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Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel

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Eugen Fink<br />

Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />

don<strong>de</strong> vegetamos en un presente profundo carente <strong>de</strong> conciencia, en cierto modo<br />

estamos transportados por el flujo vital, no reconocemos aún <strong>la</strong> corriente que corre hacia<br />

nuestro fin. El puro presente <strong>de</strong> <strong>la</strong> niñez sería el tiempo <strong>de</strong>l juego. ¿Juega genuina y<br />

propiamente sólo el niño ¿Hay, en cierto modo, en <strong>la</strong> vida adulta sólo <strong>la</strong>s<br />

reminiscencias <strong>de</strong> <strong>la</strong> niñez, los intentos insuficientes <strong>de</strong> un “repetición” – o es el juego<br />

también un fenómeno fundamental en <strong>la</strong>s otras eda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida En el concepto<br />

“fenómenos <strong>fundamentales</strong>” <strong>de</strong> ningún modo subyace que <strong>la</strong> imagen fenoménica <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

vida humana acuse siempre y continuamente una <strong>de</strong>terminada caracterización. La<br />

pregunta si el juego es o no un fenómeno fundamental <strong>existencia</strong>l, no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> si<br />

nosotros siempre jugamos o jugamos sólo <strong>de</strong> vez en cuando. Los fenómenos<br />

<strong>fundamentales</strong> no necesitan expresarse siempre por medio <strong>de</strong> una documentación<br />

ininterrumpida. Ni siquiera se requiere que ellos ‘puedan’ expresarse siempre. Lo que<br />

<strong>de</strong>termina en su fundamento al hombre como ente temporal no tiene que presentarse en<br />

todos los momentos instantáneos <strong>de</strong>l tiempo vital. La muerte está al final <strong>de</strong>l tiempo<br />

vital, el amor en <strong>la</strong> cima vital y el juego (en tanto juego infantil) en el inicio vital. Una<br />

tal fijación y datación temporal pasa por alto que los fenómenos <strong>fundamentales</strong><br />

<strong>existencia</strong>les, en cada caso, tocan íntegramente al hombre. La muerte no es sólo un<br />

“acontecimiento”; el<strong>la</strong> es <strong>la</strong> constitución ontológica humana <strong>de</strong> <strong>la</strong> mortalidad – y, así, el<br />

juego no es sólo <strong>la</strong> multiplicidad <strong>de</strong> los actos lúdicos, sino, antes bien, el modo<br />

fundamental <strong>de</strong> un trato humano con lo posible e irreal.<br />

Por <strong>de</strong> pronto arranquemos <strong>de</strong> un breve análisis <strong>de</strong>l comportamiento lúdico, a<br />

saber, <strong>de</strong> <strong>la</strong> acción <strong>de</strong> jugar. El análisis pue<strong>de</strong> parecer altamente abstracto-formal porque<br />

es breve y apretado; pero cada cual pue<strong>de</strong> comprobar por sí mismo y en re<strong>la</strong>ción a<br />

<strong>de</strong>terminados casos particu<strong>la</strong>res <strong>la</strong>s estructuras propuestas. Esta distinción entre<br />

“estructura” y “caso particu<strong>la</strong>r” frecuentemente hace uso <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> hab<strong>la</strong>r que<br />

<strong>de</strong>scribe el caso particu<strong>la</strong>r como ejemplo <strong>de</strong> <strong>la</strong> estructura. Lo múltiple-numeroso en lo<br />

que una estructura se sostiene, se lo entien<strong>de</strong> como lo acci<strong>de</strong>ntal, lo azaroso, lo que<br />

acarrea el juego <strong>de</strong> azar. La re<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> lo permanente con lo cambiante, <strong>de</strong> lo necesario<br />

con lo azaroso, es notablemente caracterizada por una metáfora lúdica, en lo que, por <strong>de</strong><br />

pronto, <strong>de</strong>be quedar abierta <strong>la</strong> cuestión <strong>de</strong> si <strong>la</strong> aplicación <strong>de</strong>l pensamiento lúdico a<br />

re<strong>la</strong>ciones ontológicas correspon<strong>de</strong>ría a un <strong>de</strong>satento antropomorfismo o pudiera ser<br />

pensada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> cosa misma. ¿Cuáles son, pues, los rasgos esenciales <strong>de</strong>l juego<br />

humano Arrancamos por <strong>de</strong> pronto por <strong>la</strong> forma <strong>de</strong> realizarse. Jugar es un hacer<br />

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