Toma de posesión de altos cargos del Ministerio de Sanidad ...

| ENTREVISTA
José Manuel Blecua, Presidente
de la Real Academia Española
Como dijo Carmen Martín Gaite, “hablar es un juguete
que siempre funciona y nunca se estropea”
Texto y fotos: Miguel Núñez Bello
Como decían los clásicos, sentí admiración
porque cuando me llamó
el alcalde de Zaragoza no sabía que
era para darme la medalla de oro
de la ciudad. Sentí sorpresa, emoción,
una enorme alegría.
La Real Academia Española se
fundó en 1713, y poco tiempo
después un crisol puesto al
fuego con la leyenda “Limpia, fija
y da esplendor” sentaba el propósito
de fijar las voces y frases de
la lengua castellana “en su mayor
propiedad, elegancia y pureza”.
José Manuel Blecua es el 29º director
de la RAE. Este filólogo,
experto en fonética y fonología,
ocupa con admirada pasión y entrega
el sillón h, junto a académicos
tan reconocidos como Mario
Vargas Llosa, Ana María Matute,
Margarita Salas o Arturo Pérez
Reverte.
14 Más información
Nació en año de posguerra, en 1939,
con el afán de superación extraído
de la vida y de algunas lecturas de
“El Coyote”. Como él mismo dice,
donde hay un tebeo hay un lector,
aunque uno trabaje todos los días
en la Real Academia Española entre
diccionarios y la influencia de los
libros de Cervantes y Lope de Vega.
Nacido en Zaragoza, hijo y hermano
mayor de filólogos. Reconocido,
elogiado, homenajeado… No hace
mucho tiempo, el alcalde de la ciudad
maña le llegó a definir como
un hombre con “humildad creíble
y exquisita educación”.
A todos estos halagos, yo añadiría
el de la superación. Nacer en 1939,
año de posguerra, no tuvo que ser
sencillo.
Nací dos meses después de acabar la
guerra. Mantengo vivos muchos recuerdos,
de oír hablar en mi casa de
los bombardeos y de la guerra. Conservo
la imagen de tener que estudiar
con las lámparas de aceite porque no
había luz; recuerdo subir andando a
casa porque no había tranvía o ver
cómo la basura la recogían unos carros
con unos caballos. Todo era muy
distinto. Nos trasladamos de casa en
el 1950 y todo el cambio lo hicimos
en un carro de mano porque no había
camionetas. Los coches en aquella
época se movían por gasógeno.
Para un filólogo de una trayectoria
impecable y ejemplar como la suya,
¿cuál debe de ser el objetivo y el
sentido de un catedrático de filología
hispánica
Existen dos cosas fundamentales:
Lograr que los chicos manejen la lengua
tanto en la expresión oral como
escrita con seguridad, es decir, que
no tengan vacilaciones ni gráficas,
ni morfológicas, ni sintácticas, que
tengan una riqueza de vocabulario y
que sean capaces de entender un texto
con un mínimo de dificultades. Es-