Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel

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23.01.2015 Views

Eugen Fink Fenómenos fundamentales de la existencia humana /extracto/ Por el contrario, un pueblo, una estirpe, una tribu, no son creados en un sentido análogo, no son producidos por la libertad humana. Ello ofrece más bien los sustratos naturales en los cuales la libertad ejecuta su obra. Un pueblo, una tribu, no pueden ser “hechos”, son silvestres. Pero el Estado, en el cual se constituye el pueblo, se da una forma consciente y voluntaria, es un producto de la libertad. En las comunidades silvestres, la comunidad como tal precede ontológicamente a los individuos – en las alianzas voluntarias, los individuos preceden a la comunidad. Esta duplicación en la construcción de la comunidad humana torna ya difícil la pregunta por el recto punto de arranque de una filosofía social. En nuestro caso particular, con ello parece especialmente agravada la interpretación de la comunidad amorosa, que hemos descrito como la forma primitiva, originaria de la socialidad humana en general. Mas, por lo pronto, se puede señalar, por una parte, que todas las comunidades silvestres fundadas en la identidad mística de la sangre, como tribu y pueblo, surgen precisamente del Eros – que son comunidades hereditarias, complejos vitales generativos. La unidad sanguínea es siempre la cadena generacional de los ancestros y descendientes. Es una pregunta ociosa la de qué hubo al comienzo, si el apareamiento o la descendencia. Descendencia la hay sólo por apareamiento – y apareados los hay sólo por descendencia. Es igual que con el famoso acertijo, qué fue primero: la gallina o el huevo. Apareamiento y descendencia están en un ciclo unitario. Eros está en relación fundacional con las formas comunitarias silvestres. Desde la unión de los amantes surge la cadena generacional de los hijos y los hijos de los hijos, del siempre renovado rejuvenecimiento y reiteración de la vida humana. Pero además es una cuestión abierta la de si el lazo amoroso de hombre y mujer presenta en general primeramente un lazo voluntario – si puede ser concebido como caso especial de socialidad libre y voluntaria, como una acción libre de dos individuos. ¿Ambos seres humanos que se unen son en sentido estricto “individuos” ¿Es el ser-hombre en el hombre y el ser-mujer en la mujer una determinación individual de humanos singulares, semejante a predicados como “grande”, “bello”, “inteligente” Cada individuo humano tiene una serie de predicados que le convienen sólo a él en esta determinación especial; no obstante, debemos formular todos los predicados en general; pero sabemos que a este humano tales predicados le convienen sólo en una constelación determinada, única. La libertad no es en cada hombre la “misma”, cada uno existe en su modo único, en su libertad propia. Pero un ser humano, en tanto es un hombre o una mujer, tiene con ello en sí un tipo universal, un ser universal. En todo caso, él puede tomar explícitamente 210

Eugen Fink Fenómenos fundamentales de la existencia humana /extracto/ posición en su libertad respecto de este momento natural del ser humano, reconocerlo, asumirlo o decidirse en su contra – ascesis y castidad. Pero el ser-hombre o ser-mujer no es nunca un rasgo característico meramente anejo, externo. La existencia [Existenz] humana es co-originariamente libertad y género sexual, mismidad y existir pánico. Y además habría que preguntarse si un lazo voluntario sería constitutivo para la comunidad erótica. Los amantes se deciden uno por otro, se adelantan deliberadamente a su pleno futuro vital y construyen en la autodeterminación y autovinculación de su libertad una forma sólida de la comunidad vital que se presenta institucionalmente como “matrimonio”. La actuación deliberada de la relación amorosa puede ser un producto de la libertad – pero nunca puede la libertad construir y provocar la relación amorosa. Libertad es autodisposición de la existencia sobre sí misma, es el supremo acto de sersí-mismo. Ser-sí-mismo es estar-junto-a-sí. Pero los amantes están arrancados más allá de sí por la violencia de Eros, que los asalta, están “fuera de sí”, están en la embriaguez de la santa locura, de la manía, están daimónicamente sustraídos para sí mismos, no pueden disponer de sí en sobrio estado de alerta. Son cautivos que adoran sus cadenas. Si la comunidad amorosa es entendida como célula y figura originaria de todas las comunidades humanas, entonces no se le puede dirigir la pregunta alternativa, si precede lo universal o lo individual, si ella se asemeja más bien a la comunidad sanguínea o a la voluntaria. Eros contiene todos los momentos contrarios en extraño entrelazamiento: él se arroba en la profundidad vital pánica y, sin embargo, se sostiene en el individuo amado; éste llega a ser el representante simbólico de todo el otro género sexual; significa el apareamiento de seres singulares que precisamente en ello abandonan de modo momentáneo su singularidad, surgiendo de su intimidad otra vez nuevos seres singulares; Eros funda la comunidad sanguínea y es a la vez la relación más intima entre individuos. Esto se muestra más claramente en la figura de la comunidad amorosa institucionalmente consolidada, en la figura de la familia humana: ella es la comunidad erótica de hombre y mujer, comunidad sanguínea entre padres e hijos y alianza voluntaria como relación duradera jurídicamente sancionada. La institucionalización de fenómenos existenciales originarios es un tema amplio y difícil de investigaciones filosófico-sociales. Por lo general no vemos ya, en absoluto, los fenómenos pre-institucionales, porque una larga historia de costumbres humanas los ha cubierto a través de acuñaciones de sentido. Pero si debe preguntarse ontológicamente, de modo recursivo, por los fenómenos fundamentales de la existencia humana, vale también retrotraerse a las configuraciones de sentido de las instituciones, pero 211

Eugen Fink<br />

Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />

Por el contrario, un pueblo, una estirpe, una tribu, no son creados en un sentido análogo,<br />

no son producidos por <strong>la</strong> libertad humana. Ello ofrece más bien los sustratos naturales<br />

en los cuales <strong>la</strong> libertad ejecuta su obra. Un pueblo, una tribu, no pue<strong>de</strong>n ser “hechos”,<br />

son silvestres. Pero el Estado, en el cual se constituye el pueblo, se da una forma<br />

consciente y voluntaria, es un producto <strong>de</strong> <strong>la</strong> libertad. En <strong>la</strong>s comunida<strong>de</strong>s silvestres, <strong>la</strong><br />

comunidad como tal prece<strong>de</strong> ontológicamente a los individuos – en <strong>la</strong>s alianzas<br />

voluntarias, los individuos prece<strong>de</strong>n a <strong>la</strong> comunidad. Esta duplicación en <strong>la</strong><br />

construcción <strong>de</strong> <strong>la</strong> comunidad humana torna ya difícil <strong>la</strong> pregunta por el recto punto <strong>de</strong><br />

arranque <strong>de</strong> una filosofía social. En nuestro caso particu<strong>la</strong>r, con ello parece<br />

especialmente agravada <strong>la</strong> interpretación <strong>de</strong> <strong>la</strong> comunidad amorosa, que hemos <strong>de</strong>scrito<br />

como <strong>la</strong> forma primitiva, originaria <strong>de</strong> <strong>la</strong> socialidad humana en general. Mas, por lo<br />

pronto, se pue<strong>de</strong> seña<strong>la</strong>r, por una parte, que todas <strong>la</strong>s comunida<strong>de</strong>s silvestres fundadas<br />

en <strong>la</strong> i<strong>de</strong>ntidad mística <strong>de</strong> <strong>la</strong> sangre, como tribu y pueblo, surgen precisamente <strong>de</strong>l Eros<br />

– que son comunida<strong>de</strong>s hereditarias, complejos vitales generativos. La unidad sanguínea<br />

es siempre <strong>la</strong> ca<strong>de</strong>na generacional <strong>de</strong> los ancestros y <strong>de</strong>scendientes. Es una pregunta<br />

ociosa <strong>la</strong> <strong>de</strong> qué hubo al comienzo, si el apareamiento o <strong>la</strong> <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia. Descen<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>la</strong> hay sólo por apareamiento – y apareados los hay sólo por <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia. Es igual que<br />

con el famoso acertijo, qué fue primero: <strong>la</strong> gallina o el huevo. Apareamiento y<br />

<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia están en un ciclo unitario.<br />

Eros está en re<strong>la</strong>ción fundacional con <strong>la</strong>s formas comunitarias silvestres. Des<strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> unión <strong>de</strong> los amantes surge <strong>la</strong> ca<strong>de</strong>na generacional <strong>de</strong> los hijos y los hijos <strong>de</strong> los hijos,<br />

<strong>de</strong>l siempre renovado rejuvenecimiento y reiteración <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida humana. Pero a<strong>de</strong>más es<br />

una cuestión abierta <strong>la</strong> <strong>de</strong> si el <strong>la</strong>zo amoroso <strong>de</strong> hombre y mujer presenta en general<br />

primeramente un <strong>la</strong>zo voluntario – si pue<strong>de</strong> ser concebido como caso especial <strong>de</strong><br />

socialidad libre y voluntaria, como una acción libre <strong>de</strong> dos individuos. ¿Ambos seres<br />

humanos que se unen son en sentido estricto “individuos” ¿Es el ser-hombre en el<br />

hombre y el ser-mujer en <strong>la</strong> mujer una <strong>de</strong>terminación individual <strong>de</strong> humanos singu<strong>la</strong>res,<br />

semejante a predicados como “gran<strong>de</strong>”, “bello”, “inteligente” Cada individuo humano<br />

tiene una serie <strong>de</strong> predicados que le convienen sólo a él en esta <strong>de</strong>terminación especial;<br />

no obstante, <strong>de</strong>bemos formu<strong>la</strong>r todos los predicados en general; pero sabemos que a este<br />

humano tales predicados le convienen sólo en una conste<strong>la</strong>ción <strong>de</strong>terminada, única. La<br />

libertad no es en cada hombre <strong>la</strong> “misma”, cada uno existe en su modo único, en su<br />

libertad propia. Pero un ser humano, en tanto es un hombre o una mujer, tiene con ello<br />

en sí un tipo universal, un ser universal. En todo caso, él pue<strong>de</strong> tomar explícitamente<br />

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