Descarga - Colegio de Historia P9 - UNAM

de Hermosillo y Magdalena en Sonora. 136 La verdad es que en las dos últimas décadas del siglo XIX,
los intentos de atracción de colonos extranjeros sufrieron serios descalabros, tanto en lo
discursivo como en lo práctico, pero más grave es que el discurso generó un sentimiento de que la
salvación del país se encontraba en el exterior, en capitales y en la “sangre renovadora”, pues
existían trabajos “que ni los indios quería o podían hacer”, lo que durante y al final del periodo
porfirista justificaría un discurso nacionalista xenófobo revolucionario que encontraría en los
chinos ultramarinos a su mayor víctima.
Los chinos en México, una historia con cola para pisar.
Con el desarrollo de las actividades de construcción de la nueva infraestructura económica
mexicana, fomentada por las inversiones extranjeras y del Estado, la necesidad de mano de obra
en grandes volúmenes y de bajo costo era cada vez más urgente, pero el latifundismo, y el arraigo
a la tierra de un sin fin de comunidades y haciendas porfirianas obstaculizaban la formación de un
mercado libre de fuerza de trabajo. 137
Las expectativas de atraer a la población extranjera, particularmente de Europa fracasaban, pese a
la existencia de algunas colonias un tanto prósperas de italianos y rusos en Occidente y el Norte
del País, tanto por lo complicado de la geografía mexicana, como por el incumplimiento de las
promesas doradas del gobierno para con los hipotéticos colonos. Incluso algunos autores señalan
que México era, por ejemplificar, una foxilandia, llena de buenas intenciones pero rayando a la
ficción. Sin ríos de navegación interior; con costas “ricas”, pero insalubres, como los puertos de
Veracruz, Guaymas y Tampico; la topografía con sus zonas de montañas que dificultaban las
comunicaciones, y un irregular periodo de lluvias llevaba a la irrigación con sistemas arcaicos.
Según Francisco Bulnes, crítico y extremista en muchos sentidos, “un país sin agua en las tres
cuartas partes de su territorio y sin carbón de piedra, no podía ni ser medianamente rico, *…+
136 Mario Cuevas Arámburu. Sonora, Textos de su Historia. T.3, 1989, pp.27-31.
137 China y América Latina, Un mismo destino. 1984, p. 115