La Masoneria Cubana y su Contribucion a la Sociedad Civil y a una ...

Corrales (2002) discute el dilema economía-política en el mantenimiento de un sistema
totalitario. Para subsistir, como ocurre en China, el estado debe aflojar las riendas de la
economía, pero no las de la política. Corrales explica la dinámica del mencionado dilema
aplicado a las dos facciones dentro de la coalición de ganadores: duros y reformistas.
Corrales compara los elementos nuevos e históricos (que también podríamos clasificar de
duros y reformistas) en los gabinetes de 1992, 1996 y 2002. Finalmente, concluye que los
cambios de esta época fueron fundamentalmente económicos y no políticos. Sin embargo
Corrales no reconoce cómo el IV Congreso del PCC permitió a sus miembros ingresar en
las organizaciones religiosas y fraternales, y viceversa. Y como estos cambios,
fundamentalmente políticos, fortalecieron las antiguas organizaciones, o impulsaron la
creación de otras nuevas, dentro de la SC cubana.
Corrales (2005) retoma el tema de la SC, ahora estudiando la existencia de tres grupos de
investigadores de la misma: (1) los que dicen que la SC no existe, (2) los que dicen que
se les da exagerada importancia, y (3) los que dicen que, aunque existe, la SC no es
consubstancial a un cambio en la isla. Corrales concluye que la SC no garantiza un
cambio democrático. Sin embargo, muchos acontecimientos históricos demuestran que,
sin la existencia de una SC fuerte, es difícil llevar a cabo, y aún mantener, una apertura.
También de esto hablaremos más, en la sección de Discusión.
Sixto (2005) aborda el tema del fortalecimiento de la SC cubana. Y apunta como el IMF,
World Bank, USAID, y los EEUU desde la época del presidente Reagan, utilizan tal
fortalecimiento como estrategia para promover la democracia. Sixto expresa que partidos
y disidentes políticos, así como grupos informales de la oposición, no deben ser excluidos
del estudio de la SC, y afirma que la SC, aun en los estados totalitarios, nunca desaparece
completamente. Sixto presenta ejemplos de integrantes de la SC cubana, de corte político,
religioso, cultural, profesional, o de derechos humanos, incluyendo a las Damas de
Blanco, pero omite a la MC y otras organizaciones fraternales. Nosotros pensamos que,
además de los mencionados grupos, los estudios de la SC deben incluir a las instituciones
fraternales, que también realizan una callada pero intensa actividad, dentro y fuera de sus
logias, creando nuevos, independientes y productivos espacios.
Por último, Sixto explica como el CAFC (Commission for Assistance to a Free Cuba)
apoya la SC cubana a través de Radio y TV Martí, para romper el bloqueo informativo
del gobierno, y así promover una rápida y pacífica transición hacia la democracia.
Nosotros opinamos que esta estrategia es problemática. Porque al seleccionar el CAFC a
determinados grupos, tal ayuda se convierte en un incentivo para que estas
organizaciones sigan determinadas pautas, y se presta a la manipulación. Tal estrategia
bien puede retrasar, en vez de promover, el fortalecimiento de la SC dentro de la isla.
Triff (2005) discute el componente cultural de las ayudas del gobierno de EEUU, en
apoyo a la SC, con el objetivo de promover un cambio, tema este sumamente complejo.
Triff examina cinco documentos del gobierno de EEUU: leyes (1) Torricelli y (2) Helms-
Burton, (3) Informes de Noriega et al., (4) Fisk y Johnson, y (5) el Informe al Presidente.
Triff explica como los dos primeros documentos impulsan un cambio desde arriba (vía
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