Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel
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Eugen Fink Fenómenos fundamentales de la existencia humana /extracto/ Ciertamente la angustia es un rasgo fundamental predominante. El individuo se siente por nada tan aislado, tan conducido a la extrema soledad – como por su propia muerte, pendiente para él. La realización vital propia alcanza al mismo tiempo su cima en el comportamiento explícito con respecto al morir futuro propio. Antes de esto puede el individuo realizar algunos quehaceres de la vida en comunidad con otros, él casi se puede sumergir en el sentir de un cobijo colectivo, se conduce conjuntamente con el conducirse general, toma parte en empresas comunes – pero morir tiene que hacerlo solo, aquí cesa todo acompañamiento. Si bien se puede luchar, dar el “asalto” en comunidad en la batalla, jamás se puede morir conjuntamente. Cada uno queda solo. En este camino no hay acompañantes. Habría tan sólo que preguntar, si esta extrema soledad, en tanto agudización extrema del destino individual en-cada-caso-propio, oculta en sí misma posibilidades secretas de la zozobra – posibilidades difícilmente aprehensibles en palabras, pero que sin embargo pueden ser sospechadas, alguna vez, por cada cual. En la necesidad extrema acaso se entrega el “sí-mismo” hasta aquí defensor, no se defiende más contra lo ineludible – y repentinamente se transforma en la máscara de la muerte: del espanto para el viviente resulta el retorno a casa del moribundo. La muerte pierde el rostro de lo horroroso y destructivo – la destrucción vale para el sí mismo finito, para la mismidad personal y autosuficiencia; la muerte se convierte en la suave liberadora de los lazos de la singularización, ella libera la existencia [Existenz] individual de la singularidad que dura toda la vida; rompe la mazmorra estrecha del encapsulamiento yoico; se convierte en redentora, no porque nos libere del dolor y la pena de lo terrenal, de la angustia y la preocupación, sino porque quiebra nuestra “finitud”; dejando fluir la compostura de nuestra existencia, que había hasta ahora, en el mar del todo-uno. A partir de semejante sospecha está pronunciada la palabra del Sócrates moribundo: “Oh Critón, le debemos un gallo a Asclepio” 17 , o se poetiza el ditirambo de Nietzsche “¡Dicha, aurea, ven! ¡Tú el más secreto, el más dulce goce previo de la muerte!” 18 . El más agudo ser expuesto se vuelca en el sentimiento del amparo. Esto no es más que una pista. Debemos precavernos de extraer de ello muy prematuramente conclusiones macizas respecto de una “determinación de contenido” del reino de la muerte. No debemos nosotros mismos caer en igual error que el que objetamos a las mitologías: esto es, inventar y figurarse un trasmundo, y aunque sea a través de conceptos contrastados con la esfera del fenómeno. La jornada sobre la faz del 17 Fedón. 118ª 7-8. 18 F.Nietzsche: Werke (Colli/Montinari), Berlín 1969, Bd. VI, 3, 394. 106
Eugen Fink Fenómenos fundamentales de la existencia humana /extracto/ mundo es la situación de nuestro meditar sobre la muerte. Hablamos en lo fundamental solo “antes” de la muerte sobre la muerte. Viviendo tenemos que vérnoslas con ella, soportamos o huimos de este pensamiento oscuro. “Sobre la faz del mundo” intentamos trazar el concepto del “submundo”, arriba, en la luz, honramos la memoria del que ha partido, a quien sepultamos en la tierra clausurante. Así la muerte parece, en cierto sentido, introducida en el reino de los vivientes. Pero no se puede instalar e introducir completamente. Permanece la figura macabra, que no permite que la comprensión de los seres vivientes se cierre completamente, abriéndose una inquietante dimensión del vacío. Si Hegel, sobre la base de la antigua tragedia, a propósito del destino de Antígona y Polinices, esclarece simbólicamente en la “Fenomenología del Espíritu” la relación tensa entre el derecho estatal a la luz del día y el derecho de la piedad familiar, que está referido sobre todo al que “ha partido”, con ello no tiene en la mirada un conflicto moral, sino más profundamente la relación tensa entre la comprensión del ser del fenómeno y su distorsión a través de la “muerte”. La dimensión del muerto nos parece ser lo que no-está-siendo, lo irreal y lo falto de poder. Pero Hegel formula: “el muerto cuyo derecho ha sido atropellado sabe, por ello, encontrar instrumentos para su venganza, que tienen la misma realidad y la misma fuerza que la potencia que lo ha atropellado. Estas potencias son otras comunidades, cuyos altares han manchado los perros y los pájaros con el cadáver que no ha sido elevado por la restitución que le es debida al individuo elemental a la universalidad carente de consciencia, sino que ha permanecido sobe la tierra en el reino de la realidad y que alcanza ahora una universalidad real autoconsciente como la fuerza de la ley divina. Estas fuerzas se convierten ahora en fuerzas hostiles y destruyen la comunidad que ha deshonrado y quebrantado su fuerza, la piedad familiar.” 19 19 G.w.f. Hegel: Phänomenologie des Geistes (Hoffmeister), Hamburg 6 1952, 339 (Fenomenología del Espiritu p.280) 107
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Eugen Fink<br />
Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />
mundo es <strong>la</strong> situación <strong>de</strong> nuestro meditar sobre <strong>la</strong> muerte. Hab<strong>la</strong>mos en lo fundamental<br />
solo “antes” <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte sobre <strong>la</strong> muerte. Viviendo tenemos que vérnos<strong>la</strong>s con el<strong>la</strong>,<br />
soportamos o huimos <strong>de</strong> este pensamiento oscuro. “Sobre <strong>la</strong> faz <strong>de</strong>l mundo” intentamos<br />
trazar el concepto <strong>de</strong>l “submundo”, arriba, en <strong>la</strong> luz, honramos <strong>la</strong> memoria <strong>de</strong>l que ha<br />
partido, a quien sepultamos en <strong>la</strong> tierra c<strong>la</strong>usurante. Así <strong>la</strong> muerte parece, en cierto<br />
sentido, introducida en el reino <strong>de</strong> los vivientes. Pero no se pue<strong>de</strong> insta<strong>la</strong>r e introducir<br />
completamente. Permanece <strong>la</strong> figura macabra, que no permite que <strong>la</strong> comprensión <strong>de</strong> los<br />
seres vivientes se cierre completamente, abriéndose una inquietante dimensión <strong>de</strong>l<br />
vacío. Si Hegel, sobre <strong>la</strong> base <strong>de</strong> <strong>la</strong> antigua tragedia, a propósito <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> Antígona<br />
y Polinices, esc<strong>la</strong>rece simbólicamente en <strong>la</strong> “Fenomenología <strong>de</strong>l Espíritu” <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción<br />
tensa entre el <strong>de</strong>recho estatal a <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l día y el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> <strong>la</strong> piedad familiar, que está<br />
referido sobre todo al que “ha partido”, con ello no tiene en <strong>la</strong> mirada un conflicto<br />
moral, sino más profundamente <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción tensa entre <strong>la</strong> comprensión <strong>de</strong>l ser <strong>de</strong>l<br />
fenómeno y su distorsión a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> “muerte”. La dimensión <strong>de</strong>l muerto nos parece<br />
ser lo que no-está-siendo, lo irreal y lo falto <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. Pero Hegel formu<strong>la</strong>: “el muerto<br />
cuyo <strong>de</strong>recho ha sido atropel<strong>la</strong>do sabe, por ello, encontrar instrumentos para su<br />
venganza, que tienen <strong>la</strong> misma realidad y <strong>la</strong> misma fuerza que <strong>la</strong> potencia que lo ha<br />
atropel<strong>la</strong>do. Estas potencias son otras comunida<strong>de</strong>s, cuyos altares han manchado los<br />
perros y los pájaros con el cadáver que no ha sido elevado por <strong>la</strong> restitución que le es<br />
<strong>de</strong>bida al individuo elemental a <strong>la</strong> universalidad carente <strong>de</strong> consciencia, sino que ha<br />
permanecido sobe <strong>la</strong> tierra en el reino <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad y que alcanza ahora una<br />
universalidad real autoconsciente como <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley divina. Estas fuerzas se<br />
convierten ahora en fuerzas hostiles y <strong>de</strong>struyen <strong>la</strong> comunidad que ha <strong>de</strong>shonrado y<br />
quebrantado su fuerza, <strong>la</strong> piedad familiar.” 19<br />
19 G.w.f. Hegel: Phänomenologie <strong>de</strong>s Geistes (Hoffmeister), Hamburg 6 1952, 339 (Fenomenología <strong>de</strong>l<br />
Espiritu p.280)<br />
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