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Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel

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Eugen Fink<br />

Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />

<strong>de</strong>sconocidos para nosotros. La filosofía ya está en nosotros, aun cuando “duerma” por<br />

lo general. Sin embargo, pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>spertada. Esto <strong>de</strong>termina <strong>la</strong> peculiaridad <strong>de</strong> cada<br />

enseñanza filosófica: ésta es primariamente siempre <strong>de</strong>spertar – no un impartir doctrinas<br />

y contenidos <strong>de</strong>l saber, resultados investigativos, métodos y técnicas; el<strong>la</strong> es diálogo<br />

interhumano, preguntar, meditar e interpretar en común, tiene su realidad genuina en <strong>la</strong><br />

comunicación. P<strong>la</strong>tón sabía por eso que sus pensamientos quedarían insustanciales, si<br />

no conseguía grabarlos en hombres vivaces, en los refulgentes jóvenes <strong>de</strong> Atenas, <strong>de</strong><br />

modo más dura<strong>de</strong>ro que en bronce, más dura<strong>de</strong>ro que en escritos – o mejor: sino era<br />

capaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar estos mismos pensamientos en sus almas.<br />

Que <strong>la</strong> filosofía le es conocida <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro a los hombres en cuanto hombres, es<br />

el fundamento más profundo para aquel<strong>la</strong> pretensión <strong>de</strong> todos, <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r char<strong>la</strong>r <strong>de</strong><br />

asuntos <strong>de</strong> <strong>la</strong> filosofía. Sólo estamos ante una presunción fatua y vacía, cuando se cree<br />

tener un juicio competente acerca <strong>de</strong> los pensamientos <strong>de</strong>l pensador, sin involucrarse<br />

uno mismo en el pensar ni hacerse cargo <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong>l concepto. En este caso se pue<strong>de</strong><br />

aplicar <strong>la</strong> sátira <strong>de</strong> Hegel: “… En cambio, en lo que se refiere a <strong>la</strong> filosofía parece<br />

imperar el prejuicio <strong>de</strong> que, si para po<strong>de</strong>r hacer zapatos no basta con tener ojos y <strong>de</strong>dos<br />

y con disponer <strong>de</strong> cuero y herramientas, en cambio, cualquiera pue<strong>de</strong> filosofar<br />

directamente y formu<strong>la</strong>r juicios acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> filosofía, porque posee en su razón natural<br />

<strong>la</strong> pauta necesaria para ello, como si en su pie no poseyese también <strong>la</strong> pauta natural <strong>de</strong>l<br />

zapato.” 2<br />

Ciertamente correspon<strong>de</strong> al buen filosofar, al modo <strong>de</strong> herramientas, por <strong>de</strong>cirlo<br />

así, un acabado conocimiento histórico <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s pensadores, una agu<strong>de</strong>za <strong>de</strong>l<br />

entendimiento, juicio, fantasía especu<strong>la</strong>tiva, atención crítica, y muchos otros talentos;<br />

sin embargo, lo más importante es <strong>la</strong> conmoción que nos acontece como <strong>de</strong>stino – <strong>la</strong><br />

conmoción por un asombro abisal. Este asombro es <strong>la</strong> mejor parte <strong>de</strong>l hombre.<br />

Inofensivo acontece en <strong>la</strong> sana niñez, cuando el mundo se nos abre en el resp<strong>la</strong>ndor <strong>de</strong>l<br />

alba, y todas <strong>la</strong>s cosas simples e insignificantes arriban a <strong>la</strong> luz. Luego cae, sin embargo,<br />

el polvo <strong>de</strong> <strong>la</strong> rutina, <strong>la</strong>s cosas se vuelven cotidianas, <strong>de</strong>masiado conocidas, se vuelven<br />

“obvias”. El mundo circundante pier<strong>de</strong> sus colores, todo se hun<strong>de</strong> <strong>de</strong> “gris en gris”, en<br />

lo rutinario, en lo conocido: <strong>la</strong>s cosas, los hombres, <strong>la</strong>s condiciones vitales. La vida se<br />

vuelve una postura aprendida, una rutina, uno se mueve a través <strong>de</strong> vías fijas, en el<br />

previamente conocido mundo cultural or<strong>de</strong>nado socialmente, uno tiene su profesión, su<br />

2 G.W.F Hegel, Phänomenologie <strong>de</strong>s Geistes (Hoffmeister), Hamburg 6 1952, 54. (FCE, p.44)<br />

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