descargar documento .pdf - Sociedad Argentina de Análisis Político ...

descargar documento .pdf - Sociedad Argentina de Análisis Político ... descargar documento .pdf - Sociedad Argentina de Análisis Político ...

29.01.2015 Views

parte, se examinan un conjunto de indicadores que señalan la intensidad y profundidad del proceso de provincialización en curso. 1. La cuestión de la “provincialización” En este trabajo se aborda la denominada provincialización de la matriz institucional argentina. Si bien, en términos constitucionales siempre existieron provincias que concurrían a formar la federación –desde un preámbulo constitucional que subraya “pactos preexistentes”-, la provincialización de la política argentina es un tópico relativamente novedoso. En este sentido, podría anotárselo a la siempre creciente gama de paradojas de la vida política del país. Así, un gobierno centralizante como el de Rosas resultó el primero de los llamados “federales” 1 ; a lo que puede agregarse que la denominación elegida para el instrumento de la “nacionalización” de la política emprendida por Roca en los ‘80s se haya denominado “autonomismo”; y finalizando con con la empecinada ilusión conservadora de descentralizar la vida económica y social de la nación, llevarla más allá de la Capital Federal, para desalentar “masas” irigoyenistas primero, y luego del peronismo, devino en el fortalecimiento de regímenes tibiamente conservadores y esencialmente peronistas, sobretodo en términos prospectivos −los neoperonismos− y sobre cuya fortaleza se monta la creciente importancia política de los gobiernos provinciales. 2 Se puede definir a la “provincialización” como una modificación de las reglas hacia una mayor capacidad de acción de actores diferentes del gobierno nacional; esto es, el reconocimiento de que las relaciones de poder institucional fundamentales en el país no suceden entre Presidente y Congreso, sino entre Presidente y Gobernadores (CEDI, 2000, p. 61). Por otra parte, se puede caracterizar también a la “provincialización” vigente como “anárquica”, como una descentralización de la estructura de poder en la que se acentúa el poder de las provincias, sin contraparte de coordinación nacional, o de provincia hegemónica. En este contexto, la relación de la nación con las provincias toma una forma particular que llamaremos “bilateralismo”. En esta sección se pretende mostrar que existe un proceso centrífugo de “provincialización” en curso. Para entender cabalmente este proceso es necesario tener como referencia a su punto de partida: la “política 1 La paradoja no es sólo argentina. Como se sabe, los “Federalistas” de los comienzos de la Unión Americana eran quienes querían la constitución de un gobierno “central”. 2 Para Halperin Donghi (1999) es sobre los neoperonismos posteriores a 1955 donde se asienta la provincialización de la política.

nacionalizada”. Esta “política nacionalizada” se constituye al mismo tiempo como el resultado no deseado del “federalismo liberal” y de las nuevas fuerzas sociales actuantes a principios del siglo XX en el país. A este respecto, se plantean dos argumentos. El primero apunta a subrayar la “paradoja del federalismo liberal” en Argentina, caracterizado por existir a la sombra de un fuerte estado nacional. El segundo señala que, por lo tanto, una descentralización puede no ser sinónimo de re-establecimiento de relaciones federativas distorsionadas por cierto “centralismo”, sino la puerta de entrada a una situación de anárquica provincialización. En este sentido, se propone que la visión de los decisores públicos sobre la organización territorial del poder en el país ha sido simplista; por ejemplo: “La armonía de la unidad y la diversidad... es sencillamente expresado el concepto básico del federalismo”. Así, se expresaba en 1959 un prominente y duradero hombre público, Martinez de Hoz. 3 La paradoja reside en el hecho de que para constituir el federalismo, las provincias argentinas hubieron de constituir un gobierno nacional poderoso. La relativa ingenuidad del planteo anterior se reconoce si se toma en cuenta una incisiva pregunta de Chiaramonte (1993, p. 126):“¿Cómo es posible que las provincias confederadas admitieran la creación de un estado soberano, con una soberanía superior a las suyas particulares”. La respuesta es que la forma confederal no satisfacía un requisito de gobernabilidad a la vez política y económica; sobretodo en aquélla coyuntura de expansión del mercado mundial a mitades del siglo XIX. 4 En general se puede ver a la formación de federaciones como el resultado de acuerdos entre unidades políticas, que constituyen un poder central sobreentendidamente más poderoso que éllas mismas. Sin embargo, en la medida en que implícitamente 5 se supone que el 3 En el gobierno militar posperonista, Martinez de Hoz fue Ministro de Economía de Salta en 1956 y 1957. Luego, durante el siguiente ciclo militar fue funcionario de la Junta Nacional de Granos, Secretario de Agricultura, hasta llegar a ser fugazmente Ministro de Economía en 1963 (Schvarzer, 1986, p. 135). 4 Recuérdese que la “Generación del ‘37” se encontraba entonces elaborando formas mixtas de gobierno que combinaran lo federal con lo unitario, tal el caso de Alberdi. “Existe un mismo horizonte desarrollista; es decir la capacidad de los gobernantes de garantizar el crecimiento económico...” dice Carmagnani (1993, p. 403). 5 Las hipótesis acerca de una formación federativa, muy centradas en la experiencia estadounidense, podrían ser rectificadas con provecho teniendo en cuenta a la conformación de Alemania, que une a una gigantesca Prusia con multitud de estados vecinos.

parte, se examinan un conjunto <strong>de</strong> indicadores que señalan la<br />

intensidad y profundidad <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> provincialización en curso.<br />

1. La cuestión <strong>de</strong> la “provincialización”<br />

En este trabajo se aborda la <strong>de</strong>nominada provincialización <strong>de</strong> la matriz<br />

institucional argentina. Si bien, en términos constitucionales siempre<br />

existieron provincias que concurrían a formar la fe<strong>de</strong>ración –<strong>de</strong>s<strong>de</strong> un<br />

preámbulo constitucional que subraya “pactos preexistentes”-, la<br />

provincialización <strong>de</strong> la política argentina es un tópico relativamente<br />

novedoso. En este sentido, podría anotárselo a la siempre creciente<br />

gama <strong>de</strong> paradojas <strong>de</strong> la vida política <strong>de</strong>l país. Así, un gobierno<br />

centralizante como el <strong>de</strong> Rosas resultó el primero <strong>de</strong> los llamados<br />

“fe<strong>de</strong>rales” 1 ; a lo que pue<strong>de</strong> agregarse que la <strong>de</strong>nominación elegida<br />

para el instrumento <strong>de</strong> la “nacionalización” <strong>de</strong> la política emprendida por<br />

Roca en los ‘80s se haya <strong>de</strong>nominado “autonomismo”; y finalizando con<br />

con la empecinada ilusión conservadora <strong>de</strong> <strong>de</strong>scentralizar la vida<br />

económica y social <strong>de</strong> la nación, llevarla más allá <strong>de</strong> la Capital Fe<strong>de</strong>ral,<br />

para <strong>de</strong>salentar “masas” irigoyenistas primero, y luego <strong>de</strong>l peronismo,<br />

<strong>de</strong>vino en el fortalecimiento <strong>de</strong> regímenes tibiamente conservadores y<br />

esencialmente peronistas, sobretodo en términos prospectivos −los<br />

neoperonismos− y sobre cuya fortaleza se monta la creciente<br />

importancia política <strong>de</strong> los gobiernos provinciales. 2<br />

Se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finir a la “provincialización” como una modificación <strong>de</strong> las<br />

reglas hacia una mayor capacidad <strong>de</strong> acción <strong>de</strong> actores diferentes <strong>de</strong>l<br />

gobierno nacional; esto es, el reconocimiento <strong>de</strong> que las relaciones <strong>de</strong><br />

po<strong>de</strong>r institucional fundamentales en el país no suce<strong>de</strong>n entre<br />

Presi<strong>de</strong>nte y Congreso, sino entre Presi<strong>de</strong>nte y Gobernadores (CEDI,<br />

2000, p. 61). Por otra parte, se pue<strong>de</strong> caracterizar también a la<br />

“provincialización” vigente como “anárquica”, como una<br />

<strong>de</strong>scentralización <strong>de</strong> la estructura <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r en la que se acentúa el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> las provincias, sin contraparte <strong>de</strong> coordinación nacional, o <strong>de</strong><br />

provincia hegemónica. En este contexto, la relación <strong>de</strong> la nación con las<br />

provincias toma una forma particular que llamaremos “bilateralismo”.<br />

En esta sección se preten<strong>de</strong> mostrar que existe un proceso centrífugo <strong>de</strong><br />

“provincialización” en curso. Para enten<strong>de</strong>r cabalmente este proceso es<br />

necesario tener como referencia a su punto <strong>de</strong> partida: la “política<br />

1 La paradoja no es sólo argentina. Como se sabe, los “Fe<strong>de</strong>ralistas” <strong>de</strong> los comienzos<br />

<strong>de</strong> la Unión Americana eran quienes querían la constitución <strong>de</strong> un gobierno “central”.<br />

2 Para Halperin Donghi (1999) es sobre los neoperonismos posteriores a 1955 don<strong>de</strong><br />

se asienta la provincialización <strong>de</strong> la política.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!