Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel
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Eugen Fink<br />
Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />
ejecutado “absolutamente”, requiere <strong>de</strong> un “suelo” sobre el cual pueda estar, necesita <strong>de</strong><br />
un soporte que lo sostenga, aún cuando se dirija contra él. El trabajo humano no es un<br />
crear puro, un producir lo ente a partir <strong>de</strong> <strong>la</strong> nada. El hombre trabajador no es ningún<br />
dios, tampoco un pequeño, minúsculo dios. El ser creador <strong>de</strong>l trabajo humano no es en<br />
absoluto comparable – ni siquiera <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> distancia más gran<strong>de</strong> – con <strong>la</strong> fuerza<br />
creadora <strong>de</strong> Dios, que <strong>de</strong> acuerdo a <strong>la</strong> Biblia ha dado a luz el mundo a partir <strong>de</strong> <strong>la</strong> nada<br />
El trabajo humano es creación finita, presupone <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ya una naturaleza que nos ro<strong>de</strong>a y<br />
que incluso se apo<strong>de</strong>ra y nos <strong>de</strong>termina a nosotros mismos. El hombre no pue<strong>de</strong><br />
producir <strong>la</strong> naturaleza, a <strong>la</strong> cual pertenece como ser vivo y que lo ro<strong>de</strong>a en <strong>la</strong> expansión<br />
inconmensurable <strong>de</strong>l espacio y el tiempo. Esta naturaleza es po<strong>de</strong>rosísima – el<strong>la</strong> no sólo<br />
es el terreno, que es el escenario <strong>de</strong> nuestra vida, <strong>de</strong> nuestro sufrir y actuar, no es sólo<br />
los elementos, en los que nos movemos, el aire marino en el que respiramos, el agua que<br />
bebemos, <strong>la</strong> luz en <strong>la</strong> cual vemos – el<strong>la</strong> es <strong>la</strong> disposición <strong>de</strong> amplitud mundanal <strong>de</strong><br />
materia viva y no viva, expandida más allá <strong>de</strong>l sistema so<strong>la</strong>r y más allá <strong>de</strong>l sistema<br />
galáctico, hasta <strong>la</strong>s nebulosas más lejanas <strong>de</strong> conste<strong>la</strong>ciones este<strong>la</strong>res centelleantes y<br />
más allá <strong>de</strong> todas nuestras posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> percepción. Incluso en el pequeño astro<br />
peregrino en el que se presenta el hombre, estamos sobrepasados por el super-po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />
<strong>la</strong> naturaleza; somos un ámbito ínfimo <strong>de</strong> seres vivientes y toda vida en <strong>la</strong> tierra es<br />
casual, efímera como una cubierta <strong>de</strong> moho, una nimiedad cósmica. Aunque nos<br />
esforcemos tanto por hurgar en <strong>la</strong> huel<strong>la</strong> <strong>de</strong> nuestros días terrenales en el p<strong>la</strong>neta,<br />
cubrirlo con <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> nuestras manos, api<strong>la</strong>r construcciones, edificar enormes<br />
ciuda<strong>de</strong>s, canalizar ríos, capturar fuerzas naturales y hacer que nos sirvan, para p<strong>la</strong>ntear<br />
una y otra vez documentación <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r humano, sin embargo nuestro más gran<strong>de</strong><br />
esfuerzo queda como un rasguñar <strong>de</strong> <strong>la</strong> vieja tierra, pequeño, superficial, que ya muchas<br />
culturas se permitieron cargar sobre sí – y que el<strong>la</strong> enterró bajo <strong>la</strong> ventosa arena.<br />
El trabajo presupone el estado salvaje, <strong>la</strong> naturaleza sostenida en sí misma,<br />
in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l hombre y que lo sobrepasa enormemente. Decíamos ya que con<br />
“estado salvaje” no se quiere <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> ningún modo sólo <strong>la</strong> naturaleza caótica sin reg<strong>la</strong>s,<br />
pre-humana. La naturaleza como estado salvaje pue<strong>de</strong> tener su propio or<strong>de</strong>n, su propia<br />
paz, su propia belleza. Y a el<strong>la</strong> pertenecen <strong>la</strong>s construcciones que los animales producen<br />
instintivamente, pertenece el nido <strong>de</strong> <strong>la</strong> golondrina, el panal, el cerro <strong>de</strong> termitas. Por<br />
cierto tales cosas no están dispuestas como rocas y nubes, el<strong>la</strong>s están “hechas”,<br />
“terminadas”, parecen ser cosas “artificiales”. Y, pese a ello, <strong>la</strong> producción animal <strong>de</strong><br />
tales construcciones no es obra <strong>de</strong> trabajo. La construcción <strong>de</strong>l nido <strong>de</strong> <strong>la</strong> golondrina es<br />
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