Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel
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Eugen Fink<br />
Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />
20. Eros y autoentendimiento – sentido <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> Eros<br />
La inmensa significación <strong>de</strong> Eros en el sentido total <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana es<br />
universalmente conocida. Doquiera que se alcanza un autoentendimiento se ha hab<strong>la</strong>do<br />
ya sobre Eros. Los arrobamientos más elevados y los dolores más tristes, <strong>la</strong> felicidad<br />
más íntima y el sufrimiento más amargo están en su cortejo. La esca<strong>la</strong> <strong>de</strong> sensaciones <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> que es capaz el corazón humano tiene sus extremos a partir <strong>de</strong> él. Los<br />
estremecimientos más sublimes y los <strong>de</strong>seos más burdos son aquí posibles y están<br />
habitualmente juntos. El amor tiene mil rostros y es siempre el mismo; es al mismo<br />
tiempo ambiguo y simple, <strong>la</strong>beríntico y sencillo. En su espacio es posible el<br />
embotamiento pasional más extremo, pero también el sacrificio más puro. Él alcanza<br />
por abajo los abismos <strong>de</strong>l alma, <strong>la</strong>s zonas ve<strong>la</strong>das, en <strong>la</strong>s cuales resi<strong>de</strong> el tabú arcaico y<br />
don<strong>de</strong> asechan horrores; y alcanza por arriba <strong>la</strong> cumbre <strong>de</strong> <strong>la</strong> espiritualidad más elevada.<br />
Cada cual sabe cómo transforma al hombre que asalta. Le quiebra su ser, lo arranca <strong>de</strong><br />
su hábito consolidado, <strong>de</strong> su mismidad habitual y lo aliena con po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>moníaco. Tal<br />
po<strong>de</strong>r pue<strong>de</strong> ser experimentado como un <strong>de</strong>satarse <strong>de</strong> energías instintivas infrapersonales,<br />
o como el mi<strong>la</strong>gro <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia supra-personal; se hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> una erupción <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> animalidad en nosotros o <strong>de</strong> una irrupción <strong>de</strong> un entusiasmo divino; se separa el amor<br />
terrenal y celestial. En ambos momentos, dícese, es arrancado el hombre más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
medida <strong>de</strong>l hombre y es amenazado por el peligro <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>smesura.<br />
Aunque Eros está siempre incluido en <strong>la</strong> autocomprensión <strong>de</strong>l hombre, no es<br />
por lo general reconocido en su unidad dialéctica total <strong>de</strong> contrarieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> diversa<br />
especie. El fenómeno es <strong>de</strong>sintegrado, seccionado, distinguido en muchos tipos; es<br />
<strong>de</strong>shilvanado y <strong>de</strong>spedazado. Y en ello <strong>la</strong> antropología tradicional juega un papel fatal<br />
que traspone el lugar <strong>de</strong>l hombre entre animal y Dios. El Eros es dividido en una parte<br />
sensorial, animal, y una parte supra-sensorial, espiritual-divina. Pero como nunca se<br />
logra en el existir real <strong>de</strong>l hombre ais<strong>la</strong>r los componentes mixtos p<strong>la</strong>nteados por <strong>la</strong><br />
metafísica, ni separar en nosotros limpiamente al animal <strong>de</strong>l Dios, queda el fenómeno<br />
<strong>existencia</strong>l <strong>de</strong> Eros en una contradicción no resuelta con <strong>la</strong> interpretación. La<br />
autocomprensión <strong>de</strong>l hombre en re<strong>la</strong>ción con un po<strong>de</strong>r vital que lo <strong>de</strong>termina <strong>de</strong> raíz, <strong>de</strong><br />
punta a cabo, llega a ser así disonante y confusa; no se agota <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el fenómeno mismo.<br />
Ciertamente, una pluriformidad <strong>de</strong>l Eros pertenece <strong>de</strong> modo indiscutible al contenido<br />
sustancial <strong>de</strong>l fenómeno. Sin embargo, es una pluriformidad <strong>de</strong> un fenómeno humano<br />
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