CUADERNOS DE <strong>BDSM</strong> ESPECIAL Nº 01 EL SADOMASOQUISMO COMO PRÁCTICA SEXUAL CONSENSUADA. LA EXPERIENCIA DE LAS LESBIANAS - Por Liliana Gómez Villa. Pag. 56
CUADERNOS DE <strong>BDSM</strong> ESPECIAL Nº 01 Capítulo 3: El SM <strong>como</strong> <strong>sexual</strong>idad periférica. El filósofo francés Mich<strong>el</strong> Foucault escribió poco antes de morir varios artículos y entrevistas r<strong>el</strong>acionadas con sus experiencias en clubes de <strong>sadomasoquismo</strong> en San Francisco. Estas experiencias propiciaron en él unas interesantes reflexiones en torno a la <strong>sexual</strong>idad y <strong>el</strong> poder, que marcaron <strong>el</strong> inicio de mi interés por <strong>el</strong> tema, pero que no lograba entender por falta de información básica acerca de la experiencia concreta. El capítulo previo aborda los aspectos técnicos básicos y hace una descripción de las actividades específicas que se consideran SM propiamente. Este recorrido teórico nos permite una mejor comprensión de las reflexiones en torno a las prácticas SM que siguen a continuación. Foucault ubicó al <strong>sadomasoquismo</strong> dentro de la categoría de <strong>sexual</strong>idades periféricas, que serían aqu<strong>el</strong>las que según él “se producen lejos de la alcoba de los padres, no son reproductivas, no tienen porque ser hetero<strong>sexual</strong>es, ni monogámicas, ni suaves, ni entre personas de la misma edad, ni en pareja, ni en privado”. [1] Es decir, que de manera significativa <strong>el</strong> SM crea un escenario en <strong>el</strong> que se dan formas de <strong>sexual</strong>idad que se desvían de la construcción social d<strong>el</strong> sexo tan reforzada por los agentes de control social. Las <strong>sexual</strong>idades no normativas (homo<strong>sexual</strong>es, intergeneracionales, sadomasoquistas, no monógamas), aunque no necesariamente presuponen la conciencia o intencionalidad de desequilibrar <strong>el</strong> orden establecido, lo desafían con su mera existencia. Dentro de una sociedad que crea dispositivos para la regulación de la <strong>sexual</strong>idad por medio de sus agentes de control social, surge la voz de los anormales, aqu<strong>el</strong>los que se autodenominan putos, pervertidos y maricas que reclaman <strong>el</strong> derecho a decidir sobre su propio cuerpo y un reconocimiento de la autonomía en función de demandas r<strong>el</strong>acionadas con la <strong>sexual</strong>idad y la reproducción. Los nuevos antagonismos sociales, sin desplazar a los asuntos de clase, raza, etnia, pasan a incluir las r<strong>el</strong>aciones <strong>sexual</strong>es y la r<strong>el</strong>ación entre géneros en sus luchas. La <strong>sexual</strong>idad, bien lejos de ser un asunto privado que se practica en la intimidad, ha estado siempre presente para los actores políticos, encargados de regular <strong>el</strong> comportamiento de la ciudadanía. Las prácticas <strong>sexual</strong>es, las divisiones de género y las identidades <strong>sexual</strong>es consideradas normales y desviadas forman parte de los cálculos d<strong>el</strong> poder. Los estados, las r<strong>el</strong>igiones, la medicina, <strong>el</strong> sistema educativo, los medios de comunicación, etc. han dado lugar a prácticas institucionalizadas <strong>como</strong> la confesión, la hospitalización, <strong>el</strong> tratamiento psiquiátrico, la escolarización, <strong>el</strong> encarc<strong>el</strong>amiento, etc. [1] “Sexo, poder y gobierno de la identidad”. Entrevista a Mich<strong>el</strong> Foucault. En: Hartza.com EL SADOMASOQUISMO COMO PRÁCTICA SEXUAL CONSENSUADA. LA EXPERIENCIA DE LAS LESBIANAS - Por Liliana Gómez Villa. Pag. 57