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Excerpta N° 7 - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad de Chile

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De este modo, cuando a finales <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> los 70 comenzó a socializarse el término género en el<br />

Primer Mundo, una serie <strong>de</strong> reflexiones sobre lo masculino se <strong>de</strong>splegaron en el universo <strong>de</strong> las ciencias<br />

sociales y en la literatura colocando en el escenario un problema que hasta entonces no se había tocado.<br />

Este vacío estuvo relacionado a nuestro juicio con un doble movimiento: por un lado, por el hecho <strong>de</strong><br />

que las teorías sobre La Mujer habían reificado una imagen <strong>de</strong> Hombre dada por el uso <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong><br />

patriarcado como sistema universal y omnipresente, dibujando una silueta masculina estereotipada e<br />

idéntica para todas las socieda<strong>de</strong>s; por el otro, el hecho <strong>de</strong> que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muchas disciplinas como en el<br />

psicoanálisis, la propia filosofía, la historia, "el hombre" aparecía como un sujeto incuestionable;<br />

preguntarse por qué ser un hombre contenía a toda la humanidad, con lo cual era imposible plantearse el<br />

asunto como un problema <strong>de</strong> género, y más aún la propia pregunta no podía ni siquiera modularse.<br />

Recor<strong>de</strong>mos que el mismo psicoanálisis consi<strong>de</strong>ra un rasgo histérico el que la mujer interrogue su<br />

condición -dado que él mismo piensa que esa condición no es más que una inexistencia, o una carencia<br />

como diría Lacan.<br />

Por otro lado, en distintas socieda<strong>de</strong>s contemporáneas ya sea el <strong>de</strong>splazamiento masivo <strong>de</strong> las mujeres<br />

<strong>de</strong> "la casa a la calle", al mundo laboral, al universo <strong>de</strong> lo público, o sus movimientos reivindicativos,<br />

han puesto en jaque las antiguas maneras <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r las relaciones entre hombres y mujeres. Aun<br />

cuando es sabido que la "salida" <strong>de</strong> las mujeres <strong>de</strong> la casa les ha significado asumir una triple jornada, es<br />

claro que se ha provocado un cambio <strong>de</strong> posicionamiento, un cambio <strong>de</strong> "lugar propio" -o como dice<br />

Adriana Valdés un <strong>de</strong>slizamiento al "corral ajeno"- que ha tenido como consecuencia un "malestar", un<br />

removerse, una negociación y un ce<strong>de</strong>r por parte <strong>de</strong> los hombres . Este proceso aunque no está<br />

suficientemente documentado en nuestro país se percibe y podríamos <strong>de</strong>cir que aún habiendo<br />

continuida<strong>de</strong>s, por ejemplo en la construcción simbólica <strong>de</strong> lo femenino y <strong>de</strong> lo masculino, hay cambios<br />

en el plano <strong>de</strong> lo social y económico que evi<strong>de</strong>ntemente tendrán su correlato -en un tiempo más- sobre<br />

las i<strong>de</strong>ologías <strong>de</strong> género.<br />

Es una hora entonces "vestida" <strong>de</strong>l pánico que produce la interrogación sobre las diferencias en un<br />

mundo en don<strong>de</strong> las mujeres comienzan a ocupar los espacios <strong>de</strong> los hombres, y en muchos casos, como<br />

ocurre en nuestras socieda<strong>de</strong>s mestizas, en don<strong>de</strong> prevalece su dominio materno agregándosele otros en<br />

don<strong>de</strong> también pue<strong>de</strong> ejercer su autoridad. Es claro que estamos ante la hora -en algunos países por<br />

supuesto más que en otros- en don<strong>de</strong> el asunto <strong>de</strong> la "indiferenciación" o diferenciación <strong>de</strong> género se<br />

torna crucial. Y esto no es algo banal puesto que sitúa el tema en los cambios culturales que posibilitan<br />

transformaciones en los mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> género; cambios que sin lugar a dudas van<br />

aparejados con procesos <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n económico y político (en el caso <strong>de</strong> <strong>Chile</strong> re<strong>de</strong>mocratización y<br />

neoliberalismo, por ejemplo son dos caras <strong>de</strong> un cuerpo social que en pocas décadas ha adoptado nuevos<br />

contornos y ha modificado las relaciones <strong>de</strong> género).<br />

Algunos autores, como René Girard, sostienen que la indiferenciación conduce a la violencia, que hay<br />

una necesidad <strong>de</strong> preservar las alterida<strong>de</strong>s; en el tema que nos ocupa es preciso tener en consi<strong>de</strong>ración<br />

que la igualdad <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s entre hombres y mujeres no tiene por qué eclipsar y anular las<br />

diferencias entre femenino y masculino. El <strong>de</strong>safío parece ser el <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> nuevos espacios y<br />

rasgos diferenciales que no supongan <strong>de</strong>svalorizaciones por estar asociados a un <strong>de</strong>terminado género.

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