Excerpta N° 7 - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad de Chile
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la comida, la montada, se convierte en la dueña <strong>de</strong>l mundo. Es la que tiene el verda<strong>de</strong>ro po<strong>de</strong>r, es la que<br />
pue<strong>de</strong> arreglar o <strong>de</strong>scomponer todas las cosas, es el personaje <strong>de</strong> preeminencia total e indiscutible. La<br />
misoginia <strong>de</strong> Edwards hace que la preeminencia vaya acompañada <strong>de</strong> positividad sólo cuando la mujer<br />
es "la Perpetua <strong>de</strong> la casa", cuando es una<br />
madre simbólica que está cerca <strong>de</strong> la naturaleza, cerca <strong>de</strong> la raíz india. En el fondo, la inversión <strong>de</strong>l texto<br />
<strong>de</strong> Edwards está basada en una observación igual a la que funda los poemas <strong>de</strong> la Mistral. Para ambos,<br />
sólo la mujer "madre" tiene positividad plena, incluso si esta maternidad es solamente simbólica o<br />
posicional. La diferencia es que la "madre" en Edwards se acerca en su perfección al aborigen, a la<br />
naturaleza, mientras que la madre <strong>de</strong> Gabriela Mistral se acerca a Dios. Sería interesante tener tiempo<br />
para examinar las extrañezas presentes en la novela <strong>de</strong> Edwards, especialmente la que notamos antes: es<br />
el matrimonio lo que convierte a las no madres en personajes moralmente monstruosos. En la Mistral, en<br />
cambio, el matrimonio carece <strong>de</strong> importancia en la valoración positiva o negativa <strong>de</strong> la masculinidad o la<br />
femineidad. En los textos <strong>de</strong> la Mistral, lo central es la presencia o ausencia <strong>de</strong> "lujuria", es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>seo sexual no <strong>de</strong>stinado a la reproducción.<br />
Hay pues, una cosa curiosísima: en la estructura nuestra según dos <strong>de</strong> nuestros escritores, "hombre" y<br />
"mujer" tienen una estructura susceptible <strong>de</strong> invertirse. "Hombre", en cuanto macho, compañero sexual,<br />
tiene unos ciertos predicados que lo <strong>de</strong>scriben a él, repito, como incontrastable, violento, disfrutante,<br />
alegre, porque hay una alegría en el lobo <strong>de</strong>vorando nietecitas; y este mismo personaje, al actualizar uno<br />
<strong>de</strong> sus predicados posibles, el <strong>de</strong> marido o padre, cambia polarmente su valor moral y se convierte en<br />
borracho, abandonador, o infeliz, <strong>de</strong>sdichado, pero siempre secundario. Y ella, que fue la violada, la<br />
tirada, la comida, la zumbada, la disfrutada, se convierte en la dueña <strong>de</strong>l mundo, en la que administra el<br />
mundo, or<strong>de</strong>na la realidad. En Edwards, este po<strong>de</strong>r es para el bien (en "la Perpetua <strong>de</strong> la casa", la madre<br />
<strong>de</strong> verdad) o para el mal (en la mujer pervertida por el ambiente mestizo, aunque sea <strong>de</strong> color blanco y<br />
aunque sea una madre biológica). En la Mistral, este po<strong>de</strong>r es para el mal (cuando se ejerce <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
"lujuria") o para el bien absoluto (en la propia madre) o relativo (en cualquier madre).<br />
Creo que estas inversiones funcionan en relación con esto que hemos dicho en otras oportunida<strong>de</strong>s, que<br />
nosotros tenemos como cumbre <strong>de</strong> nuestra i<strong>de</strong>ología o como una <strong>de</strong> las cumbres <strong>de</strong> nuestra i<strong>de</strong>ología la<br />
categoría blanco-no blanco en la que yo he insistido repetidamente. Lo que quisiera proponer, es que la<br />
categoría blanco-no blanco no correspon<strong>de</strong> a un contenido objetivo, por ejemplo étnico, o biológico <strong>de</strong><br />
la sociedad chilena, o latinoamericana (creo que sirve para otros países también) sino que se trata<br />
simplemente <strong>de</strong> una acuñación i<strong>de</strong>ológica producida por la clase dominante en <strong>Chile</strong>. En este sistema <strong>de</strong><br />
categorías que tiene Edwards, está el quiltro y el extranjero. El quiltro es el mestizo. La valoración<br />
correspondiente es muy vieja. La clase dominante, es <strong>de</strong>cir, primero los españoles peninsulares, luego<br />
los criollos dueños <strong>de</strong> la tierra, <strong>de</strong> las minas y <strong>de</strong>l dinero y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r político, fueron los que impusieron<br />
la categoría blanco-no blanco que uste<strong>de</strong>s y yo tenemos metida en el alma inerradicablemente <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
siempre. Déjenme recordar una cosa: don Manuel Montt, hombre <strong>de</strong> color moreno y presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> <strong>Chile</strong>,<br />
aparece como tal, "negro", en la propaganda política contraria. Y Januario Espinosa en su biografía <strong>de</strong><br />
Montt, recuerda que los opositores dijeron: "el presi<strong>de</strong>nte futuro <strong>de</strong> <strong>Chile</strong>, cualquiera que sea, tendrá la<br />
cara blanca, el corazón puro, la frente <strong>de</strong>spejada, Montt sería el más feo <strong>de</strong> los presi<strong>de</strong>ntes". Es <strong>de</strong>cir: no<br />
el color oscuro ni la frente estrecha <strong>de</strong>l mapuche. Esto como un argumento político durante la campaña