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Descarga - Colegio de Historia P9 - UNAM

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Siendo amigo <strong>de</strong> mi padre, le conocí cuando apenas tendría yo unos cinco años y<br />

por eso lo recuerdo muy vagamente. Con todo, mi padre siempre me habló bien <strong>de</strong><br />

él, casi con la misma <strong>de</strong>voción y cariño con que se habla <strong>de</strong> algún familiar<br />

<strong>de</strong>saparecido. Pero no sólo mi padre hacía buenos recuerdos <strong>de</strong> El Coyote, sino<br />

todos los viejos que le conocieron y lo trataron. Por la tradición oral sabía quiénes<br />

habían sido sus mejores compañeros <strong>de</strong> armas, sus soldados más valientes, contra<br />

quiénes había combatido y los lugares en que libró sus principales campañas. Por<br />

eso cuando leí el texto <strong>de</strong> aquel corrido anónimo me fue fácil concebir <strong>de</strong> un sólo<br />

tirón el argumento completo. (Serrano Martínez, Celedonio, Corrido <strong>de</strong> la<br />

Revolución, 1951, p. 315)<br />

El procedimiento que siguió el poeta al escribir el corrido, fue sujetar cada<br />

una <strong>de</strong> las coplas a las melodías que cantan los viejos corridos en el Estado <strong>de</strong><br />

Guerrero. De esta manera compuso la letra y la melodía al mismo tiempo. A<strong>de</strong>más<br />

cuando lo juzgó oportuno introdujo algunas coplas que su abuelo Luis Martínez,<br />

solía cantar en sus momentos <strong>de</strong> alegría, como la siguiente:<br />

Todos dicen: ¡Viva, Viva!<br />

Yo no sé quién vivirá;<br />

unos que viva el Gobierno.<br />

Otros que la libertad.<br />

La letra <strong>de</strong>l corrido anónimo sólo narraba la muerte <strong>de</strong> El Coyote, pero Celedonio<br />

Serrano completó el argumento al referir: cuando El Coyote se <strong>de</strong>spi<strong>de</strong> <strong>de</strong> sus<br />

padres para incorporarse a la Revolución; los principales combates que libró; su<br />

ascenso a general; la celebración <strong>de</strong> sus bodas (la civil y la religiosa); sus<br />

relaciones <strong>de</strong> amistad con los compañeros <strong>de</strong> armas, y su muerte.<br />

Cuando lo estaba escribiendo, el poeta expuso lo siguiente:<br />

Descubrí que mi voz no era nueva sino antigua, y que lo que mi pecho<br />

quería cantar no era la canción exótica venida <strong>de</strong> allen<strong>de</strong> el mar, sino el<br />

viejo corrido <strong>de</strong> los insurgentes, el <strong>de</strong> los chinacos, el mismo corrido <strong>de</strong> los<br />

pronunciados <strong>de</strong> 1910, en suma: el canto <strong>de</strong>l pueblo, la poesía vivida y no<br />

cantada. Es más, el nombre <strong>de</strong> El Coyote que había <strong>de</strong>cidido <strong>de</strong>jarle a mi<br />

corrido, lo sentía entroncarse con la epopeya mítica precortesiana. (Serrano<br />

Martínez, Celedonio, Corrido <strong>de</strong> la Revolución, 1951, p. 314)<br />

El corrido abre con la siguiente copla:

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