La Masoneria Cubana y su Contribucion a la Sociedad Civil y a una ...

Por tanto, la ausencia de una organización de tal importancia en los estudios de la SC
cubana, justifica nuestra preocupación sobre la objetividad y fidelidad del estado del arte,
en los actuales estudios de la SC cubana
Sobre los trabajos que tratan de la SC cubana
Muchos autores han estudiado la SC surgida en Cuba a partir de 1993. Revisando sus
trabajos, hemos encontrado dos características relacionadas. La primera, es la de no
mencionar a la MC, o apenas aludir a ella pero sin estudiarla a fondo, como hacen con las
otras organizaciones que analizan. La segunda, es que la mayoría de las organizaciones
por ellos consideradas, pueden ser calificadas como disidentes o contestatarias.
Dichos investigadores han estudiado, desde los grupos de disidentes políticos, hasta la
Iglesia Católica, incluyendo a las iglesias protestantes, y a grupos pequeños como los
Abacuá, judíos y homosexuales. Sin embargo, estos mismos analistas soslayan una de las
organizaciones más antiguas (con 150 años de existencia continua en Cuba), numerosas
(30 mil miembros), y expandidas (mas de 300 logias, en cada ciudad, pueblo o caserío de
importancia en Cuba) de estas organizaciones en la isla.
Para los investigadores cuyo tema no es la SC, tal vez la masonería puede resultar
desconocida e irrelevante. Para los investigadores de la SC, esta postura no es aceptable.
Descartamos la incompetencia como razón para la mencionada omisión. Y proponemos
que ello resulta de: (1) el enfatizar la posición contestataria y activista de ciertos sectores
de la SC cubana, (2) un sesgo antimasónico, o (3) de una combinación de ambas.
Primero, muchos estudios sobre la SC cubana tienen un origen político: investigan a
grupos disidentes que, naturalmente, solo pueden expresarse a través de la SC, ya que no
tienen cabida en las organizaciones oficiales. Después, un cierto sesgo antimasónico
siempre existió en Cuba. Por ejemplo, la Iglesia Católica de la década de 1950, hablaba
desfavorablemente de la masonería, y editaba literatura anti-masónica. Pero recién
terminaba la guerra civil española, donde la iglesia había apoyado a Franco, y la
masonería a la República, y una importante parte del clero cubano era de origen español.
Además, muchos católicos militantes y tradicionalistas, tampoco aceptaban la influencia
masónica como algo positivo, y mantenían una posición en su contra.
La sociedad cubana no puede ser concebida como compuesta exclusivamente de la
disidencia política y grupos afines. Y consideramos que la omisión de las organizaciones
fraternales y otros grupos no políticos, en los estudios de la SC cubana, debida a las dos
consideraciones apuntadas, induce a tres serios errores, que disminuyen los trabajos, tan
excelentes en otras dimensiones, de tales investigadores sociales.
Primero, la SC es un continuum (existe siempre, en algún grado), y no una dicotomía
(existe, o no), como algunos apuntan, al igual que ocurre con el racismo y libertad.
Segundo, la SC no se restringe solo a la esfera política, sino que puede desenvolverse
igualmente en las esferas religiosa, cultural, económica, deportiva, etc. Por último, la SC
no tiene que ser necesariamente contestataria. La SC es un reflejo de la sociedad mayor
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