el sadomasoquismo como práctica sexual ... - Cuadernos BDSM

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CUADERNOS DE BDSM ESPECIAL Nº 01 identidad lesbiana, abriría nuevas posibilidades para la experiencia lesbiana y cambiaria el rostro de la política lesbiana y la teoría feminista. A finales de los setenta, aparece en San Francisco, lesbianas interesadas en el sadomasoquismo. La unión de estas mujeres da como resultado la creación de Samois en 1978, el primer grupo de lesbianas pro-SM en el mundo. Un año después, una de sus integrantes, Pat Califia, publica un ensayo llamado “The secret side of lesbian sexuality”, (“El lado secreto de la sexualidad de las lesbianas”). En este texto se declara públicamente como sadomasoquista, usando nombre propio y exponiéndose a gran peligro y rechazo. Ese mismo año, las integrantes del grupo salen abiertamente a la parada gay en la que son insultadas y escupidas. Samois es conformado por mujeres muy visibles y activas políticamente, que se enfrentan no solo a las vehementes criticas de las feministas, sino a la exclusión y falta de apoyo de los hombres gays, que no logran conciliar la idea de mujeres invadiendo su territorio. En 1981 Samois publica con sus propios fondos, ya que no logran encontrar ninguna editorial que se atreva a hacerlo, el primer libro sobre sadomasoquismo escrito por y para mujeres titulado Coming to Power (Llegando al poder). Este contiene ensayos políticos, testimonios personales, poesía y cuentos cortos de Pat Califia, Gayle Rubin y las demás integrantes del grupo. El libro tiene un gran impacto en la cultura sexual lesbiana y en la política feminista. Sirve para mostrar que aún sin tener una red de clubes de sadomasoquismo o locales y revistas especializadas, había muchas lesbianas practicándolo y que el relato de sus experiencias contradecía las acusaciones de ciertas feministas. Este libro reivindica abiertamente el sadomasoquismo lésbico como una manera de empoderarse a través de la sexualidad y sirve para motivar la conformación de más grupos SM de mujeres en otras ciudades de Estados Unidos y en ciertas partes de Europa. Las fuertes polémicas y discusiones que genera la conformación de este grupo, hace que se cree una fuerte división entre los grupos de feministas radicales separatistas y las lesbianas anticensura pro-SM, que se ha dado a conocer como las guerras del sexo lesbico de los ochenta. Por un lado, se desarrolla una línea liberal en torno a la sexualidad liderado por Gayle Rubin. En su artículo “Pensar el sexo: Hacia una teoría radical de la sexualidad” establece en un cuadro o gráfico una suerte de jerarquía en la respetabilidad social de las prácticas sexuales. Allí muestra un amplio abanico de tipos de conducta erótica, desde la que cuenta con el apoyo social y la total respetabilidad, hasta las que son condenadas socialmente y perseguidas legalmente. En el escalafón más alto sitúa la heterosexualidad reproductiva y en el más bajo prácticas como el sadomasoquismo, el fetichismo y el sexo intergeneracional. Según ella, el problema radica en la jerarquización de las sexualidades y hace un llamado a construir una alianza de todas las minorías sexuales que de una u otra manera subvierten a la heterosexualidad. EL SADOMASOQUISMO COMO PRÁCTICA SEXUAL CONSENSUADA. LA EXPERIENCIA DE LAS LESBIANAS - Por Liliana Gómez Villa. Pag. 12

CUADERNOS DE BDSM ESPECIAL Nº 01 Pero las feministas radicales en vez de ver las similitudes de intereses, se unen a la oleada conservadora de la época y emprenden una cruzada en contra del sadomasoquismo y la pornografía. La resistencia de muchos grupos de mujeres y de lesbianas a aceptar el sadomasoquismo se debió a que lo percibieron como una síntesis extrema del sexismo, ya que tradicionalmente se ha identificado al hombre con la posición dominante y al sadismo con la masculinidad y sus privilegios sociales. Numerosas lesbianas y feministas denunciaron vigorosamente esta tendencia como antifeminista, por basarse en la tradicional erotización patriarcal de la violencia y de la dominación. Y argumentaron que esta posición deshacía todo el cuestionamiento político global de la sociedad, originalmente propuesto desde el lesbianismo feminista, radical o separatista. La feminista Sheila Jeffreys escribe, en un influyente ensayo en contra del SM, que: Volver a regirse nuevamente por patrones de conducta sexual típicamente masculinos -y gays- presentados como el ‘verdadero sexo caliente’, demuestra una caída de la auto-estima de las lesbianas, quienes desde hace años se proponían más bien una búsqueda sexual diferente y congruente con sus aspiraciones feministas [1] Y añade que: El uso de la pornografía y prostitución, aunque sean “lésbicas”, solo refuerza un imaginario patriarcal y multiplica las ganancias de la industria del sexo, conduciendo por ende a la explotación de mujeres y lesbianas por otras lesbianas [2] Sus críticas, sin embargo, evidenciaban un profundo desconocimiento del tema. No surgen de la experiencia propia, ni toma en cuenta las experiencias de otras mujeres que lo practican. Su principal argumento, basado en los presupuestos fundamentales del segundo momento de la teoría feminista, es que el sadomasoquismo sirve para incrementar la opresión de la mujer y acusa a quienes lo practican de ser aliados del sistema patriarcal dominante. Como respuesta, Pat Califia escribe una defensa en su artículo “Feminismo y sadomasoquismo”: [1] Sheila Jeffreys. “El postmodernismo y la teoría lesbiana gay”. En: Elena Beltrán y Virginia Maquieira. Feminismos. Debates teóricos contemporáneos, Alianza, Madrid, 2001. p.56-72 [2] Ibíd. EL SADOMASOQUISMO COMO PRÁCTICA SEXUAL CONSENSUADA. LA EXPERIENCIA DE LAS LESBIANAS - Por Liliana Gómez Villa. Pag. 13

CUADERNOS DE <strong>BDSM</strong> ESPECIAL Nº 01<br />

Pero las feministas radicales en vez de ver las similitudes de intereses, se unen a la<br />

oleada conservadora de la época y emprenden una cruzada en contra d<strong>el</strong><br />

<strong>sadomasoquismo</strong> y la pornografía. La resistencia de muchos grupos de mujeres y de<br />

lesbianas a aceptar <strong>el</strong> <strong>sadomasoquismo</strong> se debió a que lo percibieron <strong>como</strong> una síntesis<br />

extrema d<strong>el</strong> sexismo, ya que tradicionalmente se ha identificado al hombre con la<br />

posición dominante y al sadismo con la masculinidad y sus privilegios sociales.<br />

Numerosas lesbianas y feministas denunciaron vigorosamente esta tendencia <strong>como</strong> antifeminista,<br />

por basarse en la tradicional erotización patriarcal de la violencia y de la<br />

dominación. Y argumentaron que esta posición deshacía todo <strong>el</strong> cuestionamiento<br />

político global de la sociedad, originalmente propuesto desde <strong>el</strong> lesbianismo feminista,<br />

radical o separatista.<br />

La feminista Sheila Jeffreys escribe, en un influyente ensayo en contra d<strong>el</strong> SM, que:<br />

Volver a regirse nuevamente por patrones de conducta <strong>sexual</strong> típicamente<br />

masculinos -y gays- presentados <strong>como</strong> <strong>el</strong> ‘verdadero sexo caliente’, demuestra<br />

una caída de la auto-estima de las lesbianas, quienes desde hace años se<br />

proponían más bien una búsqueda <strong>sexual</strong> diferente y congruente con sus<br />

aspiraciones feministas [1]<br />

Y añade que:<br />

El uso de la pornografía y prostitución, aunque sean “lésbicas”, solo refuerza un<br />

imaginario patriarcal y multiplica las ganancias de la industria d<strong>el</strong> sexo,<br />

conduciendo por ende a la explotación de mujeres y lesbianas por otras<br />

lesbianas [2]<br />

Sus críticas, sin embargo, evidenciaban un profundo desconocimiento d<strong>el</strong> tema. No<br />

surgen de la experiencia propia, ni toma en cuenta las experiencias de otras mujeres que<br />

lo practican. Su principal argumento, basado en los presupuestos fundamentales d<strong>el</strong><br />

segundo momento de la teoría feminista, es que <strong>el</strong> <strong>sadomasoquismo</strong> sirve para<br />

incrementar la opresión de la mujer y acusa a quienes lo practican de ser aliados d<strong>el</strong><br />

sistema patriarcal dominante.<br />

Como respuesta, Pat Califia escribe una defensa en su artículo “Feminismo y<br />

<strong>sadomasoquismo</strong>”:<br />

[1] Sheila Jeffreys. “El postmodernismo y la teoría lesbiana gay”. En: Elena B<strong>el</strong>trán y Virginia Maquieira.<br />

Feminismos. Debates teóricos contemporáneos, Alianza, Madrid, 2001. p.56-72<br />

[2] Ibíd.<br />

EL SADOMASOQUISMO COMO PRÁCTICA SEXUAL CONSENSUADA.<br />

LA EXPERIENCIA DE LAS LESBIANAS - Por Liliana Gómez Villa. Pag. 13

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