Semana de Orientación Profesional Semana de Orientación

EL CENTRO POR DENTRO
PROMOCIÓN 2008-2009
María Sánchez Vicente
Deloitte
Máster en Recursos Humanos 2008-2009
Era Junio del 2009 y se acercaba el fin del máster. Entonces, eran muchas las dudas que me asaltaban. Y es que, al fin, después de tantos
años de estudio, iba a dejar los libros y me pondría a trabajar.
Lo cierto es que era algo que había vivido a través de amigos y familiares, pero con 24 años, me tocó experimentarlo en primera persona.
Reconozco que sentí miedo por cerrar una etapa maravillosa, pero a la vez estaba entusiasmada por entrar en el mundo laboral y desarrollar
mi propia carrera profesional.
Gracias al gran esfuerzo realizado por el Centro Garrigues, en un año tan difícil en el que solo se hablaba de crisis y de recesión económica,
conseguí hacerme un hueco en el mundo de la consultoría de Recursos Humanos en una conocida multinacional, Deloitte.
Ahora, 8 meses después de superar con nerviosismo mi primer día laboral, toca hacer balance. La verdad es que siento un nivel de
agradecimiento inmenso, no puedo parar de darle las gracias a mi empresa por haber confiado en mí y al Centro por haberme formado de la
manera que lo ha hecho y por haberme apoyado a la hora de buscar empleo, pues su papel y su nombre en la búsqueda fue decisivo.
Después de todo, y para conseguir un buen resultado, creo por experiencia propia que lo más importante es ponerle ganas y esfuerzo a
cualquier proyecto que se inicie. Aún no sé qué me deparará el futuro cuando mis prácticas concluyan en junio: si continuaré en Deloitte o
no. Lo que sí tengo claro es que hasta que ese momento llegue seguiré a diario aprendiendo cosas nuevas y poniendo en práctica todo lo
aprendido en el máster.
Pienso que, mientras siga teniendo esta sensación de superación y de enriquecimiento, todo irá por buen camino.
Gloria Pire Castaño
Garrigues Abogados y Asesores Tributarios
Máster en Asesoría Jurídico Laboral 2008-2009
Al finalizar la carrera, tenía la sensación de que los conocimientos que había adquirido estaban desordenados, de no saber si servían para algo
y si alguien podía darles forma. Por eso, y aunque siempre había afirmado que jamás cursaría un máster, finalmente decidí hacer un postgrado.
La razón principal fue darme cuenta, gracias a los buenos consejos de gente cercana, que sin una especialización concreta y realizada en un
centro de formación puntero, una carrera universitaria no tiene en sí misma ningún valor añadido.
Así pues, entre las múltiples ofertas, me decidí por el Centro de Estudios Garrigues y el Máster de Asesoría Jurídico Laboral, lo que resultó
ser la mejor decisión que podía haber tomado. No solo por la completísima formación a todos los niveles, tanto jurídicos y prácticos como de
formación complementaria, sino también por la calidad humana de profesores y compañeros.
Los meses finales del máster se tornaron realmente duros debido a la gran carga de trabajo, la tensión, los exámenes, las entrevistas, las
conjeturas acerca del futuro de cada uno, las ganas de encontrar un buen trabajo, etc. Sin embargo, si he de destacar algún aspecto del intenso
año que acabó siendo, es el hecho de que compañeros que empezaron siendo completos desconocidos, pasaron a ser amigos y en algunos
casos hasta casi parte de mi propia familia.
Cuando accedí al mercado laboral, me ofrecieron la oportunidad de desarrollarme como profesional en un buen trabajo, y puede poner en
práctica todo eso que había estado estudiando desde la barrera durante los meses de máster, es cuando realmente me di cuenta de que había
recibido una buena formación, de que había hecho una buena elección y de que el esfuerzo se ve recompensado.
José Tuya Lorenzo
BBVA
Máster en Banca y Finanzas 2008-2009
Era junio de hace casi ya un año, el fin de curso se acercaba y la tensión y las prisas eran algo totalmente habitual. En esos días, largos e intensos,
no había mucho tiempo para reflexionar y pensar en tu carrera profesional. Todo pasaba muy rápido. Cuando parecía que la semana había dado
todo lo que debía de sí, el viernes por la tarde, a última hora recibo una llamada: el BBVA quería conocerme. Comenzaba entonces la parte más
complicada: la ilusión crecía a medida que iba pasando entrevistas, pero también el miedo a no conseguir algo que ansías cuando lo tienes ya
tan cerca. Las entrevistas requerían preparación y sentía ganas de demostrar que podía poner en práctica todos los conocimientos teóricos que
había ido adquiriendo. Era mi oportunidad.
Como por arte de magia, un mes más tarde tenía lo que durante mucho tiempo había soñado: una mesa con pantallas llenas de información en
tiempo real en una sala de tesorería. El primer día solo tenía ojos para ver la enorme cantidad de información que se procesa y el ritmo frenético
que llevan allí. He de reconocer que me impresionó. Poco a poco te acostumbras a ese ritmo, vas aprendiendo y te engancha. Si tuviera que
describir el sentimiento que se respira en una sala de Trading, diría la velocidad con la que pasan las cosas. Aquí no hay tiempo para dudas. Los
mercados se mueven y lo que tienes en la pantalla quizá no lo tengas durante mucho tiempo. Las decisiones son rápidas, los mercados cambian
cada segundo y las estrategias también. El sentimiento de equipo está presente en cada decisión, en cada momento.
Lo mejor de todo esto es que ningún día es igual al anterior. Nadie puede predecir con total seguridad lo que va a pasar… Al fin y al cabo ¿cómo
sería una vida vacía de emociones
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