democracia - Ediciones Universitarias
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José Woldenberg<br />
Licenciado en Sociología, maestro en Estudios Latinoamericanos y doctor en Ciencias Políticas<br />
por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Fue consejero ciudadano y<br />
consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE). Ha sido director de la revista Nexos<br />
y colaborador en múltiples publicaciones nacionales y extranjeras. En 2004 recibió el Premio<br />
Nacional de Periodismo. Es autor de varios libros de investigación y reflexión políticas, entre<br />
ellos La construcción de la <strong>democracia</strong> (Plaza y Janés, 2003) y Después de la transición:<br />
Gobernabilidad, espacio público y derechos (Cal y Arena, 2006)<br />
Las elecciones son<br />
sólo la punta de un<br />
iceberg civilizatorio que<br />
permite la convivencia<br />
y competencia de la<br />
pluralidad política que<br />
cruza a un país.<br />
Lo primero que hay que decir es que tendremos auténticas<br />
elecciones. Partidos políticos fuertes, con arraigo y recursos,<br />
se disputarán la voluntad de los votantes. Esto que parece una<br />
obviedad no lo es, porque hasta hace muy poco tiempo, nuestros<br />
comicios eran rituales que se cumplían con puntualidad pero en<br />
los cuales los ganadores y los perdedores estaban predeterminados.<br />
Y hay que recordar que las elecciones son sólo la punta de un<br />
iceberg civilizatorio que permite la convivencia y competencia de<br />
la pluralidad política que cruza a un país. Son la expresión más<br />
decantada de los sistemas democráticos y puede afirmarse que de<br />
sus cualidades depende que un régimen de gobierno pueda o no<br />
ostentarse como tal. Sobra decir que en los regímenes autoritarios,<br />
dictatoriales o totalitarios las elecciones —si es que existen— no<br />
son competitivas, porque se supone que una sola fuerza política es<br />
la que encarna todos los valores positivos, mientras las otras no son<br />
sino la encarnación del “mal”. En nuestro caso, luego de una espiral<br />
de conflictos y reformas, fuimos capaces de construir un escenario<br />
para la confrontación pacífica e institucional de la pluralidad que se<br />
asienta en México.<br />
Se trata de elecciones federales generales, es decir, contiendas en<br />
las que no estará en juego sólo la presidencia de la República sino<br />
también la composición de las dos Cámaras del Congreso. Estas<br />
últimas han venido adquiriendo una centralidad que hace apenas<br />
quince años resultaba impensable (para muchos). Desde 1997 en la<br />
Cámara de Diputados ningún partido ha logrado alcanzar la mayoría<br />
absoluta de los escaños y desde el 2000 ninguna fuerza política en<br />
singular ha logrado esa misma mayoría en el Senado. De tal suerte<br />
que a partir de entonces los mexicanos nos hemos venido acostumbrando<br />
a que cualquier iniciativa requiera de diálogo, negociación<br />
y acuerdo si es que se desea que prospere en el circuito legislativo.<br />
2012Ibero 5