Educación para todos: el imperativo de la calidad - unesdoc - Unesco

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256 / CAPÍTULO 6
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Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo
El dominio que
tengan los
docentes de la
materia enseñada,
su aptitud para
expresarse
oralmente, las
esperanzas puestas
en sus alumnos y
su propia pasión
por el aprendizaje
son factores
importantes de la
calidad de la
educación.
Evidentemente, las escuelas no son fábricas
que elaboran productos con arreglo a una
fórmula de fabricación y una modalidad técnicamente
determinista. Su eficacia depende
esencialmente del propio proceso educativo,
en el que docentes y alumnos utilizan los
insumos disponibles y actúan en relación
mutua de manera creativa. Admitiendo esta
realidad, una corriente importante de la investigación
ha estudiado el proceso educativo,
especialmente en las escuelas, para determinar
cuáles son los éxitos y que enseñanzas pueden
sacarse de ellos.
Esta investigación sobre la “eficacia de la
escuela” muestra que los centros docentes de
primaria que logran éxitos son los que se
caracterizan por una dirección firme y un entorno
estructurado de la escuela y las aulas, así como
por docentes que se centran en los elementos
básicos del plan de estudios, tienen puestas
grandes esperanzas en el potencial y
rendimiento de sus alumnos, someten a éstos
a evaluaciones frecuentes y les mantienen
informados sobre sus resultados. En los países
ricos, este tipo de estudios sólo explica una
proporción relativamente escasa de las
variaciones en la adquisición de conocimientos.
Sin embargo, en los países en desarrollo, los
resultados de esos estudios y la calidad de los
docentes son factores que contribuyen a la
mejora de los resultados de los alumnos.
Por lo que respecta a los docentes, está
demostrado que la forma en que utilizan el
tiempo tiene repercusiones importantes en los
resultados del aprendizaje. Vigilar los progresos
de los alumnos exige dedicar energías y más
tiempo del empleado en la enseñanza
propiamente dicha. Es ineficaz agrupar a los
alumnos en clases totalmente constituidas
en función de sus aptitudes, especialmente
en el caso de los niños menos dotados, pero
agruparlos para la competencia específica
enseñada sí es eficaz, especialmente en lectura
y matemáticas. El dominio que tengan los
docentes de la materia enseñada, su aptitud
para expresarse oralmente, las esperanzas
puestas en sus alumnos y su propia pasión
por el aprendizaje son factores importantes
de la calidad de la educación.
Otras indicaciones suministradas por los
trabajos de investigación sobre la “eficacia
de la instrucción” confirman estos resultados.
Esas indicaciones inducen a pensar que,
en las estrategias de mejora de la calidad
y de reforma del sistema educativo, son
componentes útiles los enfoques pedagógicos
estructurados que aportan un enfoque
sumamente ordenado de las tareas del
aprendizaje: objetivos de aprendizaje claros,
iniciación por etapas a los nuevos materiales,
explicaciones claras, control periódico de la
comprensión, margen de tiempo dado a los
alumnos para pongan en práctica las nuevas
competencias, realización completa de las
tareas de aprendizaje, tests realizados con
frecuencia e información sobre sus resultados.
La suma de estos factores conduce a un
programa ambicioso de reforma, especialmente
en los países de bajos ingresos, donde el
número de alumnos por clase es demasiado
numeroso y donde los docentes apenas han
recibido más educación formal que sus
alumnos. Sin embargo, algunos países han
logrado aplicar la totalidad o la mayoría de
esos elementos, lo cual ha tenido a menudo
repercusiones notables en la calidad del
aprendizaje en sus escuelas. Los estudios
sobre las experiencias de los países que han
cosechado éxitos en este ámbito indican que el
denominador común de éstos es la importancia
fundamental que conceden a la calidad de la
profesión docente –en el plano de la formación,
el apoyo, las normas de contratación y la
remuneración – con respecto a otros grupos
profesionales. Las experiencias de estos países
parecen indicar también que las reformas
logradas en el ámbito de la calidad exigen
que el gobierno desempeñe un papel directivo
importante. En todos los casos, se observa una
continuidad de la política aplicada a lo largo de
decenios, independientemente de los cambios
de régimen. Así, una visión sólida a largo plazo
de la educación –en la que la calidad sea un
“leitmotiv” permanente– parece ser un
ingrediente esencial. Las formas en que se
puede llegar a edificar un compromiso de este
tipo dependen del contexto y no se pueden
universalizar útilmente. No obstante, se pueden
sacar muchas enseñanzas de un estudio a un
nivel más minucioso de los enfoques de las
prácticas más idóneas. Esas enseñanzas se
examinan en la siguiente sección, que tiene
por objeto exponer cuáles son las posibilidades
más importantes de mejorar la calidad de
la educación, en función de modalidades
adaptadas a los países más pobres.