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Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel

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Eugen Fink<br />

Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />

Es una antigua representación [aquel<strong>la</strong>] <strong>de</strong> que <strong>la</strong> filosofía <strong>de</strong>bería tener un<br />

“inicio”, uno sistemático y uno temporal; y que todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ría <strong>de</strong> asegurarse <strong>de</strong>l modo<br />

recto <strong>de</strong>l “inicio”. Sólo si se lograra encontrar el inicio – sea en un principio<br />

elevadísimo, en un principio <strong>de</strong>l pensamiento o <strong>de</strong> una cosa, en una reg<strong>la</strong> metódica o lo<br />

que fuere – podría haber una continuación genuina <strong>de</strong>l pensar y en general <strong>de</strong> un<br />

“sistema” filosófico. Ponemos en duda esta representación. El único sistema que hay en<br />

<strong>la</strong> realidad es el mundo. En él es todo lo que es, es lo omniabarcante que no <strong>de</strong>ja nada<br />

fuera <strong>de</strong> sí. No está en el espacio ni en el tiempo. Es <strong>la</strong> unidad total <strong>de</strong> espacio y tiempo.<br />

No lo po<strong>de</strong>mos imaginar ni como “naturaleza” ni como “historia”. Permanece <strong>de</strong><br />

antemano inimaginable a todo pensar <strong>de</strong> los humanos. También <strong>la</strong> diferencia entre<br />

nosotros humanos y <strong>la</strong>s cosas no humanas se sostiene en el mundo, es el lugar y<br />

momento para cada contraposición <strong>de</strong>l hombre comprensor <strong>de</strong>l ser y <strong>la</strong>s cosas<br />

comprendidas en su constitución <strong>de</strong> ser. El mundo no está ni <strong>de</strong>l <strong>la</strong>do <strong>de</strong>l sujeto ni <strong>de</strong>l<br />

<strong>la</strong>do <strong>de</strong>l objeto. Sólo en él se pue<strong>de</strong>n contraponer <strong>la</strong> libertad que se sabe a sí misma a lo<br />

no libre. El espíritu es tanto menos “sin mundo” como <strong>la</strong> “materia” – y jamás hay<br />

“mundo” cuando recién, en medio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas sordas, se <strong>de</strong>spierta un ser viviente que<br />

está dotado <strong>de</strong> razón, que hab<strong>la</strong>ndo <strong>de</strong>nomina <strong>la</strong>s cosas, que, en tanto libertad, establece<br />

y afirma diferencias en trabajo y lucha por el po<strong>de</strong>r, sabe <strong>de</strong>l tiempo como tiempo y se<br />

comporta en <strong>la</strong> conciencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte y en el amor a <strong>la</strong> transitoriedad y no<br />

transitoriedad <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida. El mundo no es un hal<strong>la</strong>zgo antropológico, no es una<br />

estructura <strong>existencia</strong>l <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana. Más bien el hombre es el único <strong>de</strong> todos<br />

los entes que se muestran en el aparecer, que no sabe meramente <strong>de</strong>l mundo, sino que<br />

más bien sabe <strong>de</strong> él como <strong>la</strong> quintaesencia y fundamento originario <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s cosas.<br />

El hombre existe como comportamiento mundanal. Este comportamiento no es<br />

un comportamiento distante respecto a algo extraño, como nuestra comprensión <strong>de</strong>l ser<br />

está vincu<strong>la</strong>da con nosotros mismos y con muchas cosas y ámbitos <strong>de</strong> cosas, que no<br />

somos nosotros. El comportamiento mundanal entre<strong>la</strong>za nuestra autocomprensión finita<br />

con <strong>la</strong> comprensión <strong>de</strong>l ente extraño, entre<strong>la</strong>za antropología y ontología. La ontología<br />

casi siempre se orienta en dirección a <strong>la</strong> cosa finita, en dirección al ente singu<strong>la</strong>r en su<br />

singu<strong>la</strong>ridad y en dirección a <strong>la</strong> especie, como con ello se lo subsume bajo estructuras<br />

generales, como, en tanto ejemp<strong>la</strong>r, cae bajo especies y géneros o tiene que ser pensado<br />

en tanto “ente”, “uno”, “verda<strong>de</strong>ro”, “bueno”, a saber, en sus <strong>de</strong>terminaciones<br />

trascen<strong>de</strong>ntales. En <strong>la</strong> historia <strong>de</strong>l pensamiento occi<strong>de</strong>ntal, son mucho menos los<br />

intentos <strong>de</strong> pensar retroactivamente <strong>la</strong>s cosas singu<strong>la</strong>res en el movimiento que <strong>la</strong>s<br />

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