Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel
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Eugen Fink Fenómenos fundamentales de la existencia humana /extracto/ procura “cambiarla”. La apertura comprensora del hombre en relación con sus carencias ya es “activa”; cada estado de carencia lo observa él como un desafío, al cual busca responder. El “trabajo” es una respuesta a un desafío a partir de una carencia. Por de pronto, nos sorprenden aquellas carencias que radican en general en la naturaleza menesterosa universal del hombre como ser viviente – sólo que precisamente estas carencias, en tanto carencias humanas, tienen un carácter singular, específico. La necesidad de alimento, por ejemplo, es en el hombre esencialmente distinta que en la planta y el animal; el hombre está abierto para el alimento como tal; él lo entiende y se entiende en su referencialidad – a saber, no tiene este entender primariamente un carácter “científico”, quizá biológico, no es el entender de procesos metabólicos, sino un entender mucho más originario, rico y enigmático. Sabemos de nuestra urdimbre con lo ente circundante. Extrañados de la naturaleza, abandonados de su amparo cobijador, nunca podemos, en todo caso, sustraernos del todo de ella: nos sustraemos de ella, por decir así, sólo hasta que experimentamos nuestra caída en ella – ganamos tanta distancia para reconocer nuestro asentamiento en la naturaleza – tanto nos alejamos de ella para entenderla como el poder que nos expone y que, al mismo tiempo, nos cobija: como “gran madre” y como opositora del hombre. La naturaleza nos rodea a los humanos doquiera que estemos, sea en la campiña floreciente o el desierto, en la elevada cordillera solitaria o en la ciudad multitudinaria – y ella nos vuelve siempre el rostro enigmático, de acuerdo al cual se nos aparece como infinitamente confiable y, al mismo tiempo, como radicalmente enemiga. Planta y animal no han emergido, por decirlo así, del fondo de la naturaleza, ellos están todavía “dentro”, no han ganado todavía una distancia respecto de ella para volcarse a ella nostálgicamente – como el hombre. Sobre la base de la forma existencial sensorial de nuestra corporalidad sabemos de nuestra trabazón con la naturaleza – con cada bocado y con cada sorbo realizamos una “encarnación” en la tierra, una comunión con los elementos; cada respiración nos liga con el aire marino circundante, cada mirada nos une con la claridad del fuego celeste. De acuerdo a nuestra existencia [Existenz] sensorial corpórea, estamos a la vez cogidos, regidos y atravesados por la naturaleza. Pero este ser cogido no está exento de tensiones; ella no nos recorre como una corriente anímica incesante. No vivimos más en el paraíso mítico, donde no había preocupaciones ni carencias, donde había a la mano alimento en abundancia. La naturaleza está en nosotros también en las formas atribuladas del fracaso personal, del hambre, de la necesidad insatisfecha. La carencia, en tanto privación, revela de manera más apremiante y sorprendente el poder de la 134
Eugen Fink Fenómenos fundamentales de la existencia humana /extracto/ naturaleza en nosotros que la satisfacción, la que, hasta cierto punto, “oculta” las necesidades. Pero la privación, en tanto humana, no es simplemente un sentir que capta el deseo insatisfecho, ella es también un modo fundamental del comprender, a saber, del comprender cómo la naturaleza, que nos coge y rige, se nos también puede sustraer. Nunca sabemos más de la esencia donante de la naturaleza que cuando ella falla. En este saber de la privación se funda el trabajo humano, en tanto tiene su motivación en la menesterosidad de la existencia [Existenz] corpóreo-sensorial del hombre. Los espíritus puros e incorpóreos no necesitan ni pueden trabajar. El trabajo es un concepto que, aplicado a ángeles y dioses, se torna falto de sentido. El trabajo es sólo posible en un ente que está corporalmente enraizado en la tierra. El trabajo es una especial forma intensiva de existencia [Existenz] corpórea. Por otra parte, el animal corpóreo no puede “trabajar”; no tiene una apertura comprensora con respecto a su comunión corpórea con la tierra. Ella le es en este punto análoga como en lo relativo a la mortalidad. Sólo el ente humano transitorio y sabedor de su transitoriedad es mortal. Sólo el hombre enraizado corporalmente en la tierra y sabedor de tal enraizamiento puede trabajar. Ahora bien, ¿de qué manera se enraíza el hombre corporalmente en la naturaleza ¿cómo se perfila a partir de ella una serie de “necesidades”, de estados y situaciones de carencia Lo que primero se aprehende de buena manera en una tal perspectiva, son motivaciones constantes de trabajo humano, motivaciones a-históricas que atraviesan todos los tiempos. Siempre necesita el hombre “alimento, “vestimenta”, “habitación”, “protección de calor o frío”, siempre necesita él del lar para el sueño y para el amor, de la cuna para el niño, del arma para la lucha, etc. Pero estas necesidades constantes cambian, sin embargo, su figura, se perfeccionan, se transforman en el curso de la evolución cultural humana; no hay un quedarse en formas arcaicas: la capacidad inventiva del hombre, la fantasía, transforma las formas iniciales y las figuras, se introducen transformaciones en el gusto y la necesidad de un equipamiento más lujoso, etc. Pero el campo de juego de tales transformaciones en su conjunto está limitado. En tanto el trabajo deriva motivacionalmente de tales necesidades fundamentales, vale decir, exhibe sólo una “respuesta” humana a un desafío, procura tan sólo transformar un estado de carencia; a saber, un estado de carencia que está inevitablemente dado con la existencia corpóreo-sensorial del hombre – estado que retorna rítmicamente como hambre y sed. Pero el cuerpo del hombre no es sólo un “lugar” de necesidades específicas, que motivan el trabajo – él es también el lugar específico de acciones físicas. No tan sólo trabajamos en aras de nuestra existencia [Existenz] corpórea y sus 135
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Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />
naturaleza en nosotros que <strong>la</strong> satisfacción, <strong>la</strong> que, hasta cierto punto, “oculta” <strong>la</strong>s<br />
necesida<strong>de</strong>s. Pero <strong>la</strong> privación, en tanto humana, no es simplemente un sentir que capta<br />
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compren<strong>de</strong>r cómo <strong>la</strong> naturaleza, que nos coge y rige, se nos también pue<strong>de</strong> sustraer.<br />
Nunca sabemos más <strong>de</strong> <strong>la</strong> esencia donante <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza que cuando el<strong>la</strong> fal<strong>la</strong>. En<br />
este saber <strong>de</strong> <strong>la</strong> privación se funda el trabajo humano, en tanto tiene su motivación en <strong>la</strong><br />
menesterosidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> [Existenz] corpóreo-sensorial <strong>de</strong>l hombre. Los espíritus<br />
puros e incorpóreos no necesitan ni pue<strong>de</strong>n trabajar. El trabajo es un concepto que,<br />
aplicado a ángeles y dioses, se torna falto <strong>de</strong> sentido. El trabajo es sólo posible en un<br />
ente que está corporalmente enraizado en <strong>la</strong> tierra. El trabajo es una especial forma<br />
intensiva <strong>de</strong> <strong>existencia</strong> [Existenz] corpórea. Por otra parte, el animal corpóreo no pue<strong>de</strong><br />
“trabajar”; no tiene una apertura comprensora con respecto a su comunión corpórea con<br />
<strong>la</strong> tierra. El<strong>la</strong> le es en este punto análoga como en lo re<strong>la</strong>tivo a <strong>la</strong> mortalidad. Sólo el<br />
ente humano transitorio y sabedor <strong>de</strong> su transitoriedad es mortal. Sólo el hombre<br />
enraizado corporalmente en <strong>la</strong> tierra y sabedor <strong>de</strong> tal enraizamiento pue<strong>de</strong> trabajar.<br />
Ahora bien, ¿<strong>de</strong> qué manera se enraíza el hombre corporalmente en <strong>la</strong><br />
naturaleza ¿cómo se perfi<strong>la</strong> a partir <strong>de</strong> el<strong>la</strong> una serie <strong>de</strong> “necesida<strong>de</strong>s”, <strong>de</strong> estados y<br />
situaciones <strong>de</strong> carencia Lo que primero se aprehen<strong>de</strong> <strong>de</strong> buena manera en una tal<br />
perspectiva, son motivaciones constantes <strong>de</strong> trabajo humano, motivaciones a-históricas<br />
que atraviesan todos los tiempos. Siempre necesita el hombre “alimento, “vestimenta”,<br />
“habitación”, “protección <strong>de</strong> calor o frío”, siempre necesita él <strong>de</strong>l <strong>la</strong>r para el sueño y<br />
para el amor, <strong>de</strong> <strong>la</strong> cuna para el niño, <strong>de</strong>l arma para <strong>la</strong> lucha, etc. Pero estas necesida<strong>de</strong>s<br />
constantes cambian, sin embargo, su figura, se perfeccionan, se transforman en el curso<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> evolución cultural humana; no hay un quedarse en formas arcaicas: <strong>la</strong> capacidad<br />
inventiva <strong>de</strong>l hombre, <strong>la</strong> fantasía, transforma <strong>la</strong>s formas iniciales y <strong>la</strong>s figuras, se<br />
introducen transformaciones en el gusto y <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> un equipamiento más lujoso,<br />
etc. Pero el campo <strong>de</strong> juego <strong>de</strong> tales transformaciones en su conjunto está limitado. En<br />
tanto el trabajo <strong>de</strong>riva motivacionalmente <strong>de</strong> tales necesida<strong>de</strong>s <strong>fundamentales</strong>, vale<br />
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<strong>existencia</strong> corpóreo-sensorial <strong>de</strong>l hombre – estado que retorna rítmicamente como<br />
hambre y sed. Pero el cuerpo <strong>de</strong>l hombre no es sólo un “lugar” <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s<br />
específicas, que motivan el trabajo – él es también el lugar específico <strong>de</strong> acciones<br />
físicas. No tan sólo trabajamos en aras <strong>de</strong> nuestra <strong>existencia</strong> [Existenz] corpórea y sus<br />
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