plantas medicinales de costa rica y su folclore - Escuela de Historia ...

"sukias" eran renombrados herbolarios y que tenían conocimientos
precisos de las virtudes curativas de numerosas
plantas. No ha sido posible conseguir actualmente datos
concretos sobre las plantas medicinales y sus correspondientes
usos. El mutismo irreductible que adoptan los indios al
tratarse de obtener información, hace difícil la organización
de una farmacopea indígena. Aún más, la disminución cada
día mayor de esta población y los factores sociológicos afecta
esta labor.
Los "sukias" conocían ciertas prácticas del hipnotismo,
la sugestión, y la magia, por cuyos medios llevan a cabo
curaciones especiales. Usan también los masajes aplicados
efizcamente. Conocen los detalles de ciertas curaciones de
envenenamiento por la mordedura de serpientes.
El mayor dignatario en la religión es el "Usékara" o gran
sacerdote, quien goza de tanto prestigio y diferencia como los
mismos jefes de la tribu. En cuanto a sus funciones de
brujería, el "sukia" opera con entera libertad, siempre dentro
de un aspecto de ocultismo que los hace aparecer ante los
demás como seres dotados de poderes sobrenaturales.
En la curación de un enfermo, el "sukia" permanece
junto a él, solos en el rancho, retirado de los familiares. Se
informa de sus dolencias y pasa un largo rato en profunda
meditación fumando tabaco en su pipa. Murmura entonces
una recitación, rica en frases simbólicas y conjuraciones a su
dios, su "Sibú". Todas sus invocaciones conllevan el propósito
de pedirle a los dioses que rechacen los malos espíritus que
afectan el enfermo. El indio enfermo no cree que las
enfermedades sean adquiridas físicamente por su desarrollo,
contagio, o accidente, sino que le han sido trasmitidas por un
enemigo suyo. Consideran las enfermedades como malestares
psíquicos y por lo tanto deben ser eliminadas por hechicerías,
exorcismos e imprecaciones.
Con el fin de impresionar a su paciente, le sigue a la
meditación una exaltación del "sukia" que raya en paroxismo
acompañada de gritos y gesticulaciones hasta su agotamiento.
En estos momentos es que reclaman estar en comunicación
directa con los espíritus divinos, en calidad de intermediarios
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