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acuerdo se da entre unidades de similar peso relativo, para aprehender
cabalmente el caso argentino, la idea necesita complejizarse.
Siguiendo a Gibson (2000), se puede elaborar una tipología más
compleja de federalismo al combinar la relación de fuerzas
nación−provincias, con las relaciones de fuerzas entre provincias. La
idea se puede resumir en un cuadro como el siguiente:
Esquema 1.
Relaciones de fuerza
Nación−Provincias
Nación “débil”
Nación “fuerte”
Relaciones de fuerza entre provincias
Con hegemonía por parte Provincias balanceadas
de una provincia
−”pluralismo”−
Etapa “rosista”
Etapa “mitrista”
A
B
Pos 1970s
D
C
Etapa “roquista”
Fuente: Elaboración propia en base a Gibson (2000).
Como puede observarse la trayectoria histórica es más compleja que la
supuesta relación armónica o desarmónica entre poder central y
provincias. Desde la celda A, la etapa inaugurada en 1831, las reglas
federales argentinas se movieron hacia la celda B, con la Presidencia de
Mitre. Sin embargo, este punto resultó inestable puesto que la disputa
hegemónica entre la Nación y Bs. As. debía resolverse, lo que sucede
cuando se desplaza hacia la celda C. No obstante, este punto de
equilibrio va a ser, luego, erosionado por un conjunto de fuerzas
centrífugas hasta llegar a la situación de la celda D.
La idea sobre el significado del federalismo de Martinez de Hoz aparece
como ingenua porque la armonía entre las provincias que supone sólo
pudo lograrse en Argentina constituyendo un gobierno suficientemente
fuerte como para oponerse a Bs. As. A partir de 1853, Botana señala
que:
“los términos del conflicto quedaron establecidos no tanto entre Bs. As.
y el resto del país −versión muy difundida en la historiografía−, sino
entre el gobierno federal y las provincias más poderosas, entre las que
sobresalía Bs. As.” (Botana, 1993, p. 233).