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Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel

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Eugen Fink<br />

Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />

religiones, conserva el recuerdo <strong>de</strong>l “inicio” <strong>de</strong>l trabajo humano, e interpreta esta inicio<br />

como “culpa originaria”, como “pecado original”, como pérdida <strong>de</strong>l paraíso, como<br />

exposición a <strong>la</strong> carencia y a <strong>la</strong> fatiga <strong>de</strong>l trabajo, esto contiene <strong>de</strong> seguro una sabiduría<br />

profunda. Es el recuerdo oscuro <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> esencia <strong>de</strong>l hombre como tal. Pero<br />

en tanto no po<strong>de</strong>mos volver a esta hora <strong>de</strong>l nacimiento y no po<strong>de</strong>mos sacar conclusiones<br />

sobre <strong>la</strong> base <strong>de</strong> razones suficientes, nos movemos aquí habitualmente en<br />

construcciones libres.<br />

Con ello, hacemos uso <strong>de</strong> una representación, que implícita o explícitamente<br />

siempre es co-pensada cuando hab<strong>la</strong>mos <strong>de</strong>l trabajo. Es <strong>la</strong> representación <strong>de</strong> un estado<br />

salvaje originario. Al trabajo humano le antece<strong>de</strong> provisoriamente, así se estima, el<br />

estado salvaje intacto; el trabajo está referido al estado salvaje. Esto no <strong>de</strong>be ser<br />

comprendido ahora en ningún sentido romántico. Bajo “estado salvaje” enten<strong>de</strong>mos<br />

ahora tan sólo al ente abandonado a sí mismo, a <strong>la</strong> conexión <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas,<br />

sobre <strong>la</strong>s que no obra ningún ente libre, ningún ente libre finito. En esta conexión <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

realidad sólo hay cosas que están ahí <strong>de</strong> por sí, subsistiendo, surgiendo y<br />

<strong>de</strong>sapareciendo; aquí no hay cosas que sean creadas y producidas a partir <strong>de</strong> <strong>la</strong> libertad.<br />

El estado salvaje no necesita significar caos, falta <strong>de</strong> reg<strong>la</strong>s y <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n – quiere <strong>de</strong>cir<br />

crecimiento natural, <strong>de</strong> naturaleza. En tal crecimiento están también incorporados los<br />

seres vivos y ellos trazan su huel<strong>la</strong> en función <strong>de</strong> su propia naturaleza. La selva<br />

originaria, <strong>la</strong> estepa está atravesada <strong>de</strong> seres salvajes, <strong>de</strong> sen<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> tropel <strong>de</strong><br />

elefantes, y otros; los animales marcan sus huel<strong>la</strong>s vitales en el paisaje, mas, con eso,<br />

ellos son parte constitutiva <strong>de</strong>l mismo estado salvaje. De otro modo suce<strong>de</strong> con el<br />

hombre. Si bien, como todo ser viviente, él también es un hijo <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza – pero es<br />

el ente enigmático que se ha sustraído parcialmente al gran anatema y que se ha<br />

arrogado <strong>la</strong> libertad y se ha levantado contra <strong>la</strong> naturaleza. El tigre <strong>de</strong>scuartizador<br />

permanece asimismo en el cautiverio <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza, al igual que el suave borrego, al<br />

que mata. Sólo el hombre rompe con el cautiverio <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza sin po<strong>de</strong>r nunca<br />

sustraerse <strong>de</strong>l todo a el<strong>la</strong>. Todavía en su libertad es él un cautivo. Pero <strong>de</strong> este modo<br />

llega a ser el perturbador <strong>de</strong> <strong>la</strong> paz natural. El hombre no se inserta en el estado salvaje,<br />

avanza contra el estado salvaje, intenta reprimirlo, superarlo, por <strong>de</strong> pronto tan sólo en<br />

el pequeño espacio don<strong>de</strong> construye su cabaña, don<strong>de</strong> insta<strong>la</strong> su horno, don<strong>de</strong> cultiva su<br />

barbecho – don<strong>de</strong> atrapa a los animales salvajes, los domestica y cría – don<strong>de</strong> explota el<br />

bosque, abre <strong>la</strong> tierra con el arado, injerta p<strong>la</strong>ntas, y otros; lo que le arranca al estado<br />

salvaje tiene que fatigosamente <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rlo contra él y frecuentemente es sometido en<br />

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