el sadomasoquismo como práctica sexual ... - Cuadernos BDSM
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CUADERNOS DE <strong>BDSM</strong> ESPECIAL Nº 01<br />
exploraba <strong>el</strong> misterioso pene y ocasionalmente al hombre a quien le pertenecía.<br />
Quedaba claro que las palabras identificada <strong>como</strong> lesbiana no me iban a salvar.<br />
Reconciliar la bi<strong>sexual</strong>idad con <strong>el</strong> S/M fue todavía más difícil porque, por lo menos al<br />
principio, jugaba y me identificaba <strong>como</strong> bottom. Mis deseos de ser raptada, tener<br />
dueñ@, de servir y de adorar, ya eran mal vistos en <strong>el</strong> mundo de las lesbianas, donde<br />
creo que <strong>el</strong> único comentario positivo hacia <strong>el</strong> S/M que escuché era dirigido a unas tops<br />
muy imponentes que deslumbraron a todas con su desprecio hacia <strong>el</strong> rol de la mujer.<br />
Sus Harleys y sus botas contaron con aprobación aunque no sus vicios en la cama. Pero<br />
a finales de los 70 nunca escuche una palabra amable sobre mujeres que les gustara<br />
postrarse en tacones.<br />
Claro, diez años después, en <strong>el</strong> valiente nuevo mundo S/M de San Francisco, me di<br />
cuenta de que algunas lesbianas muy lesbianas ocasionalmente jugaban con hombres.<br />
Esto me tranquilizaba un poco, pero todavía parecía haber una diferencia muy grande<br />
entre esas mujeres rudas con látigos y brazos fuertes, y mis propios deseos. Por lo que<br />
me podía dar cuenta, a <strong>el</strong>las ni se les pasaba por la cabeza llamarse bi<strong>sexual</strong>es. Por lo<br />
visto, sus escenas no terminaban de la manera que yo quería que terminaran las mías: en<br />
una corrida de sexo fuerte (en otras palabras, de la misma manera que me gustaban las<br />
escenas con mujeres). No, estas parecían ser mujeres que sabían cuando no quitarse los<br />
pantalones.<br />
Así que declaré que aunque me abría a la posibilidad de tener sexo y conexión<br />
emocional con hombres, <strong>el</strong> sexo S/M representaba un niv<strong>el</strong> de intimidad y<br />
vulnerabilidad que reservaba solo para mujeres. Con las políticas que hasta ese entonces<br />
habían forjado mis creencias acerca d<strong>el</strong> sexo y <strong>el</strong> género, no podía reconciliar la idea de<br />
hacer de bottom con un hombre. Pero hacer de bottom era lo único que realmente quería<br />
hacer.<br />
Los daddies de Tom of Finland todavía aparecían mientras me masturbaba pero ahora<br />
me hacían cosas maravillosamente terribles. ¿Me imaginaba que era un chico gay,<br />
porque <strong>como</strong> mas podía explicar estas fantasías A esos daddies no les gustaban las<br />
chicas en ropa femenina.<br />
Mirando hacia atrás, veo que este dilema de identidad y deseo era peor antes de que me<br />
diera cuenta que había otras mujeres <strong>como</strong> yo, antes de conocer otras mujeres S/M<br />
bi<strong>sexual</strong>es. También sufría porque los hombres que yo deseaba no era probable que me<br />
desearan a mí: porque <strong>el</strong>los eran maricas y yo una chica. Todavía no había conocido un<br />
hombre leather hétero o bi<strong>sexual</strong> con quien me pudiera r<strong>el</strong>acionar de esa manera. (De<br />
hecho, casi todos los hombres hétero que conocía y les interesaba <strong>el</strong> S/M, se<br />
identificaban al igual que yo, <strong>como</strong> bottoms.)<br />
Luego conocí a Cynthia Slater y David Lourea. Cynthia fundó la sociedad de Janus, una<br />
organización S/M de orientación mixta, y David fundó <strong>el</strong> centro de bi<strong>sexual</strong>es. Ambos<br />
EL SADOMASOQUISMO COMO PRÁCTICA SEXUAL CONSENSUADA.<br />
LA EXPERIENCIA DE LAS LESBIANAS - Por Liliana Gómez Villa. Pag. 111