Descarga - Colegio de Historia P9 - UNAM

destaca la dirigida al ya mencionado segundo conde de Revillagigedo, en la que le
decían sobre la naciente corporación:
De su utilidad y de la necesidad que había de erigirla como de las
insuperables dificultades que ha sido necesario vencer para verificarlo no hay
quien tenga más cabal conocimiento que la ilustrada penetración de vuestra
excelencia… 45
La contestación de Revillagigedo, enviada tres meses después, expresaba su
satisfacción por ver fundado el nuevo gremio “…a pesar de las innumerables
dificultades que ha sido forzoso superar”. 46
Con todo ello se aludía seguramente a
quienes desde la ciudad de México se opusieron a la fundación. Esta actitud no
quedó acallada con la aparición del consulado, como lo demuestra el hecho de que
el virrey Branciforte solicitara su disolución —así como la del consulado de
Guadalajara, erigido también en 1795—, aduciendo entre otras cosas que los
comerciantes veracruzanos no eran sino intermediarios dependientes de los de
México y Cádiz. 47
En sus primeros años de vida, el consulado se consagró activamente a las
tareas que le estaban encomendadas, promoviendo mejoras en el puerto, que de
por sí experimentaba un auge material notorio. En aquel ocaso del siglo XVIII se
construyeron varios edificios públicos importantes en Veracruz. El consulado
cooperó para algunos de ellos, en particular con los faros de navegación. Asimismo
se comenzó a trazar un nuevo camino carretero del puerto a lacapital novohispana
vía Jalapa. Los gastos de estas obras se sumaron a los sueldos de los funcionarios
consulares y a algunas erogaciones extraordinarias, haciendo insuficientes los
45 Consulado de Veracruz al segundo conde de Revillagigedo, 2 de mayo de 1795, AGN, ramo
Consulados, 254:1.
46 Segundo conde de Revillagigedo, en Cádiz, al Consulado de Veracruz, 21 de agosto de 1795; AGN,
ramo Consulados, 254:1.
47 Ortiz de la Tabla, op. cit., p. 76 y 204.