Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel
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Eugen Fink<br />
Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />
occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> lo sensorial. El hombre como ser espiritual esta constreñido y<br />
“mancil<strong>la</strong>do” por el cuerpo y sus menesterosida<strong>de</strong>s; se sueña con una <strong>existencia</strong><br />
[Existenz] inmacu<strong>la</strong>da espiritual, en el éter puro <strong>de</strong>l espíritu; se niega – en todo caso <strong>de</strong><br />
manera pusilánime – el cuerpo como cárcel <strong>de</strong>l alma, no pudiendo sin embargo<br />
<strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zarlo. Pero no se tiene c<strong>la</strong>ridad <strong>de</strong> que con ello también se niega conjuntamente el<br />
espíritu humano específico. No somos un espíritu divino encerrado en un cuerpo<br />
animal. La corporalidad <strong>de</strong>l hombre es tan poco animal, como su espíritu divino. La<br />
<strong>existencia</strong> [Existenz] humana es una unidad íntima entre cuerpo y alma: a nuestro<br />
espíritu finito le pertenece esencialmente <strong>la</strong> muerte y el trabajo, <strong>la</strong> lucha, el amor y el<br />
juego. Estos fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> se enraízan todos también con <strong>la</strong><br />
corporalidad.<br />
¿Cómo se ve <strong>la</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza <strong>de</strong>l hombre En primer lugar, se<br />
pue<strong>de</strong> proponer fácilmente un sistema <strong>de</strong> necesida<strong>de</strong>s <strong>fundamentales</strong>. El hombre<br />
necesita alimento para su conservación vital. Como organismo viviente se encuentra en<br />
un proceso metabólico. Está en <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> otros entes, <strong>de</strong> otras cosas apetecibles.<br />
Como organismo tien<strong>de</strong> a “reproducirse”, está en <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>la</strong> pareja sexual. El<br />
instinto <strong>de</strong> nutrición y el instinto sexual son instintos originarios elementales; el hombre<br />
sigue tales instintos en compañía <strong>de</strong> otros congéneres, a saber, en otras asociaciones<br />
vitales. Es un ser viviente social, un zoon politikon. En <strong>la</strong>s asociaciones se constituye un<br />
estilo <strong>de</strong> cómo seguir los instintos, se generan reg<strong>la</strong>s, usos. A partir <strong>de</strong> <strong>la</strong> misma<br />
sociabilidad surgen <strong>de</strong> nuevo numerosas motivaciones, que conducen a nuevas<br />
necesida<strong>de</strong>s, por ejemplo, <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> adorno, <strong>de</strong> ornamento en conexión con <strong>la</strong><br />
atracción sexual, o como distintivo <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r y dignidad. De este modo, <strong>de</strong> acuerdo a<br />
una actitud natural, se pue<strong>de</strong> prescribir una genealogía <strong>de</strong>l “mundo humano” a partir <strong>de</strong><br />
formas primitivas animales, hacer <strong>de</strong>rivar el reino humano gradualmente <strong>de</strong>l reino<br />
animal – pero lo que, en el mejor <strong>de</strong> los casos, resulta <strong>de</strong> una tal observación es el<br />
orgullo <strong>de</strong> una especie <strong>de</strong> simio, que ha llegado consi<strong>de</strong>rablemente lejos. Que el hombre<br />
pue<strong>de</strong> ser observado zoológicamente hay que admitirlo; se concibe y se <strong>de</strong>scribe<br />
entonces una serie <strong>de</strong> fenómenos fisiológicos que hombres y animales tienen en común,<br />
los procesos <strong>de</strong> alimentación, apareamiento, etc. Pero entonces con ello no se concibe lo<br />
esencial-humano. Y lo humano no se encuentra primero en una “impronta<br />
institucional”, en los caracteres <strong>de</strong> <strong>la</strong> costumbre, los que atribuimos acaso a <strong>la</strong><br />
“propiedad”, el “matrimonio”, <strong>la</strong> “familia” y el “estado”, sino que se encuentra ya en los<br />
fenómenos elementales, que exhiben el sustrato <strong>de</strong> configuraciones morales, se<br />
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