias”(A<strong>de</strong>lantado et al, 1998:142).<br />

Al mismo tiempo, ese conjunto <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones y actuaciones <strong>de</strong> instancias público estatales<br />

tienen un anclaje histórico, son producto <strong>de</strong> las complejas relaciones que se establecen entre<br />

actores sociales y estatales inmersos en entramados institucionales insertos en contextos<br />

internacionales sobre los que operan una abanico <strong>de</strong> restricciones. De estas manera las<br />

políticas sociales son el producto <strong>de</strong> una compleja lucha política y se van re<strong>de</strong>finiendo<br />

históricamente al mismo tiempo que re<strong>de</strong>finen, como ya hemos señalado, condiciones <strong>de</strong><br />

posibilidad para los diferentes grupos y sectores sociales.<br />

Por otro lado, existen diferentes maneras <strong>de</strong> dar forma a esa intervención estatal. Nos<br />

estamos refiriendo a las políticas <strong>de</strong> lucha con la pobreza, a las <strong>de</strong>l seguro social y a las<br />

universalistas. En cuanto a las primeras, nos estamos refiriendo a los orígenes <strong>de</strong>l<br />

capitalismo, y como señala Repetto “se trata <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> acciones llevadas a<strong>de</strong>lante por<br />

el estado, que tienen como fin aten<strong>de</strong>r a ciertas necesida<strong>de</strong>s básicas <strong>de</strong> los sectores<br />

marginados y mas vulnerables, entre las cuales <strong>de</strong>staca la referida a la alimentación”. Las<br />

políticas <strong>de</strong>l seguro social encuentran su origen en la Alemania <strong>de</strong> Bismarck <strong>de</strong> fines <strong>de</strong>l<br />

siglo XIX, en la que el mismo estado estableció una serie <strong>de</strong> beneficios para aquellos<br />

incluidos en el mercado <strong>de</strong> trabajo, con la intencionalidad política <strong>de</strong> competir con la fuerza<br />

creciente por aquel entonces <strong>de</strong> los partidos socialistas. Por último, las políticas<br />

universalistas encuentran su origen en las propuestas <strong>de</strong> W. Beveridge, durante la Segunda<br />

Guerra Mundial, respecto <strong>de</strong> promover un “piso <strong>de</strong> beneficios igualitarios para todos los<br />

ciudadanos”. (Repetto; 2002: 21 y ss.)<br />

Sin embargo, esta exposición histórico secuencial no implica que los estados han ido<br />

<strong>de</strong>sarrollando sus estructuras político administrativas para dar cuenta <strong>de</strong> estas variaciones<br />

en forma uniforme. El estado <strong>de</strong> bienestar se extendió en forma generalizada luego <strong>de</strong> la<br />

crisis <strong>de</strong>l 30 y <strong>de</strong> manera mas amplia finalizada la segunda guerra. Este implicó una<br />

fenomenal expansión <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s estatales, y en forma concomitante <strong>de</strong> la<br />

“intervención pública sectorial”. Pero, las formas especificas que éste asumió en cada<br />

contexto especifico se fundaron en lo que Isuani y Michel han <strong>de</strong>finido como “las distintas<br />

miradas sobre la cuestión social” (2002; 2)<br />

Este último argumento plantea que las diferentes formas que asumieron los Estados <strong>de</strong><br />

Bienestar en los diferentes países respondió al predominio <strong>de</strong> una mirada particular sobre la<br />

14


cuestión social. Las dimensiones centrales, siguiendo este argumento, están vinculadas a: a)<br />

la gestión <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo, b) la producción <strong>de</strong> integración social, y c) la<br />

construcción <strong>de</strong> igualdad como utopía <strong>de</strong>mocratizadora. (Isuani y Michel; 2002:2) La<br />

fuerza que cada una <strong>de</strong> estas dimensiones tuvo/tiene en cada contexto especifico permite<br />

interpretar lo que Esping An<strong>de</strong>rsen ha señalado como los tres mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong><br />

bienestar: 1) el residual, 2) el corporativo, y 3) el universal.<br />

Como ya hemos señalado en el apartado 1, cada uno <strong>de</strong> estos mo<strong>de</strong>los expresa la forma<br />

compleja en que se combinan Estados, Mercados y Familias. La manera en que se<br />

distribuye la responsabilidad entre los tres componentes marca en cierta forma los arreglos<br />

institucionales propios <strong>de</strong> cada contexto específico. Así, mientras el mercado en el mo<strong>de</strong>lo<br />

residual cumple “el papel principal en la gestión <strong>de</strong> los riesgos sociales”, en el mo<strong>de</strong>lo<br />

corporativo se acota el papel <strong>de</strong> los mercados, constituyendo la integración sobre bases<br />

corporativas (el lugar <strong>de</strong> trabajo) y familiares. El mo<strong>de</strong>lo universal por último, busca la<br />

socialización <strong>de</strong>l riesgo al otorgar coberturas universales sobre la base <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos<br />

ciudadanos. (Isuani y Michel; 2002)<br />

En un país, cuyo mo<strong>de</strong>lo económico-social tiene uno <strong>de</strong> sus pilares en el pleno empleo, la<br />

política <strong>de</strong>l Seguro Social se transforma <strong>de</strong> manera encubierta en una política universalista,<br />

ya que la mayoría <strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong>l mismo se encuentran <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l mercado laboral. La<br />

<strong>Argentina</strong> se caracterizó por un predominio <strong>de</strong> este ultimo tipo <strong>de</strong> políticas combinada con<br />

políticas universales fundamentalmente en los campos <strong>de</strong> la salud y la educación. Por su<br />

parte, las políticas contra la Pobreza eran consi<strong>de</strong>radas residuales en un mo<strong>de</strong>lo que se<br />

caracterizaba por la inclusión en el ámbito formal <strong>de</strong>l trabajo.<br />

Para observar el caso argentino es interesante recurrir al trabajo <strong>de</strong> Cortés y Marshall<br />

(1991) en el que recorren las diferentes formas <strong>de</strong> intervención social <strong>de</strong>l estado Argentino.<br />

Coincidimos con las autoras en el sentido que la red <strong>de</strong> protección social que comenzó a<br />

construirse a fines <strong>de</strong>l siglo pasado, empieza a ser <strong>de</strong>smantelada con el proceso militar <strong>de</strong><br />

1976. Así, luego <strong>de</strong>l paso <strong>de</strong>l peronismo por el po<strong>de</strong>r, prevalece la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que "...los<br />

sindicatos eran los responsables <strong>de</strong> la hiperinflación que se había <strong>de</strong>satado en 1975 y <strong>de</strong> una<br />

serie <strong>de</strong> distorsiones en el mercado <strong>de</strong> trabajo" (Cortés y Marshall, 1991: 37).<br />

Obviamente esta percepción dominante genera un cambio <strong>de</strong> posición en la estrategia <strong>de</strong><br />

intervención estatal. De esta manera, al mismo tiempo que se rediscute el financiamiento<br />

<strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> seguridad social, comienza a prevalecer la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que la intervención estatal<br />

“...<strong>de</strong>bía restringirse a la asistencia a los mas pobres”; pero si bien en el plano discursivo<br />

este era el punto <strong>de</strong> vista predominante para el gobierno militar, en los hechos señalan las<br />

autoras “este periodo fue testigo <strong>de</strong> un incremento en la intervención <strong>de</strong>l estado, incluyendo<br />

la regulación estatal <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> trabajo” (Cortes y Marshall, 1991: 38)<br />

Habrá entonces que esperar hasta el gobierno justicialista <strong>de</strong> 1989 para asistir al traspaso<br />

<strong>de</strong>l plano discursivo al plano empírico <strong>de</strong> una nueva estrategia <strong>de</strong> intervención estatal 26 . De<br />

este modo, es a partir <strong>de</strong> este periodo que se produce un cambio radical en la estrategia. A<br />

26 Las autoras <strong>de</strong>nominan al periodo alfonsinista como <strong>de</strong> “impasse en la intervención social <strong>de</strong>l estado”<br />

(Cortes y Marshall, 1991: 39)<br />

15


las ya mencionadas medidas en el ámbito económico, se hace necesario acompañarlas “con<br />

la adaptación <strong>de</strong> los estándares laborales”(Cortes y Marshall, 1991: 41)<br />

Al mismo tiempo que este proceso se produce, regresa al primer plano la i<strong>de</strong>a prevaleciente<br />

durante el gobierno militar respecto <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> reducir el accionar <strong>de</strong>l estado a la<br />

asistencia <strong>de</strong> los mas necesitados, <strong>de</strong>satendiendo las graves consecuencias en términos <strong>de</strong> la<br />

estructura social que los cambios estaban generando. Asistimos a la emergencia <strong>de</strong> lo que<br />

Franco <strong>de</strong>nomina “paradigma emergente”. Es <strong>de</strong>cir, el consenso observado para la<br />

implementación <strong>de</strong> políticas económicas neoliberales no se traslado <strong>de</strong> manera refleja a las<br />

políticas sociales, si bien luego <strong>de</strong> la primer etapa <strong>de</strong>l ajuste comienza a observarse la<br />

emergencia <strong>de</strong> un nuevo paradigma en lo que a este tipo <strong>de</strong> políticas refiere (Franco, 1996)<br />

Estos cambios en las políticas sociales ocurridos durante la década <strong>de</strong>l 90, se <strong>de</strong>ben<br />

fundamentalmente a dos elementos. Por un lado, la crisis fiscal <strong>de</strong>l estado. Esta situación,<br />

que en Latinoamérica se expresa en la necesidad constante <strong>de</strong> contar con financiamiento<br />

externo para financiar el presupuesto estatal, pone en cuestionamiento los sistemas <strong>de</strong><br />

seguridad social. Por ejemplo, en el caso argentino, éste insumía en el año 2001 casi la<br />

mitad <strong>de</strong>l presupuesto <strong>de</strong>l estado nacional 27 . Por el otro, los cambios en el mercado laboral<br />

y en la estructura social requieren <strong>de</strong>l estado la generación <strong>de</strong> nuevas estrategias <strong>de</strong><br />

intervención. Como un factor adicional, y para agregar un elemento mas a nuestro análisis,<br />

como señalan Cortes y Marshall, no es <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñable la presión ejercida por los organismos<br />

financieros internacionales y “el influyente consenso <strong>de</strong> Washington” en su exigencia <strong>de</strong> un<br />

cambio en la política social <strong>de</strong> los países Latinoamericanos (1991:198).<br />

Dichas transformaciones se expresan en los dos paradigmas a los que Franco hace<br />

referencia. Relacionando a cada paradigma con un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo especifico, Franco<br />

contrasta el paradigma dominante (relacionado con el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> Industrialización por<br />

sustitución <strong>de</strong> importaciones) con el emergente (el Estado pos-ajuste). Para ello toma<br />

distintas dimensiones “(...) institucionalidad, lógica <strong>de</strong> la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones,<br />

financiamiento, objetivo, criterios <strong>de</strong> prioridad y expansión, población beneficiaria,<br />

enfoque e indicador básico utilizado (...)”.(1996)<br />

El paradigma dominante se caracteriza por el monopolio estatal (centralidad), toma <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cisiones burocrática, financiamiento estatal, falta <strong>de</strong> competencia en la asignación <strong>de</strong><br />

recursos. Su objetivo es el universalismo <strong>de</strong> la oferta, la ampliación progresiva <strong>de</strong>l sistema<br />

es <strong>de</strong> arriba hacia abajo, su población beneficiaria son la clase media y los grupos<br />

organizados, el enfoque esta centrado en los medios y su indicador es el Gasto Público<br />

Social. Pero mientras tanto, comienza a visualizarse la emergencia <strong>de</strong> un nuevo paradigma<br />

que se caracteriza por la pluralidad <strong>de</strong> sectores (estatal, ONGs, etc.), la toma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisiones<br />

por proyectos, la co-financiación, la competencia para la asignación <strong>de</strong> recursos. Su<br />

objetivo es la universalidad <strong>de</strong> la satisfacción, la prioridad la tienen los mas necesitados<br />

27 Según datos <strong>de</strong>l presupuesto nacional, a la finalidad servicios sociales correspon<strong>de</strong>n 30.548.722.377 pesos,<br />

<strong>de</strong> un total presupuestado para el año 2001 <strong>de</strong> 51.232.366.227 pesos. De esos mas <strong>de</strong> 30.000 millones <strong>de</strong><br />

pesos, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 20.000 millones se <strong>de</strong>stinan a la seguridad social, es <strong>de</strong>cir casi un 40% <strong>de</strong>l presupuesto <strong>de</strong>l<br />

estado nacional (Presupuesto Nacional, 2001).<br />

16


(focalización), la población beneficiaria son los pobres, el enfoque este centrado en los<br />

fines y el indicador utilizado es la relación costo-impacto (Franco, 1996).<br />

Nuestro interés en este apartado se centra en la cuestión que refiere a: ¿Cuáles son las<br />

políticas sociales que <strong>de</strong>sarrolla un partido progresista. En ese sentido, la capacidad <strong>de</strong><br />

gestión <strong>de</strong> un partido <strong>de</strong> estas características se observa en la relación entre su programa <strong>de</strong><br />

gobierno y las políticas que finalmente <strong>de</strong>sarrolla mediatizado por el juego político y los<br />

entramados institucionales. Es importante volver a señalar que en el caso latinoamericano,<br />

y argentino en particular, estas transformaciones han significado la reducción <strong>de</strong>l estado<br />

tanto en su tamaño como en su funcionalidad así como el crecimiento <strong>de</strong> los niveles <strong>de</strong><br />

pobreza y, sobre todo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sigualdad. Sin dudas, esta nueva situación se convierte en una<br />

restricción a tener en cuenta.<br />

En ese sentido, dado un statu quo <strong>de</strong>terminado en el que el Estado intervenga <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>terminada forma en la distribución <strong>de</strong> la riqueza y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la ciudadanía se<br />

encuentre a <strong>de</strong>terminado nivel, la capacidad <strong>de</strong> gestión <strong>de</strong> un partido progresista se podrá<br />

observar en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las políticas sociales, en tanto estas impliquen un activo rol <strong>de</strong>l<br />

estado así como <strong>de</strong> ampliación <strong>de</strong> la ciudadanía, en la acepción <strong>de</strong>l clásico trabajo <strong>de</strong><br />

Marshall (1964). El predominio <strong>de</strong> las políticas neoliberales durante poco mas <strong>de</strong> una<br />

década ha <strong>de</strong>jado como resultado un estado con mínimas capacida<strong>de</strong>s para intervenir en la<br />

economía y por otro lado ha significado un retroceso en aspectos básicos referidos a<br />

<strong>de</strong>rechos sociales que ya muchas socieda<strong>de</strong>s latinoamericanas, y especialmente la<br />

argentina, daban por adquiridos.<br />

Retomando el argumento planteado en este mismo apartado, un partido progresista (o <strong>de</strong><br />

centro izquierda) <strong>de</strong>be tener como objetivo la búsqueda <strong>de</strong> la cobertura universal basada en<br />

los <strong>de</strong>rechos ciudadanos. Así, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los niveles mínimos <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos civiles y políticos que<br />

implica un régimen <strong>de</strong>mocrático representativo hasta la cobertura que brindan los países<br />

escandinavos. Cuanto es posible moverse en ese segmento, es la clave para enten<strong>de</strong>r dicha<br />

capacidad.<br />

En el apartado siguiente <strong>de</strong>sarrollaremos estas concepción en forma profunda en la<br />

búsqueda por encontrar el modo <strong>de</strong> observar como se logra el <strong>de</strong>spliegue por parte <strong>de</strong> los<br />

partidos políticos <strong>de</strong> esta capacidad que les es propia.<br />

III) Los partidos políticos y la capacidad <strong>de</strong> gestión<br />

La literatura especializada sobre el estado y la administración pública ha trabajado<br />

ampliamente la cuestión referida a las capacida<strong>de</strong>s estatales (Ged<strong>de</strong>s, 1994), la autonomía<br />

enraizada (Evans et al, 1985; Evans, 1996), el po<strong>de</strong>r infrestructural <strong>de</strong>l estado (Mann, 1991;<br />

1997), la capacidad <strong>de</strong> gestión pública (Repetto, 2002), la capacidad institucional (Repetto,<br />

2003). En tal sentido, resulta necesario establecer que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva que adoptamos,<br />

enten<strong>de</strong>mos tales capacida<strong>de</strong>s como un concepto amplio que da cuenta <strong>de</strong> variables como<br />

las capacida<strong>de</strong>s administrativas, la autonomía o posibilidad <strong>de</strong> insulación respecto <strong>de</strong> las<br />

presiones <strong>de</strong> los distintos grupos sociales, así como el embedment que los estados tienen<br />

con sus respectivas socieda<strong>de</strong>s.<br />

17


Los conceptos <strong>de</strong> capacidad <strong>de</strong> gestión así como <strong>de</strong> autonomía enraizada significan<br />

esencialmente: enten<strong>de</strong>r la construcción <strong>de</strong> capacida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l estado como un proceso<br />

dinámico e histórico que da cuenta <strong>de</strong> las relaciones estado y sociedad, y fundamentalmente<br />

entre actores sociales y estatales inmersos en entramados institucionales. Pero al mismo<br />

tiempo, correspon<strong>de</strong> también señalar que la literatura a la que nos estamos refiriendo ha<br />

<strong>de</strong>jado un vacío al asignar el rol que los partidos políticos tienen en la construcción <strong>de</strong><br />

dichas capacida<strong>de</strong>s, al observar en general a los mismos como un actor mas <strong>de</strong> las<br />

diferentes arenas <strong>de</strong> políticas. 28<br />

Al mismo tiempo, la literatura sobre partidos se ha concentrado sobre los aspectos<br />

organizativos <strong>de</strong> las organizaciones partidarias (Weber, 1986; Duverger, 1960; Panebianco,<br />

1990), las relaciones entre partidos y/o con el régimen político, su tipo <strong>de</strong> legitimación y<br />

base social (Blon<strong>de</strong>l, 1972), su i<strong>de</strong>ología (Von Beyme, 1986), 29 pero sufre <strong>de</strong> importantes<br />

lagunas al momento <strong>de</strong> explicar la performance que los partidos políticos tienen una vez<br />

que se encuentran en posiciones <strong>de</strong> gobierno. 30<br />

En referencia a estas dos cuestiones, nos parece relevante <strong>de</strong>stacar a los partidos como un<br />

actor diferencial en el juego político. Al respecto po<strong>de</strong>mos señalar que los partidos políticos<br />

presentan ciertas cualida<strong>de</strong>s diferenciales respecto <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> los actores sociales y<br />

estatales. En primer lugar, en tanto intentan influir explícitamente en la dirección <strong>de</strong> las<br />

políticas estatales a través <strong>de</strong> la obtención <strong>de</strong> cargos en el gobierno mediante elecciones. En<br />

segundo lugar, son intermitentemente actores sociales y/o estatales, <strong>de</strong> manera cambiante y<br />

en forma simultánea. Este último aspecto les provee <strong>de</strong> una visión <strong>de</strong>l juego político<br />

sustancialmente diferente. La combinación <strong>de</strong> estas variables con el hecho <strong>de</strong> contar con<br />

grados <strong>de</strong> legitimidad popular distintivos que otorga el ocupar posiciones en el aparato<br />

estatal a través <strong>de</strong>l voto, nos lleva a <strong>de</strong>finir a los partidos políticos como actores<br />

estratégicos. Así, los partidos cumplen un rol diferencial como articuladores <strong>de</strong> coaliciones<br />

políticas, en el sentido que ocupan o potencialmente pue<strong>de</strong>n ocupar posiciones claves en el<br />

aparato estatal que permiten otorgar tal o cual dirección a las políticas públicas ofreciendo<br />

un recurso diferencial al resto <strong>de</strong> los actores. 31<br />

Este rol que se expresa en una <strong>de</strong>terminada capacidad, a la que en el apartado anterior<br />

hemos <strong>de</strong>nominado como capacidad <strong>de</strong> articulación política. Para que los partidos puedan<br />

<strong>de</strong>sarrollarla en forma distintiva al resto <strong>de</strong> los actores <strong>de</strong>ben existir ciertas precondiciones.<br />

En primer lugar, el régimen político <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>mocrático en el sentido poliárquico <strong>de</strong>l<br />

término. En segundo lugar, <strong>de</strong>be existir un sistema <strong>de</strong> partidos con niveles mínimos <strong>de</strong><br />

institucionalización. Por último, y como tercer aspecto a resaltar vinculado al punto dos, es<br />

necesario aclarar que cuando la legitimidad <strong>de</strong> los partidos se encuentra fuertemente<br />

28 En términos <strong>de</strong> ser justos, correspon<strong>de</strong> señalar que Repetto ha resaltado el papel diferencial <strong>de</strong> los partidos<br />

al referirse a ellos como “actores <strong>de</strong> frontera”. Sin embargo, no ha realizado un <strong>de</strong>sarrollo conceptual <strong>de</strong> este<br />

término. (Repetto; 2002)<br />

29 A los efectos <strong>de</strong> este recorrido hemos comenzado con el análisis <strong>de</strong> Abal Medina, 2000; Abal Medina,<br />

2002; Ware, 1996.<br />

30 Des<strong>de</strong> una perspectiva mas vinculada al estudio <strong>de</strong> los partidos políticos, ver Cavarozzi y Casullo (2002) y<br />

Meneguello (2002).<br />

31 Si bien es importante señalar que en América Latina, tanto en <strong>Argentina</strong>, Uruguay como en Brasil, muchas<br />

veces dicho rol ha sido suplido por un actor particular, tal el caso <strong>de</strong> las fuerzas armadas (Rouquié, 1984).<br />

18


cuestionada o se producen conflictos que no pue<strong>de</strong>n ser procesados por la institucionalidad<br />

vigente, esta función pue<strong>de</strong> ser trasladable a algún tipo <strong>de</strong> corporación 32 , o expresarse en<br />

li<strong>de</strong>razgos individuales que nos respon<strong>de</strong>n en forma orgánica a ninguna expresión política<br />

institucionalizada.<br />

Debido a la escasez <strong>de</strong> bibliografía especializada sobre esta temática, correspon<strong>de</strong> formular<br />

algunas aclaraciones respecto <strong>de</strong> la función gubernativa <strong>de</strong> los partidos políticos. En este<br />

sentido, la capacidad <strong>de</strong> gestión que los partidos <strong>de</strong>sarrollan la enten<strong>de</strong>mos como una<br />

combinación <strong>de</strong> diferentes variables que permiten a un partido obtener una <strong>de</strong>terminada<br />

performance al ocupar cargos en el po<strong>de</strong>r ejecutivo. 33 Estas características se refieren tanto<br />

al partido en tanto organización (institucionalización interna y externa) como a la posición<br />

<strong>de</strong> los partidos en la estructura <strong>de</strong> la competencia <strong>de</strong> los respectivos sistemas <strong>de</strong> partidos.<br />

Así, la misma no solo consistirá en contar con un programa <strong>de</strong> gobierno a<strong>de</strong>cuado y unos<br />

cuadros técnicos consistentes con dicho programa, sino que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá también <strong>de</strong> la<br />

capacidad para construir coaliciones que puedan dar sustento político y social al mismo.<br />

En este sentido, los partidos políticos son actores estratégicos pues surgen <strong>de</strong> la sociedad y<br />

<strong>de</strong> una u otra forma ocupan espacios <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisión en diferentes organizaciones estatales: en<br />

el po<strong>de</strong>r ejecutivo, y a diferentes niveles, nacional o subnacional. Sin embargo esto no<br />

implica que una vez que se encuentran en dichos espacios son libres para tomar las<br />

<strong>de</strong>cisiones que les plazcan. Des<strong>de</strong> esta posición, la capacidad <strong>de</strong> gestión <strong>de</strong> un partido X<br />

surge <strong>de</strong> la interrelación <strong>de</strong> estos elementos que mencionamos en el párrafo prece<strong>de</strong>nte así<br />

como <strong>de</strong> las mismas características <strong>de</strong>l partido: mo<strong>de</strong>lo organizacional, su historia, cuadros<br />

técnicos, capacidad <strong>de</strong> movilización <strong>de</strong> recursos, etc.<br />

Sin lugar a dudas que el rol central que ha tenido el estado en América Latina, ya sea<br />

estructurando las <strong>de</strong>mandas sociales, ya sea como motor <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo, le asignan a la<br />

temática un rol fundamental. Así como en el caso europeo el vínculo <strong>de</strong> los partidos con las<br />

socieda<strong>de</strong>s es el tema central, en América Latina su relación con el estado, pero<br />

esencialmente su actuación en posiciones <strong>de</strong> gobierno es un tema central para la disciplina<br />

aunque, al menos en términos teóricos, ha sido foco <strong>de</strong> poca atención.<br />

Logicamente, las preguntas en este caso refieren a los vínculos <strong>de</strong> los respectivos partidos<br />

con el espectro <strong>de</strong> actores relevantes que intervienen en las arenas <strong>de</strong> políticas <strong>de</strong> sus<br />

respectivos campos <strong>de</strong> acción. ¿Cuales son las coaliciones con las que arribaron a<br />

posiciones <strong>de</strong> gobierno, luego, una vez en el ejecutivo, ¿Qué capacidad tuvieron para<br />

ampliar los marcos <strong>de</strong> alianzas, ¿Qué vinculo establecieron que las respectivas burocracias<br />

públicas.<br />

Resumiendo, la propuesta teórico metodológica tiene diversas aristas. En primer lugar,<br />

proponemos resignificar el concepto <strong>de</strong> capacida<strong>de</strong>s estatales en vinculación con los<br />

32 Como ya hemos señalado en una cita anterior, los militares en América Latina han cumplido este rol en<br />

diversas oportunida<strong>de</strong>s.<br />

33 En tanto los partidos políticos, en términos generales suelen ocupar espacios <strong>de</strong> gestión en el aparato estatal<br />

casi en forma constante (p.e. a través <strong>de</strong> bancas en el po<strong>de</strong>r legislativo), el concepto <strong>de</strong> capacidad <strong>de</strong> gestión<br />

<strong>de</strong> los mismos se focaliza en la acción que <strong>de</strong>sarrollan cuando se encuentran ocupando posiciones en el po<strong>de</strong>r<br />

ejecutivo.<br />

19


partidos políticos. En segundo lugar, es importante realizar la aclaración en cuanto a que el<br />

concepto al cual nos estamos refiriendo remite esencialmente a la capacidad propia <strong>de</strong> un<br />

actor netamente político. En este sentido, lo diferenciamos <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> capacida<strong>de</strong>s<br />

aplicado a la institucionalidad pública estatal. Sin embargo, sostenemos que los partidos<br />

políticos son un actor clave en la construcción <strong>de</strong> dicha capacidad mas allá <strong>de</strong> que este<br />

aspecto no será centro <strong>de</strong> este trabajo. Obviamente, ni el único ni exclusivo, pero como<br />

hemos señalado en párrafos anteriores disponen <strong>de</strong> un recurso <strong>de</strong>l cual carecen el resto <strong>de</strong><br />

quienes participan <strong>de</strong>l juego político.<br />

Llamamos al concepto Capacidad <strong>de</strong> Gestión Política 34 que incluye la ya mencionada<br />

capacidad <strong>de</strong> articulación política pero es mas que ella. Esta última implica la capacidad<br />

distintiva que tiene un partido político <strong>de</strong> dotar a un proyecto político <strong>de</strong> tres condiciones<br />

necesarias: un programa, li<strong>de</strong>razgo y legitimidad electoral.<br />

Programa: entendido como la forma en que se expresan, y el resto <strong>de</strong> los actores conoce,<br />

los propósitos <strong>de</strong> un partido en su objetivo por ocupar posiciones en el gobierno.<br />

Li<strong>de</strong>razgo: el nivel <strong>de</strong> comunicación que establecen sus li<strong>de</strong>res mediante las campañas<br />

electorales y su presencia en los medios <strong>de</strong> comunicación genera, en caso <strong>de</strong> ofrecer un<br />

proyecto que sea atractivo para el resto <strong>de</strong> los actores, un aglutinamiento <strong>de</strong> estos alre<strong>de</strong>dor<br />

<strong>de</strong>l mismo. Esta situación se potencia en etapas previas a una elección.<br />

Legitimidad electoral: bajo reglas <strong>de</strong> juego <strong>de</strong>mocráticas, esta es la única forma en que un<br />

proyecto político logra grados <strong>de</strong> legitimidad sustantivos. El único actor que pue<strong>de</strong> ofrecer<br />

este recurso es un partido político.<br />

Sin embargo, la combinación <strong>de</strong> estos tres elementos no dicen nada respecto <strong>de</strong>l<br />

éxito/fracaso <strong>de</strong> un partido al momento <strong>de</strong> gobernar. En ese sentido, la Capacidad <strong>de</strong><br />

Gestión Política, incluye la capacidad <strong>de</strong> articulación pero agrega: experiencia <strong>de</strong> gobierno,<br />

cuadros técnicos, enraizamiento social.<br />

Experiencia <strong>de</strong> Gobierno: se trata <strong>de</strong> leer la historia <strong>de</strong>l partido en clave <strong>de</strong> se experiencia<br />

en posiciones en el po<strong>de</strong>r ejecutivo. Esta dimensión esta fuertemente vinculada al proceso<br />

<strong>de</strong> aprendizaje que esta historia implica.<br />

Cuadros Técnicos: Entendidos en dos dimensiones. Por un lado como la formación <strong>de</strong><br />

equipos <strong>de</strong>l partidos mismo para la gestión <strong>de</strong> las diferentes áreas. Por el otro, por el nivel<br />

técnico-profesional <strong>de</strong> quienes forman parte <strong>de</strong> dichos equipos.<br />

Enraizamiento social (o <strong>de</strong> la coalición electoral a la coalición <strong>de</strong> gobierno): También<br />

<strong>de</strong>be ser leída en tres dimensiones. Primero, en el sentido que todo ingreso en la gestión<br />

implica re<strong>de</strong>finir marcos <strong>de</strong> alianzas en función <strong>de</strong> viabilizar los proyectos <strong>de</strong>l partido.<br />

Segundo, el nivel <strong>de</strong> enraizamiento <strong>de</strong> un partido muestra en forma fehaciente el vínculo<br />

que tienen los partidos con sus respectivas socieda<strong>de</strong>s y los actores relevantes <strong>de</strong> esta, mas<br />

allá <strong>de</strong> un efímero éxito electoral que pudiera producir una mayoría circunstancial. Tercero,<br />

en tanto aparece con mucha mayor fuerza un actor clave, la burocracia pública.<br />

34 Preferimos este por sobre el concepto <strong>de</strong> Función Gubernativa en tanto la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> capacidad nos permite<br />

pensar en un continuo que va <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la incapacidad hasta la capacidad total. La noción <strong>de</strong> función por el<br />

contrario remite a un rol que <strong>de</strong>be cumplir o potencialmente cumplirá todo partido.<br />

20


Con el concepto tal cual lo hemos presentado hasta el momento estaríamos en condiciones<br />

<strong>de</strong> observar la capacidad <strong>de</strong> gestión política <strong>de</strong> cualquier partido, indistintamente <strong>de</strong> su<br />

orientación i<strong>de</strong>ológica. En función <strong>de</strong> que nuestra investigación se concentra en la<br />

capacidad <strong>de</strong> los partidos que se autorreferencian como progresistas, <strong>de</strong>bemos agregar la<br />

dimensión axiológica. En tanto la capacidad <strong>de</strong>be tener una direccionalidad, es necesaria la<br />

<strong>de</strong>finición <strong>de</strong> los vectores <strong>de</strong> la misma.<br />

Así, <strong>de</strong>bemos construir un mo<strong>de</strong>lo que permita observar como un partido X <strong>de</strong>sarrolla su<br />

capacidad <strong>de</strong> gestión política y hasta que niveles lo logra. En ese sentido correspon<strong>de</strong><br />

realizar la siguiente aclaración: hemos optado porque el punto <strong>de</strong> partida para el análisis, es<br />

<strong>de</strong>cir t0, sea el statu quo existente al momento <strong>de</strong> asumir la gestión <strong>de</strong> un gobierno. El gran<br />

<strong>de</strong>safío es establecer cuales son las variables que constituyen dicho punto <strong>de</strong> equilibrio. En<br />

función <strong>de</strong> lo establecido en el apartado I y en el II.III, sostenemos que dicho equilibrio se<br />

produce entre la conjunción <strong>de</strong> las variables nivel <strong>de</strong> intervención <strong>de</strong>l estado en la<br />

economía y ampliación <strong>de</strong> la ciudadanía.<br />

Intervención <strong>de</strong>l Estado en la economía: lo enten<strong>de</strong>mos en su acepción acotada como el<br />

accionar <strong>de</strong> las instancias publicas estatales en el control <strong>de</strong> los procesos económicos y su<br />

influencia en estos. Como tal, distorsiona la distribución que se da propiamente en el<br />

mercado. Estaríamos <strong>de</strong>jando <strong>de</strong> lado la intervención estatal, por ejemplo, en situaciones<br />

represivas.<br />

Ampliación <strong>de</strong> la ciudadanía: basado en la clásica <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> Marshall, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los<br />

niveles mínimos <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos civiles y políticos a la cobertura universal sostenida en los<br />

<strong>de</strong>rechos ciudadanos por la pertenencia a la comunidad política.<br />

21


Representado Graficamente:<br />

Crecimiento <strong>de</strong>l Nivel <strong>de</strong><br />

Intervención <strong>de</strong>l Estado<br />

en la Economía<br />

Socialismo <strong>de</strong><br />

Estado<br />

Social<strong>de</strong>mocracia<br />

Ampliación <strong>de</strong><br />

Ciudadanía<br />

Reducción <strong>de</strong> la<br />

Ciudadanía<br />

Statu Quo<br />

Neoliberalismo<br />

Anarquismo/Comunismo<br />

Disminución <strong>de</strong>l Nivel <strong>de</strong><br />

Intervención <strong>de</strong>l Estado<br />

en la Economía<br />

Así, po<strong>de</strong>mos construir cuatro tipos i<strong>de</strong>ales <strong>de</strong> capacidad <strong>de</strong> gestión política. El cuadrante<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha y arriba, es aquel que conjuga altos niveles <strong>de</strong> intervención estatal con bajos<br />

niveles <strong>de</strong> ciudadanía. Este mo<strong>de</strong>lo podría estar representado por lo que fueron los partidos<br />

comunistas que funcionaban bajo la órbita <strong>de</strong> la ex Unión Soviética. Solo tiene una utilidad<br />

analítica para el caso latinoamericano. 35<br />

El cuadrante <strong>de</strong> la izquierda y abajo, aquel que combina bajos niveles <strong>de</strong> intervención<br />

estatal con altos niveles <strong>de</strong> ciudadanía <strong>de</strong>finitivamente tiene unicamente utilidad analítica.<br />

Podría expresarse en la promesa <strong>de</strong> los partidarios <strong>de</strong>l anarquismo <strong>de</strong>l principios <strong>de</strong> siglo, o<br />

en el mundo comunista una vez abolido el estado según la máxima <strong>de</strong> “a cada quien según<br />

su necesidad y <strong>de</strong> cada quien según su capacidad”.<br />

El cuadrante <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha y abajo, así como el <strong>de</strong> la izquierda y arriba, son en los que<br />

focalizaremos nuestra atención en el presente trabajo. El primero, en tanto bajo nivel <strong>de</strong><br />

intervención estatal y bajo nivel <strong>de</strong> la ciudadanía, expresa la direccionalidad que a su<br />

35 El partido comunista cubano podría ser la excepción, sin embargo se presenta como un caso anómalo al no<br />

tener las mismas reglas <strong>de</strong> juego <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> los países (v.g reglas <strong>de</strong> juego <strong>de</strong>mocráticas)<br />

22


capacidad <strong>de</strong> gestión política le dan los partidos neoliberales. El último en tanto, que<br />

implica altos niveles <strong>de</strong> intervención estatal y ampliación <strong>de</strong> la ciudadanía es el <strong>de</strong>safío <strong>de</strong><br />

los partidos progresistas (o <strong>de</strong> Centro izquierda).<br />

Sin dudas esta <strong>de</strong>finición que hemos adoptado implica hacer explicitas varias cuestiones.<br />

En primer lugar, sostener que las políticas neoliberales en la región han significado la<br />

reducción <strong>de</strong>l estado tanto en su tamaño como en su funcionalidad. En segundo lugar, que<br />

también han significado un retroceso en la conquista <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos ciudadanos. Y en<br />

tercer lugar, que este es un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> utilidad principalmente para Latinoamérica en tanto<br />

los casos <strong>de</strong> los países industrializadas presentan unas capacida<strong>de</strong>s estatales y unos<br />

<strong>de</strong>rechos ciudadanos a un nivel no comparable con los <strong>de</strong> esta región. O en otras palabras,<br />

el statu quo se encuentra en otro punto <strong>de</strong> equilibrio.<br />

Establecidas estas coor<strong>de</strong>nadas po<strong>de</strong>mos sostener que un partido político que se <strong>de</strong>fine a si<br />

mismo como progresista persigue en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> su capacidad <strong>de</strong> gestión política<br />

incrementar los niveles <strong>de</strong> intervención <strong>de</strong>l estado en la economía así como la ampliación<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos ciudadanos. Esto no significa que necesariamente su éxito o fracaso se<br />

pueda medir en términos <strong>de</strong> los cambios <strong>de</strong> t0 a t1 en dichas dimensiones. Los marcos<br />

institucionales así como las restricciones que operan en el proceso político hacen que en<br />

muchos casos, la propia <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l statu quo imperante se convierta en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />

una capacidad <strong>de</strong> gestión formidable.<br />

IV)<br />

Conclusiones<br />

Seremos muy breves pues tal como señalamos al inicio, la pretensión <strong>de</strong> este trabajo no es<br />

presentar resultados <strong>de</strong> una investigación empírica. Por el contrario, se trata <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo<br />

<strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo teórico ya planteado que enten<strong>de</strong>mos pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong> utilidad para compren<strong>de</strong>r<br />

ciertos interrogantes que con fuerza han aparecido en los últimos tiempos. Para el caso<br />

argentino en particular, sin dudas la fortaleza <strong>de</strong>l partido justicialista para gobernar en<br />

<strong>de</strong>trimento <strong>de</strong> la incapacidad <strong>de</strong>mostrada por el resto <strong>de</strong> los partidos a nivel nacional ha<br />

sido el disparador <strong>de</strong> muchos <strong>de</strong> los interrogantes aquí vertidos. En el plano mas general <strong>de</strong><br />

la región, las dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la centroizquierda para <strong>de</strong>sarrollar un programa propio al<br />

momento <strong>de</strong> gobernar es sin duda la preocupación mayor.<br />

Queda como saldo la necesidad <strong>de</strong> poner a prueba el mo<strong>de</strong>lo aquí planteado. Claramente,<br />

dada la heterogeneidad <strong>de</strong>l aparato estatal y la complejidad <strong>de</strong>l contexto en el que los<br />

partidos actúan, corremos el riesgo <strong>de</strong> que este tipo <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>los se que<strong>de</strong>n en una<br />

generalidad intrascen<strong>de</strong>nte. Para salvar esta situación es que planteamos el área <strong>de</strong> las<br />

políticas sociales como un campo fértil para analizar la capacidad <strong>de</strong> estos partidos.<br />

Nuestro <strong>de</strong>safío es poner a prueba mediante la observación <strong>de</strong> áreas <strong>de</strong> políticas concretas<br />

la capacidad <strong>de</strong> los partidos para avanzar en la medida <strong>de</strong> sus programas <strong>de</strong> gobierno. Solo<br />

así será posible analizar con claridad la capacidad <strong>de</strong> gestión <strong>de</strong>sarrollada. La utilidad <strong>de</strong><br />

construir un mo<strong>de</strong>lo sin embargo, es indiscutible. No solo para acercarnos con mayor<br />

precisión a una realidad sumamente <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nada. Sino también, y porque no, como<br />

or<strong>de</strong>nador <strong>de</strong> una acción política que sin dudas hoy se encuentra <strong>de</strong>sorientada.<br />

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