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29.01.2015 Views

i congreso europeo de cooperación territorial europea y de vecindad 122 interés para el desarrollo común en la zona; o c) vincular el lanzamiento de una iniciativa macro-regional omnicomprensiva en el Mediterráneo a la contribución política derivada del Proceso de Barcelona y la Unión por el Mediterráneo, así como a la contribución más técnica de la Asamblea Regional y Local Euromediterránea. Se trata, pues, de aunar fuerzas y no dispersarlas, configurando una estrategia coordinada que evite duplicidades funcionales e iniciativas yuxtapuestas. Todo ello potenciando las sinergias derivadas de las experiencias cooperativas vigentes que deben cristalizar en un proceso macro-regional desarrollado a través de acciones y proyectos estratégicos contando con la cooperación de todos los niveles de gobierno. Aun así y a pesar de esta interesantísima iniciativa de la CRPM, debemos constatar que su posible éxito puede depender de factores exógenos a la misma (que en la actualidad no suponen precisamente un apoyo), como la extraordinaria inestabilidad política actual del conjunto de la cuenca mediterránea. Al margen de todo lo anterior, a pesar de la política de los tres «noes», cabe analizar los resquicios que presenta. Y precisamente las regiones mediterráneas de la UE están en mejor situación que otras. Y es que la política de los tres «noes», no tiene por qué impedir, en un principio, la creación de instrumentos no europeos. Es aquí donde puede confluir la estrategia macro-regional (probablemente a menor escala que la de la totalidad de la cuenca mediterránea) con los nuevos instrumentos de las AECT. Por ejemplo, si la confluencia de fondos pudiera traducirse en una mayor eficacia y la Comisión pudiese premiarla a través de la vertiente positiva de la condicionalidad, podrían plantearse tasas de cofinanciación, con lo que sí que estaría justificada la creación de un instrumento para la mejor realización de una función, de la misma manera que se ha venido justificando la creación de las mismísimas AECT. En ese sentido, las regiones mediterráneas de la UE tienen un reto pero también una oportunidad sin igual, ya que tiene más cerca que otras muchas regiones europeas el indispensable elemento/territorio no europeo, con el que diseñar esos nuevos instrumentos mixtos. 5. Conclusiones El espacio del Mediterráneo ha sido testigo de una cooperación regional territorial cada vez más acentuada, debido a la voluntad y a la necesidad de las diferentes regiones europeas de aunar esfuerzos para resolver problemas comunes. Así, los diferentes proyectos diseñados y ejecutados por varios grupos de regiones desde mediados de los noventa han potenciado la colaboración entre estas en los más diversos campos y sectores, permitiendo el conocimiento mutuo, el intercambio de experiencias y buenas prácticas, y la formulación conjunta de políticas de aplicación territorial que coadyuven a alcanzar los objetivos de armonización y convergencia europea regional.

La cooperación regional en el Mediterráneo Norte 123 Más allá de las evidentes virtudes que ha tenido la implementación de todo tipo de proyectos derivados de la cooperación territorial por parte de las regiones mediterráneas de la UE, queda todavía un camino por recorrer, pues subsisten algunos obstáculos que deben ser entendidos como retos o desafíos para la consolidación de un marco de cooperación práctico y eficiente en el Mediterráneo, que pueda convertirse en ejemplo y ser considerado a diferentes niveles, incluido en su momento el de la UE. Entre ellos, cabe asimismo subrayar: a) la necesidad de potenciar la coordinación de proyectos y acciones que se desarrollan en los mismos sectores de actividad, con objeto de aunar esfuerzos, compartir buenas prácticas y evitar duplicidades o/y solapamientos; b) el incremento de la difusión de los proyectos en marcha para incentivar la participación de nuevos socios; c) el aseguramiento tanto de una efectiva evaluación ex-post de proyectos para garantizar el aprendizaje y la mejora constantes, como de la continuidad de las acciones en cada una de las regiones una vez concluidos los proyectos; d) el incentivo para la realización de proyectos delimitadores o vertebradores para el territorio, articulando los demás proyectos de carácter sectorial; e) la necesidad de implicar a las instancias de cooperación interregional supranacionales como socias observadoras en los proyectos; así como f) la posibilidad de brindar una formación especializada en gestión de proyectos europeos. Ya sean o no asumidas por parte de las regiones mediterráneas de la UE algunas de las anteriores recomendaciones, lo cierto es que no cabe más remedio que el desarrollo de una estrategia muy bien estructurada por parte de las regiones de la cuenca del Mediterráneo con objeto de poder superar esa tan manida «fatiga de la cooperación», pudiendo obtener los recursos necesarios para asegurarla y evitar así que la cooperación en este específico ámbito geográfico quede marcada por su escasa eficacia y el despilfarro de fondos, tal y como (interesadamente) viene siendo presentada por países ubicados en diferentes ámbitos geográficos de la UE. Para evitarlo, las regiones mediterráneas deben demostrar la fiabilidad y la eficacia de los programas que desarrollan, vinculando los mismos al éxito de otras políticas europeas: principalmente tanto a la Política de Vecindad como a la de Cooperación al Desarrollo. Concretamente, bien pueden beneficiarse del Programa de Cooperación Transfronteriza del IEVA, que debe presentarse como el foro primordial que aglutine sinergias y que conduzca y guíe el modelo de cooperación mediterráneo a largo plazo. Es por ello que no parece que exista mejor fórmula para asegurar y fomentar el crecimiento del compromiso de la UE con la cooperación territorial en el Mediterráneo, que el desarrollo por parte del conjunto de las regiones mediterráneas europeas de un sólido posicionamiento no solo técnico sino también político, como trampolín embrionario que en un futuro bien pueda asegurar el desarrollo de la cooperación territorial en el Mediterráneo como fórmula de avance y entendimiento de los pueblos situados, en este caso ya, a ambas orillas del Mediterráneo.

La cooperación regional en el Mediterráneo Norte<br />

123<br />

Más allá <strong>de</strong> las evi<strong>de</strong>ntes virtu<strong>de</strong>s que ha tenido la implementación <strong>de</strong> todo tipo <strong>de</strong><br />

proyectos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> la cooperación territorial por parte <strong>de</strong> las regiones mediterráneas<br />

<strong>de</strong> la UE, queda todavía un camino por recorrer, pues subsisten algunos obstáculos<br />

que <strong>de</strong>ben ser entendidos como retos o <strong>de</strong>safíos para la consolidación <strong>de</strong> un marco <strong>de</strong><br />

cooperación práctico y eficiente en el Mediterráneo, que pueda convertirse en ejemplo<br />

y ser consi<strong>de</strong>rado a diferentes niveles, incluido en su momento el <strong>de</strong> la UE. Entre ellos,<br />

cabe asimismo subrayar: a) la necesidad <strong>de</strong> potenciar la coordinación <strong>de</strong> proyectos y<br />

acciones que se <strong>de</strong>sarrollan en los mismos sectores <strong>de</strong> actividad, con objeto <strong>de</strong> aunar<br />

esfuerzos, compartir buenas prácticas y evitar duplicida<strong>de</strong>s o/y solapamientos; b) el<br />

incremento <strong>de</strong> la difusión <strong>de</strong> los proyectos en marcha para incentivar la participación <strong>de</strong><br />

nuevos socios; c) el aseguramiento tanto <strong>de</strong> una efectiva evaluación ex-post <strong>de</strong> proyectos<br />

para garantizar el aprendizaje y la mejora constantes, como <strong>de</strong> la continuidad <strong>de</strong> las acciones<br />

en cada una <strong>de</strong> las regiones una vez concluidos los proyectos; d) el incentivo para<br />

la realización <strong>de</strong> proyectos <strong>de</strong>limitadores o vertebradores para el territorio, articulando<br />

los <strong>de</strong>más proyectos <strong>de</strong> carácter sectorial; e) la necesidad <strong>de</strong> implicar a las instancias<br />

<strong>de</strong> cooperación interregional supranacionales como socias observadoras en los proyectos;<br />

así como f) la posibilidad <strong>de</strong> brindar una formación especializada en gestión <strong>de</strong><br />

proyectos europeos.<br />

Ya sean o no asumidas por parte <strong>de</strong> las regiones mediterráneas <strong>de</strong> la UE algunas <strong>de</strong> las anteriores<br />

recomendaciones, lo cierto es que no cabe más remedio que el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> una<br />

estrategia muy bien estructurada por parte <strong>de</strong> las regiones <strong>de</strong> la cuenca <strong>de</strong>l Mediterráneo<br />

con objeto <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r superar esa tan manida «fatiga <strong>de</strong> la cooperación», pudiendo obtener<br />

los recursos necesarios para asegurarla y evitar así que la cooperación en este específico<br />

ámbito geográfico que<strong>de</strong> marcada por su escasa eficacia y el <strong>de</strong>spilfarro <strong>de</strong> fondos, tal y<br />

como (interesadamente) viene siendo presentada por países ubicados en diferentes ámbitos<br />

geográficos <strong>de</strong> la UE. Para evitarlo, las regiones mediterráneas <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>mostrar la<br />

fiabilidad y la eficacia <strong>de</strong> los programas que <strong>de</strong>sarrollan, vinculando los mismos al éxito<br />

<strong>de</strong> otras políticas europeas: principalmente tanto a la Política <strong>de</strong> Vecindad como a la <strong>de</strong><br />

Cooperación al Desarrollo. Concretamente, bien pue<strong>de</strong>n beneficiarse <strong>de</strong>l Programa <strong>de</strong><br />

Cooperación Transfronteriza <strong>de</strong>l IEVA, que <strong>de</strong>be presentarse como el foro primordial que<br />

aglutine sinergias y que conduzca y guíe el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> cooperación mediterráneo a largo<br />

plazo. Es por ello que no parece que exista mejor fórmula para asegurar y fomentar el crecimiento<br />

<strong>de</strong>l compromiso <strong>de</strong> la UE con la cooperación territorial en el Mediterráneo, que<br />

el <strong>de</strong>sarrollo por parte <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> las regiones mediterráneas europeas <strong>de</strong> un sólido<br />

posicionamiento no solo técnico sino también político, como trampolín embrionario que<br />

en un futuro bien pueda asegurar el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la cooperación territorial en el Mediterráneo<br />

como fórmula <strong>de</strong> avance y entendimiento <strong>de</strong> los pueblos situados, en este caso ya,<br />

a ambas orillas <strong>de</strong>l Mediterráneo.

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