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Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel

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Eugen Fink<br />

Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />

Los dioses olímpicos eran representados como jugadores – los hombres como su<br />

juguete con el que hacían lo que querían. Y lo que era sufrimiento que <strong>de</strong>strozaba el<br />

corazón para los mortales podía parecerle a los inmortales una comedia. Su risa, pues,<br />

tenía el tono malvado <strong>de</strong> <strong>la</strong> alegría <strong>de</strong> dañar, incluso ahí, cuando <strong>la</strong> máxima risa<br />

homérica atravesó el Olimpo, aquel<strong>la</strong> vez cuando Efesto, el diestro y “cornudo” dios,<br />

atrapó a Afrodita en el abrazo <strong>de</strong> Ares con una red irrompible. Y recién el Dios <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

metafísica está alejado <strong>de</strong> <strong>la</strong> risa en su digna inmutabilidad. Y también a <strong>la</strong> imagen <strong>de</strong><br />

Dios <strong>de</strong>l cristianismo le falta <strong>la</strong> risa, le falta el humor, <strong>la</strong> ironía <strong>de</strong> sí mismo: el ser<br />

perfecto no conoce ninguna risa, ninguna auto-superación alegre-felizmente lúdica. Es<br />

<strong>de</strong> una consecuencia estrictamente pensante que el primer hombre verda<strong>de</strong>ramente sin<br />

dios, el “Zarathustra” <strong>de</strong> Nietzsche, elogia dichosamente <strong>la</strong> risa: “Esta corona <strong>de</strong>l<br />

ri<strong>de</strong>nte, esta corona-<strong>de</strong>-guirnalda-<strong>de</strong>-rosas: yo mismo me puse esta corona, yo mismo<br />

solté sagradamente mi carcajada. A ningún otro encontré hoy suficientemente fuerte<br />

para ello”. 51<br />

La comunidad lúdica, que pertenece al juego <strong>de</strong> representación, no está todavía<br />

caracterizada <strong>de</strong> modo suficiente en su re<strong>la</strong>ción con el mundo lúdico, si se abstrae el<br />

compren<strong>de</strong>r simbólico, que requiere <strong>de</strong> <strong>la</strong> irrealidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> escena como condición para <strong>la</strong><br />

aparición <strong>de</strong> lo esencial suprarreal. El ser humano <strong>de</strong> ninguna manera es un simple<br />

estado <strong>de</strong> cosas. El hombre – así lo hemos experimentado en el curso <strong>de</strong> <strong>la</strong> revisión<br />

hasta aquí realizada <strong>de</strong> los fenómeno <strong>fundamentales</strong> <strong>existencia</strong>les – carece <strong>de</strong> una<br />

“esencia sólidamente <strong>de</strong>limitada”, que ulteriormente estuviera circundada por una<br />

plétora <strong>de</strong> circunstancias concomitantes casuales – el hombre es mortal y es trabajador,<br />

luchador, amante y jugador. Estos campos vitales nunca están frente a frente <strong>de</strong> manera<br />

ais<strong>la</strong>da, ni <strong>de</strong> acuerdo al ser o al compren<strong>de</strong>r. Trabajo y dominio se entre<strong>la</strong>zan en el<br />

curso histórico <strong>de</strong> <strong>la</strong> raza humana en innumerables formas, amor y muerte están<br />

asociados entre sí, según hemos tratado <strong>de</strong> mostrar. El juego está en una oposición en<br />

re<strong>la</strong>ción a los fenómenos vitales, que, como se dice usualmente, reve<strong>la</strong>n <strong>la</strong> <strong>de</strong>nsa<br />

seriedad vital. Es distinto, se agita en el elemento <strong>de</strong> lo “irreal”, constituye un trato<br />

activo e impulsivo <strong>de</strong> lo imaginario con el reino nebuloso <strong>de</strong> <strong>la</strong>s posibilida<strong>de</strong>s. En el<br />

jugar, en un hacer real, construimos un “mundo lúdico irreal” y tenemos nuestra<br />

profunda alegría en estos esquemas, estamos fascinados por su fantasía, que es menos<br />

que una confusa espuma <strong>de</strong> mar en <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ya. Si bien, a través <strong>de</strong>l análisis <strong>de</strong>l juego,<br />

51 F. Nietzsche; Werke (Colli/Montinari), Berlin 1968. Bd. VI, 1, 362.<br />

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