Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel
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Eugen Fink<br />
Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />
antropomórfica, no tan simi<strong>la</strong>r al hombre, y junto con ello no queremos merecer <strong>la</strong> bur<strong>la</strong><br />
<strong>de</strong> Xenofanes, quien <strong>de</strong>cía que “los etíopes sostiene que sus dioses son <strong>de</strong> nariz roma,<br />
los tracios: que ellos serían <strong>de</strong> ojos azules y pelirrojos” (Frag. 16) – si pensamos el<br />
concepto <strong>de</strong> Dios como <strong>la</strong> metafísica p<strong>la</strong>tónica o el cristianismo, entonces no po<strong>de</strong>mos<br />
<strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Dios que “trabaja”, ni que “juega”, “lucha”, “ama” o “muere”. Él no pue<strong>de</strong><br />
haber creado el mundo como un artesano finito que se encuentra referido a un<br />
“material” dado con anterioridad y ya existente, sólo para transformarlo. Y tampoco<br />
pue<strong>de</strong> necesitar en su omnipotencia “luchar”, no pue<strong>de</strong> tener enemigos respecto a los<br />
cuales su fuerza sería limitada; no pue<strong>de</strong> “jugar” en el sentido <strong>de</strong> un finito<br />
autopresentación <strong>de</strong> su vida para sí mismo; tampoco pue<strong>de</strong> “amar” análogamente a<br />
como aman los humanos, a partir <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sgarramiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> quebrantada en<br />
hombre y mujer; y no pue<strong>de</strong> en su “eternidad” supratemporal “morir”. Ni a partir <strong>de</strong><br />
Dios ni a partir <strong>de</strong>l animal son explicables los mencionados cinco caracteres esenciales<br />
<strong>de</strong>l hombre, ellos no se fundan ni en proce<strong>de</strong>ncia animal ni divina. Teniéndolos en<br />
consi<strong>de</strong>ración, el hombre no es una mezc<strong>la</strong> <strong>de</strong> elementos animales y divinos. No<br />
po<strong>de</strong>mos hacer un uso acrítico <strong>de</strong> categorías zoológicas o teológicas en el intento <strong>de</strong> una<br />
interpretación <strong>existencia</strong>l en estos horizontes <strong>de</strong> trabajo, amor, juego, lucha y muerte.<br />
¿Pero cómo llegamos a un primer punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> una interpretación humana<br />
<strong>de</strong>l ser humano La mención <strong>de</strong> los fenómenos <strong>fundamentales</strong> no incluye todavía un<br />
pre-proyecto sistemático. La trabazón <strong>de</strong> estos fenómenos entre ellos trae consigo<br />
difíciles problemas metódicos. La “alfombra” <strong>de</strong> nuestra vida parece estar anudada<br />
según un mo<strong>de</strong>lo misterioso, se parece en su inextrincabilidad al nudo gordiano. Y el<br />
Alejandro que con <strong>la</strong> espada corta el enredado nudo es <strong>la</strong> muerte; el<strong>la</strong> disuelve los<br />
enigmas <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida en tanto los apaga. Ante <strong>la</strong> muerte nadie ha <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse “feliz”,<br />
nadie tampoco está <strong>de</strong> antemano en <strong>la</strong> posesión plena <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad final <strong>de</strong>l hombre. La<br />
trabazón <strong>de</strong> los fenómenos <strong>existencia</strong>les centrales no pue<strong>de</strong> ser puesta a <strong>la</strong> vista con una<br />
ingenua “<strong>de</strong>scripción fenomenológica”; ellos se presuponen recíprocamente, se coimplican,<br />
compenetran y afinan entre sí. Un “análisis” <strong>de</strong> tales fenómenos significa, por<br />
eso, más que una investigación <strong>de</strong> un hal<strong>la</strong>zgo ya dado; <strong>la</strong>s paradojas, contradicciones,<br />
en <strong>la</strong>s que existimos real y concretamente, no pue<strong>de</strong>n ser apuntadas en una limpia y<br />
c<strong>la</strong>ra pizarra. El carácter enigmático <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad no se <strong>de</strong>shace en el éter puro <strong>de</strong>l<br />
pensar como <strong>la</strong> neblina frente al sol. No miramos con ojo divino nuestro ser – tampoco<br />
en el pensamiento. Nuestro pensamiento permanece <strong>de</strong>terminado él mismo por <strong>la</strong><br />
ambigüedad en <strong>la</strong> cual tenemos que vivir. Es por ello indiferente dón<strong>de</strong>, en <strong>la</strong> serie <strong>de</strong><br />
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