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el sadomasoquismo como práctica sexual ... - Cuadernos BDSM

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CUADERNOS DE <strong>BDSM</strong> ESPECIAL Nº 01<br />

Cada persona podría dar razones diferentes por las cuales disfruta de estas actividades y<br />

las busca a pesar de todos los obstáculos. Al principio es común que se sienta<br />

culpabilidad y que se trate de olvidar <strong>el</strong> tema. Es así <strong>como</strong> muchos terminan escogiendo<br />

a personas “vainilla” <strong>como</strong> pareja. Las teorías que tratan explicar <strong>el</strong> gusto por estas<br />

actividades van desde los más complicados dramas edípicos hasta explicaciones<br />

r<strong>el</strong>ativamente simples de la bioquímica. Sin embargo, es muy posible que las razones<br />

más poderosas sean desconocidas para <strong>el</strong> sujeto ya que al estar en <strong>el</strong> dominio de las<br />

fantasías <strong>sexual</strong>es tienen mucho de motivaciones y contenidos inconscientes. Cada cual<br />

tiene la opción de explorar las razones particulares de su deseo, si esa indagación se le<br />

hace necesaria. Ninguna de las teorías existentes se considera <strong>como</strong> la única y<br />

verdadera. Las experiencias varían tanto que las explicaciones disponibles deben ser<br />

multicausales y provisionales.<br />

Varios autores mencionan que hacer SM es una exc<strong>el</strong>ente manera de lograr que la<br />

persona este presente en <strong>el</strong> aquí y <strong>el</strong> ahora. Es imposible escapar de la sensación d<strong>el</strong><br />

látigo que golpea contra la pi<strong>el</strong>, te obliga a habitar <strong>el</strong> cuerpo y a procesar las sensaciones<br />

que pasan por él. Esto es especialmente importante para quienes tienen la tendencia a<br />

int<strong>el</strong>ectualizarlo todo.<br />

Por paradójico que parezca, es bastante común escuchar que al someterse las personas<br />

experimenten una sensación de empoderamiento. Que <strong>el</strong> pasar por una situación tan<br />

intensa, ser capaz de aguantar dolor, satisfacer las exigencias y complacer al dominante,<br />

le permite al sumiso estar orgulloso de sí mismo y de su fuerza interior. “El SM se trata<br />

de contradicciones y paradojas en las que la indefensión simbólica puede empoderar y<br />

la cru<strong>el</strong>dad simbólica puede sensibilizar.” [2]<br />

El SM puede servir para expresar deseos ocultos o prohibidos. Hay personas que se<br />

quieren sentir necias, malas, perversas, transgresoras y así poder explorar sensaciones<br />

<strong>como</strong> la culpa y la vergüenza. Quizá también sea visto <strong>como</strong> una manera de hacerse<br />

dueño de la propia <strong>sexual</strong>idad, al atreverse a actuar las fantasías ocultas. De aceptarse a<br />

sí mismo por tener ese tipo de pensamientos y deseo en vez de sentir culpa.<br />

Una vez partícipe en una escena en la que hacia de esclava. El atuendo de esa noche era<br />

bastante rev<strong>el</strong>ador, además llevaba un collar de cuero negro con un anillo plateado<br />

grande al frente conectado a una cadena de la cual me llevaba mi Ama. Finalizando la<br />

noche entró en un grupo de despedida de solteras al local; una docena de mujeres que<br />

obviamente estaban en <strong>el</strong> lugar equivocado. Se paseaban nerviosamente de un lado para<br />

otro sin despegarse ni un centímetro la una de la otra. A mi pareja le pareció divertido ir<br />

a escandalizarlas un poco más, así que me ordenó levantarme y seguirla. Me llevaba de<br />

la cadena y caminamos hacia <strong>el</strong>las. Apenas me vieron esas mujeres había una cantidad<br />

de ojos y bocas abiertas apuntando hacia mí. Usualmente soy bastante tímida,<br />

especialmente en situaciones grupales, pero en ese momento me inundó una sensación<br />

de poder y me llené de confianza. Caminé derecha enfatizando cada paso con <strong>el</strong><br />

[2] Easton y Hardy, 2003. p.30.<br />

EL SADOMASOQUISMO COMO PRÁCTICA SEXUAL CONSENSUADA.<br />

LA EXPERIENCIA DE LAS LESBIANAS - Por Liliana Gómez Villa. Pag. 50

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