Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel
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Eugen Fink<br />
Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />
<strong>la</strong> esencia <strong>de</strong>l ser se admitiría el generarse y <strong>de</strong>saparecer, que “lo ente” podría comenzar<br />
y finalizar. Es altamente significativo como en Parméni<strong>de</strong>s <strong>la</strong> temporalidad <strong>de</strong>l ser está<br />
en conexión con el hombre mortal. Para P<strong>la</strong>tón <strong>la</strong> separación parmení<strong>de</strong>a entre ser y<br />
nada constituye el escándalo productivo y el acicate <strong>de</strong> su propia filosofía. Él se<br />
convierte, como dice en “El sofista”, en el “parricida” <strong>de</strong> Parméni<strong>de</strong>s; él <strong>de</strong>be intentar<br />
pensar <strong>la</strong> nada en el ser, al menos enten<strong>de</strong>r los móviles, <strong>la</strong>s cosas individuales que se<br />
generan y <strong>de</strong>saparecen, como mixtura entre ser y nada. Que con ello <strong>la</strong> estructura <strong>de</strong> ser<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas individuales, <strong>de</strong> <strong>la</strong>s onta gignomena, sea a partir <strong>de</strong> <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as interpretada<br />
como un ser <strong>de</strong> rango menor, como un ser <strong>de</strong> algún modo roído por <strong>la</strong> nada, muestra<br />
hasta qué punto P<strong>la</strong>tón, a pesar <strong>de</strong>l parricidio, sigue todavía comprometido con<br />
Parméni<strong>de</strong>s. La filosofía occi<strong>de</strong>ntal gira <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus inicios una y otra vez entorno a este<br />
confuso problema acerca <strong>de</strong> cómo pue<strong>de</strong> cesar lo ente. La mortalidad <strong>de</strong> los seres<br />
humanos atraviesa y compenetra también toda <strong>la</strong> comprensión humana <strong>de</strong>l ser.<br />
Esta pregunta alcanza <strong>la</strong> agu<strong>de</strong>za más extrema con el hombre mismo. El finalizar<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas naturales no vivas es <strong>la</strong> <strong>de</strong>scomposición, con <strong>la</strong> que <strong>de</strong>saparece una<br />
<strong>de</strong>terminada forma, pero permanece <strong>la</strong> materia. El finalizar <strong>de</strong> los seres vivos es ya más<br />
incomprensible, más enigmático. El cadáver exánime permanece todavía un tiempo en<br />
sus formas orgánicas para <strong>de</strong>scomponerse pau<strong>la</strong>tinamente en una materialidad<br />
inorgánica. El ser en vida <strong>de</strong> los seres vivos es algo manifiestamente fugaz. Pronto está<br />
ahí y pronto ya no está más; parece ser una c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> ente que pue<strong>de</strong> evaporarse<br />
íntegramente en <strong>la</strong> nada. Pero el modo y manera como el hombre mismo <strong>de</strong>saparece es<br />
para el hombre <strong>la</strong> cuestión más excitante y máximamente inquietante en toda su<br />
comprensión <strong>de</strong>l ser.<br />
Mientras él vive, está enterado y cierto <strong>de</strong> su propio ser; esta certeza tiene una<br />
primacía frente a cada ente extraño dado a nosotros objetivamente. Con respecto a todas<br />
<strong>la</strong>s cosas extrañas po<strong>de</strong>mos confundirnos; po<strong>de</strong>mos tomar<strong>la</strong>s como “siendo”, mientras<br />
sólo son engaños <strong>de</strong> los sentidos, fantasmagorías <strong>de</strong> nuestra imaginación. Pero, con<br />
respecto a nosotros mismos no po<strong>de</strong>mos, en principio, confundirnos acerca <strong>de</strong> que<br />
somos mientras y en tanto nos experimentemos a nosotros mismos. En esto no nos<br />
podría confundir ningún ser todo po<strong>de</strong>roso, ningún “genio maligno”, como Descartes<br />
dice <strong>de</strong> manera admirable en <strong>la</strong>s “Meditaciones”. La autocerteza <strong>de</strong> nuestro ser tiene una<br />
primacía incondicional frente a toda otra certeza <strong>de</strong> ser. Pero en este ser <strong>de</strong>l hombre<br />
cierto <strong>de</strong> sí, máximamente seguro <strong>de</strong> sí, mora en lo más íntimo <strong>la</strong> certeza <strong>de</strong> muerte. Por<br />
más que el hombre pueda protegerse contra un posible engaño, no pue<strong>de</strong> protegerse<br />
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