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NO TE LO PUEDES PERDER
San Carlos de la Cabaña
refleja de modo fiel la vida de los habaneros,
ya que quizás sea el epicentro
de la vida social más importante de la
ciudad, porque es punto de encuentro
de sus habitantes, testigo de sus amores,
de sus tristezas... Y todo eso en
apenas unos miles de metros.
Solo basta con sentarse en su muro
un rato y observar el trasiego de gente
y lo peculiar del parque automovilístico
de la ciudad, que va desde el último
modelo europeo hasta los conocidos
como “cocotaxis” con su color amarillo
tan característico. Todo ello sin olvidarnos
de los coches clásicos americanos,
como chevrolet, cadillac o lincoln que,
a pesar de haber sido fabricados en
los años 40 y 50, incomprensiblemente
aún funcionan para deleite del que los
contempla.
Para los visitantes y los habitantes
de La Habana, el “muro del Malecón”
representa mucho más que la separación
artificial del mar, ya que ver caer el
sol allí sentado se convertirá en una de
las experiencias más inolvidables del
día. Asimismo, es el sitio preferido para
escapar del calor nocturno que caracteriza
el verano en la mayor de Las Antillas,
con miles de personas que acuden
a disfrutar del frescor que aporta el mar
o simplemente pasar un rato agradable
al aire libre.
Por lo que se refiere a la vida nocturna,
ésta es bastante animada y la
lista de locales es interminable. Pero
si os apetece algo retro, al estilo de La
Habana de los años 40 y 50, reservad
una noche para acudir al famoso “Tropicana”,
un espectacular cabaret bajo
las estrellas que os sorprenderá, un lugar
único para disfrutar de la música y
el folklore cubano con todo su ritmo y
colorido.
La rica noche habanera no se acaba
allí, ya que son numerosas las opciones
de las que dispondréis, como
“Habana Café” en el Meliá Cohíba, muy
cerca del malecón, en donde podréis
disfrutar también de espectáculos en
vivo, o el “Salón Rojo” donde podréis
bailar al son de la música cubana.
Qué duda cabe que La Habana tiene
todos los ingredientes que la hacen
una ciudad mágica y entrañable, en la
que lo mejor es dejarse llevar por su encanto,
el cual descubriréis a cada paso
durante ese viaje que espero que hagáis
más pronto que tarde.
Plymouth aparcado
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