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Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel

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Eugen Fink<br />

Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />

<strong>existencia</strong>les que prece<strong>de</strong>n a toda disociación individual <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida No se trata aquí<br />

para nosotros <strong>de</strong> oponer una visión contraria, acaso el aspecto-colectivo, a <strong>la</strong> orientación<br />

tradicional según el aspecto-individual <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> y apuntar a fenómenos<br />

<strong>fundamentales</strong> “pánicos” – vale más bien divisar el multivocamente iridiscente rostro<br />

<strong>de</strong>l hombre, sostener, en contrapartida <strong>de</strong> muchas re<strong>la</strong>ciones opuestas, el <strong>la</strong>beríntico<br />

carácter secreto <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong>. No somos esencialmente sólo sí-mismo, libertad, ni<br />

género sexual <strong>de</strong>sprovisto <strong>de</strong> yo y corriente vital pánica; somos tanto lo uno como lo<br />

otro – y esto, nuevamente, no en una tranqui<strong>la</strong> tolerancia entre los dos <strong>la</strong>dos, sino en <strong>la</strong><br />

confrontación permanente, en <strong>la</strong> tensión <strong>de</strong> principios opuestos, lo que reve<strong>la</strong> <strong>la</strong> penosa<br />

inquietud y también <strong>la</strong> trému<strong>la</strong> beatitud <strong>de</strong> nuestro ser-Aquí. Con el concepto <strong>de</strong>l ser-encada-caso-mío,<br />

no <strong>de</strong>be ser pasado por alto, por nuestra parte, el momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> interna<br />

testimonialidad vital, <strong>la</strong> situación interna <strong>de</strong> <strong>la</strong> familiaridad con el carácter familiar y<br />

también inhóspito <strong>de</strong> nuestra vida. Tenemos <strong>la</strong> prioridad temporal singu<strong>la</strong>r <strong>de</strong> ser los<br />

testigos vivenciales presentes <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana y a partir <strong>de</strong> este presente<br />

incomparable, tensar, e<strong>la</strong>borar, examinar y profundizar con más fuerza un compren<strong>de</strong>r<br />

que ya nos sostiene, y así alcanzar una autointerpretación <strong>de</strong> tipo más originario.<br />

¿Qué es el hombre ¿Quiénes somos nosotros Esta pregunta antiquísima<br />

tenemos que formu<strong>la</strong>r<strong>la</strong> nuevamente a partir <strong>de</strong> nuestro ser-Aquí y nuestro ser-Ahora.<br />

¡Cuán extraña y admirable es <strong>la</strong> estadía <strong>de</strong>l hombre entre <strong>la</strong> tierra y el cielo! Aquí tiene<br />

su escenario sobre <strong>la</strong> firme tierra sostenedora que yace bajo él como el reino cerrado.<br />

Aquí cultiva el campo, lo abona con el sudor <strong>de</strong> su trabajo, ralea lo salvaje y <strong>de</strong>ja el<br />

rastro <strong>de</strong> su <strong>la</strong>bor sobre los surcos, se ro<strong>de</strong>a con <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> sus manos y espíritu, se<br />

ro<strong>de</strong>a con obras <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura, con cosas, ciuda<strong>de</strong>s, templos, máquinas. Vive en <strong>la</strong><br />

amplitud abierta <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tierras y los mares, y sobre él su campana azur aboveda el<br />

infinito cielo azul. Entre <strong>la</strong> tierra cerrada y <strong>la</strong> abierta amplitud celestial se ubica el hogar<br />

<strong>de</strong>l hombre – y se re<strong>la</strong>ciona <strong>de</strong> variadas formas y configuraciones con él. Ciertamente él<br />

no sólo vive, se comporta con respecto a su completa <strong>existencia</strong> terrenal en <strong>la</strong><br />

autopresentación <strong>de</strong>l juego, en <strong>la</strong> alegría festiva y <strong>la</strong> danza ritual; los seres humanos se<br />

aparean y <strong>de</strong> sus abrazos surgen retoños, a los que aman más que a sí mismos. Pero no<br />

sólo <strong>la</strong> concordia rige entre los hombres, también <strong>la</strong> discordia, <strong>la</strong> disputa y <strong>la</strong> lucha;<br />

ellos fraguan armas, anhe<strong>la</strong>n po<strong>de</strong>r y victoria, dominio. Trabajo y amor, juego y<br />

dominio son los contenidos elementales <strong>de</strong> su “vida” – pero esta vida no dura<br />

eternamente, está <strong>de</strong>terminada a “finalizar”, está ensombrecida por <strong>la</strong> muerte. El hombre<br />

es esencialmente trabajador, jugador, amante, luchador y mortal. ¿No es esto más que<br />

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