Excerpta N° 7 - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad de Chile
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Pero eso nos enfrenta a un problema <strong>de</strong> re-elaboración cultural, <strong>de</strong> cambio civilizatorio y <strong>de</strong> proyectos<br />
sociales globales que "piensen" a mujeres y hombres en un universo <strong>de</strong> complementarieda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong><br />
solución a las inequida<strong>de</strong>s sin hacer tabla rasa <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> una i<strong>de</strong>ntidad personal, social, humana;<br />
<strong>de</strong> un sí mismo que requiere respeto a su singularidad. Nos enfrenta así a la necesidad <strong>de</strong> una fisura en<br />
los mo<strong>de</strong>los sociales, a una abertura fundamental, a una reflexión que explore si el acento colectivo se<br />
pone sobre lo homogéneo o sobre lo diverso.<br />
Pero esta hora, como hemos dicho, ha sido importante para el levantamiento <strong>de</strong> una duda, una duda<br />
sobre lo que se creía resuelto, a saber, que "los hombres" lo tenían todo <strong>de</strong>finido, que gozaban <strong>de</strong> su<br />
privilegio <strong>de</strong> género dominante y que por el sólo hecho <strong>de</strong> serlo podían aspirar a una vida más plena o al<br />
menos más gloriosa en lo social; por tener el po<strong>de</strong>r -me refiero al po<strong>de</strong>r público- una faz masculina, la<br />
potestad <strong>de</strong> los hombres aparecía garantizada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su nacimiento. Sin embargo, las indagaciones y las<br />
propias experiencias existenciales han comenzado -con fuerza en el Primer Mundo- a trizar esa imagen.<br />
La historiadora francesa Elizabeth Badinter recoge en su libro XY la I<strong>de</strong>ntidad Masculina muchas <strong>de</strong><br />
esas "torsiones" a la figura masculina. Así por ejemplo, sostiene que el proceso <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> los<br />
hombres es mucho más "dramático" que el <strong>de</strong> las mujeres puesto que la masculinidad se <strong>de</strong>fine como<br />
todo aquello que no es femenino: "...<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su concepción el embrión masculino "lucha" para no ser<br />
femenino. Nacido <strong>de</strong> una mujer, mecido en un vientre femenino, el niño macho, al contrario <strong>de</strong> lo que<br />
suce<strong>de</strong> con la hembra, se ve con<strong>de</strong>nado a marcar diferencias durante la mayor parte <strong>de</strong> su vida... Para<br />
hacer valer su i<strong>de</strong>ntidad masculina <strong>de</strong>berá convencerse y convencer a los <strong>de</strong>más <strong>de</strong> tres cosas: que no es<br />
una mujer, que no es un bebé y que no es homosexual". (2)<br />
De este modo según la autora habría una fórmula común a todas las socieda<strong>de</strong>s: la femineidad aparece<br />
como natural, mientras que la masculinidad se adquiere pagándola muy cara, como lo evi<strong>de</strong>ncian las<br />
constantes pruebas <strong>de</strong> virilidad que se expresan en la frase: "<strong>de</strong>muestra que eres un hombre". Así<br />
entonces se podría <strong>de</strong>cir que la masculinidad se construye, que no está dada. Pero está claro que hoy en<br />
día el sistema <strong>de</strong> referencias no es muy preciso y que el hombre <strong>de</strong> fines <strong>de</strong> siglo no sabe cómo<br />
<strong>de</strong>finirse. Los teóricos <strong>de</strong> las ciencias humanas en Norteamérica -que realizaron los primeros estudios<br />
científicos sobre la masculinidad- hablaron <strong>de</strong> la "ilusión viril" y <strong>de</strong> que la clase, la edad, la etnia o la<br />
preferencia sexual relativizaban y pluralizaban las masculinida<strong>de</strong>s. En los sistemas patriarcales -<br />
sostendrá Badinter- se juzga a los hombres como más fuertes, valientes, responsables y con po<strong>de</strong>r. La<br />
libido dominante fundamentaba la virilidad y si el "dominante es dominado por su dominio" ello<br />
constituía parte <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad masculina. Al <strong>de</strong>saparecer esa "ilusión viril" se produciría un vacío: "hay<br />
motivos suficientes para provocar el vértigo entre los jóvenes, que <strong>de</strong>ben enfrentarse a dos escollos: no<br />
ser suficientemente macho o serlo <strong>de</strong>masiado". (3)<br />
Un revólver <strong>de</strong> hombre a la cintura o un mito enorme, equivocado, rupestre.