Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel

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23.01.2015 Views

Eugen Fink Fenómenos fundamentales de la existencia humana /extracto/ tienen finalmente que remitir alguna vez a un primer cántaro, para cuya fabricación el alfarero originario carecía de modelo, a no ser que haya copiado formas huecas que quizá se presentan en la naturaleza. El primer alfarero tuvo que situarse absolutamente en una mirada previa a la “idea”, al arquetipo puro del cántaro. Él fue un imitador de la idea. A la fabricación de una cosa artificial le pertenecen, por lo menos, ambas partes: un material configurable y una mirada previa a la idea – y luego la tercera parte: el hombre modelador. Es muy significativo que, para la comprensión antigua del trabajo, se destaquen sobre todo el material y la forma artificial como momentos centrales; la acción humana casi es vista como un medio, en el cual se lleva a cabo la fusión de materia y forma. Y el hacer mismo no se entiende tanto como acción de la libertad, sino más bien como un tipo determinado del “comprender”, del estar familiarizado con el modo como tienen que fundirse materia y forma para estar unidas de recta manera. El hacer operante tiene preferentemente el carácter de un arte rico en saber; la techne se acerca a la episteme, sólo que precisamente la episteme se relaciona en sentido estricto con algo que es desde sí mismo, que no llega a ser a través del hombre. La recta composición, el recto ensamblaje de materia y forma permite que un ente de una especie propia, a saber, la cosa artificial, salga a luz. El efectuar operante de una cosa artificial configurada es el expedir a lo abierto; aparece, se asoma desde el ocultamiento, sale a luz. Producir es siempre un traer fuera, a la luz. Y así es el momento de la “claridad” de una significación esencial en la techne griega. La naturaleza, la physis, genera sus criaturas de tal manera que permite que brillen entre el cielo y la tierra; en el crecimiento está también co-pensada la claridad. Por cierto, la techne presupone ya en cada caso la physis, la naturaleza que es por sí misma; de ella extrae el hombre el material modelable, que, empero, tiene ya, en cada caso, una forma natural; él mismo como fuerza modeladora pertenece también a la naturaleza y, finalmente, está ya referido a la idea perenne, que él contempla o que imita de un modelo terrenal. Pero, mientras que la fuerza de la naturaleza clarificadora-generadora de la naturaleza es ilimitada, la fuerza clarificadora-generadora del técnico humano es limitada, presupone la physis, la materia, y la idea – y es, en su totalidad, sólo una imitación de un construir originario. Pero los griegos no vieron sólo la “oposición” de la naturaleza y de la producción humana, de physis y techne, ellos vieron también un vínculo profundo, esencial. Y así pudo finalmente para Aristóteles la techne, como la fusión de materia y forma (de hyle y morphe), arrojar de modo originario el modelo de su interpretación ontológica del ente. 150

Eugen Fink Fenómenos fundamentales de la existencia humana /extracto/ Hay que destacar todavía otro rasgo de la antigua techne, a saber, la remisión de toda acción técnica a un contexto de sentido abarcador. El hacer del alfarero no es soberano; él recibe su sentido limitado en la trabazón con otras actividades; en ello no cooperan tan sólo las distintas habilidades entre sí, el alfarero al tejedor, al zapatero o cualesquiera que utilice cántaros para su economía doméstica. Finalmente queda el consumidor como aquel por mor del cual acontece toda fabricación de modo técnico. El trato consumidor con las cosas artificiales queda – de modo antiguo – sometido a la ejecución productora. Con ello, se expresa primero que el trabajo de fabricación técnica se ha realizado en lo esencial por mor de la necesidad, vale decir, proviene de una comprensión laboral estática, y segundo, que los señores de la polis no trabajan ellos mismos, más bien desprecian la actividad senso-corpórea como “banáusica”. En contraste con ello, la comprensión laboral del mundo moderno es mucho más “dinámica”, se alimenta más fuertemente de la experiencia del que obra laboralmente; es “prometeica”, en el doble sentido de la inquietud titánica sin tregua y de la “rebelión”: la disgregación de la acción laboral y del consumo del producto laboral constituye en ello el elemento revolucionario. 151

Eugen Fink<br />

Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />

tienen finalmente que remitir alguna vez a un primer cántaro, para cuya fabricación el<br />

alfarero originario carecía <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo, a no ser que haya copiado formas huecas que<br />

quizá se presentan en <strong>la</strong> naturaleza.<br />

El primer alfarero tuvo que situarse absolutamente en una mirada previa a <strong>la</strong><br />

“i<strong>de</strong>a”, al arquetipo puro <strong>de</strong>l cántaro. Él fue un imitador <strong>de</strong> <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a. A <strong>la</strong> fabricación <strong>de</strong><br />

una cosa artificial le pertenecen, por lo menos, ambas partes: un material configurable y<br />

una mirada previa a <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a – y luego <strong>la</strong> tercera parte: el hombre mo<strong>de</strong><strong>la</strong>dor. Es muy<br />

significativo que, para <strong>la</strong> comprensión antigua <strong>de</strong>l trabajo, se <strong>de</strong>staquen sobre todo el<br />

material y <strong>la</strong> forma artificial como momentos centrales; <strong>la</strong> acción humana casi es vista<br />

como un medio, en el cual se lleva a cabo <strong>la</strong> fusión <strong>de</strong> materia y forma. Y el hacer<br />

mismo no se entien<strong>de</strong> tanto como acción <strong>de</strong> <strong>la</strong> libertad, sino más bien como un tipo<br />

<strong>de</strong>terminado <strong>de</strong>l “compren<strong>de</strong>r”, <strong>de</strong>l estar familiarizado con el modo como tienen que<br />

fundirse materia y forma para estar unidas <strong>de</strong> recta manera. El hacer operante tiene<br />

preferentemente el carácter <strong>de</strong> un arte rico en saber; <strong>la</strong> techne se acerca a <strong>la</strong> episteme,<br />

sólo que precisamente <strong>la</strong> episteme se re<strong>la</strong>ciona en sentido estricto con algo que es <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

sí mismo, que no llega a ser a través <strong>de</strong>l hombre. La recta composición, el recto<br />

ensamb<strong>la</strong>je <strong>de</strong> materia y forma permite que un ente <strong>de</strong> una especie propia, a saber, <strong>la</strong><br />

cosa artificial, salga a luz. El efectuar operante <strong>de</strong> una cosa artificial configurada es el<br />

expedir a lo abierto; aparece, se asoma <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ocultamiento, sale a luz. Producir es<br />

siempre un traer fuera, a <strong>la</strong> luz. Y así es el momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> “c<strong>la</strong>ridad” <strong>de</strong> una<br />

significación esencial en <strong>la</strong> techne griega. La naturaleza, <strong>la</strong> physis, genera sus criaturas<br />

<strong>de</strong> tal manera que permite que brillen entre el cielo y <strong>la</strong> tierra; en el crecimiento está<br />

también co-pensada <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad. Por cierto, <strong>la</strong> techne presupone ya en cada caso <strong>la</strong><br />

physis, <strong>la</strong> naturaleza que es por sí misma; <strong>de</strong> el<strong>la</strong> extrae el hombre el material<br />

mo<strong>de</strong><strong>la</strong>ble, que, empero, tiene ya, en cada caso, una forma natural; él mismo como<br />

fuerza mo<strong>de</strong><strong>la</strong>dora pertenece también a <strong>la</strong> naturaleza y, finalmente, está ya referido a <strong>la</strong><br />

i<strong>de</strong>a perenne, que él contemp<strong>la</strong> o que imita <strong>de</strong> un mo<strong>de</strong>lo terrenal. Pero, mientras que <strong>la</strong><br />

fuerza <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza c<strong>la</strong>rificadora-generadora <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza es ilimitada, <strong>la</strong> fuerza<br />

c<strong>la</strong>rificadora-generadora <strong>de</strong>l técnico humano es limitada, presupone <strong>la</strong> physis, <strong>la</strong><br />

materia, y <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a – y es, en su totalidad, sólo una imitación <strong>de</strong> un construir originario.<br />

Pero los griegos no vieron sólo <strong>la</strong> “oposición” <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza y <strong>de</strong> <strong>la</strong> producción<br />

humana, <strong>de</strong> physis y techne, ellos vieron también un vínculo profundo, esencial. Y así<br />

pudo finalmente para Aristóteles <strong>la</strong> techne, como <strong>la</strong> fusión <strong>de</strong> materia y forma (<strong>de</strong> hyle y<br />

morphe), arrojar <strong>de</strong> modo originario el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> su interpretación ontológica <strong>de</strong>l ente.<br />

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