Entrevista a Gloria Santamaría, Bodeguera

ELKARRIZKETA ENTREVISTA
Gloria Santamaría
Bodeguera
texto Nerea Haig
fotografías Mikel Arrazola
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Las condiciones de invisibilidad en las que desarrollan su labor
hace que resulte prácticamente imposible saber cuántas
mujeres trabajan en el sector primario. Siempre alasombra de
maridos, padres ohijos, compaginando la doble otriple condición
de mano de obra, madres yamas de casa acambio de un
sueldo mínimo ysin el menor reconocimiento laboral. Pero,
afortunadamente, este desolador panorama está cambiando.
Se abre paso una nueva generación de mujeres en el mundo
rural, emprendedoras, con formación, yque miran al futuro sin
olvidar sus raíces. Taleselcaso de Gloria Santamaría, que ha
tomado las riendas del negocio familiar apesar de ser la única
mujer en una familia de amplia tradición vitivinícola. Master en
Enología y Viticultura, en Dirección de Empresas y en
Recursos Humanos -entre otros muchos títulos- está casada y
tiene dos hijas. En ella hemos querido simbolizar el hoy yel
mañana del sector primario: con profundas raíces en la tradición
rural, pero con la vista puesta en la modernización, la calidad
ylainternacionalización de los procesos.
Usted representa la cuarta generación de una conocida
saga de bodegueros, yademás es la única chica de cuatro
hermanos. Todo un desafío alatradición el hecho de ser
precisamente usted la que se hizo cargo de la responsabilidad
empresarial.
Gloria Santamaría Efectivamente, yo soy la cuarta generación,
así que puedo decir que llevo esto del vino en los genes. Pero
lo cierto es que en un principio esta no era mi vocación eincluso
en mi juventud decidí emprender otros estudios bien diferentes,
quizá para alejarme inconscientemente de este entorno.
Cursé Derecho ySecretariado Internacional ymiidea era irme
atrabajar lejos, viajar, conocer otras cosas… Además, lo que
son las ideas preconcebidas, yo también entendía oveía más
natural que fuesen mis hermanos varones los que tendrían que
defender los negocios…
Bueno, son muchos años de tradición, era para lo que se
preparaba alas mujeres, para dejar paso alos hombres…
G. S. Claro. Mi madre en eso no ha sido diferente. Yo he sido
educada muy bien por parte de mi madre, pero siempre me
trasmitió los valores clásicos sobre las mujeres: cuidar de su
marido, su casa ysus hijos. Pero quiero dejar claro que esto
tampoco me parece tan malo en sí mismo. Yo defiendo que el
dominar las tareas domésticas, el saber llevar el hogar, educar
alos hijos, es un bagaje muy importante que te puede servir en
otros órdenes de la vida. Gracias aesta educación he tenido la
capacidad de regentar mi casa yminegocio. En el fondo, las
bases son las mismas. No debemos perder de vista que en el
País Vasco ha existido tradicionalmente un matriarcado, que ha
concedido alas mujeres un poder importante aunque de puertas
hacia fuera pareciese otra cosa.
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ELKARRIZKETA ENTREVISTA
“A medida que una mujer accede apuestos de mayor responsabilidad
se hacen más patentes las actitudes machistas.
De hecho, hay muy pocas mujeres en puestos directivos.”
¿Cree que de verdad se puede compatibilizar sin problemas
la vida familiar ylaprofesional sin que ninguna de las
dos se vean afectadas ¿No tenemos las mujeres el eterno
remordimiento de que en algún campo estamos fallando
G. S. Sí que se puede compatibilizar. Yonunca he tenido ese
tipo de remordimientos. Piensa que, si lo analizas bien, la forma
de sacar adelante una familia yuna empresa es la misma. En
ambos casos, ante todo tienes que tener un proyecto, unos
objetivos yunos procedimientos para logarlos. Partiendo de
esto, tienes que trabajar para que todo marche. Claro que
muchas cosas no las puedes hacer tú sola, así que tienes que
buscar colaboración, formar un equipo. Ante todo en esta vida
hay que ser humilde ypedir ayuda. Nadie somos autosuficientes.
Pero, como ves, esto se aplica tanto al hogar como ala
empresa. Por otra parte, yo he procurado siempre no llevarme
los problemas del hogar al trabajo yviceversa. Aunque lo que
sí he hecho muchas veces es llevarme amis niñas areuniones
oalaoficina cuando no me ha quedado más remedio. Ycreo
que aellas les ha venido bien saber desde pequeñas dónde y
cómo trabajaba su madre, adónde se iba cuando salía de casa.
Volvamos asus inicios. Si esta no era su vocación ¿Qué es
lo que la empujó finalmente acontinuar la tradición familiar
G. S. Siempre he dicho que fue una cuestión de principios, Yo
le hice una promesa en un momento dado amipadre. Yo era
muy joven ycreo que en aquel momento no fui muy consciente
de lo que estaba prometiendo, pero llegó el momento en el
que él me lo recordó. Así que, por principios, yo cumplí mi promesa.
Yyallevo en esto 22 años, de la mano de personas que
han vivido siempre el mundo del vino, en especial mi padre
[Ángel Santamaría, toda una institución en el sector, fallecido
en el año 2000]. El luchó por dignificar el mundo del vino desde
todos los campos. Desde este punto de vista, yo he tenido un
gran bagaje, una buena perspectiva. Como se diría en el argot
taurino, oenelargot de la vida en general, he tenido un buen
padrino.
Así que ya entró por la puerta grande, siendo “la hija del
dueño”…
G. S. No exactamente. Cuando entré, mi padre me dijo que lo
primero que tenía que hacer era cumplir las órdenes de los que
estaban allí ysabían más que yo, yser sumisa yhumilde, porque
era “la aprendiza”. Le eché paciencia ydisfruté de la suerte
que tenia de poder aprender el oficio. Yo quería conocer todo
el negocio desde abajo y, sobre todo, lo que tenía muy claro es
que tenía que formarme. Empecé mis estudios de enología,
que luego fui completando con diversos master en dirección de
empresas, recursos humanos, en turismo rural, calidad y
medio ambiente, etc... Creo que para todos, pero para las
mujeres especialmente, es muy importante laformación, cuanta
más mejor. Nopodemos revindicar un sitio en el mundo de
los negocios si no nos hemos esforzado para ser dignas de él.
¿Su experiencia le dice que es cierto el tópico de que alas
mujeres deben demostrar el doble que un hombre para
ocupar los mismos puestos ¿Se ha sentido discriminada
en algún momento
G. S. Al principio no lo percibes. Eres joven, estas aprendiendo
ylailusión te puede. Pero amedida que va pasando el tiempo
ytienes que asumir un rol, accediendo apuestos de cada vez
mayor responsabilidad, sí que empiezas aver que cuesta más
admitir auna mujer. Dehecho, hay muy pocas mujeres en
puestos directivos, pero esto es válido tanto para el mundo
rural como para el urbano. Para cambiar esta mentalidad hace
falta el paso de varias generaciones. Ylalabor de las instrucciones
también es importante.
¿Tanto como varias generaciones
G. S. Es que yo creo que el problema de la discriminación de
la mujer es muy difícil, desde el momento en que no sólo afecta
al ámbito laboral, que es publico, sino también al familiar,que
es privado ypor tanto más difícil de ver. Elmachismo sigue
existiendo y, es más, yo creo que las nuevas generaciones son
incluso peores que las anteriores. Parece que no evolucionan y
en esto tiene mucha culpa la educación que reciben. Aunque
esté mal decirlo, aveces las madres son las peores en este
sentido, porque les trasmiten valores que en nuestros tiempos
podían tener algún sentido pero ahora están trasnochados.
¿Pueden las instituciones hacer algo al respecto
G. S. Alguna responsabilidad tienen alahora de propiciar políticas
de igualdad. Como gesto, es bueno ver amujeres en los
puestos más altos de las consejerías, como es el caso de la
responsable de agricultura. Aún hacen falta más porque, por
ejemplo, en los órganos de decisión que nos afectan, como
puede ser la Denominación de Origen, la presencia de mujeres
es prácticamente anecdótica.
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Además de en la gestión de su bodega -Santamaría Lópezse
encuentra inmersa en un nuevo proyecto…
G. S. Sí, en 2004 nos embarcamos en un proyecto enoturístico
nuevo, “Pagos de Leza”, que consiste en una pequeña
bodega con capacidad para 400.000 kilos yunhotel de 18 habitaciones.
También tendrá una zona de viñedos experimentales
yotra de árboles autóctonos. Empezaremos las obras en breve
yesperamos que la primera fase esté en funcionamiento para
el otoño del 2010. La arquitecta es también una mujer, joven y
vasca, Jimena Ruiz de Landa, así que podemos decir que el
proyecto tienen un fuerte componente femenino…
Tengo entendido que este proyecto va unido aotro, ciertamente
innovador, llamado “El Club de la Cepa”.
G. S. Efectivamente, este club, una sociedad sin ánimo de
lucro, ofrece el sueño de convertirse en bodeguero, de seguir
de cerca la evolución de sus propios vinos, de caminar por el
campo, por la bodega ydescubrir los secretos de este mundo.
La filosofía es vincular alos socios alaviña ysuentorno, tanto
mediante un contacto directo con la bodega yelenólogo como
através de la organización de diversas actividades enoturísticas.
De momento contamos con 50 socios -entre ellos varias
mujeres- yhemos abierto un sitio web para todos los interesados,
(www.elclubdelacepa.com).
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