Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel
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Eugen Fink<br />
Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />
hemos ac<strong>la</strong>rado que para el jugador que está en el mundo lúdico, <strong>la</strong>s cosas <strong>de</strong>l mundo<br />
lúdico son “reales”, aunque <strong>de</strong> una realidad entre comil<strong>la</strong>s – el<strong>la</strong> no es confundida con <strong>la</strong><br />
verda<strong>de</strong>ra realidad. Tanto el jugador en <strong>la</strong> función <strong>de</strong> su rol, como también el espectador<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una comunidad lúdica, saben <strong>de</strong> <strong>la</strong> ficcionalidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad en el mundo<br />
lúdico. Y ellos conservan este saber cuando se llega a jugar en los juegos, análogamente<br />
a como se sostiene <strong>la</strong> distinción entre cosa real y “cuadro” cuando se presentan cuadros<br />
nuevamente en cuadros, y <strong>de</strong>más. La posibilidad <strong>de</strong> iteración <strong>de</strong>l juego tiene algún<br />
parentesco con <strong>la</strong> estructura <strong>de</strong> iteración <strong>de</strong> <strong>la</strong> pictoricidad. El juego se pue<strong>de</strong> repetir en<br />
el juego. Dicho muy simplemente: niños que juegan el antiquísimo juego <strong>de</strong> imitación,<br />
que en su mundo lúdico son “padre” y “madre” y tienen “niños”, pue<strong>de</strong>n enviar a estos<br />
niños <strong>de</strong>l mundo lúdico nuevamente fuera <strong>de</strong> casa al “juego” en <strong>la</strong> calle, hasta que el<br />
bizcocho <strong>de</strong> arena esté horneado. Pero ya en este ejemplo se pue<strong>de</strong> reconocer algo<br />
significativo. El juego no sabe meramente <strong>de</strong> <strong>la</strong> iteración <strong>de</strong> tipos iguales, precisamente<br />
<strong>de</strong> que se presentan juegos en juegos – el juego abarca en su zona imaginaria <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
representación justamente el comportamiento humano no lúdico. El juego humano, en<br />
tanto uno <strong>de</strong> los cinco fenómenos <strong>fundamentales</strong>, se compren<strong>de</strong> tanto a sí mismo como<br />
también a los otros cuatro. Los gran<strong>de</strong>s contenidos <strong>de</strong> nuestra <strong>existencia</strong> [Existenz]<br />
aparecen nuevamente en el juego, se juega el morir, <strong>la</strong>s exequias, <strong>la</strong> conmemoración –<br />
se juega al amor, a <strong>la</strong> lucha, al trabajo. Esto es algo distinto que <strong>la</strong>s fragmentadas formas<br />
inauténticas <strong>de</strong> estos fenómenos <strong>existencia</strong>les, a aquel<strong>la</strong> realización engañosa, mendaz<br />
en <strong>la</strong> que se le hace creer algo a los congéneres, don<strong>de</strong> se hace poses, se hace tan sólo<br />
como si realmente se trabajara, luchara, amara. Esta modificación inauténtica, este<br />
embaucamiento hipócrita <strong>de</strong> realizaciones <strong>existencia</strong>les auténticas, se <strong>de</strong>scribe<br />
frecuente, pero injustamente como “juego”. Esto es tan poco un juego, como una<br />
mentira una poesía. El <strong>de</strong>scompromiso se da aquí, pues, sólo para quien engaña y no<br />
para el engañado. Pero en el juego no hay <strong>la</strong> falsa simu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> acuerdo a un propósito<br />
engañoso. Jugador y espectador <strong>de</strong> un juego <strong>de</strong> representación saben <strong>de</strong> <strong>la</strong> ficcionalidad<br />
<strong>de</strong>l mundo lúdico. Sólo don<strong>de</strong> lo imaginario como tal es sabido y abiertamente admitido<br />
se pue<strong>de</strong> hab<strong>la</strong>r <strong>de</strong> un juego en sentido estricto. Y no es una objeción en contra, que <strong>de</strong><br />
vez en cuando los jugadores sean arrastrados al hechizo <strong>de</strong> su propio juego y no vean<br />
más <strong>la</strong> realidad en <strong>la</strong> que ellos juegan y se construyan imaginariamente un mundo<br />
lúdico. De <strong>la</strong> inmersión lúdica <strong>de</strong> pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar. La lucha lúdica, el trabajo lúdico y<br />
<strong>de</strong>más, son, entonces, por otra parte conceptos bastante ambiguos. De un <strong>la</strong>do se supone<br />
que es una lucha fingida, un trabajo fingido, <strong>de</strong> otro <strong>la</strong>do una lucha genuina, un trabajo<br />
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