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Darth Vader La ascensión

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Esta es la legendaria historia de Anakin Skywalker contada como nunca antes: a<br />

través de sus ojos…<br />

De la <strong>ascensión</strong> a la caída, de la luz a la oscuridad y de vuelta.<br />

Nacido como esclavo.<br />

Criado como Jedi.<br />

Temido por una galaxia.


Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Ryder Windham<br />

Versión 1.0<br />

16.10.12


Título original: The Rise and Fall of <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Cronología: de 39 años antes hasta 4 años después de la batalla de Yavin<br />

Autor: Ryder Windham<br />

Ilustración portada: Drew Struzan<br />

Publicación del original: octubre 2007<br />

Traducción: Javi-Wan Kenobi<br />

Revisión: Dragon-chemi, Bodo-Baas<br />

Edición: Bodo-Baas (v1.0)<br />

Base LSW v1.1


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Declaración<br />

Todo el trabajo de traducción, maquetación, revisión y montado de este libro ha sido<br />

realizado por admiradores de Star Wars y con el único objetivo de compartirlo con otros<br />

hispanohablantes.<br />

Ninguno de nosotros nos dedicamos a esto de manera profesional, ni esperamos<br />

recibir compensación alguna excepto, tal vez, algún agradecimiento si pensáis que lo<br />

merecemos.<br />

Este libro digital se encuentra disponible de forma gratuita en el Grupo Libros de Star<br />

Wars.<br />

Este trabajo se proporciona de forma gratuita para uso particular. Puedes compartirlo<br />

con tus amigos si la legislación de tu país así lo permite y bajo tu responsabilidad. Pero<br />

por favor, no estafes a nadie vendiéndolo.<br />

Todos los derechos pertenecen a Lucasfilms Ltd. & . Todos los personajes,<br />

nombres y situaciones son exclusivos de Lucasfilms Ltd. Se prohíbe la venta parcial o<br />

total de este material.<br />

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¡Que la Fuerza os acompañe!<br />

El grupo de libros Star Wars<br />

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Ryder Windham<br />

Para Ralph McQuarrie<br />

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Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Reconocimientos<br />

Mi más sincero agradecimiento a los guionistas de las películas de Star Wars: George<br />

Lucas, <strong>La</strong>wrence Kasdan, Bracken Leigh, y Jonathan Hales. También estoy en deuda con<br />

Terry Brooks, James Luceno, Kilian Plunkett, Daniel Wallace, y los difuntos Brian Daley<br />

y Archie Goodwin, cuyos respectivos libros, comics, y dramatizaciones radiales de Star<br />

Wars proporcionaron material para diversas secuencias de esta novela. Un<br />

agradecimiento especial a Dorothy Windham por su asistencia en la investigación, a<br />

Violet Windham por no dejarme ganar una pelea de sables de luz, a Anne Windham por<br />

ayudarme de todas formas a hacer tiempo para completar este libro, y para los fans de<br />

Star Wars Titus DosRemedios y Peter Ricci por compartir sus ideas y preocupaciones<br />

acerca de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong>. Como siempre, muchas gracias a David Levithan de Scholastic, y<br />

a Jonathan Rinzler y Leland Chee de Lucasfilm.<br />

LSW 7


Ryder Windham<br />

Prólogo<br />

<strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong>, el Señor Oscuro del Sith, estaba soñando.<br />

En su sueño, vio su propia figura oscura sobre la terraza abierta que colgaba del muro<br />

exterior del Castillo de Bast, su fortaleza privada en el planeta Vjun. Lluvia ácida<br />

congelada raía su casco, y fuertes vientos ondeaban su capa negra con increíble furia,<br />

como si el propio clima hiciera todo lo posible por matarle, junto con cualquier otra cosa<br />

que intentase vivir en el yermo planeta. Y a pesar de ello <strong>Vader</strong> se sentía más vivo de lo<br />

que se había sentido en años.<br />

Volviéndose desde el balcón, entró por un pórtico abovedado, dejando un rastro de<br />

pisadas húmedas en el suelo del corredor. En los muros se alineaban conductos<br />

calefactores automáticos que secaron su vestimenta mientras irrumpía en el débilmente<br />

iluminado observatorio. Aunque pocos habían pisado nunca el interior de su fortaleza, no<br />

se sorprendió de encontrar al joven que permanecía de pie en el centro de la cámara, bajo<br />

la cúpula del techo.<br />

El joven era Luke Skywalker.<br />

Vestido con ropas ajustadas, Luke daba la espalda a <strong>Vader</strong> mientras examinaba un<br />

mapa estelar tridimensional que estaba suspendido en el aire sobre un holoproyector.<br />

<strong>Vader</strong> reconoció el mapa como el Sector de Coruscant. Los brazos de Luke colgaban a<br />

sus lados, y <strong>Vader</strong> notó que la mano derecha de Luke, enfundada en un guante negro, casi<br />

estaba tocando el sable de luz que colgaba de su cinturón.<br />

Un nuevo sable de luz, pensó <strong>Vader</strong>. Y una nueva mano.<br />

Silencioso como una sombra, <strong>Vader</strong> avanzó en la habitación.<br />

Sin dar señales de haber notado la presencia de <strong>Vader</strong>, Luke alzó su brazo derecho<br />

hacia el campo estelar holográfico. Movió sus dedos cibernéticos a través del pequeño y<br />

brillante orbe que representaba al planeta Coruscant.<br />

—El Emperador está muerto —dijo Luke en voz baja—. Todo lo que era suyo es<br />

ahora tuyo.<br />

—No, hijo mío —dijo <strong>Vader</strong>—. <strong>La</strong> galaxia es nuestra.<br />

Luke asintió y sonrió. <strong>Vader</strong> aún seguía mirando a Luke cuando una grave y familiar<br />

voz murmuró inesperadamente desde atrás.<br />

—Ambos estáis… equivocados.<br />

Era la voz del Emperador Palpatine. <strong>Vader</strong> vio cómo la expresión de Luke se tensaba,<br />

pero no se giró para enfrentarse al Emperador. Entonces el Emperador comenzó a reír.<br />

Un anillo de fuego surgió del suelo, rodeando a <strong>Vader</strong> y separándolo de Luke.<br />

Escuchando la risa socarrona de su maestro, <strong>Vader</strong> inclinó su cabeza enmascarada. ¿Por<br />

qué no te mueres, pensó.<br />

<strong>La</strong> risa continuó.<br />

—¡No puede estar vivo! —dijo Luke—. ¡Padre, ayúdame!<br />

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Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Alrededor de <strong>Vader</strong>, el fuego comenzó a avanzar hacia dentro, acercándose a su<br />

cuerpo. Bajo su casco, <strong>Vader</strong> intentaba no escuchar la horrible risa. ¿Por qué nunca te<br />

mueres<br />

Pero la risa no paró. <strong>Vader</strong> intentó alcanzar su propio sable de luz, pero súbitamente<br />

su brazo se sentía como si estuviera hecho de piedra sólida. <strong>La</strong>s llamas lamían ahora su<br />

capa y sus botas. El Emperador rió con más fuerza. Luke comenzó a gritar.<br />

<strong>Vader</strong> cerró sus ojos con fuerza. Podía oler los circuitos fundidos y la carne<br />

quemándose.<br />

¡¿POR QUÉ NUNCA…!<br />

Y entonces <strong>Vader</strong> despertó.<br />

Los ojos de <strong>Vader</strong> se abrieron de golpe. Sentado en el interior de su cámara de<br />

meditación presurizada, a bordo de su superdestructor estelar personal, el Ejecutor, su<br />

primer pensamiento fue que los Jedi no tienen pesadillas. Ese pensamiento le sorprendió<br />

casi tanto como la intensidad de la imaginería del Castillo de Bast. Hacía más de dos<br />

décadas desde que había renunciado a la orden Jedi para convertirse en un Lord Sith, y en<br />

todos esos años no había pensado en si los Jedi tenían pesadillas, ni siquiera sueños. No<br />

desde el final de las Guerras Clon.<br />

Quizá haya sido una premonición, pensó <strong>Vader</strong>, mientras una vena latía en la sien<br />

izquierda de su desnuda y horriblemente desfigurada cabeza. Rápidamente rechazó esa<br />

idea. Reconocía una premonición cuando la tenía, sabía que eso era más que un simple<br />

truco de la imaginación mezclado con deseos subconscientes. <strong>La</strong> visión de su fortaleza<br />

había sido algo más.<br />

Quizá una advertencia, pero ¿de quién <strong>Vader</strong> consideró la posibilidad de que la<br />

visión hubiera sido plantada en su mente por un telépata experimentado. <strong>La</strong> idea de que<br />

hubieran podido violar su mente le enojó, y su ira le abrió al lado oscuro de la Fuerza.<br />

Cerrando los ojos, usó la Fuerza para buscar signos, rastros de energía psíquica que<br />

pudieran conducirle a un invasor telepático. No encontró nada, nadie…<br />

Pero el Emperador no dejaría ningún rastro.<br />

<strong>Vader</strong> hizo una mueca. Había pasado un año desde su último encuentro con Luke<br />

Skywalker en Ciudad Nube, donde le reveló a Luke su identidad y le dijo que destruir al<br />

Emperador era su destino. <strong>Vader</strong> sospechaba que el Emperador sabía de su traición,<br />

porque el Emperador acababa sabiéndolo todo. Pero incluso si el Emperador estuviera al<br />

corriente de todo lo que había ocurrido, <strong>Vader</strong> estaba seguro de que no se sentiría<br />

amenazado. El Emperador simplemente era demasiado poderoso. Y, a pesar de todo, de<br />

algún modo <strong>Vader</strong> sentía que el Emperador no tenía nada que ver con su extraña visión<br />

del Castillo de Bast.<br />

¿Puede haber sido sólo un sueño <strong>Vader</strong> no estaba seguro. Después de tantos años<br />

sin soñar, había olvidado cómo eran los sueños.<br />

Sobre su pálida cabeza, un brazo robótico retráctil mantenía su casco contra el techo<br />

de la cámara esférica. Servomotores dedicados bajaron el casco sobre su cabeza y lo<br />

ajustaron al sello hermético de su cuello. Cuando sus dañados pulmones exhalaron a<br />

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Ryder Windham<br />

través de los sistemas de soporte de vida de su armadura, un profundo siseo surgió de su<br />

rejilla de respiración triangular.<br />

<strong>La</strong> parte superior de la cámara de meditación se alzó, exponiendo a <strong>Vader</strong> como un<br />

pistilo negro en el centro de una flor mecánica blanca. Su asiento giró, permitiéndole<br />

mirar una ancha pantalla, que parpadeó para mostrar la imagen del almirante Piett en el<br />

puente del Ejecutor.<br />

—Informe de estado —dijo <strong>Vader</strong>.<br />

—El Ejecutor está preparado para abandonar la órbita de Coruscant —respondió<br />

Piett, firme con su uniforme gris. Aunque su voz estaba alerta, sus ojos parecían cansados<br />

de mirar pantallas de sensores y monitores de navegación—. Espero sus órdenes.<br />

—Establezca curso hacia el sistema Endor —dijo <strong>Vader</strong>.<br />

—Como desee, mi señor.<br />

<strong>La</strong> imagen de Piett desapareció de la pantalla.<br />

Definitivamente no ha sido un sueño, se convenció a sí mismo <strong>Vader</strong> sin dificultad.<br />

Los sueños son para formas de vida patéticas. Observó su propio reflejo en la superficie<br />

de la pantalla.<br />

Yo soy la pesadilla.<br />

Con un gesto imperceptible, reconfiguró la pantalla para mostrar el campo estelar que<br />

se encontraba justo ante la proa del Ejecutor. Mientras observaba las estrellas distantes de<br />

la pantalla, un recuerdo profundamente enterrado se abrió camino hasta su consciencia.<br />

Era el recuerdo de un deseo, el deseo de visitar todas las estrellas de la galaxia. Pero ese<br />

deseo, y los sueños que venían con él, habían pertenecido a otra persona, un niño que<br />

vivió hace mucho tiempo y que ya no existía.<br />

Esos eran los sueños de un niño llamado Anakin Skywalker.<br />

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Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 1<br />

Anakin Skywalker estaba soñando.<br />

En el sueño, era un chico mayor, pero aún le faltaban varios años para la edad adulta.<br />

Estaba dentro de la cabina descubierta de un pequeño vehículo con elevadores de<br />

repulsión, volando sobre terreno rocoso a una velocidad increíblemente alta. Dos fuertes<br />

cables estaban asegurados a un par de largos motores paralelos delante del vehículo, y el<br />

espacio entre los motores estaba unido por un arco de energía chispeante. Anakin nunca<br />

había visto un mecanismo tan extraño, pero de algún modo sabía cómo manipularlo.<br />

Mientras presionaba la palanca del acelerador y se precipitaba hacia un cañón de altos<br />

muros, se dio cuenta: ¡Soy un piloto!<br />

No estaba solo. Varios vehículos similares viraban bruscamente por delante de él en<br />

el cañón, y el ruido de sus motores, resonando entre las paredes rocosas, era casi<br />

ensordecedor.<br />

¡Es una carrera!<br />

Con temeraria precisión, Anakin aceleró y rebasó como una exhalación a los otros<br />

vehículos. Por el rabillo del ojo, percibió fugaces visiones de sus competidores. <strong>La</strong><br />

mayoría eran aliens que no había visto nunca, pero todos tenían expresiones alertas y<br />

determinadas y dedos ágiles. Anakin había soñado antes con otros mundos, pero nunca<br />

con un lugar como ese.<br />

<strong>La</strong>nzándose fuera del cañón, Anakin lideraba a los otros corredores cruzando una<br />

amplia expansión de llanuras desérticas. Soles gemelos brillaban en el cielo, cociendo la<br />

dura arena de modo que el calor ascendente temblaba en el aire y hacía que las distantes<br />

formaciones rocosas parecieran flotar sobre la superficie del planeta. En la distancia,<br />

divisó un enorme estadio abierto que estaba rodeado por gradas abarrotadas y torres<br />

cubiertas por cúpulas. Sabía que la línea de meta estaba en ese estadio. Afianzando el<br />

agarre en los controles, pensó: ¡Voy a ganar!<br />

De repente, su motor izquierdo comenzó a estremecerse, sacudiendo violentamente el<br />

cable que unía el motor al vehículo. Anakin luchaba por mantener el control cuando su<br />

motor derecho emitió un fuerte gemido, y entonces ambos motores comenzaron a<br />

inclinarse hacia el suelo. Anakin se retorció en su cabina y gritó.<br />

—¡NO!<br />

—No pasa nada, Ani —dijo la voz de su madre.<br />

Y entonces Anakin Skywalker se despertó.<br />

<strong>La</strong> sensación de las sacudidas y el fuerte gemido continuaron cuando Anakin abrió<br />

los ojos. Estaba acurrucado junto a su madre en un duro banco metálico en el<br />

compartimiento de carga de un carguero espacial, que estaba separado de la ruidosa sala<br />

de máquinas por un enrejado de barras metálicas. <strong>La</strong> bodega de carga estaba<br />

completamente ocupada por otros treinta seres, tanto aliens como humanos; aquellos que<br />

LSW 11


Ryder Windham<br />

no tenían un asiento en uno de los cuatro largos bancos permanecían de pie o bien se<br />

acuclillaban en el sucio suelo.<br />

Anakin alzó la mirada al pálido y cubierto de mugre rostro de su madre.<br />

—¿Estamos aterrizando —dijo.<br />

—Eso parece —respondió Shmi Skywalker con una sonrisa. Suavemente apartó el<br />

pelo rubio de la frente de Anakin y miró en sus ojos azules—. ¿Tenías un mal sueño<br />

Anakin lo pensó por un instante y luego respondió:<br />

—No tan malo. —Deseó que la bodega de carga tuviera algún tipo de ventana, o<br />

incluso una pequeña pantalla para poder ver lo que ocurría en el exterior—. ¿Ya sabes a<br />

dónde vamos<br />

—Aún no.<br />

Antes de que subieran a bordo del carguero, un tripulante les había explicado que sólo<br />

los pasajeros de pago tenían permitido saber su destino con antelación, y que todos los<br />

demás —por razones de seguridad— tendrían simplemente que esperar. Shmi había<br />

deseado hacer que Anakin se sintiera mejor sobre la situación recordándole que a ella<br />

siempre le habían gustado las sorpresas, pero él sentía que estaba asustada. Tomó su<br />

pequeña mano entre las suyas.<br />

—Simplemente aguanta —dijo.<br />

Cuando el carguero dejó de agitarse y el gemido del motor comenzó a morir, los<br />

ocupantes de la bodega de carga se alzaron de sus asientos y del suelo. De pie junto a su<br />

madre mientras ella aseguraba a su espalda la mochila que contenía sus escasas<br />

pertenencias, Anakin deseó ser más alto para no sentirse tan aplastado entre todos los<br />

cuerpos adultos. También deseó algo de aire fresco, porque el único refrigerador de la<br />

bodega se había estropeado y todo el mundo, él incluido, olía horrible. Estuvieron<br />

esperando varios minutos a que la compuerta de salida se abriera cuando Shmi bajó la<br />

mirada a Anakin.<br />

—¿Quieres que te lleve —le dijo.<br />

<strong>La</strong>s piernas de Anakin no estaban cansadas, pero asintió.<br />

Moviéndose cuidadosamente para evitar empujar a la gente que les rodeaba, Shmi<br />

alzó a su hijo y le apretó fuerte contra su pecho.<br />

—Gracias —dijo él, mientras enlazaba sus pequeños brazos alrededor de su cuello.<br />

—Te estás haciendo mayor —le dijo—. Dentro de poco tú me llevarás a mí.<br />

—¿En serio<br />

Shmi rió.<br />

—No te preocupes, no creces tan rápido.<br />

Una mujer mayor que estaba junto a Shmi sonrió a Anakin.<br />

—¿Qué edad tienes —preguntó.<br />

Anakin devolvió la sonrisa y levantó tres dedos. En realidad, no estaba seguro de<br />

tener tres años, pero no quería admitir que no lo sabía.<br />

<strong>La</strong> compuerta se abrió finalmente y el compartimiento se inundó instantáneamente<br />

con una ráfaga de aire caliente y seco. Incluso aquellos que habían estado ansiosos por<br />

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Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

dejar la estrecha bodega de carga estaban súbitamente reacios a bajar la rampa que<br />

conducía al exterior. El calor recordó a Anakin su sueño. Acercando sus labios al oído de<br />

su madre, susurró:<br />

—Soles gemelos.<br />

Antes de que Shmi pudiera preguntar de qué estaba hablando, una voz gritó desde<br />

abajo.<br />

—¡Venga, moveos!<br />

<strong>La</strong> gente se alineó fuera del carguero. Se encontraban en una arenosa extensión de<br />

tierra cerca de un grupo de pequeñas estructuras de adobe abovedadas. El tráfico aéreo<br />

indicaba que habían aterrizado a las afueras de un espaciopuerto con bastante actividad.<br />

Podían verse unos pocos peatones en la distancia, moviéndose lentamente y<br />

permaneciendo a la sombra de los edificios sin ventanas en un esfuerzo de evitar el calor<br />

abrasador.<br />

—Bienvenida de nuevo a Mos Espa, poderosa Gardulla —bramó una voz en un tosco<br />

huttés. Anakin, al que aún llevaba su madre, giró su cabeza para ver que quien hablaba<br />

era un rodiano de piel verde que permanecía al pie de la rampa que se extendía desde la<br />

compuerta principal del carguero. Mientras el rodiano hacía una elaborada reverencia,<br />

Gardulla la hutt, la inmensa alienígena con aspecto de babosa que había fletado el<br />

carguero, descendía en un trineo repulsor que se deslizaba por la rampa de la compuerta<br />

principal del carguero. Gardulla comenzó inmediatamente a dar órdenes a sus ayudantes.<br />

Anakin sabía bastante huttés para comprender que Gardulla estaba ansiosa por ver algo<br />

llamado carrera de vainas.<br />

Shmi dejó a Anakin en el suelo. Él entornó los ojos para mirar al cielo.<br />

—¿Ves, mamá —dijo—. Te lo dije.<br />

Shmi siguió su mirada hacia los dos soles sobre sus cabezas, y entonces comprendió<br />

lo que él le había dicho momentos antes.<br />

—Soles gemelos. Sí, ya veo.<br />

Anakin quería contarle a su madre el sueño que había tenido, pero tuvieron que<br />

permanecer en silencio cuando uno de los ayudantes de Gardulla, un anx de largo cuello,<br />

comenzó a ladrar instrucciones. El anx señaló a Anakin, Shmi, y seis personas más.<br />

—Vosotros compartiréis alojamientos en la finca de Gardulla —dijo—, aquí en Mos<br />

Espa. Antes de que ser conducidos allí, sed conscientes de que vuestros transmisores<br />

implantados han sido configurados para…<br />

Anakin se estaba preguntando si alojamientos significaba más de una habitación,<br />

cuando el anx se vio interrumpido por la potente detonación de una pistola bláster que<br />

parecía provenir de los cercanos edificios de adobe. Ante el sonido del disparo, Anakin<br />

permaneció inmóvil mientras que todos los demás junto al carguero se encogieron de<br />

miedo, se agacharon, o se lanzaron buscando protección tras los escasos contenedores de<br />

carga que ya se habían sacado de la nave. Shmi lanzó protectoramente su cuerpo delante<br />

de su hijo, pero él le empujó con sus brazos, alejándose de ella para poder ver qué estaba<br />

pasando.<br />

LSW 13


Ryder Windham<br />

Un humanoide reptiliano surgió de un callejón entre dos edificios de adobe y corrió<br />

hacia el carguero. Conforme se acercaba, Anakin vio que el corredor era un delgado<br />

arcona con cabeza en forma de yunque y ojos claros como el mármol. Un grillete de<br />

metal con una larga cadena rota estaba cerrado sobre el muslo derecho del arcona,<br />

haciendo un ruido metálico cuando golpeaba en la parte posterior de su pie al correr. Un<br />

momento después, dos hombres armados con blásteres saltaron del callejón, y Anakin se<br />

dio cuenta de que el arcona corría para salvar su vida.<br />

Al ver a los hombres con blásteres a punto de disparar en dirección al carguero, el<br />

ayudante anx de Gardulla les increpó en huttés.<br />

—¡Alto el fuego, estúpidos! —Luego señaló con un dedo largo y puntiagudo al<br />

arcona fugitivo y gritó a los guardias de Gardulla—. ¡Detenedle!<br />

Los guardias se desplegaron rápidamente. Sin aminorar su ritmo, el arcona se quitó de<br />

encima uno de los guardias empujándole con el hombro, y esquivó a otro. Anakin pudo<br />

ver que el arcona trataba de alejarse de sus perseguidores, pero no tenía idea de adónde<br />

pretendía ir el arcona. Aparte de algunas dunas bajas, el terreno circundante era casi<br />

completamente llano, sin otras naves o vehículos a la vista. Ningún sitio donde ocultarse,<br />

pensó Anakin.<br />

Los asustados ojos del arcona se volvieron hacia Anakin, y el chico le mantuvo la<br />

mirada. Anakin sintió pena por el arcona y deseó poder ayudarle. Entonces uno de los<br />

guardias de Gardulla embistió hacia delante y el arcona aceleró, pasando frente a Anakin<br />

y los demás. Estaba a unos dos metros de distancia de Anakin, cuando su cuerpo estalló<br />

en una pequeña explosión.<br />

Anakin parpadeó cuando los despojos del arcona cayeron al suelo. Se giró<br />

rápidamente para mirar a los dos hombres que estaban persiguiendo al arcona desde los<br />

edificios. Ninguno de ellos había disparado un bláster. Anakin fue lo suficientemente<br />

observador para darse cuenta de que no habían disparado al arcona, y de que algún tipo<br />

de dispositivo explosivo había detonado en su interior.<br />

Shmi atrajo a Anakin junto a sí.<br />

—No mires, Ani —dijo.<br />

Anakin la ignoró y mantuvo su mirada en lo que quedaba del arcona. Algunos de los<br />

guardias y el ayudante anx se acercaron a inspeccionar la masa ardiente. Advirtiendo a<br />

Anakin, el anx giró su larga y puntiaguda barbilla hacia el chico.<br />

—Eso —dijo— es lo que les pasa en Tatooine a los esclavos que tratan de escapar.<br />

Anakin sintió que la garganta se le quedaba dolorosamente seca. No importaba lo a<br />

menudo que su madre le recordase que había seres menos afortunados en la galaxia, eso<br />

no negaba el hecho de que ambos eran esclavos, propiedad de Gardulla la hutt.<br />

Tatooine, pensó Anakin. Bienvenido a Tatooine.<br />

LSW 14


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 2<br />

<strong>La</strong> esclavitud era ilegal en todo el espacio de la República, pero el planeta Tatooine<br />

estaba en los territorios del Borde Exterior de la galaxia, donde raramente se aplicaban<br />

las leyes de la República.<br />

Shmi Skywalker había sido una esclava casi toda su vida, desde que unos piratas<br />

espaciales capturaron a su familia durante un viaje espacial. Separada de sus padres a<br />

edad temprana, había cambiado de dueños varias veces. Una dueña anterior, Pi-Lippa,<br />

había sido amable y le había enseñado a Shmi valiosas habilidades técnicas. Aunque Pi-<br />

Lippa había planeado liberar a Shmi, murió antes de que pudiera hacerlo, y en su lugar<br />

Shmi pasó a ser propiedad de uno de los parientes de Pi-Lippa, quien no quiso liberarla.<br />

Antes de convertirse en propiedad de Gardulla, Shmi dio a luz a Anakin. Shmi no<br />

podía explicarse la concepción de Anakin —no había habido padre— pero lo aceptó<br />

como el mayor regalo que jamás hubiera recibido.<br />

En los meses que siguieron a su llegada a Tatooine, Anakin mantuvo sus ojos y oídos<br />

abiertos. Escuchaba a escondidas conversaciones entre los ayudantes, guardias, y otros<br />

esclavos de Gardulla, y observaba cuidadosamente cuando los mecánicos y técnicos<br />

venían a reparar o sustituir la maquinaria arruinada por la arena. Quería aprender todo lo<br />

que pudiera acerca del mundo desierto, sus habitantes, y sus tecnologías, porque creía que<br />

ese conocimiento podría ser el único camino para que él y su madre pudieran algún día<br />

encontrar la libertad.<br />

Y entonces aprendió acerca de los primeros colonos de Tatooine, los mineros cuya<br />

búsqueda de minerales valiosos terminó con una decepción de proporciones<br />

astronómicas. Algunos de los mineros decidieron permanecer en el mundo desierto<br />

mientras que otros simplemente se quedaron varados allí. Uno de los primeros<br />

asentamientos humanos fue un lugar llamado Fuerte Tusken, el cual fue asaltado por los<br />

indígenas humanoides de Tatooine, los nómadas pobladores de las arenas, quienes desde<br />

entonces pasaron a conocerse como incursores tusken. Con predilección por las armas<br />

tradicionales como las porras y las hachas, los moradores de las arenas llevaban máscaras<br />

protectoras contra la arena que les ocultaban por completo la cabeza, y pesadas capas que<br />

les protegían de los elementos y les ayudaban a mezclarse con el paisaje. Los moradores<br />

de las arenas nunca se adaptaron al contacto pacífico con los colonos, y tenían reputación<br />

de ser tan feroces como misteriosos. Anakin aún no los había visto, pero le habían dicho<br />

que eran sus aullidos lo que a veces oía después de caer la noche. Hacían que se le<br />

pusiera el pelo de punta.<br />

Los otros nativos destacables de Tatooine eran los jawas, seres diminutos con ojos<br />

brillantes que recuperaron los enormes vehículos abandonados de los mineros para<br />

rastrear el desierto en busca de cualquier trozo de metal o pedazo de chatarra que<br />

pudieran transformar en bienes para vender o intercambiar. Aunque los jawas eran casi<br />

tan malolientes como una unidad sanitaria estropeada, Anakin esperaba ansioso sus<br />

visitas a la finca de Gardulla porque aprendía mucho observándoles trabajar. Para gran<br />

LSW 15


Ryder Windham<br />

asombro de los demás esclavos y unos cuantos ayudantes, Anakin rápidamente se ganó<br />

una reputación de ser capaz de reparar aparatos desechados.<br />

En cuanto a Gardulla, Anakin aprendió que competía con un hutt incluso más grande,<br />

llamado Jabba, sobre el control de varias empresas de Tatooine. Anakin también<br />

descubrió que Gardulla alimentaba con aquellos que le disgustaban a un monstruoso<br />

dragón krayt al que mantenía en un foso bajo su palacio-fortaleza a las afueras de Mos<br />

Espa, y que era una adicta a apostar en las carreras de vainas. Anakin no tenía ninguna<br />

prisa por conocer ningún dragón krayt, pero estaba intrigado por todo lo que escuchaba<br />

acerca del peligroso deporte de alta velocidad que implicaba un par de motores<br />

elevadores de repulsión enganchados a un vehículo con cabina abierta. <strong>La</strong> primera vez<br />

que oyó por casualidad a dos de los ayudantes de Gardulla discutir acerca del diseño de<br />

una vaina de carreras que habían visto, recordó el sueño que había tenido justo antes de<br />

que llegaran a Tatooine. Según los ayudantes, las carreras de vainas eran la mayor<br />

atracción de Mos Espa, y atraía a multitudes de toda la galaxia. Anakin se preguntó si<br />

alguna vez conseguiría ver una carrera de vainas.<br />

Pocos meses después de su llegada a Mos Espa, Anakin estaba ayudando a un droide<br />

mecánico último modelo a reparar un vaporizador portátil cerca de la entrada principal de<br />

la finca cuando un regordete toydariano alado con una nariz flexible similar a una trompa<br />

entró volando al patio. Al ver al chico, el toydariano se detuvo, flotando en el aire, y<br />

examinó cómo trabajaba Anakin. En huttés, el toydariano dijo con voz baja y zumbona:<br />

—Estás poniendo esa unidad de bombeo de agua de forma incorrecta.<br />

A Anakin le habían dicho que no hablase con extraños, pero respondió con cautela.<br />

—<strong>La</strong> he modificado. —Viendo que el toydariano parecía genuinamente interesado, le<br />

enseñó el mecanismo de la bomba y añadió—: He hecho que funcione mejor.<br />

Los ojos del toydariano se abrieron como platos al ver la bomba en fluido<br />

funcionamiento.<br />

—Hmmm… ¿Quién te enseñó como modificarla<br />

—Nadie —dijo Anakin. Su madre le había dicho que no había que presumir, pero no<br />

podía evitar sentirse orgulloso—. Tan sólo… lo adiviné. Mi mamá también sabe arreglar<br />

cosas.<br />

—¿De verdad —El toydariano descendió en el aire para examinar la unidad más de<br />

cerca—. No eres malo con las manos, niño —dijo—. En absoluto.<br />

Anakin inclinó ligeramente la cabeza.<br />

—Gracias, señor —dijo.<br />

—Tengo una cita con Gardulla —dijo el toydariano. Luego guiñó un ojo y entrelazó<br />

los dedos de uñas afiladas y añadió—: ¡Un asunto de dinero!<br />

Anakin no sabía cómo responder a eso, pero justo entonces la propia Gardulla<br />

conducía la mole de su cuerpo hasta la entrada.<br />

—¿Preparado para pagar, Watto —dijo.<br />

—Quizá, quizá —dijo el toydariano mientras flotaba hacia Gardulla—. Pero la<br />

próxima carrera es mañana, y tengo una idea para otra apuesta…<br />

LSW 16


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Anakin miró cómo el toydariano seguía a Gardulla hacia el edificio principal, y<br />

luego siguió con su trabajo en el vaporizador.<br />

Gardulla perdió su apuesta con Watto.<br />

Dos días más tarde, Anakin y Shmi tenían un nuevo dueño.<br />

Cuando Watto no estaba apostando, regentaba una de las distribuidoras de repuestos<br />

más exitosa de Mos Espa. Tenía necesidad de alguien con la habilidad mecánica de<br />

Anakin, y también tenía mucho trabajo para Shmi. Tanto la madre como el hijo estaban<br />

agradecidos con Watto por mantenerles juntos, y tras compartir una sucia y fétida<br />

habitación con otros seis esclavos en la finca de Gardulla, se asombraron al saber que<br />

tendrían una casucha entera para ellos en el barrio de los esclavos, a las afueras de Mos<br />

Espa. Watto creía que deberían sentir gratitud, y dejó claro que si no hacían las cosas<br />

cómo él las decía, llenaría la casucha hasta el límite de su capacidad con esclavos<br />

adicionales.<br />

Conforme los días se volvían semanas y los meses se convertían en años, Anakin<br />

aprovechó al máximo su tiempo, aprendiendo todo lo que pudo sobre tecnología y viaje<br />

interestelar. Estudió a los alienígenas que pasaban por Mos Espa y llegó a conocer a<br />

todos los mercaderes locales por su nombre de pila. Mientras se sentaba en cabinas de<br />

naves estelares desguazadas, aprendió a distinguir los controles de los impulsores,<br />

estabilizadores y repulsores. De observar a otros mecánicos, tanto orgánicos como<br />

droides, llegó a destacar en la reparación de vainas de carreras en la tienda de Watto.<br />

Cuando tenía siete años, comenzó a recuperar en secreto pedazos y piezas para<br />

restaurar la cabina de una vaina de carreras y un par de motores Radon-Ulzer 620C que<br />

esperaba convertir en su propia vaina de carreras. Mantenía ese proyecto cubierto por una<br />

vieja lona en una zona del depósito común de basura en el patio trasero de su alojamiento<br />

de esclavos, donde Watto nunca se aventuraba, y deliberadamente mantenía la vaina de<br />

carreras con un aspecto que parecía que jamás sería capaz de correr. Si Watto llegase<br />

alguna vez a saber de ella, lo dejaría pasar como si sólo fuera un proyecto infantil.<br />

Watto sí que pilló a Anakin tomando una vaina de carreras reparada para dar una<br />

vuelta de prueba por la chatarrería, pero la furia del toydariano murió cuando se dio<br />

cuenta de lo bien que el muchacho manejaba el vehículo. Como Gardulla, Watto era<br />

adicto a apostar en las carreras de vainas, y apenas podía creer su buena fortuna, al poseer<br />

un esclavo que podría generar beneficios en la pista de carreras. A pesar de la edad y la<br />

especie de Anakin, hizo una prueba y pronto estuvo cualificado para convertirse en piloto<br />

de vainas de carreras. Para gran horror de su madre, llegó un día que empezó a competir<br />

bajo el patrocinio de Watto.<br />

Watto nunca dejó de amenazarles con comprar más esclavos, pero Anakin y su madre<br />

siguieron teniendo la casucha para ellos solos. Watto incluso le dio a Shmi un<br />

aeromagnificador que podía usar para limpiar dispositivos de memoria informáticos,<br />

permitiéndole tener unos modestos ingresos. A pesar de esas ventajas, Anakin no<br />

LSW 17


Ryder Windham<br />

abandonó sus sueños de libertad. Comenzó a pensar en hacer algún tipo de escáner para<br />

localizar el transmisor implantado en su cuerpo, aunque no estaba seguro de cómo ese<br />

transmisor podía ser desactivado o extraído.<br />

En algún momento, mientras escuchaba a los espaciantes hablar de mundos lejanos,<br />

aprendió acerca de los Caballeros Jedi, los poderosos guardianes de la paz de la<br />

República Galáctica, que usaban sables de luz: un arma de mano que emitía un letal rayo<br />

láser truncado. A pesar de sus limitados conocimientos acerca de los Jedi, a veces soñaba<br />

con convertirse en uno. Anakin se preguntaba si algún Jedi había oído hablar alguna vez<br />

de Tatooine, o si alguno había nacido en la esclavitud.<br />

Cuando tenía nueve años, se resignó al hecho de que no iba a abandonar Tatooine<br />

pronto.<br />

Pero, cada noche, tumbado en la oscuridad de su pequeña habitación repleta de<br />

dispositivos caseros y proyectos científicos, hizo un juramento:<br />

No seré un esclavo por siempre.<br />

LSW 18


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 3<br />

—¿Qué tal avanza tu vaina de carreras, Ani —preguntó su amigo Kitster mientras se<br />

encaramaba en la destrozada turbina de un deslizador de superficie en la chatarrería de<br />

Watto.<br />

Anakin lanzó una mirada sobresaltada al chico de pelo oscuro.<br />

—¡Baja la voz! —dijo Anakin en voz baja—. ¿Quieres que Watto lo descubra<br />

Kitster bajó su propia voz.<br />

—Lo siento —dijo—, lo olvidé. ¿Cuánto tiempo llevas trabajando en ella<br />

—Casi dos años —admitió Anakin mientras recogía una junta gastada.<br />

—¿Realmente crees que volará<br />

—En cuanto consiga algunas piezas más, seguro que lo hará —dijo Anakin, tirando la<br />

junta a un lado—. El problema es que, si vuelo con ella, Watto sabrá que la tengo, y<br />

entonces querrá quitármela. Así que no puedo hacer otra cosa que mantenerlo en secreto,<br />

y seguir volando con sus vainas destartaladas.<br />

—Me gustaría pilotar una vaina de carreras algún día —dijo Kitster<br />

melancólicamente.<br />

—Quizá lo hagas. —Anakin no quería herir los sentimientos de Kitster, pero sabía<br />

que su amigo no duraría ni cinco segundos en una carrera de vainas. Manejar una vaina<br />

de carreras requería reflejos increíblemente rápidos, la competición era feroz, y Anakin,<br />

según creía todo el mundo, era el único humano que consiguió volar y seguir vivo. A<br />

pesar de este logro, Anakin sabía que tenía que hacerlo mejor para complacer a Watto. En<br />

las más de media docena de carreras en las que había competido, se había estrellado dos<br />

veces y había sido incapaz de terminar siquiera una vez. El mayor problema que tenía era<br />

ocuparse de Sebulba, su antagonista dug, un sinvergüenza con maneras de matón, quien<br />

ganaba a menudo y hacía trampa casi constantemente. Sebulba nunca dudaba en empujar<br />

a los demás competidores fuera de la pista, y había causado que más de una docena de<br />

pilotos se estrellasen sólo en el último año. ¡Si no fuera por ese tramposo, pensaba<br />

Anakin, yo ya habría ganado!<br />

—¿Crees que ganarás la próxima carrera —preguntó Kitster.<br />

Anakin se encogió de hombros.<br />

—Sería feliz sólo con conseguir llegar a la meta.<br />

Anakin se giró hacia otro montón de metal, y se encontró mirando un par de lentes<br />

ranuradas que estaban rodeadas por cables multicolores contenidos en el interior de un<br />

armazón de metal con forma de calavera. Extrañamente, las lentes parecían estar<br />

devolviéndole la mirada, y se dio cuenta de que eran fotorreceptores quemados.<br />

—¡Ey, Kitster! —dijo mientras recogía el objeto—. ¡Mira lo que he encontrado!<br />

—¿Qué es<br />

—¡Una cabeza de droide! —dijo Anakin, limpiando la arena del vocalizador que se<br />

encontraba bajo los fotorreceptores que servían como ojos del droide—. ¡Y no un droide<br />

mecánico, precisamente! —Habían retirado la cobertura metálica de la cabeza, y los<br />

LSW 19


Ryder Windham<br />

fotorreceptores expuestos tenían una expresión de sorpresa, como si estuvieran muy<br />

abiertos. Le pasó la cabeza a Kitster.<br />

—Está bastante hecha polvo —observó Kitster—. ¿Quizá fuese algún tipo de droide<br />

de combate<br />

—No lo creo —dijo Anakin mientras miraba a su alrededor, deseando encontrar<br />

alguna pieza de droide más—. El metal es bastante delgado… ¡Oh, VAYA! —Su mirada<br />

había caído sobre lo que parecía el cuerpo esquelético de la cabeza decapitada, que yacía<br />

retorcido junto una pila de células de combustible descargadas. Como la cabeza, el<br />

cuerpo estaba sin cobertura, pero Anakin estaba entusiasmado igualmente—. ¡Todo el<br />

armazón estructural está aquí! Sabes lo que significa esto, ¿verdad<br />

Kitster lo pensó, esforzándose.<br />

—Umm, no.<br />

—Significa que puedo construir mi propio…<br />

—¡Chico! —interrumpió la voz de Watto, llamando desde el otro lado del portal con<br />

forma de arco que separaba la chatarrería de la tienda con forma de campana—. ¡Chico!<br />

¡¿En qué lugar de ese basurero estás!<br />

—¡Oh, no! —dijo Anakin, mirando a Kitster y luego de nuevo al arco—. ¡Espera<br />

aquí! —Tratando de mantener una expresión relajada, se apresuró a salir de la chatarrería.<br />

—¡Ah! ¡Aquí estás! —dijo Watto cuando vio a Anakin. Flotando al, exterior de la<br />

entrada de su tienda, hablaba en huttés—. Por un momento, sospeché que habías huido de<br />

Watto.<br />

—Oh, ¿y darte el placer de ver como explotaba mi transmisor<br />

—¿Placer —dijo Watto, levantando ligeramente su nariz en forma de trompa, como<br />

si retrocediera ante las palabras de Anakin—. Crees que me gusta limpiar los restos de los<br />

esclavos que explotan ¡Bua ja ja! —Cuando terminó de reír, señaló con una mano de<br />

tres dedos algunos contenedores más, llenos de deshechos, que acababan de entregarle—.<br />

¡Ahora vuelve al trabajo! —dijo—. ¡Quiero esta chatarra clasificada para el mediodía!<br />

Después de que Anakin hubo conducido los contenedores al patio de la chatarrería,<br />

volvió a donde había dejado a Kitster con las piezas del droide.<br />

—¿No les vas a decir lo del droide a Watto —preguntó Kitster.<br />

—Yo lo encontré. Es mío —dijo Anakin mientras comenzaba arrastrar el cuerpo del<br />

droide hacia una zona oculta por una gran pieza de metal de deshecho, donde no era<br />

probable que Watto lo descubriese—. Además, Watto no sería capaz de repararlo. Lo<br />

llevaré de contrabando a casa, pieza a pieza.<br />

—Pero aunque consigas que funcione —dijo Kitster, pasándole a Anakin la cabeza<br />

del droide—, ¿para qué lo vas a usar<br />

—Para muchas cosas. Hacer recados. Levantar cosas… Ey, ¿qué es esto —Había<br />

encontrado una línea de pequeñas letras grabadas en la base del cráneo del droide, y<br />

sostuvo la cabeza para que Kitster también pudiera verlo—. Dice que es un Droide de<br />

Protocolo de Galáctica Cybot.<br />

—¿Protocolo ¿Para qué sirve eso<br />

LSW 20


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—No lo sé —admitió Anakin—. Tendré que preguntarle a mi madre. ¡Ey, quizá hasta<br />

pueda ayudarnos a mí y a mi madre a salir de Tatooine! —sosteniendo la cabeza del<br />

droide con ambas manos, Anakin estudió sus mecanismos más de cerca—. El giroscopio<br />

de equilibrio es antiguo. Supongo que de hace setenta u ochenta años. Apuesto que ha<br />

visto mucha acción. Hace que te preguntes… ¿cómo habrá acabado de esta manera<br />

Anakin miró a los ojos quemados del droide como si pudiera encontrar allí más<br />

pistas de la historia del droide. Pero sólo veía la expresión de asombro congelada del<br />

droide. No te preocupes, amigo, pensó Anakin. Me ocuparé bien de ti.<br />

Anakin necesitó cinco días de sigilosas maniobras para mover los restos del droide de<br />

la chatarrería a su casucha. Excepto Kitster, no le había dicho a nadie nada acerca del<br />

droide. Pero debería habérselo contado al menos a otra persona: su madre, quien no<br />

estaba muy contenta de entrar en la casucha y encontrar el último proyecto de su hijo<br />

yaciendo en cientos de sucias piezas sobre la mesa del comedor.<br />

Shmi había comprado un pequeño paquete de vegetales secos en el mercado, y los<br />

dejó sobre el mostrador de la cocina. Sin querer mirar al extraño esqueleto de metal y<br />

cables que yacía en posición supina sobre la mesa con sus ojos muertos fijos en el techo,<br />

apartó su mirada de Anakin y el droide.<br />

—Deja que adivine —dijo.<br />

—Sí, qué suerte, ¿eh Y… bueno, no conozco a nadie más en Mos Espa que sea<br />

capaz de arreglarlo correctamente. Si no lo hubiera rescatado del montón de chatarra,<br />

¡prodrían haberlo fundido! —Como Shmi no respondió, Anakin se animó a añadir—: Es<br />

un droide de protocolo, mamá. ¿Sabes qué es eso<br />

Shmi respiró profundamente y se giró para mirar a Anakin.<br />

—Los droides de protocolo hablan millones de idiomas. Se usan como traductores.<br />

Por los diplomáticos.<br />

—Oh —dijo Anakin. Podía deducir por el tono de voz de su madre que ella pensaba<br />

que los droides de protocolo no eran de ninguna utilidad. Esperando convencerla de lo<br />

contrario, continuó—. ¡Oh! Eso… ¡eso es genial! Será realmente útil en el mercado si<br />

queremos comerciar con un mercader que no hable básico. Y… ¡además imagínate lo<br />

impresionadas que quedarán las visitas cuando les salude en la puerta! Estoy seguro de<br />

que será capaz de ayudarnos de un montón de formas más.<br />

Shmi devolvió su atención a los vegetales.<br />

—Necesitará nuevos fotorreceptores —dijo Anakin—. Creo que puedo encontrar<br />

algunos en la tienda de Watto.<br />

—Será mejor que tengas cuidado —dijo Shmi con aire preocupado—. Watto se<br />

enfurecerá si descubre que te has llevado un droide entero.<br />

—¡Pero tenía que hacerlo, mamá! En cuanto vi todas las piezas que había allí, supe<br />

que tenía que reconstruirlo. —Anakin agarró suavemente el antebrazo derecho del droide<br />

y lo levantó de la mesa, probando la flexibilidad de la articulación del codo—. Verlo allí,<br />

LSW 21


Ryder Windham<br />

tan roto y destrozado… me puso tan triste. Si los droides de protocolo son buenos con los<br />

idiomas y las traducciones, apuesto a que es muy listo. —Anakin miró de nuevo el rostro<br />

del droide—. Seguro que tampoco tenía ningún amigo en toda la galaxia. ¿Cómo si no<br />

habría acabado entre un montón de chatarra en Tatooine<br />

—Quizá hablaba demasiado —dijo Shmi.<br />

—Jo, mamá. Herirás sus sentimientos.<br />

—El droide es una máquina, Ani. No tiene sentimientos.<br />

—¿Cómo lo sabes —dijo Anakin, incapaz de ocultar el dolor en su voz—. Quizá sus<br />

dueños eran malos con él y no les importaba lo que le pasase. Quizá intentó escapar.<br />

Quizá… era como nosotros.<br />

Shmi sintió la pena de Anakin, y pensó en el esclavo que había muerto tratando de<br />

escapar cinco días antes. Se giró hacia su hijo y puso las manos sobre sus hombros.<br />

—Prométemelo, Ani —dijo—. Cuando… encuentres un nuevo par de fotorreceptores<br />

para nuestro nuevo amigo… no dejarás que te pillen.<br />

—¿Quieres decir que me lo puedo quedar<br />

Shmi asintió mientras examinaba el droide.<br />

—Ahora lo tengo claro. Estás destinado a ayudar a este droide. Eres su segunda<br />

oportunidad.<br />

—¡Gracias, mamá! —dijo Anakin, abrazando a su madre—. ¡Cuando consiga que<br />

hable, le diré que él también te dé las gracias!<br />

—No, Ani. Después de todo, tú serás su creador. Sólo recuerda que el droide es tu<br />

responsabilidad. Y a menos que estés preparado para ocuparte de algo, no mereces<br />

tenerlo.<br />

—No lo olvidaré —dijo Anakin.<br />

—Y una cosa más —añadió Shmi con tono severo.<br />

—¿Sí, mamá<br />

—Quiero el droide fuera de nuestra mesa ya mismo.<br />

LSW 22


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 4<br />

<strong>La</strong> siguiente carrera no le fue bien a Anakin. Pilotando una vaina de carreras<br />

propiedad de Watto, se encontraba codo con codo con Sebulba… cuando el tramposo dug<br />

lanzó una ráfaga de sus impulsores hacia la cabina de Anakin, casi estampándole contra<br />

la zona del circuito conocida como la Bajada de Metta. Anakin sobrevivió, pero tuvo un<br />

accidente con la vaina de Watto, dañando ambos motores. Watto estaba furioso, y Shmi<br />

dejó claro a Anakin que no quería que corriera nunca más, ni siquiera aunque Watto<br />

decidiese que quería que Anakin compitiera de nuevo.<br />

Poco más de una semana después del accidente, Anakin había logrado que los<br />

procesadores de inteligencia de su droide de protocolo estuvieran reparados y en<br />

funcionamiento. Aunque el droide no tenía recuerdos de cómo había llegado a Tatooine,<br />

contaba con el jawa y el tusken entre los seis millones de idiomas que hablaba. El droide<br />

pronunciaba frases entrecortadas con una voz con buenos modales, pero por alguna razón<br />

no siempre sabía cuándo dejar de hablar. También se preocupaba mucho. Anakin llamó al<br />

droide C-3PO, eligiendo el número tres porque consideraba al droide el tercer miembro<br />

de su familia tras su madre y él mismo. C-3PO aún seguía sin recubrimiento metálico y<br />

sólo tenía un ojo que funcionase, pero cuando Watto encargó a Anakin que llevase un<br />

deslizador cargado de chatarra metálica y otras mercancías hasta el Mar de las Dunas<br />

para hacer algunos intercambios con los jawas, Anakin decidió llevarse en secreto al<br />

droide para esa excursión de cuatro horas estándar.<br />

Anakin y C-3PO se reunieron con los jawas a la sombra del reptador de arena junto al<br />

Desfiladero Mochot, una singular formación rocosa a mitad de camino cruzando el Mar<br />

de las Dunas. C-3PO demostró ser un traductor eficaz ayudando a Anakin a negociar con<br />

los jawas, de los que se sabía que a veces intercambiaban mercancía dañada. Cuando<br />

terminó el intercambio, Anakin había adquirido dos droides mecánicos, tres prácticos<br />

droides multipropósito y un convertidor de hipermotor dañado que sólo necesitaba<br />

reparaciones menores.<br />

De vuelta a Mos Espa, Anakin conducía el deslizador cargado de droides a través del<br />

Corredor Xelric, un cañón llano y espacioso cerca del borde del Mar de las Dunas,<br />

cuando vislumbró algo. Era una forma sombría que parecía fuera de lugar en la base de<br />

las paredes rocosas del cañón. Cuando Anakin viró hacia la zona que había llamado su<br />

atención, C-3PO se puso nervioso y fijó su único ojo que funcionaba en su creador.<br />

—Amo Anakin, ¿qué está haciendo —dijo C-3PO con preocupación—. Mos Espa<br />

está al fondo del cañón, no al otro lado del… ¡oh, cielos! ¿Eso es lo que creo que es —<br />

C-3PO también había visto la forma, y debido a que había aprendido acerca de las más<br />

peligrosas formas de vida de Tatooine, no le había gustado lo que había visto—. Amo,<br />

hay cientos de razones para que dé la vuelta…<br />

—Lo sé —interrumpió Anakin—. Sólo quiero echar un vistazo.<br />

Anakin detuvo el deslizador cerca del muro del acantilado. Un montón de rocas<br />

descansaba bajo el muro, y bajo las rocas yacía un cuerpo humanoide inmóvil, con una<br />

LSW 23


Ryder Windham<br />

pierna atrapada bajo un enorme pedrusco. El cuerpo llevaba una túnica de piel curtida,<br />

guantes de cuero, y botas. Estaba caído boca abajo, con la cabeza girada hacia un lado,<br />

permitiendo a Anakin ver la cabeza cubierta de vendajes, su rostro oculto con gafas y una<br />

mascarilla respiratoria. Un largo rifle bláster para dos manos yacía a cosa de un metro de<br />

un brazo extendido.<br />

Anakin había oído hablar lo suficiente acerca de los incursores tusken como para<br />

saber qué aspecto tenían. Pero nunca antes había visto uno de cerca.<br />

Desde el deslizador, Anakin observó la superficie rota y cincelada de los muros del<br />

acantilado. Pudo imaginarse fácilmente que el tusken había estado escondiéndose en<br />

algún lugar ahí arriba, cuando las rocas en las que se apoyaba se soltaron, enviándole de<br />

cabeza contra el suelo del cañón. Anakin saltó fuera del deslizador para mirar más de<br />

cerca.<br />

<strong>La</strong> esquelética forma de C-3PO tembló.<br />

—Amo Anakin, ¡no creo que eso sea una buena idea en absoluto!<br />

Mientras Anakin se aproximaba, el tusken se estremeció, alzando su cabeza para<br />

mirar a Anakin, y luego dejándola caer de nuevo.<br />

¡Sigue vivo! Según todo lo que Anakin había escuchado acerca de los tuskens, sabía<br />

que sería mejor irse inmediatamente. Si se quedaba por ahí, podrían llegar más tuskens.<br />

Si se retrasaba al llegar en Mos Espa o no conseguía volver con los droides y el<br />

deslizador, Watto se pondría furioso. Mientras C-3PO protestaba tras él, Anakin pensó en<br />

su madre. Sabía que se preocuparía, pero se preguntó: ¿Ella también me diría que me<br />

fuera ¿Qué diría, si estuviera aquí<br />

—Trespeó —dijo al nervioso droide—, trae aquí a los demás droides.<br />

Hizo falta la fuerza combinada de varios droides y el peso del deslizador para<br />

introducir una palanca que pudiera mover el pedrusco lo suficiente como para que<br />

Anakin pudiera liberar al tusken, ahora inconsciente. Tomando suministros del kit<br />

médico del deslizador, Anakin aplicó una escayola de secado rápido para inmovilizar la<br />

pierna herida del tusken, que estaba rota por varios lugares.<br />

Los soles de Tatooine comenzaban a ponerse. Anakin sabía que nunca llegaría a Mos<br />

Espa antes de que cayera la noche, y no quería arriesgarse a cruzar el desierto en la<br />

oscuridad. Tras ocultar lo mejor que pudo el deslizador y los recién adquiridos droides<br />

bajo un saliente de la cara del acantilado, Anakin se sentó junto a C-3PO. Iluminados por<br />

una pequeña unidad luminosa que habían sacado del deslizador, estaban observando al<br />

tusken cuando este se despertó. El tusken estaba tumbado en la arena, mirando fijamente<br />

a Anakin a través de las lentes opacas de sus gafas, y luego se incorporó lentamente,<br />

teniendo cuidado de no mover demasiado su pierna herida.<br />

—Eh, hola —dijo Anakin, deseando que su voz sonase amistosa.<br />

El tusken no respondió.<br />

—¿Tienes sed<br />

LSW 24


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

De nuevo, no hubo respuesta.<br />

C-3PO acercó su cabeza de un solo ojo a Anakin.<br />

—No creo que le gustemos demasiado —dijo en voz baja.<br />

<strong>La</strong> cabeza del tusken se giró ligeramente. Anakin se dio cuenta de que el tusken había<br />

localizado su propio rifle bláster, que Anakin había dejado apoyado contra unas rocas<br />

más allá del alcance del tusken. Luego el tusken devolvió su mirada hacia Anakin.<br />

Varios minutos después, el tusken habló. Anakin no entendió las palabras, como<br />

ladridos, así que se giró a C-3PO.<br />

—Quiere saber qué piensa a hacer con él, amo Anakin —respondió el droide.<br />

Confuso, Anakin volvió a mirar al tusken.<br />

—Dile que no pienso a hacer nada con él. Sólo estoy tratando de ayudarle a que se<br />

ponga bien.<br />

El tusken no respondió, pero Anakin sentía que tenía miedo. Dado que casi todo el<br />

mundo creía que los tusken nunca tenían miedo, Anakin se sorprendió. ¿Por qué tiene<br />

miedo de mí Yo no tengo miedo de él. Entonces Anakin pensó, con cierta sorpresa: No le<br />

tengo miedo a nada.<br />

Pero mientras Anakin observaba el enmascarado rostro del tusken, vio su propio<br />

reflejo en las lentes de las gafas del tusken y se estremeció ligeramente. Había oído que<br />

los tusken nunca se quitaban sus máscaras ni desnudaban su carne, y el pensamiento de<br />

su cuerpo entero envuelto de una forma tan completa, sellado al exterior de modo que<br />

fuera incapaz de sentir nada —ni siquiera el roce de la mano de mi madre— hizo que<br />

Anakin comprendiera súbitamente una dolorosa verdad: Aunque nunca temía por sí<br />

mismo, a menudo temía mucho por su madre.<br />

¿Qué pasaría si la perdiera ¿Cuán valiente tendré que ser entonces<br />

Anakin continuó mirando al tusken hasta que se quedó dormido.<br />

Anakin Skywalker tuvo muchos sueños esa noche. En uno de los sueños, ya no tenía<br />

nueve años. Era un hombre adulto. Y no un adulto cualquiera, sino un Caballero Jedi con<br />

un sable de luz.<br />

Corría por las calles de Mos Espa, buscando a los pocos esclavistas que se le habían<br />

escapado. Su misión era liberar a todos los esclavos de Tatooine. Durante demasiado<br />

tiempo, los esclavistas del Borde Exterior se habían considerado inmunes a las leyes de la<br />

República Galáctica. Anakin iba a cambiar eso.<br />

—¡Liberad a los esclavos ahora —les decía— y no recibiréis ningún daño!<br />

En los edificios que bordeaban las calles de Mos Espa, algunos vecinos se asomaban<br />

a sus ventanas y animaban a Anakin. Incluso aunque había desactivado la hoja de su<br />

sable de luz, la mayoría de los esclavistas se aterrorizaban ante la visión de él y a su<br />

arma, y se rendían al verle. Anakin les daba algo de crédito por ser lo suficientemente<br />

listos como para no enfrentarse a un Jedi.<br />

LSW 25


Ryder Windham<br />

Una sombra se asomó desde el curvo exterior de un edificio cercano. Por el ángulo de<br />

la sombra, Anakin rápidamente determinó que era producida por un alienígena<br />

humanoide desde lo alto del tejado de un edificio de las cercanías. Proviniendo de un<br />

lugar elevado a su espalda, Anakin escuchó el chasquido del mecanismo de seguridad de<br />

un bláster al desactivarse. ¡Ajá!, pensó. ¡Un esclavista que no es lo suficientemente listo!<br />

El sable de luz de Anakin se encendió con un fuerte zumbido mientras se giraba para<br />

mirar al tejado, justo a tiempo de ver cómo el alienígena apretaba el gatillo de su bláster.<br />

Antes de que el destello láser disparado pudiera alcanzar el pecho de Anakin, balanceó<br />

rápidamente su sable de luz y devolvió el disparo contra su atacante. El alienígena se<br />

agarró el hombro y cayó del tejado, aterrizando con un fuerte golpe en la calle cubierta de<br />

arena. El polvo aún se estaba posando cuando Anakin escuchó una voz de mujer<br />

llamándole por su nombre.<br />

Anakin se giró para ver a la mujer. Era su madre, vestida con sus bastas ropas de<br />

trabajo. Anakin desactivó el sable de luz.<br />

—¡He vuelto, mamá! —dijo—. ¡Cómo te prometí! ¡Eres libre!<br />

Su madre sonrió y abrió sus brazos a Anakin. Él corrió para abrazarla, pero antes de<br />

poder alcanzarla, se desvaneció. Aún estaba tanteando en el aire en el lugar donde ella<br />

había estado, cuando de repente se vio rodeado por moradores de las arenas.<br />

Anakin se despertó sobresaltado. Justo cuando habían aparecido en su sueño, un<br />

grupo de moradores de las arenas le rodeaban en ese momento, recortados contra el cielo<br />

previo al alba. Llevaban rifles bláster y largos bastones gaffi, armas con forma de hacha<br />

de doble filo hechas con metal recuperado de vehículos desguazados o abandonados.<br />

Anakin estaba completamente a su merced.<br />

Mientras se preguntaba qué iban a hacerle los moradores de las arenas, Anakin<br />

escuchó un cercano murmullo gutural. Más allá del grupo que le rodeaba, más moradores<br />

de las arenas alzaban y se llevaban al tusken que había rescatado. El tusken herido era<br />

quien había hablado, y sus palabras hicieron que los otros tusken se alejaran lentamente<br />

de Anakin.<br />

En pocos segundos, todos los moradores de las arenas se fueron, dejando a Anakin<br />

ileso. Quizá me estaban agradecidos por ayudar a su amigo. Quizá los tusken no son tan<br />

horribles después de todo.—¡Amo Anakin, se han ido! —gritó C-3PO mientras<br />

abandonaba su posición junto al deslizador, donde se había estado escondiendo—. ¡Oh,<br />

tenemos suerte de seguir vivos! ¡Gracias al cielo no le hirieron!<br />

Anakin se puso en pie y miró a su alrededor. El deslizador y los demás droides<br />

seguían donde los había dejado, pero el rifle bláster del tusken herido había desaparecido.<br />

<strong>La</strong>s únicas pruebas de su encuentro con los moradores de las arenas eran los contenidos<br />

que faltaban en el kit médico del deslizador y las huellas de sus pies en la arena.<br />

LSW 26


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Casi es como si todo esto nunca hubiera ocurrido. Cuando los soles gemelos<br />

comenzaron a alzarse y las estrellas desaparecieron del cielo que comenzaba a<br />

iluminarse, Anakin decidió que ya era hora de dirigirse a casa.<br />

Su retorno a Mos Espa fue como Anakin esperaba. Tras ocultar de nuevo a C-3PO en<br />

el barrio de los esclavos, su preocupada madre casi le asfixió con sus abrazos. Cuando<br />

entregó los droides a Watto, el furioso toydariano casi se queda sin voz tras gritarle<br />

reprimendas durante varios minutos. Watto se calmó un poco tras ver la calidad de los<br />

droides que Anakin había obtenido de los jawas, pero al final del día nada había<br />

cambiado. Tatooine seguía siendo un mundo severo y sin leyes, y Anakin seguía siendo<br />

un esclavo.<br />

Al día siguiente, sin embargo, algo notorio sucedió. Aquel fue el día en el que una<br />

nave de Naboo aterrizó en Tatooine, y la vida de Anakin cambió para siempre.<br />

LSW 27


Ryder Windham<br />

Capítulo 5<br />

Era mediodía en Mos Espa, y Anakin estaba limpiando unos interruptores en la<br />

chatarrería de Watto cuando su amo le llamó a voz en grito para que vigilase la tienda. En<br />

el interior, Watto estaba hablando con un hombre alto y con barba que iba vestido como<br />

un granjero; el hombre iba acompañado por un alienígena humanoide de articulaciones<br />

flexibles, piel moteada y los ojos en la parte superior de la cabeza, una chica vestida con<br />

bastas ropas de campesina, y un droide astromecánico azul con la cabeza en forma de<br />

cúpula.<br />

Mientras el hombre alto y el astromecánico seguían a Watto mientras este flotaba<br />

hacia el patio de chatarra en busca de piezas de motor, Anakin se aupó para subir al<br />

mostrador que serpenteaba por la tienda y estudió a la chica. Tenía rasgos delicados, su<br />

piel era demasiado perfecta para ser una campesina. Parecía tener pocos años más que él,<br />

y Anakin se encontró incapaz de apartar sus ojos de ella.<br />

—¿Eres un ángel —susurró.<br />

Ella sonrió, y su corazón se aceleró.<br />

—¿Qué —dijo ella.<br />

—Un ángel —respondió él mientras ella se le acercaba—. He oído hablar de ellos a<br />

los pilotos del espacio profundo. Son las criaturas más hermosas del universo. Viven en<br />

las lunas de Iego, creo.<br />

—Eres un niño divertido —dijo ella dulcemente—. ¿Cómo sabes tanto<br />

—Escucho a los comerciantes y a los pilotos estelares que pasan por aquí. Soy piloto,<br />

¿sabes Y algún día pienso volar lejos de este lugar.<br />

—¿Eres piloto —dijo ella, como si lo encontrase difícil de creer.<br />

—Mm-hmm. De toda la vida.<br />

—¿Cuánto llevas aquí<br />

—Desde que era muy pequeño… tenía tres años, creo. Mi madre y yo fuimos<br />

vendidos a Gardulla la hutt, pero luego nos perdió, apostando en las carreras de vainas.<br />

—¿Eres un esclavo —dijo la chica, con voz sorprendida y alarmada.<br />

Aunque la chica había acertado al suponerlo, a Anakin no le gustaba que le llamasen<br />

esclavo, y se sintió herido por su pregunta.<br />

—¡Soy una persona —dijo, mirándola fijamente—, y mi nombre es Anakin!<br />

—Perdona. Me cuesta entenderlo —respondió la chica, y Anakin sintió que lo decía<br />

en serio. Incapaz de mantener su mirada, ella echó un vistazo al interior de la tienda,<br />

como si buscase respuestas en el surtido de chatarra que se alineaba en los muros—. Este<br />

lugar es muy extraño para mí.<br />

Anakin recordó su propia llegada a Tatooine, tuvo que admitir que él también lo<br />

encontró extraño. Trató de ignorar al patoso alienígena de piel moteada mientras seguía<br />

hablando con la chica durante unos minutos más, hasta que el hombre alto y el<br />

astromecánico regresaron con Watto. El hombre anunció que su grupo se iba, a Anakin le<br />

dio un vuelco el corazón cuando la chica salió por la puerta.<br />

LSW 28


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Después de que Watto le diera permiso para abandonar la tienda, el chico alcanzó a<br />

los tres extranjeros y al astromecánico. Cuando descubrieron que se estaba aproximando<br />

una tormenta de arena, Anakin les convenció de que se refugiaran por un tiempo en su<br />

casa, donde les presentó a su madre y a C-3PO. Descubrió que el hombre era un caballero<br />

Jedi llamado Qui-Gon Jinn, la chica se llamaba Padmé Naberrie y tenía catorce años, el<br />

patoso alienígena era un gungan llamado Jar-Jar Binks, y el astromecánico era R2-D2.<br />

Cuando R2-D2 hizo notar que el droide de protocolo, desprovisto de cubierta exterior,<br />

aparentaba estar desnudo, C-3PO se avergonzó bastante.<br />

Anakin había sospechado que el hombre era un Jedi incluso antes de que el hombre lo<br />

admitiera con esas palabras. Había visto el sable de luz de Qui-Gon colgando de su<br />

cinturón en su camino a la casa de Anakin, y no pudo evitar preguntarse si Qui-Gon había<br />

venido a Tatooine a liberar a los esclavos. Aunque Qui-Gon había revelado pocos detalles<br />

acerca de sí mismo, Anakin podía decir que era un hombre honorable, del tipo que<br />

siempre había escaseado en la experiencia de Anakin. Anakin admiraba el modo en el<br />

que Qui-Gon se mantenía, con tranquila confianza. Cuando Jar-Jar cometió el error de<br />

usar su propia lengua para coger una pieza de comida de la mesa durante la cena, Anakin<br />

quedó a un tiempo divertido y sorprendido al ver la mano de Qui-Gon lanzarse a la<br />

velocidad de la luz para atrapar la lengua retráctil del gungan entre el pulgar y el índice.<br />

—No vuelvas a hacerlo —dijo Qui-Gon con cierta severidad antes de soltar su agarre,<br />

haciendo que la lengua de Jar-Jar volviera de golpe a su boca.<br />

¡Un mago!, pensó Anakin. De pronto, se encontró deseando que Qui-Gon le enseñara<br />

cómo ser un Jedi. Pero debido a que Anakin había sufrido bastantes desengaños en su<br />

vida, le resultaba difícil imaginar que eso llegase a ocurrir nunca.<br />

Mientras Anakin y su madre estaban sentados con sus nuevos amigos alrededor de la<br />

mesa, les contó sus sueños de llegar a ser un Jedi. Descubrió que Padmé era una doncella<br />

de la reina Amidala del planeta Naboo, y que Qui-Gon estaba escoltando a la reina y su<br />

séquito en una importante misión al planeta Coruscant cuando su nave estelar resultó<br />

dañada, y se vieron obligados a aterrizar en Tatooine sin los fondos para pagar las<br />

reparaciones necesarias. Deseando ayudar, Anakin explicó que una gran carrera de<br />

vainas, la Clásica de la Noche Boonta, estaba programada para el día siguiente. Se<br />

ofreció a entrar en la carrera, que ofrecía como premio suficiente dinero como para pagar<br />

de sobra las piezas que necesitaban.<br />

—¡Anakin! —protestó Shmi—. Watto no te lo permitirá.<br />

—Watto no sabe que la he construido. —Volviéndose hacia Qui-Gon, añadió—:<br />

Podría hacerle creer que es suya, y lograr que me deje pilotarla para usted.<br />

Aunque a Padmé le gustaba su idea tanto como a Shmi, Anakin estaba seguro de<br />

que su plan —al igual que su vaina de carreras secreta— funcionaría.<br />

<strong>La</strong> Clásica de la Noche Boonta era la carrera más peligrosa en la que Anakin había<br />

volado jamás. Era una competición feroz, todos contra todos, y más de un corredor se<br />

LSW 29


Ryder Windham<br />

había convertido en víctima de los giros a gran velocidad, los obstáculos rocosos y los<br />

trucos sucios de sus ruines adversarios.<br />

El comienzo de la carrera había sido difícil para Anakin. Con la señal de inicio,<br />

cuando aceleró los motores de su vaina de carreras, sus turbinas se pararon, y casi se puso<br />

enfermo al ver tras los cristales de sus gafas cómo los demás pilotos salían disparados<br />

cruzando la Llanura de la Luz Estelar, y haciéndole toser por el polvo que levantaban.<br />

Había perdido segundos preciosos mientras luchaba con los controles, pero cuando<br />

finalmente consiguió arrancar los Radon-Ulzer, lanzó su vehículo hacia delante y salió<br />

disparado del Estadio de Mos Espa a toda velocidad.<br />

Planeando a través de cañones retorcidos y anchas llanuras, Anakin consiguió<br />

alcanzar a las demás vainas de carreras durante la primera vuelta. Cuando rebasó las<br />

inmensas formaciones rocosas que moteaban la Mesa de las Setas, sintió el olor a<br />

combustible ardiendo medio segundo antes de ver esparcidos los humeantes restos de la<br />

vaina de motores verdes que pilotaba un gran llamado Mawhonic. De algún modo, en lo<br />

más profundo de sí mismo sabía que Sebulba era responsable del accidente, y no tenía<br />

esperanzas de que el gran hubiera sobrevivido.<br />

Aferrando con fuerza sus controles, Anakin apretó los dientes. ¡Yo no voy a morir de<br />

esa manera!, pensó.<br />

Anakin progresaba a una velocidad feroz, adelantando a varios competidores mientras<br />

aceleraba su vaina de carreras aún más, atravesando los peligros de Boonta, con los<br />

exóticos nombres de Garganta de la Peña del Diente, Cuevas de la <strong>La</strong>guna, y Giro<br />

Apurado. Mientras que otros pilotos aminoraban ligeramente para enfrentarse al cañón<br />

notoriamente retorcido conocido como el Sacacorchos, Anakin mantuvo una alta<br />

velocidad constante hasta que llegó al Aldabón del Diablo, un pasaje tan estrecho que los<br />

pilotos se veían obligados a inclinar sus vehículos sobre un costado para atravesarlo. Con<br />

una pericia de experto impropia para su edad, inclinó su vaina para lanzarla por el<br />

Aldabón del Diablo, y luego aceleró a una velocidad todavía mayor sobre la ancha<br />

extensión de un antiguo lecho marino conocida como la Llanura Hutt. Momentos<br />

después, el Estadio de Mos Espa apareció a la vista, y entonces pasó como una<br />

exhalación ante la multitud que había visto su salida retrasada sólo unos minutos antes.<br />

Aún quedaban dos vueltas para el final.<br />

Anakin sabía que estaba alcanzando rápidamente a los corredores que iban en cabeza.<br />

Mientras su vaina cruzaba disparada el Cañón del Mendigo, descubrió a Mars Guo por<br />

delante de él en la lejanía, justo detrás de Sebulba. De repente, uno de los motores de<br />

Mars Guo estalló, y un instante después su vaina estaba volando en todas direcciones.<br />

Anakin maniobró su propia vaina pegándose peligrosamente al suelo, en un esfuerzo<br />

desesperado de eludir los feroces escombros aéreos, pero un gran pedazo de metal suelto<br />

golpeó contra el cable de control de acerotón que unía su vaina al motor de estribor. El<br />

cable de control se liberó, y la vaina de Anakin —unida ahora sólo al motor de babor—<br />

comenzó a girar fuera de control.<br />

LSW 30


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Sujeto a su cabina con los cintos de seguridad, Anakin tensó los músculos de su<br />

cuello y apretó los dientes para evitar perder la cabeza. ¡Mantente enfocado! Sintió que<br />

seguía avanzando hacia delante, y supo que la única razón por la que no se había<br />

estrellado todavía era porque el arco de energía que unía los dos motores aún no había<br />

fallado.<br />

Mientras la superficie de Tattoine giraba como un borrón a su alrededor, golpeó los<br />

controles de su cabina hasta que estabilizó la vaina, y luego alcanzó una herramienta de<br />

emergencia: su recuperador magnético extensible. Sacó la herramienta fuera de la cabina,<br />

apuntando con ella al extremo metálico del cable de control de estribor que serpenteaba y<br />

ondulaba junto a su cabina. Hubo un satisfactorio golpe seco cuando el recuperador<br />

magnético enganchó el extremo del cable. Anakin sintió la tensión de su brazo cuando<br />

tiraba del cable, y luego dirigió la herramienta directamente a la clavija del cable de<br />

estribor. Un instante después, había recuperado el control de su nave.<br />

Anakin no tuvo tiempo de felicitarse. Su pérdida de control momentánea había<br />

permitido que el piloto xexto Gasgano y un par de pilotos más le rebasaran, y Sebulba<br />

seguía en cabeza. Anakin hizo lo que tenía que hacer: siguió avanzando, sólo que más<br />

rápido.<br />

Rodeó a Gasgano, pero mientras intentaba rebasar al piloto veknoide Teemto<br />

Pagalies, sintió una súbita sacudida que le hizo estremecerse cuando Pagalies viró<br />

bruscamente para empotrar deliberadamente uno de sus largos motores contra la vaina de<br />

Anakin. Anakin se tensó en el asiento de su cabina y mantuvo el control, terminando el<br />

tramo de las Cuevas de la <strong>La</strong>guna por delante de Pagalies, para salir a la base del ancho<br />

cañón de elevadas paredes llamado el Giro del Cañón de las Dunas.<br />

¡CRAC!<br />

A pesar del rugido de sus motores, Anakin pudo oír el disparo que venía de arriba. Un<br />

milisegundo más tarde, chispas brillantes destellaron frente a él cuando los proyectiles<br />

disparados rebotaron en su vaina. ¡Moradores de las arenas! ¡Me están disparando!<br />

Empujó las palancas del acelerador, lo que le hizo cruzar el cañón con más velocidad.<br />

Anakin lo consiguió. Pagalies no fue tan afortunado.<br />

Anakin alcanzó a Sebulba en el Sacacorchos, pero el cruel dug lanzó una ráfaga de<br />

sus motores directamente sobre el joven humano. <strong>La</strong> vaina de Anakin perdió distancia,<br />

pero seguía estando en segundo lugar cuando seguía a la vaina de Sebulba a través del<br />

Aldabón del Diablo. Menos de un minuto después, Anakin seguía a Sebulba cruzando de<br />

nuevo el Estadio de Mos Espa.<br />

¡Sólo una vuelta más!<br />

Anakin permaneció a cola de Sebulba durante todo el recorrido, y estaba casi justo<br />

tras él cuando comenzaron a virar entre los estrechos confines del Cañón del Mendigo.<br />

Sebulba se echó rápidamente a un lado, obligando a Anakin a salirse del recorrido, hacia<br />

la pronunciada pendiente de una rampa de servicio… Un instante después, los motores de<br />

Anakin le estaban llevando hacia arriba, fuera del cañón, impulsándole hacia el cielo.<br />

LSW 31


Ryder Windham<br />

¡No!, pensó Anakin. Si no ganaba la carrera y el dinero del premio, no sería capaz de<br />

ayudar al Jedi a comprar las piezas de la nave que necesitaban para abandonar Tatooine.<br />

Y quería con ansias ayudar al Jedi y a la chica que viajaba con él.<br />

¡No puedo perder!<br />

Cuando su vaina alcanzó la máxima altitud que permitían sus elevadores de repulsión,<br />

Anakin mantuvo la calma mientras el vehículo se inclinaba para empezar el descenso<br />

hacia la superficie de Tatooine. Lejos, abajo, podía ver la vaina de Sebulba que seguía<br />

avanzando a través del cañón. Manteniendo la vista en la posición de Sebulba, Anakin<br />

maniobró para caer en picado. Sintió el aire que rasgaba sus mejillas mientras caía hacia<br />

el cañón, y luego cambió el ángulo de su vaina y aceleró para colocarse delante del airado<br />

dug.<br />

<strong>La</strong> emoción de ir el primero no duró mucho. Mientras Anakin y Sebulba atravesaron<br />

la Caída de Jett de camino al Sacacorchos, el motor izquierdo de Anakin se sobrecalentó<br />

y comenzaron a salir nubes de humo. Los ágiles dedos del niño ajustaron rápidamente los<br />

controles para corregir el mal funcionamiento, pero mientras las dos vainas salían<br />

disparadas del Aldabón del Diablo y volaban sobre los últimos tramos de la Llanura Hutt,<br />

Sebulba comenzó a embestir a Anakin por el lateral en un último y odioso intento de<br />

obligarle a abandonar la carrera.<br />

¡Está loco!, pensó Anakin.<br />

El dug golpeó a Anakin de nuevo, pero en lugar de echar a Anakin fuera de la carrera,<br />

las barras de dirección de ambas vainas chocaron y se engancharon entre sí. Anakin miró<br />

a Sebulba y vio cómo el dug fruncía el ceño. Si permanecían enganchados en esa<br />

posición todo el camino hasta la línea de meta, la carrera sería un empate, pero Anakin<br />

sabía que eso nunca ocurriría. Sebulba antes me mataría, o haría que ambos nos<br />

matásemos, antes de permitir un empate.<br />

Anakin sacudió las palancas del acelerador en todos los sentidos. Tengo que<br />

liberarme.<br />

Hubo un fuerte chasquido cuando la vaina de Anakin se liberó de la de Sebulba, y<br />

entonces los motores del dug explotaron. Sebulba gritó mientras su despedazada vaina<br />

comenzó a chocar contra la arena; Anakin giró bruscamente para evitar los escombros, y<br />

luego aceleró para cruzar la línea de meta.<br />

¡Lo he hecho! ¡He ganado! ¡He ganado! <strong>La</strong> multitud del estadio se volvió loca.<br />

Tras la carrera, un jubiloso Anakin se reunió con su madre, Padmé, Jar Jar, R2-D2 y<br />

C-3PO en el hangar principal del estadio, donde Watto había entregado las piezas de nave<br />

que Qui-Gon había pedido. Anakin no había esperado una celebración de su victoria,<br />

pero cualquier esperanza de pasar más tiempo con sus nuevos amigos terminó cuando<br />

Qui-Gon apareció unos minutos más tarde y miró a sus compañeros de viaje.<br />

—Vámonos —dijo—. Tenemos que llevar estos componentes a la nave.<br />

Anakin se mordisqueó el labio inferior. Deseaba poder abandonar Tatooine también,<br />

pero sabía que era inútil que lo dijera. Mientras Padmé y los otros se preparaban para<br />

marcharse, miró a Qui-Gon.<br />

LSW 32


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—Tengo algunas cosas que hacer antes de irme —le dijo—. Vuelve a casa con tu<br />

madre, y te veré allí en cosa de una hora.<br />

Tras volver a casa con Shmi y C-3PO y asearse, Anakin no pudo resistir la tentación<br />

de salir fuera para encontrarse con algunos niños entusiastas que le habían visto en la<br />

Boonta. Disfrutaba con su atención, y lo hizo lo mejor que pudo para narrar al detalle los<br />

numerosos peligros que se había encontrado durante la carrera. Muchos de los niños<br />

estaban muy impresionados. Escuchaban atentamente hasta que le interrumpió un joven<br />

rodiano.<br />

—Qué pena que no ganases de forma limpia y legal —dijo, hablando en huttés.<br />

Anakin miró fijamente al rodiano.<br />

—¿Me estás llamando tramposo —dijo.<br />

—Sí —dijo el rodiano—. No hay otro modo de que un humano pueda ganar. Me<br />

imagino que seguramente tú…<br />

Antes de que el rodiano pudiera decir otra palabra, Anakin le había derribado sobre el<br />

suelo arenoso de la calle. Los demás niños comenzaron a gritar mientras Anakin se<br />

abalanzaba sobre el rodiano y comenzaba a lanzarle puñetazos. Sólo se habían<br />

intercambiado unos pocos golpes cuando una larga sombra apareció sobre ambos chicos.<br />

Distraído, Anakin miró hacia arriba para ver a Qui-Gon de pie junto a él. Un instante<br />

después, el rodiano se quitaba a Anakin de encima.<br />

—¿Qué pasa aquí —dijo Qui-Gon secamente, mirando a Anakin.<br />

—Dijo que hice trampa —dijo Anakin con el ceño fruncido.<br />

Manteniendo sus ojos fijos en Anakin, Qui-Gon alzó las cejas ligeramente.<br />

—¿Es cierto —dijo.<br />

Anakin se sintió ligeramente ofendido por la pregunta. Después de todo, Qui-Gon<br />

sabía que no había hecho trampa.<br />

—¡No! —exclamó Anakin, preguntándose por qué Qui-Gon no le defendía.<br />

Impasible, Qui-Gon miró al rodiano.<br />

—¿Sigues creyendo que hizo trampa —preguntó.<br />

—Sí —respondió en huttés el rodiano.<br />

Anakin se incorporó, levantándose del suelo.<br />

—Bueno, Ani —dijo Qui-Gon—. Tú sabes la verdad. Tendrás que aceptar su opinión.<br />

Pelearse no cambiará nada.<br />

Quizá no, pensó Anakin mientras caminaba junto a Qui-Gon, dejando al rodiano y a<br />

los demás niños atrás. Pero no estaba del todo seguro de que la tolerancia fuese la mejor<br />

opción. Si tú no defiendes tu honor, nadie lo hará. Se preguntaba si los Jedi tenían que<br />

defender su honor alguna vez, pero no se atrevía a preguntárselo a Qui-Gon. Incluso<br />

aunque el Jedi no le había reprendido por pelearse con el rodiano, Qui-Gon había dejado<br />

bastante claro que no lo aprobaba.<br />

Mientras caminaban el corto trecho de vuelta a la casa de Anakin, Qui-Gon explicó<br />

que ya se estaban realizando las reparaciones en la nave estelar de la Reina Amidala, y<br />

LSW 33


Ryder Windham<br />

que había vendido la vaina de Anakin. Le tendió a Anakin una pequeña bolsa llena de<br />

créditos.<br />

—Ten. Esto es tuyo —dijo Qui-Gon.<br />

—¡Bien! —dijo Anakin, sintiendo el peso del saquito. Seguido por Qui-Gon, entró en<br />

su hogar, donde encontró a su madre sentada ante la mesa de trabajo—. ¡Mamá —<br />

exclamó—, hemos vendido la vaina! ¡Mira cuánto dinero!<br />

—¡Oh, cielos! —dijo Shmi cuando Anakin mostró el contenido de la bolsa que<br />

llevaba—. ¡Ani, es magnífico!<br />

—Y ha sido liberado —añadió Qui-Gon, de pie en la puerta.<br />

Anakin dio la espalda a su madre y miró a Qui-Gon.<br />

—¿Qué —dijo, preguntándose si había escuchado bien.<br />

—Ya no eres esclavo —dijo Qui-Gon.<br />

Todavía algo aturdido por esa noticia inesperada, Anakin volvió a mirar a su madre.<br />

—¿Has oído lo que ha dicho —dijo.<br />

—Ahora tus sueños podrán convertirse en realidad, Ani —dijo su madre—. Eres<br />

libre.<br />

Entonces suspiró y bajo la mirada al suelo sucio.<br />

Anakin pensó que su madre parecía estar triste, y no podía entender por qué podría<br />

estarlo. Antes de poder preguntarlo, ella volvió la mirada a Qui-Gon.<br />

—¿Lo llevará con usted —dijo—. ¿Se convertirá en un Jedi<br />

—Sí —dijo Qui-Gon—. Nuestro encuentro no fue una coincidencia. Nada ocurre por<br />

accidente.<br />

Sospechando que en realidad estaba soñando, Anakin miró al Jedi.<br />

—¿Significa eso que podré ir entonces con usted en su nave<br />

Qui-Gon se acuclilló para que sus ojos estuvieran casi al mismo nivel que los del<br />

chico.<br />

—Anakin —dijo—, adiestrarse para ser un Jedi no es reto sencillo, y aunque lo<br />

superes, es una vida dura.<br />

—¡Pero yo quiero ir! —dijo Anakin—. Eso es lo que siempre he soñado hacer. —<br />

Dando la espalda a Qui-Gon, miró suplicante a su madre—. ¿Puedo ir, mamá —dijo.<br />

Shmi sonrió.<br />

—Anakin, es un camino que se ha abierto ante ti. <strong>La</strong> elección es sólo tuya.<br />

Anakin dudó tan sólo un instante.<br />

—Yo quiero hacerlo —dijo entonces.<br />

—Entonces coge tus cosas —dijo Qui-Gon—. No hay mucho tiempo.<br />

—¡Yupi! —exclamó Anakin mientras corría hacia su habitación, pero entonces se<br />

paró en seco cuando un doloroso pensamiento cruzó de pronto su mente. Dejó que su<br />

mirada viajase de Qui-Gon hacia su madre, y de vuelta al Jedi otra vez—. ¿Qué hay de<br />

mamá ¿Ella también es libre<br />

—Intenté liberar a tu madre, Ani —dijo Qui-Gon—, pero Watto no lo aceptó.<br />

LSW 34


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

¿Qué Anakin sintió como su le hubieran dado una patada. Se acercó lentamente a su<br />

madre.<br />

—¿Vendrás conmigo, verdad, mamá —dijo.<br />

Sentada aún junto a su mesa de trabajo, Shmi tomó las manos de Anakin entre las<br />

suyas.<br />

—Hijo, mi sitio está aquí —dijo—. Mi futuro está aquí. Es hora de que vueles solo.<br />

Anakin frunció el ceño.<br />

—Yo no quiero que las cosas cambien.<br />

—Pero no puedes detener los cambios —dijo Shmi—, como no puedes detener la<br />

puesta de los soles. —Entonces atrajo a su hijo hacia sí y lo abrazó fuertemente—. Oh, te<br />

quiero —dijo. Pasaron unos instantes preciosos, luego separó a Anakin de su cuerpo—.<br />

Anda, deprisa —dijo. Le dio una ligera palmada en la espalda antes de que él saliera<br />

trotando hacia su habitación, pero sin tanto entusiasmo como antes.<br />

<strong>La</strong> esquelética forma de C-3PO estaba desactivada, y permanecía tan callada e<br />

inmóvil como una estatua cuando Anakin entró en su habitación. Anakin pulsó un<br />

interruptor en el cuello del droide, y un instante después los ojos de C-3PO parpadearon<br />

al encenderse.<br />

—¡Oh! —dijo el droide, balbuceando ligeramente como si estuviera sorprendido de<br />

encontrarse incorporado—. Oh, vaya. —Entonces vio al chico—. ¡Oh! Hola, amo<br />

Anakin.<br />

—Bueno, Trespeó —dijo Anakin mientras recogía algunas de sus pertenencias—, he<br />

sido liberado, y voy a marcharme en una nave estelar.<br />

—Amo Anakin, tú eres mi hacedor, y te deseo lo mejor. Sin embargo, preferiría estar<br />

un poco más… completo.<br />

—<strong>La</strong>mento no haberte terminado, Trespeó, ponerte la cubierta y eso —dijo Anakin<br />

mientras introducía algunas cosas en una bolsa de viaje—. Echaré de menos trabajar en ti.<br />

Has sido un colega estupendo. —Anakin se colgó la bolsa del hombro—. Me aseguraré<br />

de que mamá no te venda nunca.<br />

<strong>La</strong> cabeza de C-3PO retrocedió ligeramente.<br />

—¿Venderme —dijo con genuina preocupación.<br />

—Adiós —dijo Anakin mientras dejaba la habitación.<br />

—¡Oh, vaya! —exclamó a su espalda el droide.<br />

Qui-Gon y Shmi observaron a Anakin salir de su habitación. De repente, Anakin<br />

recordó el implante explosivo del interior de su cuerpo.<br />

—¿Está seguro de que no voy a estallar cuando abandonemos Tatooine —dijo,<br />

mirando a Qui-Gon.<br />

—Me aseguré de que Watto desactivase el transmisor de tu implante —dijo Qui-<br />

Gon—. Cuando lleguemos a nuestro destino, te lo extirparemos quirúrgicamente.<br />

—Entonces vale —dijo Anakin—. Supongo que estoy todo lo preparado que puedo<br />

llegar a estar.<br />

LSW 35


Ryder Windham<br />

Hasta el momento en el que Anakin salió de su hogar precediendo a su madre y Qui-<br />

Gon, no se le había pasado por la cabeza que no tenía ni idea de cuándo podría regresar a<br />

Tatooine. ¿Qué pasa si nunca vuelvo De repente se sintió como si le movieran por<br />

control remoto, como si no tuviera completo control de sus propias piernas que le<br />

conducían hacia la ardiente luz del sol. Era difícil pensar con claridad. Todo lo que había<br />

pasado desde que el Jedi llegase a Tatooine parecía más un sueño que la realidad.<br />

Sintió un doloroso pesar en el pecho mientras se despedía de su madre, pero debido a<br />

que no quería defraudar a Qui-Gon, trató de no hacer un gran drama del asunto. Comenzó<br />

a alejarse con Qui-Gon, tratando de concentrarse en el camino ante él, pero, con cada<br />

paso, sus piernas se sentían cada vez más pesadas. Había caminado sólo una corta<br />

distancia, cuando se paró, se giró, y corrió de vuelta hacia su madre.<br />

Shmi se acuclilló y abrazó con fuerza a Anakin.<br />

—No puedo hacerlo, mamá —lloró Anakin, fracasando en su intento de reprimir las<br />

lágrimas—. No puedo.<br />

—Ani —dijo Shmi, apartándolo ligeramente con sus brazos de modo que podía ver<br />

su entristecido rostro.<br />

—¿Volveré a verte —balbuceó él.<br />

—¿Qué es lo que te dice el corazón<br />

Anakin trató de escuchar a su corazón, pero todo lo que sentía era su dolor.<br />

—Eso espero —dijo—. Sí… eso creo —añadió.<br />

—Entonces volveremos a vernos.<br />

Anakin tragó saliva con dificultad.<br />

—Volveré para liberarte, mamá. Te lo prometo.<br />

Shmi sonrió.<br />

—Ahora sé valiente, y no mires atrás. No mires atrás.<br />

Anakin hizo lo que su madre le había dicho, bajando su mirada hacia la calle llena de<br />

arena mientras seguía a Qui-Gon en su camino al salir de las viviendas. Cada paso era un<br />

esfuerzo para no perder el equilibrio, como si no pudiera estar completamente seguro de<br />

que sus piernas no se detendrían o darían media vuelta para volver con su madre.<br />

Avanzaba hacia delante con dificultad, tratando de mantener el ritmo de las medidas<br />

zancadas de Qui-Gon. Ahogó un suspiro y sintió que se le secaba la garganta. Gracias al<br />

aire árido, no tenía que apartarse las lágrimas, porque se evaporaban a mayor velocidad<br />

de lo que podía llorar.<br />

Cuando salían de Mos Espa, Qui-Gon y Anakin se detuvieron brevemente en la plaza<br />

del mercado para que Anakin pudiera despedirse de su amiga Jira, una anciana que<br />

vendía frutas llamadas pallies. Sentada tras su pequeño puesto de frutas, la curtida cara de<br />

Jira brilló al ver acercarse a Anakin.<br />

—He sido liberado —anunció Anakin. Antes de que Jira pudiera hacer ningún<br />

comentario, le tendió algunas de sus ganancias—. Tenga —dijo—. Cómprese un<br />

climatizador con esto. Si no, estaré preocupado por usted.<br />

Asombrada, Jira se quedó boquiabierta por un instante.<br />

LSW 36


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—¿Puedo darte un abrazo —dijo entonces.<br />

—Claro —dijo Anakin mientras se inclinaba hacia Jira.<br />

—Ay, te echaré de menos, Ani —dijo Jira al separarse de él—. Eres el chico más<br />

simpático de toda la galaxia. —Radiante, meneó un dedo ante él—. Cuídate.<br />

—De acuerdo —dijo Anakin—. Adiós. —Se alejó caminando con dificultad tras Qui-<br />

Gon.<br />

Anakin y Qui-Gon estaban justo en las afueras de Mos Espa cuando Anakin tuvo un<br />

raro presentimiento… Como si les estuvieran siguiendo. Dudaba de que mereciera la<br />

pena mencionar esa sensación, pero un instante después Qui-Gon se detuvo de repente y<br />

se dio la vuelta mientras activaba su sable de luz, atacando a algo detrás de ellos.<br />

Asombrado una vez más ante la velocidad del Jedi, Anakin se quedó boquiabierto al ver<br />

cómo el sable de luz pasaba a través de un dispositivo negro, de forma esférica y con<br />

repulsoelevadores, que había estado flotando en el aire a sus espaldas. Limpiamente<br />

partido por la mitad, el destrozado aparato cayó al suelo. Qui-Gon se inclinó para<br />

examinar los restos que seguían siseando y soltando chispas.<br />

—¿Qué es eso —dijo Anakin.<br />

—Un droide sonda —dijo Qui-Gon—. Qué extraño. Nunca he visto nada parecido.<br />

Anakin había oído hablar antes acerca de los droide sonda. Parecían droides de<br />

seguridad, que habían sido diseñados para vigilar lugares, pero sus sensores y<br />

programación especializados eran más propios para espiar. Había escuchado rumores de<br />

que algunos droides sonda estaban equipados con armas, y que los hutts los usaban como<br />

asesinos.<br />

Mirando a su alrededor en busca de cualquier indicio del desconocido propietario del<br />

droide sonda, Qui-Gon se alzó rápidamente.<br />

—Vamos —dijo. Se giró y comenzó a correr delante de Anakin, alejándose de Mos<br />

Espa y entrando en los páramos del desierto.<br />

Anakin hizo todo lo que pudo para no distanciarse del alto Jedi mientras corrían por<br />

las dunas. Pero cuando Anakin pudo ver la larga, lisa y brillante nave estelar de la Reina<br />

Amidala justo frente a él, ya iba una buena distancia por detrás del Jedi. Anakin nunca<br />

había visto una nave como esa. Su superficie era tan altamente reflectante, que resultaba<br />

literalmente cegadora bajo la luz del sol, y Anakin tenía que entornar los ojos para<br />

mirarla directamente. Cuando quedó aún más retrasado tras Qui-Gon, temió no poder<br />

alcanzar nunca esa preciosa nave.<br />

—¡Qui-Gon, pare! —gritó Anakin mientras avanzaba con dificultad por la oscilante<br />

arena—. ¡Estoy cansado!<br />

Qui-Gon se giró y Anakin creyó que le estaba mirando a él, pero entonces escuchó el<br />

zumbido de un motor que se aproximaba por detrás.<br />

—¡Anakin, al suelo! —gritó Qui-Gon.<br />

Sin dudarlo, Anakin se lanzó contra la arena justo cuando una moto deslizadora con<br />

forma de guadaña pasaba sobre él. Anakin alzó la mirada para ver una figura con una<br />

capucha negra encender un sable de luz de hoja roja y saltar de la moto. Mientras la moto<br />

LSW 37


Ryder Windham<br />

seguía avanzando sin su piloto, Qui-Gon encendió su propio sable de luz justo a tiempo<br />

de bloquear un golpe de su letal asaltante.<br />

—¡Corre! —gritó Qui-Gon a Anakin—. ¡Diles que despeguen!<br />

De nuevo, Anakin obedeció al Jedi sin hacer preguntas. Mientras se levantaba y<br />

corría, tan sólo pudo echar un rápido vistazo al rostro del guerrero oscuro, que estaba<br />

cubierto por marcas dentadas rojas y negras. Anakin no se detuvo a evaluar si un color<br />

correspondía a la piel de la criatura, y el otro era tatuado. Tan sólo siguió corriendo. Y,<br />

tan cansado como estaba tras la larga marcha desde Mos Espa, nunca había corrido tan<br />

rápido de lo que lo hizo cuando se abalanzó hacia la nave. Prácticamente voló por la<br />

rampa de acceso hasta la bodega delantera de la nave. Justo en el interior dela escotilla,<br />

encontró a Padmé hablando con un hombre alto con una túnica de cuero.<br />

—¡Qui-Gon está en apuros! —exclamó Anakin entre jadeos—. ¡Dice que<br />

despeguemos! ¡Ya!<br />

El hombre miró a Anakin con el ceño fruncido.<br />

—¿Quién eres —preguntó.<br />

—Es un amigo —respondió Padmé por Anakin mientras cogía al chico sin aliento de<br />

un brazo y lo conducía hacia el puente de la nave.<br />

El hombre les siguió mientras entraban en el puente, donde otros dos hombres —un<br />

tipo mayor con uniforme de piloto, y un hombre más joven con túnica— estaban<br />

comprobando los controles.<br />

—Qui-Gon está en apuros —dijo el hombre que había seguido a Padmé y Anakin.<br />

El hombre joven de la túnica se agachó junto al piloto.<br />

—Despegue —dijo. Luego miró por la ventanilla de la nave—. Por allí —dijo,<br />

señalando—. Vuele bajo.<br />

Anakin permanecía de pie tras el hombre de la túnica y siguió su mirada para ver a<br />

Qui-Gon batiéndose con el guerrero oscuro. En el breve tiempo que llevaba conociendo a<br />

Qui-Gon, Anakin había llegado a considerar al Jedi como un ser invencible, pero, ahora,<br />

realmente temía por la vida de Qui-Gon.<br />

Los motores de la nave arrancaron, y entonces se elevó de la tierra y comenzó a<br />

moverse por el aire hacia la posición de Qui-Gon. Anakin mantuvo el aliento mientras<br />

pasaban sobre las figuras que luchaban, y luego miró un monitor que mostraba la bodega<br />

delantera. Un instante después, Qui-Gon entraba rodando en la bodega y se desplomaba<br />

contra el suelo. Anakin comprendió que Qui-Gon había saltado a la rampa de aterrizaje<br />

de la nave, que seguía extendida. ¡Lo logró!<br />

El hombre de la túnica corrió del puente a la bodega delantera, y Anakin le siguió.<br />

Qui-Gon aún estaba recobrando el aliento cuando hizo las presentaciones entre Anakin<br />

y su aprendiz Jedi. Obi-Wan Kenobi.<br />

A la partida de Anakin de Tatooine siguió una vertiginosa serie de acontecimientos:<br />

su llegada al mundo cubierto de rascacielos de Coruscant, hogar del Senado Galáctico y<br />

LSW 38


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

del Templo Jedi; su encuentro con Yoda, Mace Windu y los demás miembros del<br />

Consejo Supremo Jedi, quienes probaron sus habilidades con el poder que ellos llamaban<br />

la Fuerza; el subsiguiente rechazo del consejo a la petición de Qui-Gon de entrenar a<br />

Anakin para que se convirtiera en Jedi, incluso a pesar de que Qui-Gon insistiera en que<br />

Anakin era el «elegido». <strong>La</strong> mente de Anakin daba vueltas. ¿Elegido ¿Elegido para<br />

qué<br />

Antes de que Anakin pudiera comenzar a comprender del todo su situación, estaba<br />

viajando de nuevo con Qui-Gon y Obi-Wan, mientras escoltaban a la suntuosamente<br />

vestida reina Amidala de vuelta a Naboo, que había sido invadida por los ejércitos droide<br />

de la Federación de Comercio neimoidiana. En Naboo, Anakin quedó anonadado al<br />

descubrir que Padmé Naberrie se había hecho pasar por una doncella por razones de<br />

seguridad, y que ella era en realidad Padmé Amidala, la auténtica reina de Naboo.<br />

Empujado de repente a la batalla entre los droides de la Federación de Comercio y los<br />

habitantes de Naboo, Anakin apenas tuvo tiempo de refugiarse en la cabina de un caza<br />

estelar cuando Qui-Gon y Obi-Wan se enfrentaron al mismo guerrero oscuro que había<br />

aparecido en Tatooine. Aunque Anakin no había pretendido pilotar el caza estelar para<br />

destruir la gran nave que controlaba a los droides de la Federación, sus acciones llevaron<br />

un rápido final a la invasión.<br />

Tras la batalla, Anakin se encontró con Obi-Wan en el palacio de la reina. Por la<br />

expresión de pesar de Obi-Wan, Anakin supo lo que había ocurrido. Qui-Gon Jinn había<br />

muerto.<br />

Tres días más tarde, el Consejo Jedi aceptó el último deseo de Qui-Gon, y permitió<br />

que Anakin se convirtiera en el aprendiz de Obi-Wan. Cuando Anakin descubrió que<br />

incluso el nombrado Canciller Supremo Palpatine, el antiguo senador de Naboo, estaba al<br />

tanto de su papel en la destrucción de la nave de control de droides, pensó que había<br />

llegado todo lo lejos que un esclavo de Tatooine podía llegar.<br />

Pero sus aventuras sólo acababan de empezar.<br />

LSW 39


Ryder Windham<br />

Interludio<br />

<strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> nunca pensaba en qué habría pasado si Qui-Gon Jinn no hubiera<br />

descubierto al joven Anakin Skywalker, o si Anakin no hubiera ganado aquella crucial<br />

carrera de vainas. Tampoco se preguntaba si la vida de Anakin habría tomado un rumbo<br />

diferente si Qui-Gon —en lugar de Obi-Wan— hubiera sobrevivido al duelo con el Señor<br />

del Sith <strong>Darth</strong> Maul en Naboo. En Tatooine, Qui-Gon había afirmado que nada pasa por<br />

accidente, y aunque había muchas cosas en las que <strong>Vader</strong> podría estar en desacuerdo con<br />

Qui-Gon, habría estado de acuerdo en esto, porque <strong>Vader</strong> creía en el destino.<br />

Creía que había sido el destino de Anakin abandonar Tatooine y convertirse en Jedi,<br />

al igual que había estado destinado para todo lo que ocurrió tras eso. No tenía sentido<br />

especular sobre cómo su vida podría haber sido distinta.<br />

Ahora, todavía de camino a Endor, el Señor Oscuro de máscara negra se preguntaba<br />

si Luke Skywalker tendría alguna ilusión de ser capaz de controlar su propio destino. Si<br />

lucha conmigo, pensó <strong>Vader</strong>, será derrotado.<br />

Pese a todo, <strong>Vader</strong> se sentiría casi decepcionado si Luke se daba por vencido<br />

demasiado pronto, sin ningún intento de resistirse al poder del lado oscuro. Después de<br />

todo, Anakin Skywalker había sido una vez un hombre joven, y nunca se había dado por<br />

vencido fácilmente…<br />

LSW 40


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 6<br />

Como aprendiz padawan de Obi-Wan Kenobi, Anakin Skywalker ambicionaba llegar<br />

a ser un Caballero Jedi. En cualquier caso, los sacrosantos muros del Templo Jedi no<br />

veían la ambición con buenos ojos, y los Maestros Jedi insistían en que Anakin se<br />

dedicase a un estudio más serio de la Fuerza y la historia de los Jedi.<br />

Aprendió acerca de la naturaleza de la Fuerza, el campo de energía generado por<br />

todos los seres vivos, que lo abarcaba todo y mantenía unida la galaxia. Los antiguos Jedi<br />

habían aprendido a manipular la Fuerza y eligieron usarla desinteresadamente para<br />

ayudar a los demás. Identificaron dos lados de la Fuerza: el lado luminoso, que ofrecía<br />

gran conocimiento, paz y serenidad; y el lado oscuro, que estaba repleto de miedo, odio y<br />

agresión. Hacía mucho tiempo, un grupo de Jedi había caído en el lado oscuro y fueron<br />

exiliados a una región desconocida del espacio, donde llegaron a dominar a la especie<br />

sith y se autodenominaron Señores de los Sith. Los investigadores Jedi llegaron a la<br />

conclusión de que el asesino de Qui-Gon Jinn era un Señor de los Sith, el primero en<br />

aparecer en el espacio de la República desde hacía mil años.<br />

Anakin también aprendió acerca de los midiclorianos, formas de vida microscópicas<br />

encontradas en todos los seres vivos, que podían determinar la magnitud de los poderes<br />

de un Jedi. Un análisis sanguíneo había determinado que el cuerpo de Anakin contenía<br />

más midiclorianos que ningún Jedi conocido, incluso el gran Maestro Jedi Yoda, lo que<br />

condujo a algunos Jedi a creer que tenía el potencial para convertirse en el Jedi más<br />

poderoso de la historia.<br />

Los Archivos Jedi contaban con cantidad de Holocrones Jedi, antiguos dispositivos<br />

que proyectaban hologramas y servían como herramientas educativas interactivas, y fue a<br />

través de los holocrones como Anakin supo más acerca de la profecía del Elegido, un Jedi<br />

que destruiría a los Sith y llevaría el equilibro a la Fuerza. Sólo podía imaginarse las<br />

ramificaciones de la profecía, pero se sentía muy, muy orgulloso cuando recordaba cómo<br />

Qui-Gon Jinn había dicho al Consejo Jedi que creía que Anakin era el Elegido.<br />

Pero Anakin también sentía la amargura de no haber sido elegido por Obi-Wan, quien<br />

sólo le había aceptado como aprendiz obligado por su palabra a Qui-Gon. Debido a que<br />

Anakin no había sido entrenado desde su más tierna infancia en el Templo, como casi<br />

todos los demás padawans, varios Maestros Jedi aceptaban el hecho de que le faltaba la<br />

disciplina de sus compañeros. No aceptaban de tan buen grado, sin embargo, su<br />

comportamiento arrogante cuando demostraba sus habilidades.<br />

Soy más poderoso en la Fuerza que algunos de mis instructores, pensaba Anakin, ¡y<br />

lo saben!<br />

Como la ambición, el orgullo y la arrogancia no eran rasgos aceptables para un Jedi,<br />

ni siquiera si finalmente resultase cierto que se trataba del Elegido. Muchos Jedi se<br />

mantenían cautos ante él.<br />

Tan sólo están celosos.<br />

LSW 41


Ryder Windham<br />

Anakin disfrutaba siendo elogiado por Obi-Wan, pero a menudo se volvía arisco<br />

cuando era reprendido. Obi-Wan le aseguraba que él mismo había sido frecuentemente<br />

reprendido por Qui-Gon para que fuese más cauteloso en la Fuerza, pero de algún modo<br />

la más ligera crítica conseguía que Anakin se sintiera herido. Al principio me decían que<br />

me esforzara al máximo, ¡y ahora me dicen que he ido demasiado lejos!<br />

Obi-Wan era comprensivo. Sabía que la procedencia de Anakin —al igual que sus<br />

formidables poderes— le apartaba de los demás padawans, e incluso lo alejaban de<br />

algunos de los Maestros Jedi. Después de todo, en muchos idiomas de la galaxia<br />

«Maestro» también significaba «Amo», y Anakin tenía una desafortunada historia con<br />

esa palabra.<br />

No saben lo que es nacer en la esclavitud.<br />

También tenía dificultades para ajustarse a un entorno que desalentaba el odio al igual<br />

que el amor, ya que ambas emociones podían nublar el juicio de un Jedi y conducirle<br />

hacia pensamientos y acciones negativos. El chico no podía de repente olvidar a su<br />

madre, como no podía dejar de quererla. No podía dejar de echarla de menos, o lamentar<br />

el hecho de que la orden Jedi desalentaba el contacto con los parientes.<br />

¿Por qué no me ayudan a liberar a mi madre ¡No es justo! ¡No es justo!<br />

Innumerables veces, Obi-Wan le explicaba que cada Jedi tenía que obedecer las<br />

directrices del Consejo Jedi, y nunca podía usar la Fuerza para fines personales. Insistió a<br />

Anakin para que considerase cómo la liberación de un esclavo en Tatooine podría<br />

conducir a la muerte de otros, ya que muchos esclavistas podrían preferir destruir su<br />

«propiedad» que liberarla de sus ataduras. Los Jedi también tendrían que responder ante<br />

el Senado Galáctico, y en esos momentos, el Senado tenía poco interés en cualquier cosa<br />

que pasara en Tatooine.<br />

¿Por qué los Jedi tienen que responder ante cualquiera, se preguntaba Anakin.<br />

A pesar del deseo de Anakin de alejarse del esclavo que un día fue, era incapaz, o no<br />

estaba dispuesto, a despojarse de los demás aspectos que lo habían definido en Tatooine.<br />

Aún soñaba con la gloria, aún ansiaba aventuras, y nunca perdió el apetito por las<br />

emociones a gran velocidad y el deseo de probarse en competiciones.<br />

Con el paso de los años, las acciones de Anakin a menudo ponían a prueba la<br />

paciencia de su maestro. A los doce años, voló en carreras ilegales en los conductos de<br />

basura de las entrañas de Ciudad Galáctica, en Coruscant. Cuando tenía casi trece,<br />

construyó su primer sable de luz, que pronto usó para estar a punto de quitar la vida a un<br />

importante esclavista llamado Krayn. A los quince, durante una misión con Obi-Wan en<br />

la que servían como guardianes de la paz en los Juegos Galácticos del planeta Euseron,<br />

compitió en una carrera de vainas ilegal para ganar la libertad de un esclavo. A los<br />

diecisiete, su rivalidad con otro padawan le condujo a un resultado muy desafortunado en<br />

Korriban, el antiguo planeta natal de los Sith. Más tarde ese mismo año, circunstancias<br />

inusuales le llevaron a entrar en una carrera de vainas contra su némesis de niñez,<br />

Sebulba, en Ryloth.<br />

LSW 42


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Con el tiempo, Anakin se dio cuenta de que Obi-Wan era el único Jedi que rehusaba<br />

rendirse con él. Llegó a ver a Obi-Wan como la figura del padre que nunca tuvo, aunque<br />

Qui-Gon Jinn realmente había estado cerca en ese aspecto. Llegó el tiempo en que<br />

Anakin y Obi-Wan aprendieron a confiar el uno en el otro y se convirtieron en buenos<br />

amigos. Al igual que la antigua colaboración de Obi-Wan con Qui-Gon, se ganaron una<br />

reputación de equipo capaz, tan sintonizados que podían sentir la presencia del otro a<br />

través de grandes distancias. Aunque principalmente les llamaban para misiones<br />

diplomáticas, también les enviaban a muchos encargos peligrosos.<br />

Para gran sorpresa de Anakin, el Canciller Supremo Palpatine tomó especial interés<br />

en él y sus actividades. Una y otra vez, Palpatine decía a Anakin que era el Jedi más<br />

dotado que jamás hubiera conocido, y que preveía que Anakin llegaría algún día a ser<br />

más poderoso que el Maestro Yoda.<br />

Pero a pesar de toda la confianza de Anakin en sus poderes, de todos sus logros y<br />

victorias, y de todas las lecciones aprendidas en la década que siguió a la Batalla de<br />

Naboo, nada le había preparado, a los veinte años, para su encuentro con Padmé<br />

Amidala.<br />

—¿Ani —dijo Padmé, apartándose para contemplar mejor al joven alto que<br />

permanecía junto a Obi-Wan en su apartamento de Coruscant. Los dos Jedi acababan de<br />

volver de una misión para resolver una disputa fronteriza en Ansion cuando se les dijo<br />

que se reunieran con Padmé, quien había continuado sirviendo a su planeta natal como<br />

Senadora Galáctica tras completar su segundo mandato como Reina electa de Naboo.<br />

También presente en el apartamento se encontraban Jar Jar Binks y un oficial de<br />

seguridad de Naboo. Padmé y Jar Jar no habían visto a Obi-Wan y Anakin en diez años, y<br />

Padmé sonrió a Anakin cuando dijo—: Vaya, sí que has crecido.<br />

Deseando mostrar madurez en su voz, Anakin respondió sin pensar.<br />

—Tú también. —Qué estupidez acabo de decir. ¡<strong>La</strong> última vez que la vi, ella era más<br />

alta que yo! Trató de recuperarse de su vergüenza, y añadió—: En belleza, quiero decir.<br />

—¿He dicho yo eso— B-bueno, para ser senadora. —¡Todo el mundo en esta sala debe<br />

pensar que soy idiota!<br />

Padmé rió.<br />

—Ani, tú siempre serás para mí aquel niño que conocí en Tatooine.<br />

Anakin se sintió hundido. Había pensado en Padmé cada día desde su primer<br />

encuentro, y no quería que ella pensase en él como «aquel niño».<br />

Es incluso más hermosa de lo que recordaba.<br />

Pese a que los viejos amigos estaban contentos de volver a verse, las circunstancias<br />

de su reunión eran graves. El Senado Galáctico había llegado a ser tan corrupto que los<br />

ciudadanos de muchos mundos estaban amenazando con finalizar su lealtad con la<br />

República y crear su propio gobierno. Un antiguo Jedi, el carismático Conde Dooku,<br />

había comenzado a organizar ese movimiento separatista, y muchos creían que la<br />

LSW 43


Ryder Windham<br />

situación desembocaría en una guerra civil total. Debido a que la orden Jedi no estaba<br />

preparada para un conflicto de esa magnitud, muchos senadores querían crear un ejército<br />

para defender y mantener la República.<br />

Esperando encontrar una resolución pacífica, la senadora Amidala había viajado a<br />

Coruscant para emitir su voto contra el Acta de Creación Militar, pero casi resulta<br />

asesinada a su llegada. En una terrorífica emboscada, su nave estelar resultó destruida y<br />

seis personas, incluyendo una de sus guardaespaldas, murieron. A petición del Canciller<br />

Supremo Palpatine, Obi-Wan y Anakin habían sido asignados para proteger a Padmé.<br />

Para empeorar las cosas, en las últimas semanas Anakin estaba siendo perturbado por<br />

una serie de sueños en los que su madre estaba en peligro. Consideró si esos sueños<br />

podrían ser algún tipo de premonición del ataque de Padmé, pero sentía que las visiones<br />

no tenían relación. En la pesadilla más inquietante, su madre se había convertido en una<br />

estatua de cristal y se hizo añicos ante sus ojos. Sólo fue un mal sueño, trataba de<br />

convencerse Anakin mientras se enfocaba en su misión.<br />

Había sido idea de Padmé usarse como cebo para atraer al misterioso asesino hasta las<br />

manos de los Jedi.<br />

—Es una mala… Quiero decir, no es una buena idea, senadora —dijo Anakin al<br />

escuchar su plan. Tras él, R2-D2 silbó en lo que parecía ser una muestra de acuerdo.<br />

Aunque Anakin estaba secretamente feliz de haber tenido este momento a solas con<br />

Padmé en su apartamento, casi deseaba que Obi-Wan estuviera con ellos en ese instante,<br />

en lugar de reunirse con el Consejo Jedi, para que él también tratase de convencer a<br />

Padmé.<br />

—Mudarme a un apartamento diferente sólo retrasará otro ataque —dijo Padmé.<br />

—Pero lo que estás sugiriendo es demasiado peligroso. Puedes resultar herida.<br />

—Es una posibilidad —dijo Padmé—. Pero si nos preparamos para un ataque en este<br />

apartamento y cubrimos realmente todos los ángulos, entonces podremos tener una<br />

ventaja sobre el asesino, ¿no es cierto Y Erredós puede ayudar…<br />

Alejando su mirada de Padmé, Anakin negó con la cabeza.<br />

—Aún sería muy arriesgado —dijo—. Por lo que sabemos, podría tratarse de un<br />

ejército entero de asesinos.<br />

Padmé dio un paso acercándose a Anakin, obligándole a girarse y encontrarse con su<br />

mirada.<br />

—No tengo ningún interés en morir, Anakin —dijo—, pero no quiero que más gente<br />

inocente pierda su vida porque alguien me quiere muerta. Si puedes entender eso,<br />

entonces me ayudarás a hacer esto.<br />

Por mucho que Anakin quisiera atrapar a la gente que había intentado matar a Padmé,<br />

sabía que Obi-Wan no estaría muy dispuesto a aprobar la idea de usar a Padmé como<br />

cebo.<br />

—De acuerdo, senadora —dijo Anakin, a pesar de sus mejores juicios—. Te ayudaré.<br />

Obi-Wan no supo acerca del plan hasta más tarde, aquella noche, cuando Padmé ya<br />

estaba durmiendo. A pesar de sus preparativos y de la atenta presencia de R2-D2. Obi-<br />

LSW 44


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Wan y Anakin tuvieron que moverse rápidamente para interceptar a la pareja de kouhuns<br />

—pequeños y letales artrópodos— que invadieron el apartamento de la senadora<br />

durmiente y sigilosamente se deslizaron hasta su cama. Los Jedi tuvieron que moverse<br />

incluso más rápido para atrapar a la asesina que había soltado los kouhuns.<br />

Viajando con deslizadores aéreos y su instinto, los Jedi persiguieron su presa durante<br />

más de 100 kilómetros a través de los cielos y las calles de la Ciudad Galáctica antes de<br />

que su caza terminase en un club nocturno abarrotado. Aunque la asesina parecía ser una<br />

humana de piel suave, realmente era una metamorfa clawdite que llevaba un mono<br />

elástico oscuro que permanecía ceñido cuando cambiaba de forma. Dentro del club<br />

nocturno, su intento de disparar a Obi-Wan por la espalda acabó con el Jedi usando su<br />

sable de luz para desarmarla, cortándole el brazo. <strong>La</strong> clawdite seguía en shock cuando<br />

Obi-Wan la arrastró por una salida y la condujo a un callejón en el exterior del club.<br />

Anakin caminaba a su lado, y el aspecto de brillante rabia que lucía en sus ojos fue todo<br />

el poder que necesitó para conseguir que los lugareños despejasen el callejón.<br />

<strong>La</strong> clawdite gimió cuando Obi-Wan dejó su cuerpo tremulante en el suelo del<br />

callejón. Anakin esperaba que siguiera consciente el tiempo suficiente para ofrecer<br />

alguna respuesta. Obi-Wan miró a los ojos de la clawdite.<br />

—¿Sabes a quién has intentado matar<br />

—A la senadora de Naboo —murmuró la clawdite.<br />

—¿Quién te contrató<br />

Los músculos de su cara sufrieron un espasmo mientras intentaba mantener un rostro<br />

humano.<br />

—Era un trabajo —murmuró.<br />

Acuclillándose junto a la clawdite, Anakin sintió su rabia crecer ante esta criatura que<br />

consideraba que matar a Padmé era sólo «un trabajo». Necesitó todo su autocontrol para<br />

mantener un tono calmado y educado cuando se inclinó hacia ella.<br />

—¿Quién te contrató Dínoslo.<br />

Los ojos de la clawdite giraron hacia Anakin. No respondió de inmediato.<br />

—¡Qué nos lo digas! —rugió Anakin entonces.<br />

<strong>La</strong> clawdite tragó saliva.<br />

—Un cazarrecompensas —dijo—, llamado…<br />

Su frase se vio interrumpida por un pequeño proyectil que cayó zumbando para<br />

clavarse en su cuello. Anakin y Obi-Wan giraron rápidamente sus cabezas y siguieron la<br />

trayectoria del proyectil hasta un tejado elevado, donde un hombre con armadura y una<br />

mochila cohete se elevó de pronto hacia el cielo y desapareció.<br />

Los dos Jedi volvieron a mirar a la clawdite, cuya carne se volvió de color verde<br />

oscuro mientras sus rasgos se deformaban hasta quedar en su configuración natural.<br />

—Wee shahnit… sleemo —balbuceó antes de que su cabeza cayera inerte.<br />

Con sus conocimientos fluidos de huttés, Anakin entendió las últimas palabras de la<br />

asesina: cazarrecompensas bola de fango. Y con gran amargura, deseó que en vez de eso<br />

les hubiera dado un nombre.<br />

LSW 45


Ryder Windham<br />

Obi-Wan se inclinó hacia el cuello de la clawdite muerta y retiró el proyectil, un<br />

pequeño chisme odioso que tenía aletas estabilizadoras para disparos de largo alcance y<br />

una punta con aguja inyectora.<br />

—Un dardo tóxico —observó Obi-Wan.<br />

Anakin sintió algo de alivio por el hecho de que al menos una asesina ya no podría<br />

hacer daño a Padmé. Tienes lo que te mereces, pensó, mirando al cadáver de la clawdite.<br />

Y entonces tembló. Sabía que no era el estilo Jedi pensar que nadie mereciera morir.<br />

Pero lo pensaba de todas maneras.<br />

LSW 46


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 7<br />

Debido a que la senadora Amidala seguía en peligro, el Consejo Jedi ordenó a Obi-<br />

Wan que siguiera la pista del escurridizo cazarrecompensas mientras que Anakin<br />

escoltaba a Padmé de regreso a Naboo. Para evitar que nadie supiera la localización de<br />

Padmé, ella y Anakin se disfrazaron de refugiados y partieron con R2-D2 en un carguero<br />

estelar con rumbo al sistema Naboo. Anakin seguía muy preocupado por la seguridad de<br />

Padmé, pero en secreto estaba encantado porque su misión —su primera misión oficial<br />

sin su Maestro— le permitiría pasar más tiempo con la joven a la que adoraba desde su<br />

niñez.<br />

¿Es posible que ella también sienta algo por mí Anakin no podía dejar de<br />

preguntárselo.<br />

En el interior del carguero de diseño Naboo, se mantuvieron entre los emigrantes en<br />

la bodega de pasaje. Anakin se aventuró a descabezar un sueño durante el largo vuelo,<br />

pero fue visitado por otra pesadilla.<br />

—No, no, mamá, no… —murmuraba en sueños, cuando se despertó con un<br />

sobresalto. Padmé estaba junto a él, mirándole. Un poco confuso, le devolvió la mirada—<br />

. ¿Qué —dijo.<br />

—Parecías tener una pesadilla.<br />

Anakin no hizo ningún comentario. Pero después, mientras compartían una comida de<br />

pan y gachas, Padmé insistió.<br />

—Antes soñabas con tu madre, ¿no es así<br />

—Sí —admitió Anakin—. Hace tanto tiempo que dejé Tatooine. Mis recuerdos de<br />

ella se desvanecen. No quiero perderlos. Últimamente, la he estado viendo en mis<br />

sueños… son sueños muy vividos… sueños terribles. Estoy preocupado por ella.<br />

Justo entonces, R2-D2 llegó junto a ellos y emitió un silbido electrónico. El<br />

carguero estelar había llegado al sistema de Naboo.<br />

Anakin acompañó a Padmé a todas partes en Naboo, y pronto conoció a su familia. Al<br />

principio, Padmé trató a su guardián Jedi como a una sombra ligeramente molesta que la<br />

seguía en cada movimiento. Parecía tan determinada a ocultar su información personal<br />

como él lo estaba a descubrirla, y negó a su propia hermana que su relación con Anakin<br />

fuese otra cosa salvo profesional.<br />

Pero conforme pasaban los días, se fue relajando más en presencia del joven que iba<br />

constantemente a su lado, y sus conversaciones cambiaron de su devoción a la política y<br />

sus preocupaciones acerca de la seguridad a temas más íntimos. En cuanto a Anakin,<br />

descubrió los nostálgicos recuerdos de Padmé acerca de los niños que había conocido<br />

cuando trabajaba como cooperante, y sus lugares favoritos de Naboo.<br />

LSW 47


Ryder Windham<br />

Debido a que Anakin había crecido bajo los asfixiantes soles de Tatooine, casi sentía<br />

frío en la mayor parte de los mundos que había visitado, pero con Padmé en Naboo se<br />

sintió —por primera vez en su vida— realmente cómodo. Y feliz.<br />

Estaban de pie en una terraza ajardinada, en un chalet desde el que se veía un lago, y<br />

Padmé llevaba un vestido que mostraba la suave piel de su espalda y sus brazos cuando<br />

Anakin se acercó cauteloso a su rostro y la besó. Ella no se resistió, pero unos segundos<br />

después de que sus labios se encontrasen, retrocedió.<br />

—No —dijo. Se alejó, fijando sus ojos en el lago ante ellos—. No he debido hacerlo<br />

—dijo.<br />

Anakin había estado ansiando besarla desde su encuentro en Coruscant, pero nunca<br />

había planeado hacerlo, tan sólo imaginado que realmente lo hacía. <strong>La</strong> aceptación de<br />

Padmé al devolverle el beso había sido su mayor momento de dicha, y ser rechazado tan<br />

abruptamente le dejó devastado, avergonzado y confuso. Siguió su mirada hacia las<br />

tranquilas aguas.<br />

—Lo siento —dijo.<br />

Siento que no tengas por mí los mismos sentimientos que yo por ti.<br />

Anakin trató de fingir que el beso nunca había tenido lugar. Pero cada minuto que<br />

pasaba tras ese momento junto al lago, cada instante que pasaba junto a Padmé, se sentía<br />

más torturado, como si su corazón se hubiera convertido en una herida abierta. Incapaz de<br />

descartar sus sentimientos, se enfrentó a Padmé, quien le recordó que a los Jedi no se les<br />

permitía casarse y que ella era una senadora con cosas más importantes que hacer que<br />

enamorarse. Cuando Anakin, sugirió que podrían mantener una relación secreta, ella le<br />

dijo que se negaba a vivir en una mentira.<br />

Anakin comenzó a plantearse su lugar en la orden Jedi. Cuanto más pensaba en las<br />

reglas que había que seguir y el tiempo que había que dedicar a la meditación y el<br />

entrenamiento, tanto más dudaba de la lógica de tanto sacrificio personal. ¿Tan mal está<br />

que Padmé me importe tanto ¿O que aún eche de menos a mi madre y me preocupe por<br />

ella Por primera vez desde que era un Jedi, se encontró considerando seriamente la<br />

posibilidad de renunciar a su sable de luz, abandonar la orden, y convertirse en un<br />

ciudadano de la galaxia.<br />

Trató de imaginarse con otro trabajo. Estaba seguro de que podría encontrar trabajo<br />

como piloto o mecánico. ¿Pero hacer ese tipo de trabajo me haría feliz <strong>La</strong> respuesta<br />

vino inmediatamente a Anakin: la única cosa que le haría feliz era estar con Padmé.<br />

¿Pero qué pasaría si dejo de ser un Jedi y ella sigue sin ver ninguna posibilidad de<br />

futuro conmigo ¿Entonces qué Era demasiado agobiante como para imaginarlo.<br />

Mientras que los momentos en los que Anakin estaba despierto habían llegado a ser<br />

emocionalmente dolorosos, dormir era incluso peor. Una mañana, estaba de pie en el<br />

balcón, meditando con los ojos cerrados, cuando sintió que Padmé se le acercaba por<br />

detrás.<br />

LSW 48


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—Anoche tuviste otra pesadilla —dijo.<br />

—Un Jedi no tiene pesadillas —replicó sucintamente.<br />

—Te oí.<br />

Anakin no puso en duda que lo hubiera hecho. <strong>La</strong> pesadilla había sido la peor hasta la<br />

fecha.<br />

—Vi a mi madre —dijo, abriendo los ojos. Girándose hacia Padmé, luchó por evitar<br />

que su voz temblase—. Está sufriendo, Padmé. <strong>La</strong> vi con tanta claridad como te veo a ti.<br />

—<strong>La</strong>nzó un largo suspiro, despejando a duras penas la presión que estaba creciendo en su<br />

interior. Temía que el sueño de la última noche no hubiera sido una premonición, sino<br />

una visión de sucesos que ya habían tenido lugar—. Siente mucho dolor —continuó—.<br />

Sé que desobedezco mi mandato de protegerte, senadora, pero tengo que irme. ¡Debo<br />

ayudarla!<br />

—Iré contigo —dijo Padmé.<br />

—Lo siento —dijo Anakin—. No tengo elección.<br />

No había esperado la posibilidad de que ella quisiera ir con él a Tatooine. Puedo<br />

seguir viéndola. Obi-Wan no lo aprobaría, pero… no es su decisión.<br />

Sin avisar a Obi-Wan o al Consejo Jedi de sus planes, Anakin, Padmé y R2-D2<br />

abandonaron Naboo en un esbelto yate Nubian clase H. Los fragantes aromas del<br />

exuberante y fértil planeta natal de Padmé seguían frescas en las fosas nasales de Anakin<br />

cuando avistaron el desolado y yermo planeta de arena.<br />

Descendiendo a través de la atmósfera, volaron hacia el espaciopuerto de Mos Espa.<br />

Tras aterrizar y asegurar la nave en uno de los profundos pozos abiertos que servían<br />

como bahías de atraque, Anakin alquiló un rickshaw con tracción droide para llevarles a<br />

Padmé y a él hasta la tienda de chatarra de Watto. R2-D2 fue rodando tras ellos.<br />

Anakin no estaba seguro de cómo reaccionaría cuando volviera a ver a Watto.<br />

Aunque su antiguo amo había sido más amable que otros dueños de esclavos, Anakin<br />

siempre había estado resentido por el hecho de que Watto se negase a liberar a su madre.<br />

Toda la culpa no es de Watto, rumió Anakin, preguntándose cuánto se había esforzado<br />

Qui-Gon en intentar liberar a Shmi. <strong>La</strong> esclavitud estaba permitida allí, y Watto sólo era<br />

un hombre de negocios.<br />

Pronto llegaron a la tienda de Watto, donde encontraron al viejo toydariano sentado a<br />

la entrada. No fue una especial sorpresa que Watto no reconociera al joven y alto Jedi que<br />

se encontraba ante él, pero cuando Anakin dijo que estaba buscando a Shmi Skywalker,<br />

Watto hizo la conexión.<br />

—¿Ani —balbuceó Watto con incredulidad—. ¿El pequeño Ani ¡Nahhh! —Abrió<br />

los ojos como platos, y entonces aleteó—. ¡Eres Ani! —gritó—. ¡Eres tú! Menudo estirón<br />

has pegado.<br />

Watto informó entonces a Anakin que había vendido a Shmi unos años antes a un<br />

granjero de humedad llamado <strong>La</strong>rs, y que había oído que <strong>La</strong>rs liberó a Shmi y se casó con<br />

LSW 49


Ryder Windham<br />

ella. Por suerte, los archivos de Watto proporcionaron la ubicación de la granja de<br />

humedad, que estaba cerca de un pequeño asentamiento llamado Anchorhead.<br />

Tras volver a su nave y despegar de la bahía de atraque, Anakin, Padmé y R2-D2 se<br />

dirigieron hacia el Mar de las Dunas del norte. Sólo fue cuestión de minutos hasta que<br />

tomaron tierra al borde de una granja, que consistía en evaporadores recolectores de<br />

humedad dispersos alrededor de una pequeña estructura con forma de cúpula. <strong>La</strong> cúpula<br />

era la entrada a un hogar subterráneo y a un patio anexo que quedaba en un pozo abierto.<br />

R2-D2 se quedó con la nave mientras Anakin y Padmé caminaban hacia la cúpula. Una<br />

vez allí, fueron recibidos por un droide de protocolo completamente cubierto por placas<br />

metálicas.<br />

—¡Oh! —exclamó el droide cuando se percató de los dos humanos que se acercaban.<br />

El droide estaba haciendo un ajuste menor a un droide binocular Treadwell, pero<br />

entonces se giró hacia Anakin y Padmé—. Hmm, oh, hola. ¿En qué puedo servirles Soy<br />

C…<br />

—¿Trespeó —dijo Anakin, preguntándose si su madre había sido la responsable de<br />

poner la cubierta de metal al cuerpo del droide.<br />

Confuso, C-3PO inclinó su cabeza ligeramente.<br />

—Oh, ah… —Entonces lo entendió—. ¡El hacedor! ¡Oh, amo Ani! Sabía que<br />

volvería. ¡Lo sabía! Y la Señorita Padmé. Oh, vaya.<br />

C-3PO les condujo bajando un tramo de escaleras al patio, donde un hombre y una<br />

mujer jóvenes salieron sorprendidos de una puerta con forma de arco. <strong>La</strong> pareja llevaban<br />

túnicas grises de desierto, que eran comunes en el planeta arenoso. El hombre tenía una<br />

complexión fornida, con fuertes brazos de granjero.<br />

—Amo Owen, le presento a dos visitantes sumamente importantes —dijo C-3PO.<br />

—Soy Anakin Skywalker —dijo Anakin.<br />

—Owen <strong>La</strong>rs —dijo Owen, con aire ligeramente nervioso—. Oh, esta es mi novia,<br />

Beru —dijo, señalando a la mujer a su lado.<br />

Beru sonrió tímidamente, e intercambió saludos con Padmé.<br />

Manteniendo sus ojos en Anakin, Owen continuó.<br />

—Creo que somos hermanastros. Sabía que algún día aparecerías.<br />

Ansioso e impaciente, Anakin barrió el patio con la mirada.<br />

—¿Mi madre está aquí —dijo.<br />

—No, no está —respondió una profunda voz tras él. Anakin y Padmé se volvieron<br />

para ver a un hombre mayor cuyos rasgos canosos indicaban que obviamente era el<br />

padre de Owen. Estaba sentado en una mecano-silla flotante, y su túnica estaba<br />

recogida para mostrar que su pierna derecha era un muñón vendado—. Cliegg <strong>La</strong>rs —<br />

se presentó mientras la silla le acercaba lentamente—. Shmi es mi esposa. Es mejor que<br />

entremos. Hay mucho de que hablar.<br />

LSW 50


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Unos minutos más tarde, en las sombras del comedor, Anakin y Padmé estaban<br />

sentados en una mesa rectangular con Cliegg y Owen.<br />

—Fue antes de romper el alba —relató Cliegg—. Surgieron de la nada. Una partida<br />

de caza de bandidos tusken.<br />

Anakin sintió un pinchazo en el estómago.<br />

—Tu madre —continuó Cliegg, mientras Beru colocaba una bandeja de bebidas en la<br />

mesa— había salido temprano, como siempre hacía, a recoger las setas que crecen en los<br />

vaporizadores. Por el rastro, estaba a medio camino cuando la cogieron. Los tusken andan<br />

como hombres, pero son monstruos, viles y salvajes. Treinta hombres iniciamos la<br />

búsqueda. Sólo volvimos cuatro. Yo habría seguido buscando, pero, tras perder la<br />

pierna… Me siento incapaz de cabalgar… ha-hasta que me cure.<br />

Anakin bajó su mirada hacia las bebidas de la mesa, intactas. Sus músculos faciales se<br />

tensaron nerviosamente mientras pensaba. Si hubiera salido de Tatooine conmigo. Si no<br />

la hubiera dejado atrás… Anakin no había tenido mucho tiempo para desarrollar una<br />

opinión acerca de Cliegg <strong>La</strong>rs. Inicialmente, había sentido cierta gratitud al hombre que<br />

ayudó a liberar a su madre de Watto. Pero debido a que Cliegg había llevado a su esposa<br />

a vivir en esa zona desolada por la que deambulaban los tusken, Anakin no pudo evitar<br />

sentir una rabia amarga. ¡Si no la hubieras traído aquí!<br />

—No quiero darla por perdida —dijo Cliegg—, pero ya ha pasado un mes. Es muy<br />

difícil que continúe con vida.<br />

Esforzándose con todo su ser para controlar su ira, Anakin se levantó y se alejó de la<br />

mesa.<br />

—¿A dónde vas —preguntó Owen.<br />

Anakin lanzó una mirada acusadora a Owen.<br />

—A buscar a mi madre —replicó.<br />

LSW 51


Ryder Windham<br />

Capítulo 8<br />

Los soles comenzaban a ponerse cuando Anakin se detuvo en el exterior de la cúpula<br />

de entrada del hogar de la familia <strong>La</strong>rs. Owen le había ofrecido a Anakin su moto<br />

barredora, y la moto estaba ahora estacionada flotando a poca distancia de la cúpula. No<br />

debería estar enfadado con Owen y Cliegg por rendirse, pensó Anakin. Se preocupaban<br />

por mi madre, pero sólo son humanos. Sólo pueden hacer eso.<br />

Padmé salió de la cúpula de entrada y se acercó a Anakin. Sabía que ella quería<br />

ayudar, pero también sabía que por nada del mundo iba a arriesgar su vida más de lo que<br />

ya había hecho.<br />

—Tendrás que quedarte aquí —dijo—. Son buena gente, Padmé. Estarás a salvo.<br />

—Anakin…<br />

Se abrazaron. Anakin casi deseó haber podido congelar ese momento, sólo para<br />

mantener a Padmé por siempre junto a él. Pero la oscuridad estaba acercándose<br />

rápidamente, y su madre seguía en algún sitio ahí fuera. Está viva, sentía. ¡Sé que lo está!<br />

Separándose de los brazos de Padmé, Anakin caminó hacia la moto barredora.<br />

—No tardaré —dijo. Saltó sobre la moto, encendió el motor, y salió disparado<br />

cruzando la superficie del desierto.<br />

Con el cálido viento ondeando su túnica, Anakin cruzó los Páramos de Jundlandia,<br />

donde se sabía que los incursores tusken se ocultaban y cazaban entre las inmensas<br />

formaciones rocosas. No se preguntó por qué los tuskens se habían llevado a su madre, o<br />

por qué no la habían matado igual que habían hecho con los otros granjeros. Por lo que<br />

sabía, los tusken estaban actuando siguiendo algún tipo de ritual profano. Sus motivos no<br />

le importaban. Sólo quería recuperar a su madre.<br />

Pero además quería recuperarla intacta. Pensó en lo que los tuskens habían hecho a<br />

Cliegg <strong>La</strong>rs, y aceleró la moto sobre los Páramos.<br />

Estaba a unos 150 kilómetros del hogar de los <strong>La</strong>rs cuando avistó las altas siluetas de<br />

los reptadores de arena contra el cielo crepuscular. Era un campamento jawa. Aunque los<br />

jawas temían a los incursores tusken tanto como cualquiera en Tatooine, Anakin sabía<br />

que los pequeños chatarreros de ojos brillantes estarían más que dispuestos a<br />

proporcionar información si les daba algo a cambio. Una multiherramienta y un escáner<br />

portátil que encontró en las alforjas de su moto prestada sirvieron para que, a cambio, los<br />

jawas le dijeran que debía dirigirse al este para encontrar un campamento tusken.<br />

Los soles de Tatooine ya se habían ocultado hacía un buen rato, y las lunas colgaban<br />

a poca altura sobre el horizonte cuando Anakin vio el racimo de oscilantes hogueras en<br />

las profundidades de un profundo valle. Dejando la moto barredora al borde de un alto<br />

acantilado, se mantuvo en las sombras mientras se aventuraba hacia la parte baja del valle<br />

y avanzaba silenciosamente hacia el campamento.<br />

LSW 52


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

El campamento consistía en cerca de dos docenas de tiendas hechas con pieles y<br />

trozos de madera recuperados de los desaparecidos bosques de Tatooine. Dos tuskens<br />

permanecían a corta distancia de una tienda, vigilándola. Anakin lanzó sus sentidos de la<br />

Fuerza y percibió que su madre estaba dentro. Sin hacerse notar, rodeó la tienda hasta la<br />

parte trasera, usó su sable de luz para abrir un agujero a través de la gruesa cubierta de<br />

piel, y pasó al interior.<br />

Anakin encontró a su madre en el centro de la tienda, amarrada a un marcho fabricado<br />

con finas estacas de madera. Un pequeño fuego ardía en un pote cercano y recortaba<br />

cálidas y retorcidas sombras por las paredes de la tienda. Shmi no se movía.<br />

—¿Mamá —dijo Anakin, asustado como un niño pequeño. No hubo respuesta. Pudo<br />

ver por la sangre seca en su rostro y sus brazos que había sido terriblemente golpeada—.<br />

¿Mamá —Seguía sin haber respuesta. Apenas estaba viva. Gimió mientras él le liberaba<br />

las muñecas de las tiras de cuero que la habían sujetado al marco. Suavemente la<br />

descendió al suelo, acunando su torso en sus brazos—. ¿Mamá<br />

Los magullados párpados de Shmi se abrieron con dificultad, y tuvo que esforzarse<br />

para enfocar el rostro de Anakin.<br />

—¿Ani —balbuceó—. ¿Eres tú<br />

—Estoy contigo, mamá —dijo—. Estás a salvo.<br />

—¿Ani ¿Ani —Parecía confusa, como si tratase de discernir si realmente él estaba<br />

allí. Entonces, de forma increíble, consiguió sonreírle—. Qué guapo estás, hijo. —Ella<br />

frotó el rostro de él con su propio pelo, y él besó la palma de la mano abierta de ella—.<br />

Hijo mío. Mi hijo que ya se ha hecho grande. Estoy muy orgullosa de ti, Ani.<br />

Anakin tragó saliva con dificultad y sintió el aguijón de las lágrimas en sus ojos.<br />

—Te he echado de menos.<br />

—Ahora estoy completa —dijo Shmi—. Te quier…<br />

Anakin se tensó cuando su voz se cortó.<br />

—Aguanta un poco, mamá. Todo se…<br />

Quería decir que todo iba a ir bien. Y quería decirle muchísimo más. Pero antes de<br />

que pudiera decir nada, Shmi volvió a hablar.<br />

—Te quie…<br />

Entonces sus ojos se cerraron y su cabeza cayó hacia atrás. Ella murió en sus brazos.<br />

Anakin se sentó en el tenso silencio, simplemente sosteniendo a su madre. Si hubiera<br />

llegado allí antes, habría podido salvarla. Pasó sus dedos por el enmarañado cabello de<br />

Shmi. No la dejaré aquí. Me la llevaré de vuelta en la moto deslizadora. Pero esos<br />

guardias tusken…<br />

Recordó al tusken que se encontró cuando era un niño.<br />

¡Le salvé la vida!<br />

Antes, Anakin no se había cuestionado los motivos de los tusken. Ahora, se<br />

preguntaba si se habrían llevado a su madre de haber sabido que su hijo una vez salvó a<br />

uno de los suyos. ¿O es que es así como los tusken dicen gracias Se preguntó de pronto<br />

LSW 53


Ryder Windham<br />

si el tusken que rescató seguiría vivo, posiblemente en ese mismo campamento. ¡Debería<br />

haberle dejado morir! ¡Debería haberlo hecho!<br />

Pensó en cómo los tusken se habían llevado a su madre, imaginó por lo que había<br />

pasado en el último mes…<br />

¿Por qué harían esto ¿Cómo puede nadie hacer esto<br />

<strong>La</strong> respuesta le llegó de los oscuros rincones de su propio corazón. Han hecho esto<br />

porque querían hacerlo. Lo han hecho porque podían hacerlo. Mientras su pesar se<br />

convertía en odio, supo exactamente lo que iba a hacerles a los guardias tusken.<br />

Abandonando temporalmente el cadáver de su madre, Anakin Skywalker salió fuera<br />

de la tienda y reactivó su sable de luz.<br />

No se detuvo con los guardias.<br />

Cuando Anakin volvió al hogar de los <strong>La</strong>rs con el cuerpo de su madre envuelto en<br />

una manta, Cliegg <strong>La</strong>rs, Owen, Beru, Padmé y C-3PO surgieron de la cúpula de entrada.<br />

Le observaron en silencio mientras alzaba a su madre muerta de la moto y la llevaba<br />

hacia la entrada de la cúpula. Anakin no estaba de humor para hablar, y había<br />

reconsiderado su afirmación de que la familia <strong>La</strong>rs estuviera compuesta por «buena<br />

gente».<br />

¿Qué ventaja tiene ser bueno si eres débil<br />

Su expresión sombría y ceñuda se fijó en Cliegg <strong>La</strong>rs, quien bajó la mirada.<br />

¿Quizá estás deseando no haberla dado por perdida tan pronto<br />

Sin perder el ritmo de zancada, Anakin redirigió su mirada a Owen y Beru.<br />

¿Quizá mi madre nunca te habló acerca de cómo prepararse para cuidar de las<br />

cosas<br />

Anakin ni siquiera miró a Padmé ni al droide de protocolo mientras bajaba con su<br />

madre hacia la residencia subterránea.<br />

Más tarde, Anakin estaba junto a un banco de trabajo en el garaje del domicilio,<br />

reparando una pieza de la moto barredora, cuando Padmé entró llevando una bandeja de<br />

comida.<br />

—Te he traído algo. ¿Tienes hambre<br />

Anakin siguió examinando la pieza de la moto, moviéndose lentamente, como si<br />

estuviera ligeramente aturdido.<br />

—Se le ha roto el cambio —dijo—. <strong>La</strong> vida parece más sencilla cuando arreglas<br />

objetos. Soy bueno arreglando cosas. Siempre lo he sido. Pero no he podido… —Dejó de<br />

trabajar y miró a Padmé—. ¿Por qué ha tenido que morir ¿Por qué no he podido<br />

salvarla Sé que habría sido capaz. —Se dio la vuelta, mirando a un rincón oscuro del<br />

desordenado garaje. Su rabia había dejado paso momentáneamente al dolor.<br />

—A veces hay cosas que nadie puede arreglar —dijo Padmé—. No eres<br />

todopoderoso, Ani.<br />

LSW 54


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—¡Pues tendría que serlo! —le respondió en un grito, causando que Padmé se<br />

estremeciera—. Algún día lo seré —continuó—. ¡Me convertiré en el Jedi más poderoso<br />

que haya existido! Eso te lo prometo. Y aprenderé a evitar que las personas mueran.<br />

Padmé se quedó clavada en el sitio, confusa y alarmada ante sus palabras.<br />

—Anakin…<br />

—Toda la culpa es de Obi-Wan. ¡Tiene celos! ¡No me deja avanzar! —<strong>La</strong>nzó una<br />

llave cruzando el garaje. Chocó contra un muro y cayó con estrépito al suelo.<br />

—¿Qué te pasa, Ani<br />

Evitando aún su mirada, Anakin trató de calmar su voz.<br />

—Los… los maté. Sí, a todos. Están muertos. Todos están muertos. —Se giró<br />

lentamente para mirar a Padmé, revelando las lágrimas que corrían por su rostro—. Y no<br />

sólo los hombres, también las mujeres, al igual que los niños. Son como animales, ¡y los<br />

he aniquilado como animales! —Luego rugió—: ¡Los ODIO!<br />

Anakin comenzó a sollozar y se derrumbó en el suelo. Padmé se arrodilló a su lado y<br />

le rodeó con sus brazos.<br />

—Enfurecerse es humano —dijo.<br />

—Soy un Jedi —balbuceó Anakin entre sollozos—. Sé que estoy por encima de esto.<br />

Y además también sabía otra cosa, algo mucho peor que el haberse permitido darle<br />

rienda suelta a su rabia.<br />

Matar a los tuskens le había dado satisfacción.<br />

LSW 55


Ryder Windham<br />

Capítulo 9<br />

Anakin se arrodilló ante el lugar de descanso eterno de su madre, un cementerio a las<br />

afueras del complejo de los <strong>La</strong>rs, donde dos lápidas antiguas se alzaban junto a la nueva.<br />

—No fui tan fuerte como para salvarte, mamá —dijo, tratando de no ahogarse con las<br />

palabras. He fallado, pensó. No sólo como hijo tuyo, sino como Jedi—. No fui lo bastante<br />

fuerte —repitió—. Pero te prometo que no volveré a fallar. —Se puso en pie—. ¡Cómo te<br />

echo de menos! —añadió, apretando los dientes.<br />

Padmé, Cliegg, Owen, Beru, y C-3PO estaban reunidos tras Anakin. Mientras se<br />

alejaba de la tumba, R2-D2 se acercó rodando al grupo y emitió una serie de pitidos y<br />

silbidos.<br />

—¿R2 —dijo Padmé, sorprendida de que hubiera abandonado su nave—. ¿Qué<br />

haces aquí<br />

R2-D2 pitó y silbó de nuevo.<br />

—Al parecer —dijo C-3PO, aprovechando la oportunidad de actuar como traductor—<br />

, tiene un mensaje de alguien llamado Obi-Wan Kenobi. Amo Anakin, ¿significa algo ese<br />

nombre para usted<br />

Los dos droides siguieron a Anakin y a Padmé a la nave.<br />

Obi-Wan había rastreado al cazarrecompensas —un hombre llamado Jango Fett—<br />

hasta las fundiciones de droides en el planeta Geonosis, donde había descubierto que<br />

Nute Gunray, el virrey de la Federación de Comercio, estaba detrás de los intentos de<br />

asesinato de Padmé. Obi-Wan también había descubierto que la Federación de Comercio<br />

tenía previsto abastecerse de un ejército de droides de fabricación geonosiana, y que<br />

varias facciones del comercio interestelar se habían aliado con el movimiento separatista<br />

del conde Dooku. Aunque Obi-Wan había logrado transmitir su información desde<br />

Geonosis, su grabación holográfica terminaba con él tratando de eludir una salva de<br />

fuego láser de los droides enemigos.<br />

Anakin y Padmé vieron el mensaje pregrabado en la cabina de su nave, en Tatooine,<br />

mientras que el Consejo Jedi y el Canciller Palpatine veían el mensaje retransmitido en<br />

Coruscant. Cuando el mensaje de Obi-Wan terminó, el Maestro Jedi Mace Windu ordenó<br />

a Anakin que se quedase donde estaba con la sanadora Amidala mientras el Consejo Jedi<br />

trataba con el conde Dooku.<br />

—Protege a la senadora a toda costa —dijo Mace Windu por la transmisión<br />

holográfica—. Esa es tu máxima prioridad.<br />

—Entendido, Maestro —respondió Anakin. Primero pierdo a mi madre, ahora… a<br />

Obi-Wan.<br />

—No llegarán a tiempo para salvarle —dijo Padmé mientras el holograma de Mace<br />

Windu se desvanecía—. Tienen que cruzar media galaxia. —Hizo girar su asiento para<br />

LSW 56


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

examinar las coordenadas en la consola del ordenador de navegación—. Mira, Geonosis<br />

está a menos de un parsec de aquí.<br />

—Si aún sigue con vida —dijo sombríamente Anakin.<br />

—Ani, ¿te quedarás sentado dejándole morir Es tu amigo, tu mentor. Es…<br />

—¡Es como mi padre! —saltó Anakin. El padre que nunca tuve—. Pero el Maestro<br />

Windu me ha ordenado rigurosamente que me quede aquí.<br />

—<strong>La</strong> orden que te ha dado es la de protegerme —dijo Padmé, mientras pulsaba una<br />

serie de interruptores y activaba los motores de la nave—, y yo voy a ayudar a Obi-Wan.<br />

Si pretendes protegerme, tendrás que venir conmigo.<br />

Anakin sonrío.<br />

Mientras la nave despegaba, alejando a Anakin, Padmé y los dos droides de Tatooine,<br />

Anakin recordó que ni siquiera se había despedido de Cliegg, Owen o Beru. Tampoco<br />

tenía mucho que decirles, de todas formas, pensó. Miró a C-3PO, quien había sujetado<br />

con arneses de seguridad su cuerpo metálico gastado por la arena a un asiento detrás de<br />

Anakin, y por un instante sintió que había logrado algo.<br />

Al menos he rescatado de Tatooine a alguien que me importaba.<br />

Aunque Obi-Wan Kenobi resultó estar más que vivo, la misión no autorizada de<br />

Anakin a Geonosis casi fue un desastre. Él y Padmé fueron capturados por los insectoides<br />

geonosianos antes de que pudieran rescatar a Obi-Wan, y luego el traicionero conde<br />

Dooku y los geonosianos los condenaron a muerte.<br />

Y pese a todo, todo eso resulto ser sólo casi un desastre, porque hubo un momento<br />

brillante y significativo para él y Padmé. Tras haber sido capturados y encadenados, y<br />

cuando estaban a punto de ser conducidos a un gigantesco estadio de ejecución, Padmé le<br />

miró a la cara.<br />

—No tengo miedo a morir —dijo—. No he dejado de morir cada día desde que<br />

volviste a mi vida.<br />

¿Morir<br />

—¿De qué estás hablando —preguntó Anakin.<br />

—Te quiero.<br />

—¿Me quieres —dijo Anakin con incredulidad—. Creí que habíamos acordado que<br />

no nos enamoraríamos, que si no nos veríamos obligados a vivir una mentira, y que eso<br />

destruiría nuestras vidas.<br />

—Creo que las van a destruir de todos modos —dijo Padmé tristemente—. Te quiero<br />

de verdad, profundamente, y quería decírtelo antes de que muramos.<br />

Entonces se besaron, y en ese momento, Anakin pensó que tenía más razones que<br />

nunca para seguir viviendo.<br />

Los monstruos casi matan a Anakin, Padmé y Obi-Wan en un gigantesco estadio de<br />

ejecuciones. Afortunadamente, sus muertes fueron impedidas por la llegada de varios<br />

Jedi armados con sables de luz, entre ellos Mace Windu y Yoda, y un inesperado ejército<br />

LSW 57


Ryder Windham<br />

de soldados clon. Aunque Mace Windu fue capaz de acabar con Jango Fett, quien había<br />

servido como modelo genético para los clones, muchos Jedi perecieron en la batalla<br />

contra los droides de factura geonosiana.<br />

El conde Dooku huyó del estadio de ejecuciones, y Obi-Wan y Anakin le<br />

persiguieron a una fábrica de armas abandonada en una alta torre de piedra que Dooku<br />

había convertido en hangar para su nave estelar particular, un velero solar personalizado.<br />

Con sus sables de luz ya activados, Obi-Wan y Anakin entraron al oscuro hangar para<br />

encontrar al antiguo Jedi, elegantemente vestido y de cabellos plateados, cuando se<br />

preparaba para escapar de Geonosis. Girándose para enfrentarse a sus perseguidores,<br />

Dooku dirigió una expresión de ligero fastidio a la pareja que le observaba desde el otro<br />

lado del hangar.<br />

Incluso aunque Dooku había renunciado a la orden Jedi hacía diez años, Anakin<br />

observó que el hombre llevaba un sable de luz de empuñadura curva enganchado en su<br />

cinturón.<br />

—Pagarás por todos los Jedi que has matado hoy, Dooku —exclamó Anakin.<br />

Conociendo la reputación de Dooku como espadachín, Obi-Wan mantuvo la vista fija<br />

en Dooku mientras se acercaba a Anakin.<br />

—Ataquemos juntos —dijo en voz baja—. Entra despacio por la izquierda.<br />

Pero a Anakin se le había agotado la paciencia.<br />

—¡Yo ataco ya! —gritó mientras ignoraba las protestas de Obi-Wan, y cargó contra<br />

Dooku. Apenas había recorrido la mitad del camino sobre el mosaico del suelo cuando<br />

Dooku, en lugar de alcanzar su sable de luz, alzó su mano derecha y la apuntó en<br />

dirección a Anakin.<br />

Anakin gritó y cerró involuntariamente los ojos cuando azules relámpagos de energía<br />

envolvieron súbitamente su cuerpo. Superado por el intenso dolor, ni siquiera podía<br />

hacerse una idea de cómo Dooku estaba controlando y dirigiendo los relámpagos hacia él.<br />

Anakin sintió que sus pies se despegaban del suelo, y entonces fue lanzado cruzando la<br />

cámara y golpeando contra el muro. Gritó de nuevo cuando aterrizó contra el duro duelo,<br />

sintiendo aún el flujo de energía oscura que Dooku había desencadenado sobre él. Sentía<br />

como si hubieran abrasado su cuerpo, y mientras se incorporaba en el suelo descubrió que<br />

surgía humo de su túnica.<br />

Luchó por mantenerse consciente. Tratando de bloquear el dolor, sólo fue consciente<br />

a medias de que Obi-Wan había comenzado una lucha de sables de luz con Dooku.<br />

¡Debería haber escuchado a Obi-Wan! Pensó en Padmé. ¡No puedo morir así!<br />

Mientras Anakin yacía en el suelo y luchaba por recuperarse, intentó abrir los ojos y<br />

sintió más agonía. Era como si la descarga eléctrica aún estuviera lamiendo sus globos<br />

oculares. Por un instante, se preguntó si se había quedado ciego por el relámpago.<br />

¡Tengo que concentrarme! Se concentró, tratando de controlar su respiración. Un<br />

instante después, su vista volvió, permitiéndole ver incapaz de evitarlo como el sable de<br />

luz de hoja roja de Dooku golpeaba el brazo y la pierna izquierdos de Obi-Wan. Obi-Wan<br />

dejó caer su sable de luz al caer al suelo.<br />

LSW 58


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Aún salía humo de las ropas de Anakin. Observó con creciente horror cómo Dooku<br />

alzaba su sable de luz y se preparaba para rematar al indefenso Obi-Wan.<br />

Encontrando en su interior una inesperada reserva, Anakin rugió, encendiendo su<br />

sable de luz y saltando por el hangar para bloquear el golpe mortal de Dooku.<br />

—Muy valiente, muchacho —dijo Dooku, mirando a Anakin, mientras el cuerpo<br />

inmóvil de Obi-Wan yacía bajo los sables de luz cruzados—. Pero creí que habrías<br />

aprendido la lección.<br />

—Aprendo despacio —dijo Anakin mientras obligaba a Dooku a apartarse del cuerpo<br />

de Obi-Wan.<br />

—¡Anakin! —gritó Obi-Wan. Usó la Fuerza para recuperar su sable de luz caído, y<br />

consiguió lanzárselo a su padawan. Anakin lo atrapó y lo activó, de modo que ahora<br />

estaba usando dos sables de luz contra su oponente. Pero sólo varios contactos rápidos<br />

después, la hoja de Dooku se abrió paso a través del arma de Obi-Wan, destrozando la<br />

empuñadura y casi cortando las puntas de los dedos de Anakin. Anakin aún sostenía su<br />

propia arma en la otra mano, y el duelo continuó por el hangar.<br />

Tratando de suprimir su ira, Anakin recurrió a la Fuerza y sus ojos se concentraron en<br />

Dooku. Sus sables de luz eran borrones en el límite de su visión, y creyó que la Fuerza le<br />

guiaría para vencer a Dooku. Pero conforme seguía enfrentándose a la mirada<br />

condescendiente de Dooku, sintió que su rabia comenzaba a crecer de nuevo.<br />

Y entonces Dooku hizo su movimiento, deslizando su hoja a través del brazo de la<br />

espada de Anakin, justo por encima del codo. Anakin gritó y sintió que se le escapaba el<br />

aliento cuando Dooku usó la Fuerza para lanzarlo hacia atrás por el aire. Entonces todo se<br />

volvió oscuro.<br />

Anakin no supo cuantos minutos habían pasado cuando comenzó a volver en sí.<br />

Sintió que algo se movía bajo su cabeza y descubrió que estaba apoyado en las piernas de<br />

Obi-Wan. Obi-Wan Se puso en pie sobre el suelo del hangar, y luego ayudó a Anakin a<br />

alzarse. Anakin vio a Yoda de pie en mitad del hangar, Trozos del techo se habían<br />

desprendido, y había escombros por todo el suelo.<br />

¿Qué había ocurrido<br />

Entonces Anakin se dio cuenta de que el velero solar de Dooku había desaparecido.<br />

—¡Anakin! —gritó Padmé. Había llegado al hangar con un escuadrón de soldados<br />

clon, y le dolió ver su expresión angustiada al correr hacia él, viendo lo que quedaba de<br />

su brazo derecho. Ella le rodeó cuidadosamente con sus brazos.<br />

Al menos estás a salvo, pensó, rodeándola con su brazo izquierdo y atrayéndola hacia<br />

él. No le importaba que Obi-Wan o Yoda estuvieran mirando. Estaba aturdido y<br />

mutilado, y temía que si dejaba ir a Padmé, sus rodillas se doblarían y se desvanecería de<br />

nuevo. De modo que siguió así, abrazándola.<br />

Al final, ni siquiera el Maestro Yoda había sido capaz de evitar que el conde Dooku<br />

huyera al espacio, o de detener que los mundos de la República entrasen en una guerra<br />

civil. <strong>La</strong>s Guerras Clon habían comenzado.<br />

LSW 59


Ryder Windham<br />

Para empeorar las cosas, el conde Dooku le había dicho a Obi-Wan que cientos de<br />

senadores estaban bajo el control de un Señor del Sith llamado <strong>Darth</strong> Sidious. Aunque los<br />

Jedi no consideraban a Dooku una fuente digna de confianza, convinieron en mantener<br />

vigilado de cerca el Senado.<br />

A continuación de su duelo con Dooku, proporcionaron a Anakin un brazo<br />

cibernético, y escoltó a Padmé de vuelta a Naboo. Allí, en la misma terraza junto al lago<br />

donde intercambiaron su primer beso indeciso, organizaron un encuentro secreto con un<br />

sacerdote de Naboo. Padmé estaba vestida con una túnica blanca con encaje de flores, y<br />

Anakin llevaba su túnica oficial de Jedi. Con C-3PO y R2-D2 como únicos testigos, se<br />

casaron.<br />

Anakin no tenía ni idea de cuánto tiempo podrían mantener su matrimonio en secreto,<br />

pero no le importaba. Es mía. Por fin, mi amada Padmé es mía. Realmente era un sueño<br />

hecho realidad. Y en el día de su boda, era fácil para él creer que había dejado atrás sus<br />

mayores problemas.<br />

Nunca habría imaginado las pesadillas que aún estaban por llegar.<br />

LSW 60


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 10<br />

Casi de un día para otro, la República Galáctica adquirió una inmensa fuerza militar<br />

que incluía naves de batalla interestelares, cazas armados hasta los dientes, y enormes<br />

vehículos terrestres… Mientras los senadores discutían si el Canciller Supremo Palpatine<br />

se había equivocado al reclutar y desplegar el Gran Ejército de la República, creado de<br />

forma tan apresurada, más mundos se apresuraron a unirse al movimiento separatista del<br />

conde Dooku, que se autodenominaba Confederación de Sistemas Independientes. Como<br />

el maestro Yoda había previsto, las Guerras Clon se extendieron como un virus explosivo<br />

a través de la galaxia.<br />

Aunque Palpatine siempre se había presentado como un político cauto y que no<br />

gustaba de asumir riesgos, hizo saber a todos que haría lo que fuera necesario para<br />

preservar la República. A pesar de sus modestas protestas, el Senado pidió que<br />

permaneciera en el cargo mucho después de que su mandato hubo expirado. Pero con la<br />

escalada de las Guerras Clon, hasta sus consejeros de más confianza se sorprendieron por<br />

la cantidad de enmiendas que hizo a la Constitución de la República, que ampliaban sus<br />

propios poderes políticos al tiempo que limitaba la libertad de otros.<br />

El Consejo Jedi aceptó a regañadientes que los Jedi sirvieran como generales para los<br />

soldados clon del Gran Ejército. En cualquier caso, no todos los Jedi estaban dispuestos a<br />

entrar en combate; algunos eligieron servir como sanadores, y otros abandonaron por<br />

completo la orden Jedi.<br />

Obligado a luchar en defensa de la República, Obi-Wan Kenobi se convirtió en<br />

general, y Anakin, como muchos otros padawans, fue ascendido al rango de caballero<br />

antes de lo esperado para ajustarse a las necesidades del Gran Ejército. Aunque algunos<br />

miembros del Consejo Jedi observaban que Anakin seguía siendo propenso a la<br />

arrogancia y la impaciencia, nadie discutía el hecho de que continuaba siendo cada vez<br />

más fuerte con el poder de la Fuerza.<br />

Los droides letales no eran los únicos adversarios de los Jedi, ya que el conde Dooku<br />

había reclutado a seres tan letales como la aspirante a Sith Asajj Ventress y el casi<br />

indestructible cazarrecompensas gen'dai, Durge, para luchar por su causa. El propio<br />

Dooku había entrenado a Ventress en el arte de la lucha con sable de luz, pero a menudo<br />

ridiculizaba su predilección por llevar dos sables de luz al mismo tiempo. Anakin casi<br />

vence a Ventress en la cuarta luna del gigante gaseoso Yavin. Uno de sus duelos, en el<br />

sector industrial de Coruscant, le dejó una profunda cicatriz en el lado derecho del rostro.<br />

Tres años después de la Batalla de Geonosis, Ventress y Durge ya no suponían una<br />

amenaza, pero él lideraba la Confederación, y los Jedi seguían sin estar cerca de<br />

encontrar al misterioso <strong>Darth</strong> Sidious. <strong>La</strong>s Guerras Clon seguían con fuerza.<br />

Tras destruir un laboratorio secreto de la Confederación en el planeta Nelvaan, en el<br />

Borde Exterior, Anakin y Obi-Wan estaban marchándose con R2-D2 en un destructor<br />

estelar de la República cuando recibieron un mensaje urgente. R2-D2 se conectó a una<br />

consola de comunicaciones y proyectó un holograma de Mace Windu.<br />

LSW 61


Ryder Windham<br />

—Kenobi, Skywalker —dijo—. Han asediado Coruscant, y el general Grievous ha<br />

secuestrado al Canciller Supremo. Debéis regresar inmediatamente y rescatar a Palpatine.<br />

—Grievous —gruñó Anakin cuando el mensaje holográfico terminó. El principal<br />

lugarteniente del conde Dooku, el general cyborg Grievous lideraba los ejércitos droides<br />

de la Confederación. Grievous había sido entrenado en el combate con sable de luz por el<br />

propio Dooku, y tenía debilidad por asesinar Jedi y coleccionar sus sables de luz. Aunque<br />

muchos Jedi se preguntaban cuánto empeño ponía Palpatine en acabar con la guerra,<br />

Anakin había llegado a considerar al líder de la República entre sus amigos de más<br />

confianza.<br />

¡No voy a dejar que el Canciller muera!, se prometió Anakin a sí mismo.<br />

Apartándose de R2-D2 y Obi-Wan, Anakin se dirigió a los soldados clon vestidos con<br />

armaduras que se encontraban en el hangar del destructor estelar.<br />

—Grupos de combate, a sus naves. Preparados para saltar al hiperespacio. ¡Vamos!<br />

Los destructores estelares de la República y los acorazados de la Confederación<br />

estaban completamente inmersos en una explosiva batalla sobre los cielos de Coruscant<br />

cuando Anakin y Obi-Wan regresaron del Borde Exterior. Fuego anticaza destellaba en<br />

brillantes ráfagas cerca de todas las naves, y las que resultaban dañadas caían de la órbita<br />

chocando contra los rascacielos de la ciudad que recubría todo el planeta.<br />

Flanqueados por un escuadrón de veteranos pilotos clon y como R2-D2 actuando<br />

como copiloto de Anakin, los dos Jedi abandonaron su propio destructor estelar en un par<br />

de cazas estelares y se apresuraron a entrar en batalla. Destruyendo naves droide mientras<br />

eludían misiles, Anakin y Obi-Wan se abrieron paso valientemente a través del letal flujo<br />

de naves enemigas hasta que se infiltraron en la nave insignia de la Confederación, la<br />

Mano Invisible, en la que el Canciller Supremo Palpatine era mantenido como rehén por<br />

el General Grievous.<br />

Para aumentar la velocidad y la maniobrabilidad, los cazas estelares Jedi estaban<br />

diseñados sin generadores de escudo. Aunque esto conducía a algunos oponentes a pensar<br />

que estos cazas estelares eran más vulnerables al ataque, la mayoría de los pilotos Jedi<br />

estaban habituados a usar la Fuerza para anticipar, eludir y atacar a sus enemigos. Anakin<br />

estaba considerado como uno de los mejores pilotos de la orden Jedi, pero al contrario<br />

que otros Jedi, él no dudaba en apoyarse en la tecnología para ayudarse a conseguir sus<br />

objetivos. Tal y como Anakin veía las cosas, la Fuerza no había sido suficiente para<br />

salvar su propio brazo derecho o para detener a Dooku en Geonosis, y también dudaba de<br />

que la guerra pudiera ganarse sólo mediante la Fuerza.<br />

Los Jedi avanzaron sigilosamente por la nave hasta que alcanzaron el módulo<br />

principal de comunicaciones y sensores de la Mano Invisible, una cámara elevada con<br />

inmensos ventanales que proporcionaban una visión de 180 grados de la batalla espacial<br />

que les rodeaba. Fue en esta cámara donde encontraron al Canciller Supremo Palpatine,<br />

quien estaba sentado en un sillón de respaldo alto, con las muñecas sujetas con esposas de<br />

LSW 62


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

energía a los brazos del sillón. El rostro de Palpatine estaba pálido, y no parecía aliviado<br />

por ver a los Jedi.<br />

—¿Está usted bien —preguntó Anakin mientras él y Obi-Wan se acercaban a la<br />

silueta sentada del Canciller.<br />

Palpatine miró nerviosamente más allá de los dos Jedi.<br />

—Conde Dooku —dijo.<br />

Anakin y Obi-Wan se giraron y miraron hacia arriba para ver al impecablemente<br />

vestido Dooku y dos super droides de batalla caminar hasta un balcón elevado adosado al<br />

muro posterior de la cámara. Aunque Dooku había cumplido nueve décadas, se movía<br />

con la elegancia de un depredador selvático. <strong>La</strong> mente de Anakin volvió en un destello a<br />

su enfrentamiento con Dooku en Geonosis, cuando cometió el error de atacar a Dooku sin<br />

Obi-Wan justo a su lado.<br />

—Esta vez lo haremos juntos —dijo Obi-Wan, dirigiéndose a Anakin mientras<br />

mantenía la mirada fija en Dooku.<br />

—Me lo has quitado de la boca —dijo Anakin.<br />

Dooku se separó de sus droides, saltó sobre la barandilla del balcón, y ejecutó una<br />

limpia voltereta antes de aterrizar a poca distancia de los Jedi. Llegó junto a ellos y<br />

extrajo su sable de luz.<br />

—Pidan ayuda —dijo urgentemente Palpatine desde su asiento—. No podrán con él.<br />

Es un Lord Sith.<br />

Obi-Wan ofreció una sonrisa tranquilizadora.<br />

—Canciller Palpatine, los Lores Sith son nuestra especialidad. —Obi-Wan y Anakin<br />

se desprendieron de sus túnicas Jedi, dejándolas caer al suelo mientras extraían sus<br />

propios sables de luz.<br />

—Entréguenme las espadas —ordenó Dooku mientras caminaba hacia los Jedi—. No<br />

estaría bien que el Canciller presenciara una masacre.<br />

—Esta vez no escaparás, Dooku —dijo Obi-Wan. Él y Anakin encendieron sus sables<br />

de luz de hoja azul y avanzaron hacia Dooku, quien encendió su propia arma de hoja roja.<br />

Los rayos de sus sables de luz zumbaban y chasqueaban mientras se movían por la<br />

cámara. Dooku se defendía sin esfuerzo.<br />

En el nivel superior, los dos droides no se movían, sino que observaban<br />

silenciosamente cómo las figuras hacían una momentánea pausa. Mientras los tres sables<br />

de luz continuaban destellando, Dooku sonrió burlonamente a sus oponentes.<br />

—Cómo esperaba este instante.<br />

—Mis poderes se han duplicado desde la última vez que nos vimos, Conde —dijo<br />

Anakin, sin dejarse intimidar por el anciano espadachín.<br />

—Bien —dijo Dooku—. Si el orgullo es doble, doble es la caída.<br />

Los Jedi atacaron de nuevo. Dooku retrocedió mientras bloqueaba sus ataques, y<br />

luego usó la Fuerza para lanzar a Obi-Wan contra el suelo. Mientras Anakin continuaba<br />

su asalto contra Dooku, obligándole a retroceder subiendo los escalones hacia el nivel<br />

superior, Obi-Wan se recuperó y saltó para volver a la lucha.<br />

LSW 63


Ryder Windham<br />

Los dos droides dispararon a Obi-Wan, pero devolvió sus descargas de energía hacia<br />

ellos y los cortó en pedazos mientras avanzaba rápidamente hacia Dooku.<br />

Desgraciadamente, Dooku se movió más rápido, extendiendo su mano izquierda hacia<br />

Obi-Wan mientras usaba la Fuerza para alzar al Jedi en el aire al mismo tiempo que le<br />

presionaba la garganta. Mientras Obi-Wan jadeaba, Anakin atacó a Dooku desde atrás,<br />

pero Dooku le dio a Anakin una patada en el estómago con su pie izquierdo, estrellando<br />

al joven Jedi contra un muro cercano.<br />

Obi-Wan seguía suspendido en el aire cuando Dooku hizo un nuevo gesto con su<br />

mano para enviar a su asfixiada víctima volando a otro extremo de la cámara. Obi-Wan<br />

chocó contra la barandilla de una balconada que sobresalía, y luego cayó como un<br />

muñeco roto al suelo. Con otro gesto, Dooku usó la Fuerza para separar una sección de la<br />

balconada de sus soportes e inmovilizar al cuerpo inconsciente de Obi-Wan en el suelo.<br />

¡Maestro!<br />

Anakin se lanzó contra Dooku, haciéndole caer del balcón al suelo. Saltando abajo<br />

tras su presa, Anakin golpeó una y otra vez a Dooku hasta que las hojas de las armas de<br />

ambos estuvieron prácticamente enganchadas entre sí.<br />

—Skywalker, percibo en ti un gran miedo —dijo Dooku—. Tienes odio. Tienes ira.<br />

Pero no los utilizas.<br />

Anakin hizo una mueca, más enfadado que nunca, las hojas se desengancharon, y el<br />

duelo continuó. Intercambiando golpes por toda la cámara, se detuvieron cerca del<br />

cautivo Palpatine. Dooku estaba usando ambas manos para sostener su sable de luz,<br />

poniendo cada vez más de su fuerza en cada estocada mortal, cuando Anakin alcanzó<br />

rápidamente con su mano izquierda a agarrar las muñecas de Dooku. En el momento en<br />

el que Dooku estuvo temporalmente inmovilizado, Anakin retorció rápidamente su mano<br />

derecha para blandir su sable de luz entre él y el asombrado Dooku.<br />

El sable de luz de Dooku se desactivó automáticamente mientras salía volando con<br />

sus manos amputadas, que cayeron al suelo con un desagradable sonido. Sus rodillas<br />

temblaron, y cayó, arrodillándose junto a sus manos. Anakin agarró al vuelo el sable de<br />

luz de Dooku, luego activó la hoja roja y la cruzó con la hoja de su propia arma,<br />

colocando las hojas a cada lado de la cabeza de su oponente. Dooku se quedó<br />

boquiabierto y con los ojos como platos mirando los mutilados muñones de sus muñecas.<br />

Debido a que los sables de luz cauterizan tan rápido como atraviesan la carne, había<br />

sorprendentemente poca sangre.<br />

Te tengo, pensó Anakin, manteniendo las hojas de los sables de luz cerca del cuello<br />

de Dooku.<br />

—Bien, Anakin —dijo Palpatine desde su asiento—. Bien. —De forma inesperada,<br />

soltó una risita.<br />

Casi parece alegre. Debe estar en shock.<br />

—Ahora mátale —dijo Palpatine entonces.<br />

¿Qué Anakin mantuvo los ojos fijos en Dooku, quien pasó su temblorosa mirada<br />

hacia Palpatine.<br />

LSW 64


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—Mátale —dijo Palpatine.<br />

Dooku levantó la vista hacia Anakin, quien ahora veía auténtico miedo en los ojos del<br />

viejo lisiado.<br />

—No debería hacerlo —dijo Anakin. Sus palabras parecieron dar cierto alivio a<br />

Dooku cuya expresión de pánico se relajó ligeramente mientras continuaba temblando.<br />

Puedo ser misericordioso, pensó Anakin mientras mantenía la mirada de Dooku. Soy<br />

mejor Jedi de lo que tú nunca has sido.<br />

—Hazlo —dijo Palpatine, prácticamente escupiendo las palabras.<br />

El miedo destelló de nuevo en los ojos de Dooku, cuando súbitamente presintió lo<br />

que iba a ocurrir.<br />

Anakin descruzó rápidamente las hojas, atravesando el cuello de Dooku. El cuerpo de<br />

Dooku se desplomó junto a sus manos, mientras que su cabeza rodaba y golpeaba por el<br />

suelo como una pelota deforme. Anakin sintió latir con fuerza en su pecho su propio<br />

corazón mientras desactivaba los sables de luz. ¿Qué he hecho, pensó casi<br />

inmediatamente.<br />

—Lo has hecho muy bien, Anakin —dijo con calma Palpatine—. Era demasiado<br />

peligroso como para dejarle con vida.<br />

—Sí, pero era un prisionero desarmado —dijo Anakin mientras soltaba las esposas de<br />

energía de Palpatine—. No he debido hacerlo. No es el estilo Jedi.<br />

—Ha sido algo natural —dijo Palpatine, levantándose del elevado asiento—. Él un<br />

día te cortó el brazo, y tú querías venganza. Y no ha sido la primera vez, Anakin.<br />

¿Recuerdas lo que me dijiste de tu madre y los moradores de las arenas<br />

En los tres años que habían transcurrido desde la muerte de su madre, Anakin se<br />

había convencido de que había perdido momentáneamente el juicio aquella noche en el<br />

campamento tusken. Se había quedado como su secreto más oscuro, algo que ni siquiera<br />

había contado nunca a Obi-Wan porque sabía que sería expulsado de la orden Jedi, y a<br />

pesar de ello se había sentido obligado a compartir esa confidencia con Palpatine. Anakin<br />

hizo una mueca al recordar los tusken masacrados. El deseo de matarlos había estado<br />

fuera de su control. Matar a Dooku no había sido lo mismo. Sabía que era incorrecto,<br />

pero lo he hecho de todas formas.<br />

—Ahora vámonos antes de que lleguen más droides de seguridad —dijo Palpatine.<br />

Anakin corrió hacia Obi-Wan, quien seguía atrapado bajo la sección de balconada<br />

rota. En el exterior de los inmensos ventanales de la cámara un racimo de feroces<br />

explosiones indicaba que la batalla espacial se había intensificado.<br />

—Anakin, no hay tiempo —dijo Palpatine mientras Anakin liberaba a su maestro de<br />

los escombros—. Salgamos de aquí antes de que sea tarde.<br />

<strong>La</strong> Mano Invisible se sacudió violentamente al ser golpeada por una serie de<br />

explosiones.<br />

—No parece estar malherido —dijo Anakin, comprobando los signos vitales de Obi-<br />

Wan.<br />

—Déjale —ordenó Palpatine—, o no podremos escapar.<br />

LSW 65


Ryder Windham<br />

—Compartiremos el mismo destino —dijo Anakin, rechazando por una vez<br />

obedecer al Canciller. Alzó el cuerpo de Obi-Wan, colocándoselo sobre los hombros, y<br />

corrió con el Canciller hacia el hueco del ascensor.<br />

Anakin y Palpatine seguían a bordo de la Mano Invisible cuando Obi-Wan se<br />

recuperó. Junto con R2-D2, fueron brevemente capturados por el general Grievous, pero<br />

consiguieron escapar de sus garras metálicas. Por desgracia, Grievous lanzó todas las<br />

capsulas de escape y huyó al espacio cuando la Mano Invisible, dañada por el combate,<br />

comenzó a caer hacia la atmósfera superior de Coruscant. Aunque el aterrizaje forzoso<br />

fue estremecedor para Palpatine y los Jedi, las increíbles habilidades de pilotaje de<br />

Anakin les llevaron, junto a lo poco que quedaba de la nave insignia confederada, a una<br />

pista de aterrizaje.<br />

Mace Windu, el senador Bail Organa de Alderaan y C-3PO estaban entre los<br />

dignatarios que saludaron a Palpatine y Anakin en la plataforma de aterrizaje privada del<br />

Canciller en las Oficinas del Senado mientras Obi-Wan regresaba al Templo Jedi. Tras<br />

hablar brevemente con Bail Organa mientras entraban en el edificio de oficinas, Anakin<br />

encontró a Padmé esperándole discretamente en las sombras de una alta columna. No la<br />

había visto desde hacía meses.<br />

Aunque Anakin estaba preocupado por que el general Grievous seguía libre y había<br />

asumido el liderazgo de la Confederación, olvidó sus problemas mientras abrazaba a<br />

Padmé.<br />

Pero ella parecía diferente; tenía algo muy importante que decirle.<br />

LSW 66


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 11<br />

—Ani, estoy embarazada.<br />

Aún en las sombras del vestíbulo de las Oficinas del Senado, de pronto Anakin se<br />

sintió feliz. Padmé le miró fijamente a los ojos, esperando que dijera algo.<br />

—Eso es… —comenzó, suspiró y apartó la mirada. Con la súbita comprensión de que<br />

su matrimonio ya no podría ser un secreto por más tiempo, sus primeros pensamientos<br />

fueron sobre cómo este acontecimiento impactaría en sus vidas. Padmé podría ser<br />

enviada de vuelta a Naboo, y yo caeré en desgracia en la orden Jedi. Será un<br />

escándalo…<br />

Entonces su mirada se cruzó de nuevo con la de Padmé, y vio lo asustada que estaba.<br />

—Bueno —dijo—, eso es mara… ¡es maravilloso!<br />

Sonrió.<br />

—¿Qué vamos a hacer ahora —dijo Padmé, sin tranquilizarse en absoluto.<br />

—Para empezar disfrutar y no preocuparnos —dijo Anakin, abrazándola fuerte—.<br />

¿De acuerdo Es un momento feliz. El momento más feliz de mi vida.<br />

Más tarde esa misma noche, en el apartamento de Padmé en la Ciudad Galáctica,<br />

Anakin tuvo una pesadilla tan terrible que casi gritó al despertarse. Trató de salir de la<br />

cama con cuidado para que Padmé no notase su ausencia, pero ella también se despertó y<br />

lo encontró de pie en la terraza, observando el tráfico aéreo pasar deslizándose al otro<br />

lado de las ventanas del apartamento.<br />

—¿Qué te preocupa —preguntó Padmé.<br />

—Nada —dijo. Padmé llevaba el amuleto de buena suerte que Anakin había tallado<br />

para ella poco después de haberse conocido. Estiró la mano para tocar el amuleto—.<br />

Recuerdo cuando te regalé esto —dijo.<br />

Padmé le lanzó una dura mirada.<br />

—¿Llegará el día en que seamos sinceros el uno con el otro —dijo.<br />

Anakin inspiró profundamente.<br />

—He tenido un sueño —admitió.<br />

—¿Malo<br />

—Como los que solía tener sobre mi madre… antes de que muriera.<br />

—¿Y<br />

—En este sueño aparecías tú.<br />

Padmé se acercó a Anakin.<br />

—Cuéntame —dijo.<br />

Anakin se alejó un poco.<br />

—Sólo era un sueño —dijo, pero tan pronto las palabras fueron pronunciadas, sintió<br />

que no eran ciertas.<br />

No era sólo un sueño. Era real, y va a ocurrir.<br />

LSW 67


Ryder Windham<br />

Se volvió para mirar a Padmé.<br />

—Morías durante el parto —dijo.<br />

Padmé trató de no asustarse.<br />

—¿Y el bebé<br />

—No lo sé.<br />

Padmé volvió a acercase a Anakin.<br />

—Solo era un sueño —dijo, tratando ahora a un tiempo de convencerse a sí misma y<br />

de calmar a Anakin.<br />

—No permitiré que este se haga realidad —juró Anakin.<br />

—Este bebé va a cambiarnos la vida —dijo Padmé—. <strong>La</strong> reina no me permitirá<br />

continuar sirviendo en el Senado. Y si el Consejo descubre que eres el padre, te<br />

expulsarán.<br />

—Lo… lo sé —tartamudeó Anakin, tratando de apartar esas realidades—. Lo sé.<br />

—¿Crees que podríamos pedir ayuda a Obi-Wan<br />

—No necesitamos su ayuda —dijo Anakin, y frunció el ceño al imaginarse las<br />

reprimendas de su maestro. Cuando se dio cuenta de que Padmé parecía asustada por su<br />

expresión, Anakin transformó sus rasgos en una amable sonrisa—. Nuestro bebé es una<br />

bendición.<br />

Anakin volvió a pensar en el sueño, deseando que no fuese una profecía precisa de<br />

cosas que iban a ocurrir, pero de algún modo sabiendo en el fondo de su corazón que sí<br />

lo era. Por suerte, conocía a alguien que era una especie de experto en premoniciones.<br />

—¿Premoniciones —dijo el Maestro Yoda—. Premoniciones. Hmm.<br />

Era la mañana siguiente tras su pesadilla sobre Padmé, y Anakin estaba en las<br />

habitaciones de Yoda en el Templo Jedi. Estaban sentados frente a frente, y tiras de<br />

brillante luz solar se colaban a través de las cortinas que cubrían las ventanas de la<br />

austeramente amueblada sala.<br />

—Estas visiones que tienes… —dijo Yoda.<br />

—Son de dolor, sufrimiento. Muerte.<br />

—¿De ti mismo tú hablas, o de algún conocido<br />

Anakin estaba renuente a ofrecer más detalles, pero contestó.<br />

—De un conocido —admitió.<br />

—¿Cercano a ti es<br />

Anakin bajó la mirada, y se sintió casi avergonzado mientras respondía.<br />

—Sí.<br />

Alzando un dedo en señal de advertencia, Yoda traspasó a Anakin con una mirada<br />

penetrante.<br />

—Muy cuidadoso debes ser al percibir el futuro, Anakin —dijo—. El miedo a la<br />

pérdida un camino hacia el lado oscuro es.<br />

LSW 68


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Anakin recordó los sueños que habían precedido a la muerte de su madre y luego su<br />

fracaso al intentar salvarla.<br />

—No dejaré que las visiones se hagan realidad, Maestro Yoda —dijo secamente,<br />

volviendo a enfrentarse a la mirada de Yoda.<br />

—<strong>La</strong> muerte una parte natural de la vida es —explicó Yoda—. Regocíjate por los que<br />

te rodean que en la Fuerza se transforman. Llorarlos no debes. Añorarlos tampoco. El<br />

apego a los celos conduce. <strong>La</strong> negra sombra de la codicia es.<br />

—¿Qué debo hacer, Maestro Yoda —dijo Anakin, deseando permanecer en el<br />

camino correcto esta vez.<br />

—Aprender a liberarte de aquello que precisamente perder temes.<br />

Podría ser capaz de liberarme del hecho de ser un Jedi, pensó Anakin, pero no puedo<br />

liberarme de Padmé. Sencillamente no puedo. <strong>La</strong> quiero demasiado.<br />

No dejaré que muera. No lo haré.<br />

Poco después del encuentro de Anakin con Yoda, Palpatine confesó a Anakin que<br />

temía que el Consejo Jedi quisiera más control sobre la República que el que ya tenía.<br />

Anakin encontró eso difícil de creer, pero accedió a convertirse en el representante<br />

personal de Palpatine en el Consejo. Debido a que sólo los Maestros Jedi servían en el<br />

Consejo, Anakin supuso que su nombramiento garantizaría su ascenso a Maestro, y se<br />

sintió insultado cuando el Consejo insistió en que siguiera siendo Caballero. Tras su<br />

primera en incómoda reunión con el Consejo, Anakin supo por Obi-Wan que el Consejo<br />

quería que informase de todas las acciones del Canciller Palpatine. Parecía que Anakin<br />

era el único Jedi que confiaba en Palpatine.<br />

Palpatine sospecha que el Consejo planea algo, ¡y el Consejo quiere que espíe a<br />

Palpatine! ¿En quién debería confiar Anakin trató de hablar con Padmé, pero cuando<br />

ella le expresó sus preocupaciones acerca de que la democracia ya no existía en la<br />

República, la acusó de hablar como una separatista. ¡¿Se está volviendo también ella<br />

contra mí!<br />

Más tarde esa noche, Palpatine convocó a Anakin para reunirse con él en el palco<br />

privado del Canciller en el Palacio de la Ópera de las Galaxias. Allí, mientras observaban<br />

a una compañía de mon calamari interpretar un ballet a gravedad cero en el interior de<br />

inmensas esferas de agua temblorosa, Palpatine informó a Anakin de que las Unidades de<br />

Inteligencia Clon habían descubierto que el general Grievous se ocultaba en el sistema<br />

Utapau. Tras ordenar a sus asistentes que salieran del palco, Palpatine siguió<br />

confesándole que había llegado a sospechar que el Consejo Jedi quería controlar la<br />

República, y que estaba conspirando para traicionarle.<br />

—Te han encargado la tarea de espiarme, ¿verdad —dijo Palpatine.<br />

Anakin se estremeció en su asiento junto al Canciller.<br />

—No, eh… —respondió—. No sabría decir.<br />

LSW 69


Ryder Windham<br />

—Refresquemos tus primeras lecciones —continuó Palpatine—. Todo aquél que<br />

accede al poder teme perderlo algún día. Incluso los Jedi.<br />

No, eso no es cierto, pensó Anakin.<br />

—Los Jedi utilizan su poder para el bien —insistió.<br />

—El bien es un punto de vista, Anakin —dijo tranquilamente Palpatine—. Los Sith y<br />

los Jedi son similares en casi todos los aspectos, incluido el de la búsqueda de un mayor<br />

poder.<br />

Eso tampoco es cierto.<br />

—Los Sith confían en su pasión por su fuerza —dijo Anakin—. Piensan hacia dentro,<br />

sólo en sí mismos.<br />

—¿Y no es lo que hacen los Jedi —preguntó Palpatine, alzando las cejas para dejar<br />

clara su creencia de que la respuesta era tan visible como su cara.<br />

—No, son desinteresados —replicó Anakin—. Se preocupan por los demás.<br />

Hubo un aplauso del público, y Anakin y Palpatine dirigieron su atención a los<br />

artistas.<br />

—¿Has oído hablar de la tragedia de <strong>Darth</strong> Plagueis el Sabio —dijo Palpatine.<br />

—No —admitió Anakin.<br />

—Lo suponía —dijo Palpatine con petulancia—. Un Jedi nunca te la contaría. Es una<br />

leyenda Sith. <strong>Darth</strong> Plagueis era un Lord Tenebroso del Sith, era tan poderoso y tan sabio<br />

que podía utilizar la Fuerza para influir en los midiclorianos y crear… vida. —<br />

Lentamente volvió su mirada a Anakin antes de continuar—. Era tal su conocimiento del<br />

lado oscuro que incluso podía llegar a evitar que los seres que le importaban murieran.<br />

Anakin pensó inmediatamente en Padmé, y en sus pesadillas más recientes, y sintió<br />

un cosquilleo recorriéndole la espalda.<br />

—¿Podía salvar… —dijo—… a una persona de la muerte<br />

—El lado oscuro de la Fuerza es un camino que puede aportar facultades y dones que<br />

muchos no dudan en calificar de antinaturales.<br />

Anakin pensó en <strong>Darth</strong> Plagueis, preguntándose cuánto habría de verdad en esa<br />

leyenda.<br />

—Bien —dijo—. ¿Y qué le pasó<br />

Apartando la mirada de Anakin, Palpatine respondió lentamente.<br />

—Llegó a ser un hombre tan poderoso, que su único e incesante temor era perder el<br />

poder, que por supuesto perdió. Cometió el error de transmitir a su aprendiz todos sus<br />

conocimientos. Un día su aprendiz lo mató mientras dormía. Es irónico. Era capaz de<br />

salvar de la muerte a cualquiera menos a sí mismo.<br />

Debido a que el Canciller era un hombre muy instruido y había discutido con<br />

miembros del Consejo Jedi acerca de la búsqueda de <strong>Darth</strong> Sidious que se estaba<br />

llevando a cabo, Anakin no sintió curiosidad acerca de cómo podría haber aprendido una<br />

historia tan extraña acerca de los Sith. Anakin sólo quería saber una cosa.<br />

—¿Y es posible aprender ese poder —preguntó.<br />

Alzando las cejas, Palpatine volvió de nuevo su mirada hacia Anakin.<br />

LSW 70


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—Lo es, pero no de un Jedi —dijo.<br />

LSW 71


Ryder Windham<br />

Interludio<br />

Veintitrés años después del final de las Guerras Clon, <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> no tenía<br />

dificultades para recordar el encuentro de Anakin Skywalker con el Canciller Supremo<br />

Palpatine en el Teatro de la Ópera. Aunque aún no había descubierto que Palpatine era en<br />

realidad el Señor del Sith <strong>Darth</strong> Sidious, fue en ese momento en particular cuando<br />

Anakin Skywalker decidió que debía aprender los secretos de los Sith.<br />

En ese momento, Anakin se había convencido a sí mismo de que sólo quería obtener<br />

los poderes que le ayudarían a salvar a su esposa. No quería tomar el camino hacia el lado<br />

oscuro. De hecho, había seguido comportándose noblemente después de ese encuentro en<br />

la ópera. Cuando el Consejo Jedi volvió a insultarle seleccionando a Obi-Wan para<br />

perseguir al general Grievous en Utapau, Anakin se disculpó por su arrogancia. Y tras<br />

descubrir que Palpatine era el Señor del Sith que había asesinado a <strong>Darth</strong> Plagueis, y<br />

darse cuenta de que el Canciller no tenía intenciones de descender de su posición de<br />

poder tras la muerte del general Grievous, Anakin informó de su descubrimiento a Mace<br />

Windu, quien lideró un grupo de Maestros Jedi para apresar a Palpatine. Anakin había<br />

hecho lo correcto.<br />

Pero debido a que Anakin creía que el único modo por el que podría salvar a Padmé<br />

era adquiriendo los conocimientos arcanos de Palpatine, había sido incapaz de dejar que<br />

Mace Windu matase al Señor del Sith. Y así permitió que Palpatine desencadenase los<br />

relámpagos Sith sobre Mace Windu, y eligió traicionar a todos los Jedi en Coruscant, y se<br />

doblegó ante Palpatine. Como nuevo aprendiz del Señor del Sith, tomó el nombre de<br />

<strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> antes de prepararse para matar a todos los Jedi que quedaban en el Templo<br />

Jedi. Ahora, tantos años después, <strong>Vader</strong> reflexionó sobre todos los Jedi que mató ese día.<br />

Recordando la expresión de asombro de Mace Windu al caer desde la ventana de la<br />

oficina de Palpatine, y los gritos de los niños Jedi y sus profesores, no sintió<br />

remordimientos. Tal como creía haber hecho lo máximo que pudo para ser un Jedi<br />

honrado, creía que sus acciones como aprendiz de Palpatine eran incluso más correctas.<br />

Aún brotaba humo del Templo Jedi cuando <strong>Vader</strong> viajó al mundo volcánico de<br />

Mustafar para matar a los líderes separatistas en su escondite. Mientras tanto, Palpatine<br />

dictaba una orden a todas las tropas clon dispersas en la galaxia para que matasen a sus<br />

generales Jedi, y luego informó al Senado de que los separatistas habían sido vencidos y<br />

la rebelión Jedi había sido sofocada. Alegres vítores acompañaron la declaración de<br />

Palpatine de que la República se reorganizaría en el primer Imperio Galáctico.<br />

Tras matar a todos los líderes separatistas, el nuevo aprendiz de Palpatine caminó al<br />

exterior de la fortaleza de la montaña en Mustafar para observar los ríos de brillante lava<br />

que corrían por debajo. No se lamentaría por las vidas que había tomado. Pero por la<br />

pérdida de su antiguo ser, el niño que había soñado con convertirse en Jedi, fue incapaz<br />

de reprimir las lágrimas que cayeron por sus mejillas.<br />

Anakin Skywalker había desaparecido. ¿O era él Después de todo, Padmé se había<br />

enamorado de Anakin, no de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong>. No había previsto que Padmé, viajando con C-<br />

LSW 72


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

3PO, le seguiría a Mustafar y pondría en duda la rectitud de sus acciones. Ni tampoco<br />

había previsto que Obi-Wan sobreviviría a la purga Jedi, y que la traicionera Padmé lo<br />

traería con ella. A pesar de sus poderes y de años de empatía con Obi-Wan, su rabia había<br />

bloqueado su capacidad de sentir la presencia de su antiguo Maestro en Mustafar hasta<br />

que vio al Jedi de pie en la escotilla de la nave estelar de Padmé.<br />

Tampoco había imaginado nunca que Obi-Wan poseyera la fuerza para derrotarle tan<br />

brutalmente.<br />

LSW 73


Ryder Windham<br />

Capítulo 12<br />

—¡Tú eras el Elegido! —gritó Obi-Wan a lo que quedaba de Anakin Skywalker,<br />

quien agonizaba al final de una rampa de arena negra al borde de un río de lava de<br />

Mustafar. Su agotador duelo les había alejado de la plataforma de aterrizaje donde la<br />

nave de Padmé se había posado, y donde Anakin había usado la Fuerza para asfixiar a su<br />

aparentemente desleal esposa.<br />

Pero ahora el duelo había acabado. Con un simple balanceo de su sable de luz, Obi-<br />

Wan había rebanado las piernas de su antiguo padawan, y también su brazo izquierdo.<br />

Mientras Anakin luchaba por levantar la cabeza de la ardiente arena, sus ojos<br />

brillaron con furia cuando miró a Obi-Wan. ¡No moriré así! ¡Sigo siendo más fuerte que<br />

tú!<br />

—¡El que destruiría a los Sith, no el que se uniría a ellos! —continuó Obi-Wan—. ¡El<br />

que vendría a traer el equilibrio a la Fuerza, no a hundirla en la oscuridad!<br />

Sintiendo que el intenso calor penetraba por su túnica desgarrada, Anakin vio su sable<br />

de luz, caído a poca distancia de él. Demasiado aturdido y herido para enfocar sus<br />

poderes, observó con rabia como Obi-Wan se agachó para recoger el sable de luz, lo<br />

colocó junto al suyo y comenzó a ascender la pendiente.<br />

—¡Te odio! —rugió Anakin, manteniendo sus ojos fijos en la figura que se marchaba.<br />

Obi-Wan detuvo sus pasos y se giró por última vez para enfrentarse al furioso y<br />

derrotado monstruo.<br />

—Tú eras mi hermano, Anakin —dijo Obi-Wan—. Yo te quería.<br />

<strong>La</strong> ropa de Anakin se prendió fuego, y todo su cuerpo quedó pronto engullido por las<br />

llamas. Sus gritos estaban tan llenos de rabia como de dolor, no muy distintos a los de<br />

una criatura completamente indefensa. Su instinto era rodar y sofocar las llamas, pero<br />

debido a sus heridas y a las piedras al rojo vivo bajo su malherido cuerpo y su cabeza, lo<br />

único que podía hacer era arder sin parar.<br />

Obi-Wan se alejó, dejando que Anakin muriera. De algún modo, a través de su<br />

agonía, Anakin sintió un último destello de la presencia de Obi-Wan antes de que el Jedi<br />

desapareciera de su vista.<br />

Anakin siguió gritando.<br />

<strong>La</strong>s llamas se habían extinguido finalmente. El brazo mecánico de Anakin excavaba<br />

en la arena. Se apoyó en él, y se deslizó unos pocos milímetros hacia arriba en la<br />

pendiente. ¡Otra vez!<br />

Con cada movimiento, ardientes fragmentos volcánicos arañaban y rasgaban su carne<br />

achicharrada. Le hizo falta toda su concentración para desplazar sus restos abrasados<br />

hacia arriba en la pendiente, alejándose del río de lava.<br />

Gimió. Sólo sus poderes evitaban que perdiera el sentido.<br />

¡Una vez más!<br />

LSW 74


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Sólo su odio hacia Obi-Wan le hacía desear seguir viviendo.<br />

Anakin —él seguía pensando en sí mismo como Anakin— escuchó el motor de una<br />

nave estelar que llegaba, sobre su posición. No supo cuánto tiempo pasó antes de<br />

escuchar la voz de un soldado clon.<br />

—Majestad, por aquí —exclamó.<br />

Entonces escuchó la voz de Palpatine.<br />

—Ahí está. Aún sigue con vida.<br />

El ennegrecido torso de Anakin quedó completamente inerte cuando finalmente<br />

permitió que la oscuridad cayera sobre él.<br />

Anakin se despertó en una mesa de operaciones, rodeado por droides. El recién<br />

nombrado Emperador Palpatine le había llevado a un centro de reconstrucción quirúrgica<br />

de Coruscant, y los droides estaban ocupados encajando miembros robóticos a su<br />

tembloroso torso, que estaba sujeto a la mesa con correas metálicas. Los droides estaban<br />

trabajando rápidamente para mantener a los preciosos midiclorianos que existían en la<br />

sangre y los tejidos de Anakin. Para evitar que los midiclorianos fueran dañados por<br />

sustancias químicas externas, los droides estaban trabajando sin anestesia.<br />

Anakin lo sentía todo.<br />

Sentía cada fría hoja de metal que cortaba su espantosamente herida carne para<br />

permitir que otras herramientas analizasen y estabilizasen sus dañados órganos internos.<br />

Se retorcía de dolor cuando los huesos astillados eran reemplazados por plastoide, y se<br />

encogía cuando los láseres soldaban los nuevos miembros en sus lugares. En un momento<br />

dado, escuchó en la lejanía cómo un droide quirúrgico explicaba a Palpatine que<br />

necesitaría un casco especial y un equipo adicional para hacer circular el aire dentro y<br />

fuera de sus dañados pulmones.<br />

A pesar de ese daño, durante todo el proceso, nunca dejó de gritar.<br />

Finalmente estabilizado, Anakin yacía silenciosamente en la mesa a la que seguía<br />

sujeto. Estaba embutido en un traje de soporte vital de un brillante color negro, con un<br />

panel de control lleno de luces ubicado sobre su pecho. Observaba como un mecanismo<br />

robótico descendía lentamente sobre su cabeza, colocando en su rostro una máscara negra<br />

con receptores visuales ovalados y una rejilla de respiración triangular, mientras que otro<br />

mecanismo colocaba un casco sobre su cráneo. El casco y la máscara encajaron entre sí al<br />

tiempo que se encajaban en el anillo blindado que rodeaba su cuello. Completamente<br />

integrados con el traje presurizado, escuchó un trabajoso sonido mecánico, y entonces se<br />

dio cuenta de que era el sonido de su propia respiración.<br />

<strong>La</strong> mesa se inclinó, poniendo el maniatado cuerpo de Anakin de pie. Desde las<br />

sombras de la mesa de operaciones, el encapuchado Emperador avanzó unos pasos.<br />

—Lord <strong>Vader</strong> —dijo—. ¿Puedes oírme<br />

LSW 75


Ryder Windham<br />

¿<strong>Vader</strong> Es cierto… Soy <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong>. Anakin ya no existe.<br />

<strong>Vader</strong> exhaló.<br />

—Sí, Maestro —dijo. El vocalizador de la máscara había convertido su voz en la de<br />

un autoritario barítono. Se seguía sintiendo débil, de modo que giró lentamente la cabeza<br />

con cierta dificultad, ajustando su visión a través del casco para ver mejor al Emperador.<br />

El rostro del emperador estaba arrugado y retorcido, deformado por los relámpagos Sith<br />

que habían sido reflejados brevemente por Mace Windu durante su lucha.<br />

—¿Dónde está Padmé —dijo <strong>Vader</strong> con su nueva voz. Después de todo lo que había<br />

pasado, seguía preocupado por ella, aún la quería, aún quería salvar su vida—. ¿Está a<br />

salvo ¿Se encuentra bien<br />

—Según parece —dijo Palpatine con su tono más conciliador—, llevado por la ira, tú<br />

la mataste.<br />

—¿Yo No puede ser —dijo con incredulidad <strong>Vader</strong>. ¡Yo la amaba! Hice todo lo que<br />

pude por salvarla… <strong>La</strong> voz de su mente le sonaba extraña, más débil que el bramido de<br />

trueno sintetizado que emitía por su máscara. Recordó haber asfixiado a Padmé en<br />

Mustafar, cómo observó su cuerpo agitarse y caer en la plataforma de aterrizaje.<br />

Yo no quería…<br />

—Estaba viva. ¡Lo percibí! —exclamó <strong>Vader</strong>.<br />

Palpatine dio un cauteloso paso atrás cuando <strong>Vader</strong> rugió de dolor y rabia. A su<br />

alrededor, el equipo y los droides del laboratorio comenzaron a agitarse y reventar<br />

cuando <strong>Vader</strong> arremetió con sus poderes de la Fuerza en todas direcciones. Se escuchó un<br />

fuerte chasquido metálico cuando liberó su brazo izquierdo de la mesa, y luego el<br />

derecho. Se tambaleó hacia adelante con sus piernas de aleación, enfundadas en botas<br />

torpes y pesadas, hasta que llegó al borde de la zona de operaciones. Y de algún modo, a<br />

través de toda su ira, sintió de pronto al menos una verdad: Padmé estaba muerta, junto<br />

con su bebé no nato.<br />

—¡No! —bramó de manera tan fuerte y prolongada que su grito resonó por los<br />

muros. Tras su máscara, apretó con fuerza los ojos en un esfuerzo de contener las<br />

lágrimas que era físicamente incapaz de derramar.<br />

Pero no hubo lágrimas. Ni sabía si es que los droides quirúrgicos habían alterado o<br />

extraído sus conductos lacrimales, o es que ya nada le importaba. Todo lo que sabía a<br />

ciencia cierta es que Padmé se había separado de él para siempre… y que aún quedaban<br />

unos cuantos Jedi esperando a ser asesinados.<br />

Careciendo del amor de nadie, e incapaz de sentir el tacto de nada a través de sus<br />

dedos enguantados y cibernéticos, <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> finalmente estaba preparado para abrazar<br />

por completo el lado oscuro.<br />

Y así lo hizo.<br />

LSW 76


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 13<br />

<strong>La</strong>s primeras misiones de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> consistieron en perseguir a los Jedi que habían<br />

sobrevivido a la purga. Investigó cada avistamiento comunicado, viajó a muchos mundos<br />

remotos para cazar su presa, y mató a cada Jedi que encontró. Ningún informe le condujo<br />

a Obi-Wan o Yoda, pero <strong>Vader</strong> siempre permanecía vigilante.<br />

Con cada día que pasaba, <strong>Vader</strong> se distanciaba del Jedi que un día fue. Donde Anakin<br />

Skywalker se había influenciado por circunstancias traumáticas, <strong>Vader</strong> cobró forma<br />

infligiendo dolor a los demás. Por desgracia, debido a sus brazos artificiales, era incapaz<br />

de conjurar el relámpago Sith o de ser invulnerable a él. Siempre sería más débil que el<br />

Emperador.<br />

Poca gente era consciente de lo que le había ocurrido a Anakin Skywalker, pero no<br />

pasó mucho tiempo hasta que casi todo el mundo en el Imperio Galáctico hubiera<br />

escuchado algún rumor o hecho suelto acerca del nuevo sirviente de Palpatine. Un mes<br />

después de que Palpatine se convirtiera en Emperador, circuló una historia de que <strong>Vader</strong><br />

había localizado el escondite de cincuenta traidores Jedi y los había matado a todos y<br />

cada uno con sus propias manos. Los testigos oculares lo describían como una especie de<br />

espectro que parecía poseer poderes Jedi y llevaba un sable de luz, pero que<br />

definitivamente no era un Jedi. Después de todo, puede que los Jedi hubieran intentado<br />

dominar la República, pero nunca se les había conocido por estrangular a sus oponentes.<br />

Algunos sospechaban que <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> era un droide creado para cumplir la voluntad<br />

del Emperador. Otros sugerían que podría haber sido anteriormente un gladiador o<br />

cazarrecompensas profesional. Incluso se especulaba que podría ser alguna figura pública<br />

muy conocida que había asumido el nombre de «<strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong>» y llevaba ese casco que le<br />

ocultaba el rostro para esconder su verdadera identidad.<br />

El propio <strong>Vader</strong> no hacía nada para revelar su historia personal. Por lo que a él se<br />

refería, lo único que la gente tenía que saber era que únicamente respondía ante el<br />

Emperador.<br />

Como lugarteniente del Emperador, <strong>Vader</strong> obedeció las directrices de su Maestro con<br />

letal precisión. Aparte de cazar Jedi, supervisó la expansión de la Flota Imperial e hizo<br />

cumplir cada nueva ley —muchas de las cuales promovían el odio a los no humanos—<br />

para dar mayor poder al Imperio. Aquellos que se oponían o disgustaban a <strong>Vader</strong><br />

acababan muertos o esclavizados, e incluso los más ardientes seguidores de Palpatine<br />

observaban temerosos al cyborg enmascarado y sombrío. En poco tiempo, su propio<br />

nombre se convirtió en sinónimo de terror.<br />

El Emperador reorganizó el Senado Galáctico como el Senado Imperial, para poder<br />

continuar monitorizando y manipulando a los representantes de los mundos que ahora<br />

controlaba. <strong>Vader</strong> acompañaba al Emperador en las sesiones más importantes del Senado,<br />

que a menudo eran presenciadas por el senador Bail Organa de Alderaan, entre otros.<br />

Durante las Guerras Clon, Anakin Skywalker había compartido, por un tiempo, la<br />

opinión de la senadora Amidala, quien tenía a Organa como un político excepcional,<br />

LSW 77


Ryder Windham<br />

honrado, pero para <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> ese hombre era tan insignificante como un vulgar<br />

insecto. Como la mayoría de la gente, Organa dirigía su mirada a otra parte cuando <strong>Vader</strong><br />

estaba presente.<br />

Tras asignar las responsabilidades más mundanas del gobierno a administradores<br />

paranoicos, el Emperador hizo cada vez menos apariciones públicas, lo que le permitió<br />

dedicar más de su tiempo al estudio del lado oscuro de la Fuerza en su palacio de<br />

Coruscant. Con el tiempo, la amenazadora figura de <strong>Vader</strong> se convirtió en el icono<br />

definitivo de la autoridad imperial. Pero el Emperador nunca le dejaba a <strong>Vader</strong> olvidar<br />

quién estaba al mando. De vez en cuando, tenían muchas variaciones de la misma<br />

conversación, que a menudo comenzaba con una burlona pregunta del Emperador:<br />

—¿Tienes miedo a la muerte, Lord <strong>Vader</strong><br />

—No, Maestro.<br />

—¿Entonces por qué sigues viviendo<br />

—Para aprender a ser más poderoso, Maestro.<br />

—¿Buscas ese poder para tratar de derrocarme<br />

—Vos sois mi camino al poder, Maestro. Os necesito.<br />

—Sí, mi aprendiz. Recuerda tu lugar, y que tienes mucho que aprender.<br />

Con el tiempo, <strong>Vader</strong> creó su propio retiro privado, el Castillo de Bast, en el planeta<br />

Vjun, perpetuamente asolado por las tormentas, donde el conde Dooku se había refugiado<br />

una vez durante las Guerras Clon. En Vjun, <strong>Vader</strong> realizaba sus propios estudios sobre el<br />

lado oscuro. No tenía dudas de que el Emperador sabía qué es lo que quería más que<br />

nada: el poder de matar a su Maestro. Pero debido a que Palpatine era tan increíblemente<br />

poderoso, y a pesar de varios intentos, <strong>Vader</strong> aprendió que no había razón para creer que<br />

pudiera llegar nunca a derrotar al anciano Señor del Sith.<br />

Conforme pasaban los años, el Imperio se expandió conquistando más mundos.<br />

Aunque los soldados clonados aún se seguían usando en la Flota Imperial, los humanos<br />

también comenzaron a servir como oficiales alistados, o fueron asignados a misiones<br />

como técnicos, pilotos, y soldados de asalto.<br />

Aunque Anakin Skywalker nunca había tenido ninguna conversación personal con el<br />

cazarrecompensas Jango Fett, <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> llegó a familiarizarse con el «hijo» clonado de<br />

Fett, Boba Fett, quien había heredado la armadura, las armas y la nave de su padre.<br />

Conforme Boba Fett se ganaba una bien merecida reputación como el mejor<br />

cazarrecompensas de la galaxia, resultaba inevitable que <strong>Vader</strong> le contratara<br />

ocasionalmente para misiones clandestinas.<br />

<strong>Vader</strong> también supervisó operaciones secretas en numerosos mundos. Para reclutar a<br />

los letales guerreros Noghri para su causa, llegó al auxilio de su planeta después de<br />

haberlo envenenado secretamente con toxinas inhibidoras de vida. Cuando una estación<br />

de investigación imperial liberó accidentalmente un agente biológico letal en el planeta<br />

Falleen, <strong>Vader</strong> ordenó a sus soldados que disparasen turboláseres al mundo contaminado,<br />

asesinando a más de doscientos mil nativos falleen.<br />

LSW 78


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

De todas las operaciones que supervisó <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong>, la más importante fue la<br />

construcción de la Estrella de la Muerte, una estación de combate del tamaño de una luna<br />

que, cuando estuviera acabada, estaría equipada con un superláser capaz de destruir<br />

planetas enteros. Concebida por uno de los oficiales de mayor rango del Imperio, el gran<br />

moff Wilhuff Tarkin, y diseñada originalmente en Geonosis, la Estrella de la Muerte<br />

prometía ser el arma definitiva del Imperio. Como parte de la doctrina de Tarkin del<br />

Gobierno del Miedo, la estación de combate sembraría tal terror en la galaxia que ningún<br />

mundo osaría desafiar o desobedecer una orden imperial.<br />

Como Palpatine había previsto, el Imperio tenía sus enemigos. Un movimiento<br />

clandestino en particular —la Alianza para Restaurar la República, más comúnmente<br />

conocida como la Alianza Rebelde— resultó ser el más irritante. Aunque los oficiales<br />

imperiales estaban seguros de que los rebeldes habían establecido una base secreta, la<br />

ubicación de la base permanecía desconocida.<br />

Diecinueve años después del final de las Guerras Clon y el nacimiento del Imperio, la<br />

Alianza Rebelde atacó un convoy imperial en el sistema Toprawa, en el Borde Exterior.<br />

<strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> inmediatamente se dio cuenta de que había sido una táctica de distracción, y<br />

que el auténtico objetivo de los rebeldes era infiltrarse en una estación de investigación<br />

imperial en Toprawa.<br />

Los rebeldes habían robado los planos de la Estrella de la Muerte.<br />

LSW 79


Ryder Windham<br />

Capítulo 14<br />

<strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> se había encontrado con la hija de Bail Organa, la princesa Leia, en<br />

varias ocasiones en los últimos años. <strong>La</strong> primera vez había sido en Coruscant, antes de<br />

que ella llegase a ser senadora, cuando ella y su padre esperaban en fila una recepción<br />

para conocer al Emperador en el Palacio Imperial. Como la mayoría de la gente, ella<br />

había temblado en presencia del Emperador, y no había dado a <strong>Vader</strong> ninguna razón para<br />

pensar que pudiera suponerle ningún tipo de amenaza. Más recientemente, le había visto<br />

a ella y a uno de sus oficiales, el capitán Antilles, en el planeta Ralltiir, donde la princesa<br />

había dicho estar trabajando como embajadora de buena voluntad, esperando entregar<br />

suministros médicos al Alto Consejo de Ralltiir. Debido a que sus movimientos recientes<br />

la habían situado en zonas donde había actividad rebelde, <strong>Vader</strong> se aseguró de que su<br />

antigua corbeta corelliana —los imperiales le habían dado su apodo de «Burlador de<br />

Bloqueos» debido a sus capacidades evasivas— no abandonase Ralltiir sin un pequeño<br />

dispositivo de rastreo como polizón.<br />

Tras descubrir que los rebeldes habían atacado un convoy imperial en el sistema<br />

Toprawa, <strong>Vader</strong> viajó allí con rapidez. Se encontraba en el puente del destructor imperial<br />

Devastador, en la órbita de Toprawa, junto a su ayudante, el comandante Praji, quien<br />

vestía su uniforme negro, cuando un pequeño punto que indicaba una nave que se<br />

acercaba apareció en una pantalla sensora. Aunque la nave no estaba transmitiendo un<br />

número de identificación, una señal de rastreo indicaba que se trataba del burlador de<br />

bloqueos de la princesa Leia.<br />

<strong>Vader</strong> no estaba sorprendido.<br />

Segundos más tarde, un oficial de comunicaciones imperial levantó la vista de su<br />

monitor.<br />

—Comandante —dijo—, se están enviando señales codificadas desde el planeta.<br />

<strong>Vader</strong> giró su casco para mirar a Praji.<br />

—Esa nave que acaba de entrar al sistema —dijo—. Deténganla.<br />

Praji se trasladó a una consola de comunicaciones para abrir un canal al burlador de<br />

bloqueos y habló en un comunicador.<br />

—Nave no identificada. ¡Deténgase de inmediato y prepárense para búsqueda e<br />

interrogatorio de seguridad!<br />

—Aquí la Tantive IV —respondió una voz masculina por el comunicador, y <strong>Vader</strong><br />

inmediatamente reconoció al hablante como el capitán Antilles—. Tenemos una<br />

malfunción extravehicular. Una unidad de mantenimiento está trabajando en ella ahora.<br />

—Después de un momento de pausa, Antilles continuó—. Somos una nave consular en<br />

misión diplomática y abandonaremos este sistema tan pronto hayamos efectuado las<br />

reparaciones.<br />

El comandante Praji miró a <strong>Vader</strong>, quien hizo un único gesto afirmativo con la<br />

cabeza.<br />

LSW 80


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—Damos acuse de recibo de sus transmisiones, Tantive IV. El Devastador no abrirá<br />

fuego. Mantenga su curso actual y prepárese para recibir investigadores imperiales.<br />

Pocos segundos después, Antilles respondió.<br />

—Crucero imperial Devastador, estamos en misión diplomática y no vamos a<br />

detenernos ni retrasarnos.<br />

Praji examinó rápidamente una pantalla sensora.<br />

—<strong>La</strong> Tantive IV ha alzado sus escudos de energía y está acelerando para salir de<br />

órbita.<br />

—Tras ellos —ordenó <strong>Vader</strong>, seguro de que el burlador de bloqueos no escaparía.<br />

Mientras los motores del Devastador rugían al cobrar vida, Praji volvió a hablar por<br />

el comunicador.<br />

—Tantive IV, aquí el Devastador. Nuestros sensores indican que ha interceptado<br />

transmisiones ilegales en este sistema solar. ¡Deténganse o abriremos fuego!<br />

—Disparen para un daño mínimo —dijo con calma <strong>Vader</strong> cuando vio que el burlador<br />

de bloqueos mantenía su rumbo.<br />

Los cañones del Devastador lanzaron largos rayos de disparos de energía que<br />

martillearon sobre los escudos de la pequeña nave fugitiva. Un instante después, los<br />

motores de la Tantive IV refulgieron y la nave se desvaneció en el hiperespacio.<br />

Todos los espaciantes sabían que es imposible rastrear a otra nave a través del<br />

hiperespacio, la dimensión que permitía el viaje a una velocidad superior a la de la luz.<br />

En el Devastador, el comandante Praji consultó una pantalla sensora para localizar el<br />

dispositivo rastreador.<br />

—Lord <strong>Vader</strong>, se dirigen al sistema Tatooine.<br />

¡Tatooine! <strong>Vader</strong> aparentó seguir impasible, pero tras su máscara apretaba los dientes<br />

y la sangre le hervía. Sólo con pensar en Tatooine un pequeño aluvión de desagradables<br />

recuerdos le invadió.<br />

—Establezca un curso —dijo <strong>Vader</strong>, recuperando la compostura.<br />

—Sí, mi Señor.<br />

Para cuando el Tantive IV llegó al sistema Tatooine, el Devastador estaba justo tras<br />

él. El burlador de bloqueos estaba devolviendo el fuego cuando llegaron a la órbita de<br />

Tatooine, pero estaba siendo abrumadoramente superado por la potencia de fuego del<br />

destructor estelar imperial. Después de que el destructor estelar hiciera volar el conjunto<br />

de sensores primario del burlador de bloqueos y el proyector de escudo de estribor, la<br />

nave más pequeña quedó efectivamente paralizada.<br />

Un rayo tractor imperial atrajo al Tantive IV hacia el hangar principal del Devastador,<br />

y soldados de asalto armados con rifles bláster fueron enviados a la nave capturada.<br />

Varios soldados de asalto fueron derribados por la tripulación de la Tantive IV cuando<br />

entraron, pero el flujo constante de implacables soldados imperiales con armaduras<br />

blancas consiguió asegurar la nave en cuestión de minutos.<br />

Cuando la batalla de blásteres hubo terminado, <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> abordó la Tantive IV. Los<br />

pasillos de paredes blancas mostraban quemaduras, el aire era pesado con el aroma del<br />

LSW 81


Ryder Windham<br />

humo de los blásteres, y el suelo estaba cubierto por los cuerpos tanto de los soldados de<br />

asalto caídos como de las tropas rebeldes. <strong>Vader</strong> avanzó por el pasillo como una<br />

malevolente sombra.<br />

El capitán Antilles había sobrevivido al asalto imperial y fue escoltado por soldados<br />

de asalto al foro de operaciones de la nave, donde <strong>Vader</strong> le estaba esperando. <strong>Vader</strong><br />

rodeaba el cuello de Antilles con sus dedos cubiertos con un guante negro cuando un<br />

oficial imperial irrumpió presuroso.<br />

—Los planos de la Estrella de la Muerte no están en la computadora. —Anunció.<br />

<strong>Vader</strong> giró su visor para mirar al capitán Antilles.<br />

—¿Dónde están esas transmisiones que habéis interceptado —Sin esfuerzo, el Señor<br />

del Sith alzó lentamente su brazo y levantó a Antilles del suelo—. ¿Qué habéis hecho con<br />

esos planos<br />

—No hemos interceptado ninguna transmisión —respondió Antilles, jadeando—.<br />

Aaah… ésta es una nave consular, en misión diplomática.<br />

<strong>Vader</strong> apretó con más fuerza.<br />

—Si ésta es una nave consular… —dijo—, ¿dónde está el embajador<br />

Cuando Antilles no respondió, <strong>Vader</strong> decidió que el interrogatorio había terminado.<br />

El Señor Oscuro dio un fuerte apretón, rompiendo instantáneamente el cuello de Antilles.<br />

<strong>Vader</strong> arrojó el cadáver contra la pared, y se volvió hacia un soldado de asalto.<br />

—Comandante —dijo—, registre a fondo esta nave hasta que encuentre esos planos,<br />

y tráigame a los pasajeros. ¡Los quiero vivos!<br />

Minutos después de que las tropas de asalto comenzasen su búsqueda de pasajeros,<br />

<strong>Vader</strong> fue informado de que la princesa Leia había sido capturada.<br />

—<strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> —dijo Leia dirigiéndose a su captor. Sus muñecas estaban sujetas con<br />

esposas e ignoraba a los numerosos soldados de asalto que también se encontraban en el<br />

estrecho pasillo de la Tantive IV—. Sólo tú podías ser tan osado —continuó, mirando<br />

valientemente a las oscuras lentes del casco del Señor del Sith—. El Senado Imperial no<br />

te perdonará esto. Has atacado a una nave diplomática…<br />

—No finjáis sorpresa, alteza —interrumpió <strong>Vader</strong>—. Esta vez no ibais en misión de<br />

paz. En esta nave se han recibido transmisiones de los espías rebeldes. Quiero saber qué<br />

ha sido de los planos que os enviaron.<br />

—No sé de qué me estás hablando —repuso secamente Leia—. Soy miembro del<br />

Senado Imperial y voy en misión diplomática a Alderaan…<br />

—Vos formáis parte de la Alianza Rebelde… sois una traidora —bramó <strong>Vader</strong>—.<br />

¡Lleváosla!<br />

Conforme los soldados de asalto conducían a Leia desde su nave al destructor estelar,<br />

un oficial de uniforme negro y nariz aguileña llamado Daine Jir se puso junto a <strong>Vader</strong> y<br />

siguió al Señor del Sith en su camino por el pasillo, buscando cualquier indicio que le<br />

condujera a los planos robados.<br />

LSW 82


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—Es peligroso retenerla —dijo Jir con franqueza—. Si llega a saberse, puede<br />

provocar simpatía hacia la rebelión en el senado.<br />

—He comprobado su conexión con los espías rebeldes —dijo <strong>Vader</strong> sin un asomo de<br />

preocupación—. Y ella es lo único que tengo para dar con la base secreta.<br />

—Morirá antes de decir nada —añadió Jir, conocedor de la reputación de la princesa.<br />

—Deje eso de mi cuenta —dijo <strong>Vader</strong>—. ¡¡Envíe una señal de desastre e informe al<br />

Senado de que todos han muerto!!<br />

Cuando <strong>Vader</strong> llegó a un cruce del pasillo, el comandante Praji le detuvo.<br />

—¡Lord <strong>Vader</strong>, los planos de la estación acorazada no están en esta nave! Y no se ha<br />

hecho transmisión alguna. Pero fue lanzada una cápsula durante la lucha, sin signos de<br />

vida a bordo.<br />

—Ella debió esconder los planos en esa cápsula —dijo <strong>Vader</strong>, sintiendo que crecía su<br />

ira—. Envíe un destacamento a buscarla. Ocúpese personalmente, comandante. Esta vez<br />

nada nos detendrá.<br />

—Sí, señor —dijo Praji.<br />

—Y envíe destacamentos a asegurar los espaciopuertos del planeta —añadió <strong>Vader</strong>—<br />

. Ninguna nave debe abandonar Tatooine sin autorización imperial.<br />

<strong>Vader</strong> caminó hacia un ventanal y miró hacia abajo, al planeta arenoso. Parecía tan<br />

yermo como lo recordaba.<br />

Y pensar que una vez viví allí… que ese era mi hogar antes de que los Jedi llegaran y<br />

me llevaran consigo. Mi madre respiró su último aliento en ese mundo, y durante años<br />

sentí esa… pérdida agonizante.<br />

Ahora no siento nada. Este mundo significa para mí lo mismo que una mota de polvo,<br />

y todos sus habitantes deberían ser polvo también.<br />

Cuando volvió al Devastador, <strong>Vader</strong> consideró la posibilidad de que Tatooine podría<br />

ser reducido a polvo por la Estrella de la Muerte. Se preguntó si observar la destrucción<br />

del planeta arenoso podría reportarle algún placer. Era una posibilidad que no podía<br />

descartar.<br />

LSW 83


Ryder Windham<br />

Capítulo 15<br />

Un orbe de 160 kilómetros de diámetro; la Estrella de la Muerte era del tamaño de<br />

una luna de clase IV y era la nave estelar más grande jamás construida. Su casco exterior<br />

de acero quadanio tenía dos características que llamaban la atención: una lente cóncava<br />

de concentración de superláser situada en su hemisferio superior, y una trinchera<br />

ecuatorial que contenía motores iónicos, hipermotores, y bahías de hangar. Aparte de su<br />

superláser, que todavía no estaba completamente operacional, el armamento de la Estrella<br />

de la Muerte incluía más de 10.000 baterías de turboláser, 2.500 cañones láser, y 2.500<br />

cañones iónicos. Sus hangares contenían 7.000 cazas TIE de motores iónicos gemelos, y<br />

más de 20.000 naves militares y de transporte. <strong>La</strong> tripulación, las tropas y los pilotos de<br />

la estación de combate sumaban más de un millón de personas.<br />

<strong>La</strong> Estrella de la Muerte no impresionaba en absoluto a <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong>.<br />

Tras regresar del sistema Tatooine con la princesa Leia como prisionera, <strong>Vader</strong> y el<br />

gran moff Tarkin, de mejillas hundidas, entraron en una sala de conferencias de la<br />

Estrella de la Muerte donde ya estaba teniendo lugar una reunión. El almirante Motti, el<br />

comandante imperial superior al mando de las operaciones de la Estrella de la Muerte, el<br />

general Tagge del Ejército Imperial, y otros cinco oficiales imperiales de alto rango<br />

estaban sentados alrededor de una mesa y escucharon cómo Tarkin anunció que el<br />

Emperador había disuelto el Senado Imperial, y les aseguraba que el miedo a la Estrella<br />

de la Muerte mantendría a los sistemas locales bajo control.<br />

Mientras que el general Tagge seguía preocupado por que los rebeldes pudieran usar<br />

en su beneficio los planos de la Estrella de la Muerte robados, el almirante Motti aseguró<br />

sarcásticamente que cualquier ataque contra la Estrella de la Muerte sería una acción<br />

inútil.<br />

—Esta estación es la potencia definitiva del universo —dijo Motti—, y yo sugiero<br />

que la utilicemos.<br />

—No se ofusque con este terror tecnológico que ha construido —previno <strong>Vader</strong>—.<br />

<strong>La</strong> posibilidad de destruir un planeta es algo insignificante comparado con el poder de la<br />

Fuerza.<br />

—¿Pretende intimidarnos con sus cuentos de brujas, Lord <strong>Vader</strong> —dijo Motti, con<br />

una mueca de desdén hacia el Señor del Sith—. Su funesto culto a esa antigua religión no<br />

le ha servido para evitar el robo de los datos grabados, ni le ha permitido encontrar la<br />

guarida secreta de los rebel…<br />

Motti dejó de hablar y se llevó las manos a la garganta cuando <strong>Vader</strong> hizo un<br />

movimiento de agarre con su propia mano enguantada al otro lado de la sala de<br />

reuniones.<br />

—Su carencia de fe resulta molesta —dijo <strong>Vader</strong>.<br />

—¡Ya basta! —exclamó Tarkin—. ¡<strong>Vader</strong>, libérale!<br />

Aunque <strong>Vader</strong> sólo respondía ante el Emperador, era por orden del Emperador que se<br />

encontraba sirviendo a Tarkin en la Estrella de la Muerte.<br />

LSW 84


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—Como quieras —dijo <strong>Vader</strong> mientras bajaba su mano, liberando la garganta de<br />

Motti de su agarre telequinético.<br />

Boqueando para recuperar el aliento, Motti se apoyó sobre la mesa.<br />

—Estas disputas no tienen sentido —dijo Tarkin—. Lord <strong>Vader</strong> nos facilitará el<br />

emplazamiento de la fortaleza rebelde para cuando esta estación pueda operar.<br />

¡Entonces aplastaremos la Rebelión de un solo golpe!<br />

Tras la reunión, <strong>Vader</strong> fue informado de que tenía un mensaje desde el sistema<br />

Tatooine. Ya le habían notificado que el escuadrón de tropas de asalto del comandante<br />

Praji había descubierto que la cápsula de escape perdida del Tantive IV había llevado dos<br />

droides a la superficie de Tatooine, y que los droides habían sido recogidos por un<br />

reptador de arena jawa. <strong>Vader</strong> caminó hasta una consola de comunicaciones, donde un<br />

holoproyector parpadeó y cobró vida, proyectando la imagen de dos soldados de arena<br />

imperiales completamente armados de pie junto a un hombre y una mujer de mediana<br />

edad vestidos con túnicas y arrodillados en el suelo. Cerca de las cuatro figuras, podía<br />

verse parcialmente una estructura que <strong>Vader</strong> reconoció como la cúpula de entrada a una<br />

vivienda del desierto.<br />

<strong>Vader</strong> se dirigió al líder del escuadrón de tropas de arena.<br />

—Informe por circuito cerrado.<br />

—Lord <strong>Vader</strong> —dijo uno de los soldados de arena, ajustando un control en su casco<br />

para que sólo <strong>Vader</strong> pudiera escuchar su voz—. Los jawas vendieron un droide de<br />

protocolo y un astromecánico a estos granjeros de humedad, pero ambos droides han<br />

desaparecido.<br />

¿Granjeros de humedad Intrigado, <strong>Vader</strong> examinó los hologramas de la pareja<br />

arrodillada.<br />

—¿Los nombres de los granjeros —dijo.<br />

—Owen y Beru <strong>La</strong>rs, señor —respondió el soldado de arena—. Dicen que no saben<br />

dónde están los droides, pero parece como si faltase un deslizador terrestre de su garaje.<br />

Owen y Beru, recordó <strong>Vader</strong>. <strong>La</strong> resolución de sus hologramas era lo bastante clara<br />

para poder apreciar sus rasgos desgastados y curtidos. Ninguno de ellos parecía cómodo<br />

al tener rifles bláster apuntándoles a la espalda. Los años no han sido clementes, pensó<br />

<strong>Vader</strong>, recordando su aspecto el día que Anakin Skywalker los conoció. Ya es hora de<br />

que paguen por sus repetidas debilidades.<br />

—¿Sus órdenes, señor —dijo el soldado de arena.<br />

—Diga al Sr. y la Sra. <strong>La</strong>rs que parece que tienen problemas para mantener a los<br />

droides de protocolo en su propiedad.<br />

—¿Señor —dijo el soldado de arena, no del todo convencido de haber escuchado<br />

correctamente.<br />

LSW 85


Ryder Windham<br />

—Luego haga extensiva hacia ellos toda la cortesía que mostraron con los jawas antes<br />

de continuar su búsqueda. Establezcan controles para detener cualquier droide que entre a<br />

los espaciopuertos de Mos Espa o Mos Eisley. Y una cosa más.<br />

—¿Sí, señor<br />

—No deje de transmitir hasta que yo corte la conexión.<br />

—Entendido —dijo el soldado de arena.<br />

<strong>Vader</strong> observó a los soldados de arena ejecutar sus órdenes sobre sus víctimas<br />

indefensas. Encontró que la visión de las llamas alzándose —incluso siendo hologramas<br />

de llamas que ardían a millones de años luz de distancia— era muy satisfactoria.<br />

Cuando el hogar de la familia <strong>La</strong>rs quedó transformado en un infierno, <strong>Vader</strong><br />

desactivó el holo-proyector. Se dirigió al tubo de ascensor más cercano, y fue<br />

rápidamente transportado al subnivel cinco de la zona de detención AA-23, que estaba<br />

reservada para prisioneros políticos.<br />

Hora de hablar con la princesa.<br />

<strong>La</strong> puerta de la celda de detención 3187 se deslizó hacia el techo y <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> se<br />

agachó cruzando la puerta, seguido por dos soldados imperiales con uniformes negros. En<br />

el interior de la celda, la princesa Leia estaba sentada en un desnudo lecho metálico que<br />

sobresalía de la pared.<br />

—Ahora, alteza, vamos a hablar del lugar donde se encuentra esa base rebelde oculta<br />

—dijo <strong>Vader</strong>, cerniéndose amenazante sobre la prisionera.<br />

Se escuchó un zumbido eléctrico detrás de <strong>Vader</strong>, y entonces un droide interrogador<br />

negro y esférico entró flotando lentamente a la celda. <strong>La</strong> sección media del droide estaba<br />

rodeada por un sistema de elevadores de repulsión, y su exterior estaba cubierto con<br />

dispositivos que incluían un sistema de electroshock, dispositivos de tortura sónica,<br />

jeringuilla de químicos, y detector de mentiras.<br />

Los ojos de Leia se abrieron como platos al ver el droide, y <strong>Vader</strong> prácticamente<br />

podía saborear su terror.<br />

—¡Aleja eso de mí! —dijo ella.<br />

<strong>Vader</strong> agarró a su prisionera, sujetándole los brazos a los costados mientras el droide<br />

interrogador se acercaba. El brazo inyector del droide silbó brevemente y entonces Leia<br />

gritó y cayó de espaldas, golpeando el muro de la celda con un ruido seco.<br />

—No puedes… —dijo—. No pue…<br />

—Alteza —dijo <strong>Vader</strong> con su voz más suave—. Escuche mi voz.<br />

Los ojos de Leia giraban en sus cuencas, incapaces de enfocarse en nada.<br />

—V-voz… tartamudeó.<br />

—Eso es. Escuche… Yo soy su amigo.<br />

—¿Qu… ¿Amigo —dijo Leia, y luego se estremeció—. No…<br />

LSW 86


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—¡Sí! —insistió <strong>Vader</strong>, viendo cómo ella caía más profundamente en un estado<br />

hipnótico—. Confía en mí, puede confiar en mí. Todos sus secretos están a salvo<br />

conmigo.<br />

—¿Mmmm —Leia se lamió los labios—. ¿A salvo<br />

—Eso es, a salvo. Usted está a salvo aquí. Está entre amigos. Puede confiar en mí. Yo<br />

soy un miembro de la Alianza Rebelde, como usted.<br />

El rostro de Leia mostró una ráfaga de alivio.<br />

—¿Rebelde —murmuró.<br />

—¿Qué hizo con los planos de la Estrella de la Muerte ¿Dónde están ¡Los rebeldes<br />

necesitan saberlo! ¡Ayúdenos, Leia!<br />

—No —gimió ella, cerrando los ojos—. ¡No puedo!<br />

—Es su deber —instó <strong>Vader</strong>—. Su deber con la Alianza. Su obligación con Alderaan<br />

y con su padre. ¡Es su deber decirnos dónde están esas grabaciones!<br />

—¿Padre —dijo Leia, con los ojos todavía cerrados.<br />

—Sí —dijo <strong>Vader</strong>—. ¡Su padre ordena que nos lo diga!<br />

—Padre… no lo haría.<br />

Cada vez más impaciente, <strong>Vader</strong> usó sus propios poderes psíquicos para hacer creer a<br />

Leia que estaba sufriendo un dolor atroz, pero después de varios minutos, terminó con la<br />

investigación. Sintió que ella tenía un poder innato que no sólo era formidable de por sí,<br />

sino que había sido aumentado con ciertas disciplinas físicas y mentales. No se le<br />

vencería fácilmente.<br />

Abandonando la celda de detención, fue a informar al gran moff Tarkin a la sala de<br />

control de la Estrella de la Muerte.<br />

—Su resistencia a la prueba mental es considerable —dijo <strong>Vader</strong>—. Costará bastante<br />

tiempo arrancarle cualquier información.<br />

Justo entonces, el almirante Motti se acercó a Tarkin y le informó de que la Estrella<br />

de la Muerte por fin estaba plenamente operativa. Tarkin miró a <strong>Vader</strong>.<br />

—Quizá acabará cediendo ante una nueva forma de persuasión —dijo.<br />

—¿Qué quieres decir —preguntó <strong>Vader</strong>.<br />

—Creo que ya es hora de demostrar el poder total de esta estación —dijo Tarkin—.<br />

Ponga rumbo a Alderaan —ordenó, volviéndose haca Motti.<br />

—Será un placer —respondió Motti con una sonrisa malvada.<br />

Al darse cuenta de lo que pretendía Tarkin, <strong>Vader</strong> observó al hombre con un nuevo<br />

respeto. El Señor Oscuro había hecho muchas cosas horrendas e imperdonables, pero<br />

parecía que Tarkin —al menos en este caso— era incluso más diabólicamente inventivo.<br />

En cualquier caso, <strong>Vader</strong> tenía una preocupación con respecto al esquema de Tarkin.<br />

—Alderaan es uno de los sistemas interiores más importantes —dijo <strong>Vader</strong>—. El<br />

Emperador debería ser consultado.<br />

—¡No desafíes mis órdenes! —exclamó Tarkin—. ¡Ahora no estás tratando con<br />

Tagge o Motti! El emperador me ha puesto al mando de este asunto con carta blanca, ¡y<br />

la decisión es mía! Y así obtendrás tu información mucho antes.<br />

LSW 87


Ryder Windham<br />

<strong>Vader</strong> había sospechado durante mucho tiempo que el gran moff Tarkin estaba loco,<br />

pero no fue hasta ese momento, en el que Tarkin se dirigió a él de ese modo, sin pizca de<br />

miedo, cuando a <strong>Vader</strong> ya no le cupo la menor duda.<br />

—Si tu plan sirve a nuestro propósito —dijo <strong>Vader</strong>—, se justificará a sí mismo.<br />

—<strong>La</strong> estabilidad del Imperio está en juego —dijo Tarkin—. Un planeta es un precio<br />

pequeño que pagar.<br />

Liberada de su celda y llevada ante el gran moff Tarkin en la sala de control de la<br />

Estrella de la Muerte, la princesa Leia estaba de pie contra el pecho de <strong>Vader</strong> con sus ojos<br />

fijos en una ancha pantalla que mostraba el planeta Alderaan. Después de que Tarkin<br />

amenazase con destruir su planeta natal a menos que revelase la ubicación de la base<br />

rebelde, ella les dijo que los rebeldes estaban en Dantooine. De todas formas, Tarkin<br />

estaba determinado a probar que el Imperio estaba preparado para usar la Estrella de la<br />

Muerte sin la mínima provocación.<br />

Había miles de millones de personas en Alderaan, incluyendo a Bail Organa, y todos<br />

estaban a punto de morir. Mientras el superláser de la estación de combate se cargaba,<br />

<strong>Vader</strong> sintió que la princesa se estremecía de miedo.<br />

Tú te lo has buscado, pensó.<br />

El rayo verde del superláser se disparó contra Alderaan, enviando el planeta entero al<br />

olvido.<br />

LSW 88


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 16<br />

Después de que volvieran a llevar a la princesa a su celda, <strong>Vader</strong> se reunió con Tarkin<br />

en la sala de conferencias de la Estrella de la Muerte.<br />

—¿Cómo va la búsqueda de los planos —dijo Tarkin.<br />

—Estoy convencido de que la princesa los envió al planeta Tatooine con un par de<br />

droides. Hace poco tiempo, una nave efectuó un despegue altamente ilegal desde el<br />

espaciopuerto de Mos Eisley de Tatooine después de que su tripulación entablase un<br />

tiroteo con un escuadrón de soldados de asalto. Luego la nave entró al hiperespacio,<br />

evadiendo la persecución. Se cree que los droides en cuestión están a bordo de esa nave.<br />

Tarkin puso mala cara.<br />

—¿Y nuestras tropas de asalto fueron vencidas y nuestra Flota Estelar superada<br />

¿Cómo es esto posible ¿Qué nave era<br />

—Es difícil de decir —dijo <strong>Vader</strong>—. Tenía señales de identificación falsas y un<br />

registro modificado. Es más, era una nave extremadamente rápida y esquiva,<br />

probablemente de alguno de los contrabandistas que se congregan es esta región.<br />

Un oficial imperial entró a la sala de conferencias e informó de las naves<br />

exploradoras habían llegado a Dantooine pero sólo habían descubierto los restos de una<br />

base rebelde que había sido abandonada hacía algún tiempo. Cuando el oficial se marchó,<br />

Tarkin explotó de rabia.<br />

—¡Ella mintió! —rugió Tarkin—. ¡Nos ha mentido!<br />

Por mucho que <strong>Vader</strong> respetase la indiferencia de Tarkin ante el genocidio, el<br />

vibrante estallido del gran moff indicaba claramente que la princesa Leia había ganado su<br />

particular duelo de voluntades. <strong>Vader</strong> fue incapaz de resistir lanzar una puya a la demente<br />

psique de Tarkin.<br />

—Ya te dije que nunca traicionaría voluntariamente a la rebelión —dijo.<br />

Tarkin miró furioso a <strong>Vader</strong>.<br />

—Que sea eliminada… ¡inmediatamente!<br />

<strong>Vader</strong> cruzó la sala de conferencias hacia una consola de comunicaciones.<br />

—Seguridad de la Zona de Detención —dijo, dirigiendo su casco hacia el<br />

comunicador—. Programen la ejecución de la prisionera de la celda 3187 dentro de una<br />

hora estándar.<br />

—Sí, Lord <strong>Vader</strong> —respondió una voz por el comunicador.<br />

—He dicho de inmediato, Lord <strong>Vader</strong> —dijo Tarkin, mirando fijamente la espalda de<br />

<strong>Vader</strong>.<br />

<strong>Vader</strong> estaba a punto de responder cuando un comunicador sonó en la mesa frente a<br />

Tarkin. Él pulsó un botón.<br />

—¿Sí<br />

—Hemos capturado un transporte que penetraba por entre los restos de Alderaan —<br />

anunció un oficial imperial a través del comunicador—. Sus características coinciden con<br />

las de una nave que huyó de Mos Eisley.<br />

LSW 89


Ryder Windham<br />

—Tal vez tratan de devolver a la princesa los planos robados —conjeturó <strong>Vader</strong>,<br />

procesando la información—. Ella puede sernos aún muy útil.<br />

<strong>Vader</strong> se dirigió a la Bahía de Atraque 327 de la Estrella de la Muerte, donde un rayo<br />

tractor había depositado la nave capturada. Al entrar al gran hangar, <strong>Vader</strong> reconoció la<br />

abollada nave como un viejo carguero ligero corelliano YT-1300. También advirtió sus<br />

características personalizadas, incluyendo cañones bláster de tipo militar y un disco<br />

sensor de última generación absurdamente grande en el lado de babor.<br />

Definitivamente, una nave de contrabandista, pensó <strong>Vader</strong> mientras pasaba junto al<br />

escuadrón de soldados de asalto que estaba vigilando la nave.<br />

Un capitán imperial con uniforme gris y un par de soldados de asalto descendieron<br />

por la rampa de desembarco de la nave. El capitán se detuvo ante <strong>Vader</strong>.<br />

—No hay nadie, señor —dijo—. Según el diario de a bordo, abandonaron la nave<br />

justo después de despegar. Parece una trampa, señor. Han sido lanzadas varias cápsulas<br />

de salvamento.<br />

—¿Algún droide<br />

—No, señor —respondió el capitán—. Si había alguno a bordo, lo han lanzado<br />

también.<br />

—Solicite una escuadra de reconocimiento —ordenó <strong>Vader</strong>—. Que se registre a<br />

fondo la nave.<br />

—Sí, señor.<br />

<strong>Vader</strong> alzó la vista hacia el casco de la nave.<br />

—Noto algo… como una presencia que no había sentido desde…<br />

Desde Mustafar. Entonces lo comprendió. Obi-Wan Kenobi… ¡Está vivo!<br />

Cerca de una hora después de que el carguero fuera capturado, el gran moff Tarkin<br />

estaba en su lugar habitual de la sala de conferencias cuando <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> le anunció la<br />

noticia.<br />

—Él está aquí.<br />

—¡Obi-Wan Kenobi! —dijo Tarkin con incredulidad—. ¿Qué te hace creer eso<br />

—Un estremecimiento de la Fuerza —respondió <strong>Vader</strong>—. <strong>La</strong> última vez que lo sentí<br />

fue en presencia de mi viejo Maestro.<br />

—Seguramente ya debe de estar muerto.<br />

—No subestimes a la Fuerza.<br />

—Los Jedi fueron extinguidos —insistió Tarkin—. Su fuego desapareció del<br />

universo. Tú, amigo mío, eres lo único que queda de su religión. —Un aviso sonó en el<br />

comunicador de la consola frente al asiento de Tarkin. Tarkin pulsó un botón de la<br />

consola—. ¿Sí —dijo.<br />

LSW 90


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—Alerta de emergencia en el bloque prisión AA-23 —dijo una voz por el<br />

comunicador.<br />

—¡<strong>La</strong> princesa! —exclamó Tarkin—. ¡Alerta a todas las secciones!<br />

—Obi-Wan está aquí —dijo <strong>Vader</strong>—. <strong>La</strong> Fuerza está con él.<br />

—Si es cierto eso, no le permitiremos que escape.<br />

—Su plan no es escapar —dijo <strong>Vader</strong> con seguridad—. He de enfrentarme con él… a<br />

solas.<br />

Se volvió hacia la puerta. Tan grande como era la Estrella de la Muerte, sabía que<br />

sería capaz de encontrar al esquivo Maestro Jedi.<br />

Pero antes, debía asegurarse de que se colocase un dispositivo de rastreo en el<br />

carguero capturado. Aunque Estaba seguro de que Obi-Wan no abandonaría la Estrella<br />

de la Muerte, en realidad contaba con la posibilidad de que la princesa sí lo hiciera.<br />

Obi-Wan Kenobi, vestido con una sucia túnica de desierto marrón con una gran capa,<br />

había logrado esquivar numerosos soldados de asalto y sofisticados sensores de seguridad<br />

para cuando <strong>Vader</strong> lo avistó, entrando en el túnel de acceso de pareces grises, tenuemente<br />

iluminado, que conducía de regreso a la Bahía de Atraque 327. <strong>Vader</strong> se detuvo a plena<br />

vista, sosteniendo en guardia su sable de luz de hoja roja, bloqueando el paso de Obi-<br />

Wan hacia el carguero capturado.<br />

Parece tan viejo, pensó <strong>Vader</strong>, pero era lo bastante listo como para no suponer que<br />

ese Obi-Wan de barba blanca se hubiera debilitado con la edad. Mientras <strong>Vader</strong> avanzaba<br />

lentamente hacia el intruso encapuchado, Obi-Wan activó su propio sable de luz de hoja<br />

azul.<br />

—Te estaba esperando, Obi-Wan —dijo <strong>Vader</strong>, acercándose al anciano Jedi—. Por<br />

fin volvemos a encontrarnos. Ya se ha cerrado el círculo.<br />

Obi-Wan tomó una postura ofensiva.<br />

—Cuando me separé de ti —continuó <strong>Vader</strong>—, no era más que un aprendiz; ahora yo<br />

soy el maestro.<br />

—Sólo maestro en maldad, <strong>Darth</strong> —dijo Obi-Wan.<br />

Aunque <strong>Vader</strong> no esperaba que Obi-Wan se dirigiera a él por el obsoleto nombre de<br />

Anakin Skywalker, era muy inusual que nadie le llamase sólo por su título de Señor del<br />

Sith. ¡Está tratando de confundirme!, pensó <strong>Vader</strong>.<br />

Obi-Wan avanzó rápido, tanteando a <strong>Vader</strong> con su arma, pero el Señor Oscuro<br />

bloqueó el ataque fácilmente. Sonó un fuerte chasquido metálico cuando sus sables de luz<br />

contactaron. Sin dejarse disuadir, Obi-Wan realizó una rápida serie de golpes, pero todos<br />

fueron bloqueados por <strong>Vader</strong>.<br />

—Tu poder se ha debilitado, anciano —dijo <strong>Vader</strong>.<br />

—Tú no puedes vencer, <strong>Darth</strong> —dijo Obi-Wan, haciendo que <strong>Vader</strong> se preocupase si<br />

quizá Obi-Wan estuviera tratando de provocarle al rehusar dirigirse a él correctamente—.<br />

LSW 91


Ryder Windham<br />

Si logras abatirme —añadió Obi-Wan con increíble confianza en sí mismo—, me<br />

convertiré en mucho más poderoso de lo que puedes imaginar.<br />

—No has debido volver —dijo <strong>Vader</strong>.<br />

Sus sables de luz se entrechocaron una y otra vez, y su duelo continuó hasta que<br />

estuvieron justo en el exterior de la Bahía de Atraque 327. Conforme avanzaban hacia la<br />

puerta que conducía directamente al hangar que contenía al carguero capturado, <strong>Vader</strong><br />

escuchó los pasos de soldados de asalto que corrían hacia su posición. <strong>La</strong> hoja de <strong>Vader</strong><br />

estaba cruzada con la de su oponente cuando Obi-Wan lanzó un vistazo al hangar. <strong>Vader</strong><br />

atravesó al Jedi con la mirada. ¡No escaparás de mí esta vez!<br />

Inesperadamente, Obi-Wan alzó su sable de luz ante él y cerró los ojos. Su expresión<br />

era serena.<br />

<strong>Vader</strong> apenas podía creerlo. ¡Se está rindiendo! Sin misericordia, <strong>Vader</strong> atacó con<br />

fuerza con su sable de luz, atravesando de lado a lado la figura de Obi-Wan. Esperaba<br />

totalmente escuchar el satisfactorio sonido del cuerpo sin vida de Obi-Wan caer sobre el<br />

suelo pulido, y se asombró sobremanera al ver sólo la túnica y el sable de luz del Jedi a<br />

sus pies. El cuerpo de Obi-Wan se había desvanecido completamente.<br />

—¡No! —gritó una voz desde el hangar. De pronto, el hangar se llenó con los rápidos<br />

sonidos de muchos blásteres disparando al mismo tiempo.<br />

<strong>Vader</strong> escuchó el grito y los blásteres pero no les prestó atención. Asombrado, se<br />

quedó mirando el arma y la túnica vacía de Obi-Wan, y luego tanteó las ropas con su<br />

bota. ¿Dónde está ¿Cómo ha podido desvanecerse ¿Qué clase de truco es éste<br />

Desde el hangar, sobre el tumulto de la batalla de bláster, <strong>Vader</strong> escuchó la voz de la<br />

Princesa Leia.<br />

—¡Vamos! —exclamó—. ¡Vamos! ¡Luke, es demasiado tarde!<br />

<strong>Vader</strong> no tenía especial interés en detener a la princesa Leia, ni se preguntaba quién<br />

podría ser «Luke». Pero no podía dejar que se fueran tan fácilmente. Apartándose de la<br />

túnica y el sable de luz caídos de Obi-Wan, se dirigió al hangar. Pero antes de que<br />

pudiera alcanzar el umbral, una voz de hombre gritó en el hangar.<br />

—¡Ciérrales la puerta, chico!<br />

Se escuchó una pequeña explosión en el exterior de la puerta, y las dos puertas<br />

blindadas salieron de los muros para sellar el hangar. Instantes después, <strong>Vader</strong> escuchó<br />

los motores del carguero cobrar vida rugiendo, sacando a la nave del hangar y alejándola<br />

de la Estrella de la Muerte.<br />

Había sido idea de <strong>Vader</strong> plantar el dispositivo de rastreo en el carguero, y permitir<br />

que la princesa escapase para que condujera inconscientemente a los imperiales hasta la<br />

base secreta rebelde. <strong>Vader</strong> estaba seguro de que ese plan funcionaría. Pero mientras<br />

recogía el sable de luz de Kenobi, se dio cuenta de que ahora estaba menos seguro de lo<br />

que deparaba el futuro.<br />

LSW 92


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Se descubrió que el carguero había viajado a Yavin 4, la misma luna donde Anakin se<br />

había batido en duelo con Asajj Ventress durante las Guerras Clon. Primero Tatooine,<br />

ahora Yavin 4, pensó <strong>Vader</strong>. A pesar de su devoción al poder del lado oscuro de la<br />

Fuerza, tenía la permanente impresión de que su pasado estaba regresando para<br />

perseguirle.<br />

Una vez que la Estrella de la Muerte llegó al sistema Yavin y estaba a treinta minutos<br />

de destruir la luna con la base rebelde, la confianza de <strong>Vader</strong> regresó.<br />

—Este será un día largamente recordado —dijo a Tarkin en la sala de control de la<br />

Estrella de la Muerte—. Ha visto el fin de Kenobi, y pronto verá el fin de la rebelión.<br />

LSW 93


Ryder Windham<br />

Interludio<br />

Para cuando los oficiales tácticos determinaron que las lecturas técnicas robadas<br />

revelaban un punto vulnerable en su estación de combate, docenas de cazas rebeldes ya<br />

habían comenzado su asalto a la Estrella de la Muerte. Tarkin y la mayoría de sus<br />

hombres habían considerado a las naves enemigas como poco más que una molestia<br />

temporal, pero <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> había sentido que su confianza disminuía de nuevo conforme<br />

la batalla avanzaba. <strong>Vader</strong> nunca había considerado a la Estrella de la Muerte como otra<br />

cosa que un juguete letal y sobredimensionado, pero debido a que la costosa superarma<br />

era necesaria para los planes del Emperador, su deber le había obligado a protegerla.<br />

Y había fallado.<br />

Ahora, mientras el super destructor estelar Ejecutor llegaba al sistema Endor,<br />

rememoró lo que había ocurrido en Yavin cuatro años atrás.<br />

Con el sable de luz de Obi-Wan Kenobi sujeto a su cinturón como un trofeo, había<br />

pilotado su prototipo de caza TIE con alas dobladas para defender la Estrella de la<br />

Muerte. Ninguno de los pilotos rebeldes le había supuesto un desafío hasta que se topó<br />

con un único caza ala-X en la trinchera ecuatorial de la Estrella de la Muerte. A pesar de<br />

la furia de la batalla espacial, <strong>Vader</strong> pudo sentir con facilidad que la Fuerza era poderosa<br />

en ese piloto de ala-X. <strong>Vader</strong> había estado a punto de disparar a su esquivo objetivo,<br />

cuando un disparo inesperado desde arriba dañó su propia nave y lo envió dando vueltas<br />

al espacio. Sólo tuvo un milisegundo para ver que había sido atacado por el mismo<br />

carguero que había conducido a la Estrella de la Muerte a Yavin.<br />

Y entonces la Estrella de la Muerte estalló. <strong>La</strong> conmoción resultante envió su caza<br />

TIE dando tumbos, alejándose rápidamente de Yavin. No le costó mucho tiempo<br />

recuperar el control de su nave, pero debido a que el carguero había dañado su<br />

hipermotor y sus sistemas de comunicaciones, le costó bastante alcanzar un puesto<br />

imperial. <strong>Vader</strong> usó ese tiempo para pensar en los droides que la princesa Leia había<br />

enviado a Tatooine, y en el carguero que había transportado a Obi-Wan a la Estrella de la<br />

Muerte.<br />

¿Cuánto tiempo había estado Obi-Wan en Tatooine, se había preguntado <strong>Vader</strong>. ¿Y<br />

por qué<br />

¿Había estado en contacto con Owen y Beru <strong>La</strong>rs<br />

¿Sabía la princesa Leia que él estaba vivo, y que los droides le encontrarían allí<br />

Y el piloto rebelde que era tan poderoso en la Fuerza… ¿de dónde había salido<br />

El Emperador no quedó complacido al enterarse de la pérdida de la Estrella de la<br />

Muerte, pero no castigó a <strong>Vader</strong>. Después de todo, <strong>Vader</strong> no tenía nada que ver con el<br />

defectuoso diseño de la estación de combate. Mientras los técnicos de propaganda de<br />

Palpatine lanzaban una campaña para desacreditar a la Alianza Rebelde por impedir que<br />

una estación de combate imperial del tamaño de una luna llegase siquiera a existir, <strong>Vader</strong><br />

dirigió su propia investigación para identificar al piloto rebelde que destruyó la Estrella<br />

LSW 94


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

de la Muerte, e ideó un plan para atraer a los rebeldes a los Astilleros Espaciales de<br />

Fondor.<br />

<strong>Vader</strong> fracasó al intentar capturar al espía rebelde que picó el anzuelo en Fondor, pero<br />

a través de la Fuerza, <strong>Vader</strong> sintió que el espía era el piloto que le había esquivado en la<br />

Estrella de la Muerte, y que, además, ese individuo había sido discípulo de Obi-Wan<br />

Kenobi.<br />

Con el tiempo, descubrió el nombre del piloto.<br />

LSW 95


Ryder Windham<br />

Capítulo 17<br />

Luke Skywalker.<br />

De acuerdo con los registros municipales obtenidos en el asentamiento de<br />

Anchorhead de Tatooine, ese era el nombre del registro de un saltacielos T-16 propiedad<br />

de un piloto humano que había vivido en el hogar de los <strong>La</strong>rs y tenía aproximadamente<br />

19 años estándar.<br />

Luke Skywalker.<br />

De acuerdo con un espía independiente Kubaz de Mos Eisley, ese era el nombre que<br />

figuraba en el registro de ventas de una tienda de deslizadores del espaciopuerto asociado<br />

al deslizador terrestre que había sido comprado a un joven que luego se marchó en el<br />

Halcón Milenario, el carguero corelliano que también había transportado a Obi-Wan<br />

Kenobi a la Estrella de la Muerte.<br />

Luke Skywalker.<br />

De acuerdo con un rebelde capturado al que <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> interrogó en el planeta<br />

Centares, ese era el nombre del piloto de ala-X que había destruido la Estrella de la<br />

Muerte.<br />

Luke Skywalker.<br />

Incluso mientras inspeccionaba su nave insignia casi terminada, el super destructor<br />

estelar Ejecutor, <strong>Vader</strong> no podía sacarse a Luke Skywalker de la cabeza. Rumiaba en<br />

silencio su nombre, y cavilaba sobre el hecho de que el muchacho hubiera nacido tres<br />

años después de la muerte de Shmi Skywalker. Según lo que él sabía, Anakin Skywalker<br />

había sido el único pariente de sangre que aún vivía.<br />

¿Podría haber habido otros Skywalkers en Tatooine <strong>Vader</strong> aceptó la posibilidad.<br />

Después de todo, no era un nombre extraño por completo en la galaxia.<br />

Pero Anakin y Padmé Amidala estaban esperando un niño diecinueve años atrás.<br />

Diecinueve años estándar.<br />

No es posible, pensó <strong>Vader</strong>. Yo maté a Padmé. El bebé murió con ella.<br />

No por primera vez, se preguntó si el Emperador le había contado toda la verdad<br />

acerca de la muerte de Padmé. Pero recuerdo haberla asfixiado… verla caer sin sentido<br />

en Mustafar. Estaba tan furioso con ella. Y pese a todo…<br />

Luke Skywalker existe.<br />

<strong>Vader</strong> se negó a creer que el apellido del famoso rebelde fuese solamente una extraña<br />

coincidencia. Si hubiera tenido cualquier otro apellido, <strong>Vader</strong> no habría dudado en<br />

informar al Emperador de lo que había averiguado. Pero por motivos puramente egoístas,<br />

<strong>Vader</strong> se guardó el nombre del rebelde para sí mismo. Para él, Luke Skywalker era algo<br />

más que un misterio que resolver.<br />

Es… una oportunidad. Tan poderoso con la Fuerza como parece ser, es una<br />

oportunidad… una oportunidad para conseguir un poder aún mayor.<br />

LSW 96


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

¿Pero quién es él ¿Quiénes fueron sus padres ¿Podría tratarse del hijo de Obi-<br />

Wan Pero entonces, ¿por qué se apellidaba Skywalker y fue criado por la familia <strong>La</strong>rs<br />

¿O simplemente fue entrenado por Obi-Wan<br />

Debido a que Obi-Wan Kenobi, Shmi Skywalker, Owen y Beru <strong>La</strong>rs, y Padmé<br />

Amidala estaban muertos, sólo había una forma de que <strong>Vader</strong> pudiera descubrir la<br />

verdad. Se lo tendría que preguntar al propio Luke Skywalker. Todo lo que tenía que<br />

hacer era encontrarlo.<br />

Tras contratar un actor para que se hiciera pasar por Obi-Wan Kenobi, <strong>Vader</strong> preparó<br />

una nueva trampa específica para Luke en el mundo desierto de Aridus.<br />

Desgraciadamente, Luke vio a través del engaño y desapareció. <strong>Vader</strong> se frustró aún más<br />

con las acciones de su oficial superior, el completamente incompetente almirante Griff,<br />

quien permitió que la Alianza Rebelde eludiera el bloqueo imperial a Yavin 4 y evacuase<br />

hacia una nueva base secreta.<br />

<strong>Vader</strong> no se quedó inactivo mientras buscaba y esperaba cualquier información que<br />

pudiera conducirle a Luke Skywalker y sus aliados. Llevó el sable de Obi-Wan Kenobi al<br />

Castillo de Bast, donde también estudió un antiguo holocrón Sith que había adquirido.<br />

Supervisó varios proyectos secretos, incluyendo el desarrollo del Pacifog que alteraba las<br />

mentes en Kadril, la construcción de los Soldados Oscuros robóticos imperiales, y la<br />

preparación de una nueva superarma en el sistema Endor. Asignó una agente de<br />

Inteligencia Imperial sensible a la Fuerza, llamada Shira Brie, para infiltrarse en la<br />

Alianza Rebelde, pero su misión para desacreditar a Luke Skywalker fue un fracaso y<br />

quedó horriblemente herida. Debido a que <strong>Vader</strong> aún consideraba valiosa a Brie, ordenó<br />

a los médicos imperiales que reemplazaran sus miembros destrozados por prótesis<br />

cibernéticas, y la ofreció a Palpatine para servirle en secreto como agente operativo de<br />

élite.<br />

Luke Skywalker tampoco estaba inactivo. Conforme se extendían las noticias de<br />

sus acciones, muchos imperiales se familiarizaron con el nombre del joven piloto que<br />

era una figura principal en la Alianza Rebelde.<br />

Dos años después de la destrucción de la Estrella de la Muerte, un gobernador<br />

imperial notificó a <strong>Vader</strong> que personas que se correspondían con las descripciones de<br />

Luke Skywalker y la princesa Leia Organa habían sido capturadas en Circapo V, un<br />

planeta pantanoso conocido localmente como Mimban. <strong>Vader</strong> había oído hablar acerca de<br />

la leyenda de Mimban sobre el Cristal de Kaiburr, una gema luminosa de color carmesí<br />

que multiplicaba por mil el poder de la Fuerza, y esperaba poder recuperar esa reliquia<br />

junto con los rebeldes cautivos.<br />

Para cuando <strong>Vader</strong> llegó a Mimban, Skywalker y la princesa habían escapado y huido<br />

a la selva. Tras un primer encuentro en una cueva, finalmente los alcanzó en el Templo<br />

de Pomojema, un zigurat piramidal cubierto de enredaderas construido con grandes<br />

bloques de roca volcánica para una antigua deidad mimbana, que contenía el Cristal de<br />

LSW 97


Ryder Windham<br />

Kaiburr. Usando la Fuerza, <strong>Vader</strong> dejó caer una roca del techo sobre Luke Skywalker,<br />

atrapándole contra el suelo del templo, mientras Leia Organa observaba indefensa.<br />

—Tienes mucho que expiar por mí —dijo <strong>Vader</strong> a Skywalker, quien, como la<br />

princesa, iba vestido con el negro uniforme de trabajo que llevaban los mineros locales.<br />

Activando su sable de luz, <strong>Vader</strong> comenzó a balancear su hoja roja adelante y atrás,<br />

rebanando juguetonamente fragmentos de piedra de las paredes circundantes—.<br />

Probablemente no tendré paciencia para permitir que dures tanto como mereces —<br />

continuó—. Puedes considerarte afortunado.<br />

<strong>Vader</strong> volvió su atención a la princesa.<br />

—Espero no tener tantas dificultades para contenerme en lo que a usted se refiere,<br />

Leia Organa —dijo—. En diversos sentidos, usted es mucho más responsable de mis<br />

contratiempos que este muchacho simplón.<br />

¿Muchacho simplón <strong>Vader</strong> se sorprendió por las palabras que habían salido de su<br />

propia boca. Incluso aunque sabía que había mucho más en Skywalker que lo que se veía<br />

a simple vista, y que sólo tenía intenciones de capturar a los rebeldes, de pronto se había<br />

apoderado de él el deseo de matarlos. Se dio cuenta de que estaba perdiendo su<br />

autocontrol.<br />

<strong>La</strong> princesa recogió el sable de luz de Luke y activó su hoja azul. Conforme ella se<br />

acercaba a <strong>Vader</strong>, él dejó caer de golpe su brazo, dejando el rayo de su propia arma<br />

colgando sin más a su lado.<br />

—¡Leia, no! —gritó Luke—. Es una estratagema… te está desafiando. Mátame, y<br />

luego mátate tú… ya no hay nada que hacer.<br />

<strong>Vader</strong> miró desdeñosamente a la princesa.<br />

—Vamos —le dijo—, si quiere, deje que él pelee por usted. Pero no le permitiré que<br />

lo mate. —Pensando en cómo Luke había escapado con anterioridad de sus garras,<br />

añadió—: Me han robado con excesiva frecuencia.<br />

<strong>La</strong> princesa luchó con valentía, pero no era rival para <strong>Vader</strong>. Usó sus últimas fuerzas<br />

para lanzar el sable de luz a Skywalker, justo cuando salía de debajo de los escombros.<br />

—Ben Kenobi me acompaña, <strong>Vader</strong> —dijo Skywalker, enfrentándose al Señor del<br />

Sith—, y la Fuerza también me acompaña.<br />

El duelo fue furioso, y condujo a <strong>Vader</strong> y Skywalker hasta una cámara donde había<br />

una oscura apertura circular en el suelo, la boca de un profundo pozo. Conforme<br />

avanzaba la batalla, <strong>Vader</strong> se encontró respirando con dificultad a través de su respirador.<br />

Pero entonces, gracias a su proximidad con el Cristal de Kaiburr, que aumentaba la<br />

Fuerza, sintió un repentino flujo de poder del lado oscuro, que le permitió proyectar<br />

relámpagos de las puntas de sus dedos por primera vez en su vida. Arrojó los relámpagos<br />

de energía de la Fuerza contra Skywalker, pero su joven oponente desvió el golpe.<br />

—¡No es… posible! —murmuró <strong>Vader</strong>, sintiendo que su energía se drenaba—. Tanto<br />

poder… en un mocoso. ¡No es posible!<br />

Cuando Skywalker se lanzó contra la gran figura negra, <strong>Vader</strong> alzó su sable de luz<br />

para defenderse. Pero no fue lo bastante rápido. <strong>La</strong> hoja de Skywalker cortó la prótesis<br />

LSW 98


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

del brazo derecho del Señor del Sith, que cayó al suelo, sujetando todavía el sable de hoja<br />

roja.<br />

Aturdido, <strong>Vader</strong> se agachó y usó su mano izquierda para separar su arma de los dedos<br />

enguantados de su brazo amputado. Estaba cargando el peso para hacer otro ataque<br />

cuando de pronto tuvo una visión clara del sable que sujetaba Skywalker. El diseño de la<br />

empuñadura del arma le resultaba… familiar.<br />

<strong>Vader</strong> sintió que le pesaba de pronto la cabeza, y cuando trató de avanzar, tropezó<br />

con su miembro amputado. El brazo robótico cayó tras él mientras se precipitaba en el<br />

pozo cercano.<br />

Aulló mientras descendía a la oscuridad, y le pareció que esa caída no terminaría<br />

nunca. Durante la caída, pensó en el sable de luz de Skywalker. <strong>Vader</strong> habría jurado<br />

que era la misma arma que Obi-Wan había arrebatado a Anakin Skywalker en<br />

Mustafar. No dejó de aullar con rabia hasta que chocó brutalmente contra una pila de<br />

duras rocas.<br />

Había pasado cerca de una hora cuando <strong>Vader</strong> recuperó el sentido en el fondo del<br />

pozo bajo las entrañas del Templo de Pomojema. Sintió el sabor de la sangre en el<br />

interior de su casco y se maldijo en silencio.<br />

Se dio cuenta de lo que había ocurrido en el templo. El Cristal de Kaiburr había<br />

aumentado sus poderes de la Fuerza, pero no en su beneficio. Había amplificado su odio<br />

y su rabia, causando que abandonase su deseo de capturar a Skywalker y averiguar más<br />

acerca de su identidad. Ahora podía sentir que el Cristal de Kaiburr ya no estaba en el<br />

templo, que había abandonado Mimban.<br />

Junto con Skywalker y la princesa.<br />

<strong>Vader</strong> recogió su brazo y su sable de luz, y consiguió salir de la caverna, donde llamó<br />

a una lanzadera imperial para que lo llevase al centro médico más cercano. Incluso<br />

mientras su brazo derecho estaba siendo reemplazado, no consideró esa batalla de<br />

Mimban como una pérdida, porque ahora sabía que Skywalker era más que una<br />

oportunidad para conseguir más poder. Era la solución a su mayor obstáculo.<br />

Es la persona que puede ayudarme a vencer al Emperador.<br />

<strong>Vader</strong> nunca había hablado de Luke Skywalker con el Emperador, pero no descartaba<br />

la posibilidad de que su Maestro hubiera descubierto el nombre del piloto rebelde que<br />

había destruido la Estrella de la Muerte. Sólo era cuestión de tiempo antes de que el<br />

Emperador abordase el tema.<br />

Incluso aunque <strong>Vader</strong> aún no había descubierto ninguna información significativa<br />

sobre el pasado de Skywalker, sentía que había una fuerte conexión entre ellos, y no sólo<br />

porque ambos hubieran sido entrenados por Obi-Wan. Pero <strong>Vader</strong> no quería simplemente<br />

más información. Quería a Skywalker, lo quería de inmediato, y lo quería vivo.<br />

Era por tanto inevitable que el Señor Oscuro se encontrase con Boba Fett.<br />

LSW 99


Ryder Windham<br />

Capítulo 18<br />

Llevando el casco y la armadura que había heredado de su padre, Boba Fett se<br />

encontraba de pie ante <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> en una sala de recepción del espaciopuerto de Ord<br />

Mantell, un planeta del Borde Medio que antiguamente había sido un depósito de<br />

provisiones de la Antigua República. <strong>La</strong> sala tenía un ancho ventanal que dominaba la<br />

plataforma de aterrizaje donde la lanzadera clase <strong>La</strong>mbda de <strong>Vader</strong> estaba cargando<br />

suministros. <strong>La</strong> propia armadura y los mecanismos internos de <strong>Vader</strong> habían sido<br />

completamente reparados, no dejando ni rastro de su duelo en Mimban.<br />

—De modo que busca rebeldes, Lord <strong>Vader</strong> —dijo Fett con voz amortiguada por el<br />

vocalizador de su casco—. Mi contratador, Jabba el Hutt, también lo hace. Quizá<br />

complaciéndole a él, pueda complacerle también a usted.<br />

—¿Y conseguir dos recompensas en lugar de una, cazarrecompensas —dijo <strong>Vader</strong>,<br />

sin dejar que se le escapase nada—. Me interesa un rebelde en particular… Luke<br />

Skywalker.<br />

Boba Fett asintió ligeramente, inclinando su casco hacia delante.<br />

—Un compañero del hombre que estoy buscando… Han Solo. El uno podría<br />

conducirnos al otro, Lord <strong>Vader</strong>.<br />

Para entonces, <strong>Vader</strong> ya estaba familiarizado con el nombre del capitán del Halcón<br />

Milenario, la nave que había disparado contra su caza TIE en la batalla de la Estrella de<br />

la Muerte. No estaba interesado en por qué Jabba el Hutt quería a Han Solo, pero tras su<br />

máscara negra, sintió una sonrisa retorcerse en sus labios mientras pensaba en la idea de<br />

usar a Solo como cebo para Skywalker.<br />

—Eres un buen negociante, Fett —dijo mientras se dirigía hacia un turboascensor que<br />

descendía a la plataforma de aterrizaje—. Quizá nos volvamos a encontrar cuando su<br />

negocio dé frutos.<br />

Dejando a Fett en Ord Mantell, <strong>Vader</strong> regresó al Ejecutor. Aunque estaría complacido<br />

si el plan del cazarrecompensas funcionaba, estaba deseoso de conseguir información que<br />

condujera a la ubicación de la nueva base de la Alianza Rebelde. Encontrar a Luke<br />

Skywalker se había convertido en algo más que un objetivo para <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong>. Se había<br />

convertido en su propósito.<br />

Ya se habían dispersado miles de droides sonda imperiales, repletos de sensores,<br />

por mundos remotos a través de la galaxia, y miles más se desplegarían en las semanas<br />

siguientes. Antes o después, uno de esos droides sonda encontraría algo útil.<br />

Habían pasado tres años estándar desde la destrucción de la Estrella de la Muerte<br />

cuando <strong>Vader</strong>, de pie en el puente del Ejecutor, descubrió que un droide sonda había<br />

transmitido imágenes de un gran generador de energía en un planeta helado del distante<br />

sistema de Hoth.<br />

LSW 100


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—Eso es —dijo <strong>Vader</strong>—. Los rebeldes están ahí. —Rechazó escuchar a su pomposo<br />

primer oficial, el almirante Ozzel, quien sugirió que el droide sonda se habría topado con<br />

cualquier otra cosa que no fuera la base rebelde—. Ese es el sistema —insistió—. Fijen el<br />

rumbo hacia el sistema Hoth.<br />

Por desgracia, los rebeldes ya habían comenzado una evacuación de emergencia de su<br />

base, mientras la armada de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> se apresuró a llegar a destino por el<br />

hiperespacio. Aún peor, el almirante Ozzel permitió que el Ejecutor saliera del<br />

hiperespacio demasiado cerca del sistema Hoth, activando sensores que alertaron a los<br />

rebeldes de la llegada de la armada, y les permitió alzar un escudo de energía planetario<br />

para rechazar cualquier bombardeo aéreo. Tras aliviar a Ozzel de su vida y ascender al<br />

más capaz capitán Piett al rango de almirante, <strong>Vader</strong> dio la orden de enviar tropas<br />

imperiales a la superficie del mundo helado.<br />

Está ahí abajo, pensaba <strong>Vader</strong> con absoluta certeza. Skywalker está ahí abajo.<br />

En su defensa, hay que decir que los rebeldes no se rindieron sin defenderse. Sus<br />

deslizadores de nieve dispararon sus láseres como moscas contra los gigantescos<br />

Transportes Blindados Todo-Terreno 1 que avanzaban pesadamente sobre el hielo y la<br />

nieve, y su cañón iónico planetario consiguió inutilizar las naves estelares imperiales que<br />

orbitaban el planeta el tiempo suficiente para permitir que la mayor parte de su flota<br />

escapase al espacio. Pero, al final, fueron incapaces de evitar que los AT-AT's<br />

destruyeran sus generadores de energía, y con oleada tras oleada de una potencia de<br />

fuego superior por parte de los imperiales, se aseguraron de que los rebeldes no pudieran<br />

ganar esa batalla.<br />

No fue una gran victoria para <strong>Vader</strong>, quien aterrizó en Hoth mientras la batalla aún<br />

estaba teniendo lugar. El último de los rebeldes aún estaba huyendo de su base<br />

conquistada cuando entró en un hangar cavernoso con paredes de hielo con una escuadra<br />

de soldados de nieve, justo a tiempo para ver al Halcón Milenario despegando a gran<br />

velocidad. <strong>Vader</strong> no sabía si Luke Skywalker había subido a bordo del carguero de Han<br />

Solo, pero rápidamente sintió que Skywalker seguía con vida.<br />

Y no había olvidado el plan de Boba Fett.<br />

<strong>Vader</strong> se volvió hacia un soldado de nieve.<br />

—Alerte al almirante Piett y a todos los destructores estelares de que el Halcón<br />

Milenario está tratando de abandonar Hoth —dijo—. Nuestro objetivo primario es<br />

capturar ese carguero. ¡Los pasajeros deben resultar ilesos!<br />

<strong>Vader</strong> regresó al Ejecutor y estaba sentado en su cámara de meditación cuando el<br />

almirante Piett penetró en su sanctasanctórum. Conforme el brazo robótico hacía<br />

descender su casco sobre su cabeza llena de cicatrices, <strong>Vader</strong> pudo sentir la incomodidad<br />

de Piett al contemplar las heridas del Señor del Sith. Cuando el casco estuvo en su lugar,<br />

el asiento de <strong>Vader</strong> giró en el interior de la cámara hasta encontrarse de cara a Piett.<br />

1 All Terrain Armored Transports, AT-AT's (N. del T.)<br />

LSW 101


Ryder Windham<br />

—Nuestras naves han avistado al Halcón Milenario, milord —informó este—.<br />

Pero… ha entrado a un campo de asteroides, y no podemos arriesgarnos…<br />

—Esos asteroides no me importan, almirante —interrumpió <strong>Vader</strong>—. Quiero esa<br />

nave, sin excusas.<br />

Piett sabía que no convenía discutir con <strong>Vader</strong>.<br />

—Sí, milord —dijo.<br />

El hemisferio superior de la cámara de meditación descendió sobre <strong>Vader</strong>. Deseando<br />

obtener alguna iluminación acerca de los eventos venideros, respiró lentamente mientras<br />

vaciaba su mente de cualquier pensamiento, abriéndose al lado oscuro de la Fuerza…<br />

Skywalker.<br />

Escuchó el nombre en su mente, como si la propia Fuerza se lo hubiera susurrado.<br />

¿Pero es la Fuerza, se preguntó <strong>Vader</strong>, o soy yo que estoy demasiado preocupado por<br />

encontrar…<br />

De pronto, <strong>Vader</strong> sintió una perturbación en la Fuerza. Y no sólo una sutil<br />

fluctuación. Algo importante estaba a punto de ocurrir, algo increíblemente<br />

significativo. Algo que lo cambiaría todo.<br />

Los asteroides estaban golpeando a la flota imperial mientras <strong>Vader</strong> continuaba su<br />

búsqueda del Halcón Milenario. <strong>Vader</strong> estaba en el puente del Ejecutor cuando un<br />

almirante Piett muy nervioso informó de que el Emperador había ordenado a <strong>Vader</strong> que<br />

contactara con él.<br />

Dirigiéndose a sus aposentos personales, <strong>Vader</strong> se detuvo en un panel circular negro<br />

en el suelo junto a su cámara de meditación. El panel era un escáner de HoloRed que le<br />

permitía transmitir comunicaciones por toda la galaxia. Mientras se postraba sobre su<br />

rodilla izquierda e inclinaba su cabeza dentro del casco, el anillo exterior del panel se<br />

iluminó con una pálida luz azul. <strong>Vader</strong> alzó lentamente su mirada hacia el aire vacío ante<br />

él, y el vacío se llenó instantáneamente con un inmenso holograma parpadeante de la<br />

cabeza encapuchada del Emperador Palpatine.<br />

—¿Qué deseáis, mi señor<br />

A años luz de distancia, en Coruscant, el Emperador respondió.<br />

—Hay una gran perturbación en la Fuerza.<br />

—Lo he notado —dijo <strong>Vader</strong>.<br />

—Tenemos un nuevo enemigo. El joven rebelde que destruyó la Estrella de la<br />

Muerte. No me cabe duda de que este muchacho es el vástago de Anakin Skywalker.<br />

¡¿Vástago! El tejido que quedaba en la garganta de <strong>Vader</strong> se quedó seco.<br />

—¿Cómo es posible —consiguió decir a pesar de su asombro.<br />

Sin ofrecer ninguna explicación para apoyar la convicción que mostraba, el<br />

Emperador le respondió.<br />

—Explora tus sentimientos, Lord <strong>Vader</strong>. Sabrás que es cierto. Podría destruirnos.<br />

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Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Tras haber luchado con Luke Skywalker en Mimban, <strong>Vader</strong> era más consciente que el<br />

Emperador de los poderes del joven. Pero también sabía otra cosa: Al contrario que<br />

<strong>Vader</strong>, Luke no sabía nada de su conexión familiar. Si él hubiera sabido la verdad en<br />

Mimban, pensó <strong>Vader</strong>, yo lo habría sentido. Luchando aún con la declaración del<br />

Emperador, se esforzó por encontrar palabras que pudieran hacer que su Maestro perdiera<br />

su interés en Skywalker.<br />

—Es sólo un niño —dijo <strong>Vader</strong>—. Obi-Wan ya no puede ayudarle.<br />

El Emperador pensaba de otro modo.<br />

—<strong>La</strong> Fuerza es intensa en él —dijo—. El hijo de Skywalker no debe convertirse en<br />

un Jedi.<br />

El Emperador no había dicho explícitamente que quisiera a Luke Skywalker muerto,<br />

de modo que <strong>Vader</strong> —que necesitaba a Skywalker vivo para cumplir sus objetivos—<br />

probó una táctica distinta.<br />

—Si se le pudiera atraer —sugirió <strong>Vader</strong>—, se convertiría en un poderoso aliado.<br />

—Sí —murmuró el Emperador, como si él no hubiera pensado en esa posibilidad.<br />

<strong>Vader</strong> sólo podía imaginar qué estaba pensando el Emperador. Los Sith habían<br />

mantenido durante mucho tiempo su regla de dos: un Maestro, un aprendiz. Incluso<br />

<strong>Vader</strong> sabía que la galaxia no era lo bastante grande para tres Señores del Sith, y pese a<br />

ello los ojos del Emperador parecieron brillar bajo su capucha cuando volvió a hablar,<br />

con un tono más enfático—. Sí. Sería una gran ventaja. ¿Puede hacerse<br />

—Se unirá a nosotros, o morirá, señor —dijo <strong>Vader</strong>. Inclinó la cabeza, y el holograma<br />

del Emperador se desvaneció.<br />

Ahora que el Emperador estaba interesado en el destino de Luke Skywalker, <strong>Vader</strong><br />

supo que tenía que hacer todo cuanto estuviera en su mano para encontrar a Luke antes de<br />

que lo hiciera el Emperador. Si sus propios soldados, ni siquiera el infame Boba Fett,<br />

podían localizar a los líderes rebeldes, entonces tendría que tomar medidas más activas.<br />

<strong>Vader</strong> envió una señal, convocando a cazarrecompensas de toda la galaxia a reunirse<br />

con él en el Ejecutor. No pasó mucho tiempo antes de que seis cazarrecompensas,<br />

incluido Boba Fett, se alinearan en el puente del Ejecutor. Escasos segundos después de<br />

que <strong>Vader</strong> se dirigiera al grupo que se había reunido, destacándole que quería que<br />

encontrasen el Halcón Milenario sin matar a ninguno de sus ocupantes, el esquivo<br />

carguero corelliano salió del campo de asteroides. El destructor estelar Vengador le dio<br />

caza, pero instantes después el Halcón Milenario desapareció de los escáneres de<br />

seguimiento del Vengador. Parecía que los rebeldes habían escapado una vez más de los<br />

imperiales.<br />

Pero no lograron escapar de Boba Fett. Varias horas después de que el Vengador<br />

perdiera de vista al Halcón, <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> recibió una transmisión de Fett, quien había<br />

usado sigilosas medidas para encontrar la nave rebelde renqueando por el espacio con un<br />

hipermotor dañado, con rumbo al sistema Bespin.<br />

El Señor Oscuro se giró hacia el almirante Piett en el puente del Ejecutor.<br />

—Trace un curso hacia Bespin —dijo.<br />

LSW 103


Ryder Windham<br />

LSW 104


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 19<br />

Boba Fett ya había llegado a Ciudad Nube, un lujoso complejo y refinería de gas en<br />

órbita alrededor del planeta gigante gaseoso de Bespin, y el Halcón Milenario, con su<br />

velocidad luz inhabilitada, seguía aún en camino cuando la lanzadera de <strong>Vader</strong> tomó<br />

tierra en una plataforma de aterrizaje de Ciudad Nube. Precedido por dos escuadras de<br />

soldados de asalto imperiales, <strong>Vader</strong> salió de la lanzadera para ser recibido por el barón<br />

administrador de Ciudad Nube, <strong>La</strong>ndo Calrissian, y su ayudante Lobot, un cyborg con un<br />

puerto computarizado acoplado alrededor de su cabeza calva.<br />

Calrissian fue cortés y solícito mientras escoltaba a los imperiales por sus<br />

instalaciones, y escuchó con atención cuando <strong>Vader</strong> trazó su plan para atrapar a un grupo<br />

de rebeldes. Cuando escuchó el nombre del carguero que se acercaba, la expresión de<br />

Calrissian permaneció completamente neutral, lo que no sorprendió a <strong>Vader</strong>. Aunque una<br />

comprobación previa había confirmado que Calrissian era un antiguo propietario del<br />

Halcón Milenario, también era un tahúr excelente.<br />

Mientras el Ejecutor permanecía estacionado bien fuera del alcance de cualquier<br />

escáner de Bespin, los imperiales tomaron posiciones en Ciudad Nube y esperaron a<br />

que llegase la nave de Han Solo. No tuvieron que esperar mucho.<br />

—El Halcón Milenario ha aterrizado en la plataforma 327, Lord <strong>Vader</strong> —dijo el<br />

teniente Sheckil, un oficial imperial de uniforme gris. Sheckil estaba escuchando un<br />

informe de progresos que estaba llegando, y estaba de pie ante <strong>Vader</strong> y Fett en una suite<br />

de conferencias de Ciudad Nube—. <strong>La</strong> princesa Leia está con Han Solo y su copiloto —<br />

continuó Sheckil—. También hay un droide. El barón administrador Calrissian los lleva<br />

ahora a Ciudad Nube. —Sheckil sonrió y añadió—: Fue una suerte que el hipermotor del<br />

Halcón Milenario estuviera dañado, o no habríamos llegado al sistema Bespin antes que<br />

los rebeldes.<br />

—Nuestro viaje a Bespin nada tuvo que ver con la suerte, teniente Sheckil —dijo<br />

<strong>Vader</strong>—. Recuerde a sus hombres que permanezcan ocultos. <strong>La</strong> captura de los rebeldes<br />

se hará bajo mis órdenes.<br />

—Sí, señor. Yo… —Sheckil se detuvo de golpe al escuchar su comunicador—.<br />

¿Qué ¡Los muy imbéciles! —Tratando de no parecer nervioso, devolvió su atención a<br />

<strong>Vader</strong>—. Es el droide, señor —dijo—. Él… se separó del grupo, y tropezó con el<br />

Escuadrón Gamma. Ellos le dispararon. Afortunadamente, la princesa y los demás no<br />

oyeron los disparos.<br />

—Entonces tú eres el único afortunado —dijo <strong>Vader</strong>, furioso—. No vuelvas a<br />

fallarme. Traed el droide aquí. Su memoria podría contener información valiosa.<br />

Después de que Sheckil abandonase la sala, <strong>Vader</strong> se giró para observar la silueta de<br />

Ciudad Nube por una ventana.<br />

LSW 105


Ryder Windham<br />

—Parece que tu iniciativa está dando sus frutos, cazarrecompensas —dijo—. Usando<br />

al capitán Solo como cebo para Skywalker, podrás cobrar dos recompensas de una sola<br />

vez.<br />

—Skywalker vendría más rápido si se corriera la voz de que sus aliados están en<br />

peligro —dijo Boba Fett, observando la espalda del Señor Oscuro.<br />

—No será necesario —dijo <strong>Vader</strong>, sintiendo un temblor en la Fuerza desde muy lejos,<br />

a través del espacio—. Él ya lo sabe.<br />

Sheckil regresó con un par de soldados de asalto que traían un contenedor abierto que<br />

contenía las partes del droide capturado. <strong>La</strong>s piernas se habían soltado del tronco, y un<br />

puñado de cables multicolores sobresalía del enganche del cuello del droide.<br />

—¿Lord <strong>Vader</strong> —dijo Sheckil—. Me-me temo que el daño es bastante grave. —<br />

Ofreciendo a <strong>Vader</strong> la cabeza del droide para que la inspeccionase, Sheckil continuó—.<br />

Como podéis comprobar, es un droide de protocolo. Probablemente pertenezca a la<br />

princesa.<br />

<strong>Vader</strong> tomó la cabeza y la examinó detenidamente.<br />

—Por la forma en que se han destrozado sus componentes —siguió parloteando<br />

Sheckil—, es como si el droide hubiese sido construido hace mucho tiempo.<br />

A pesar del desgaste y las abolladuras de la cabeza del droide, <strong>Vader</strong> reconoció unos<br />

pocos detalles que indicaban la manufactura de Anakin Skywalker. Observó los ciegos<br />

fotorreceptores de la cabeza decapitada.<br />

C-3PO.<br />

<strong>La</strong> última vez que <strong>Vader</strong> había visto al droide dorado era en Mustafar. Te vi a través<br />

de la ventana de la nave de Padmé cuando aterrizó, recordó <strong>Vader</strong>. Sosteniendo esa<br />

reliquia de su antigua vida, <strong>Vader</strong> sintió que oleadas de ira y pérdida barrían su oscura<br />

alma. Su memoria volvió al día en que Anakin encontró el esqueleto del droide en la<br />

chatarrería de Watto, en el que Anakin se preguntó si el droide reparado podría ayudarle a<br />

él y a su madre a abandonar Tatooine.<br />

<strong>Vader</strong> se preguntó si C-3PO recordaría algo acerca de Anakin Skywalker. Lo dudaba.<br />

Si el droide hubiera tenido cualquier conocimiento de Anakin en sus bancos de memoria,<br />

entonces lo habría compartido con Luke Skywalker. Pero Luke seguía ignorando la<br />

identidad de su padre, <strong>Vader</strong> estaba seguro de ello.<br />

Considerando todo eso, pensó <strong>Vader</strong> mientras miraba en los ojos del droide, debería<br />

haberte dejado en ese patio de chatarra. Tuvo la súbita urgencia de aplastar la cabeza del<br />

droide, pero entonces se dio cuenta de que Sheckil y Boba Fett le miraban con curiosidad.<br />

—¿Intentarán nuestros técnicos recuperar sus unidades de memoria, Lord <strong>Vader</strong><br />

Relajando su presa sobre la cabeza del droide, <strong>Vader</strong> la colocó con el resto de las<br />

piezas en el contenedor abierto.<br />

—El droide está inservible —dijo—. Que lo destruyan. —Dejó de pensar en el<br />

droide y se volvió hacia la puerta—. Vamos, cazarrecompensas —dijo—. Quiero<br />

discutir nuestro próximo encuentro con los rebeldes.<br />

LSW 106


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Después de que el temblor de la Fuerza convenciese a <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> que Luke<br />

Skywalker estaba de camino a Bespin, el Señor Oscuro preparó su trampa. Se las arregló<br />

para que Calrissian escoltase a la princesa Leia, Han Solo, y el copiloto wookiee de Solo<br />

a un salón de banquetes en el que él y Boba Fett estarían esperando. Un instante después<br />

de que la puerta del salón de banquetes se abriera deslizándose y revelase a <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

ante los horrorizados rebeldes, Solo alcanzó su pistola bláster y disparó al Señor del Sith.<br />

Con su mano enguantada, <strong>Vader</strong> rechazó las lanzas de energía, y luego usó la Fuerza para<br />

atrapar la pistola de Solo, arrancándola del agarre del piloto y haciéndola volar sobre la<br />

mesa de banquetes central para aterrizar entre los dedos extendidos de <strong>Vader</strong>.<br />

—No tenía elección —les dijo Calrissian—. Llegaron antes que vosotros. Lo siento.<br />

Han Solo miró fijamente a Calrissian.<br />

—Yo también lo siento —dijo.<br />

—¡Lord <strong>Vader</strong>! —dijo ligeramente alterado el teniente Sheckil después de que el<br />

Señor del Sith saliese de la sala de banquetes y ordenase a un escuadrón de soldados de<br />

asalto que escoltase a los prisioneros a las celdas de arresto—. Durante el registro de las<br />

habitaciones de la princesa Leia hemos descubierto algo… inesperado.<br />

Caminando rápidamente con Sheckil a la zaga, <strong>Vader</strong> recorrió los pasillos de Ciudad<br />

Nube hasta que alcanzó la suite espaciosa y brillantemente iluminada que Leia había<br />

ocupado antes de salir hacia el salón de banquetes. Dos soldados de asalto estaban en la<br />

sala junto a dos ugnaughts: humanoides de escasa estatura y aspecto porcino que<br />

trabajaban en las refinerías de gas de la ciudad. Sobre una mesa descansaba un cajón de<br />

almacén que contenía las desmembradas partes de C-3PO.<br />

Volvemos a encontrarnos.<br />

<strong>Vader</strong> miró fijamente las piezas, que no parecían diferentes de cuando las había visto<br />

la última vez.<br />

—Le di una orden, teniente —dijo.<br />

—Sí, Lord <strong>Vader</strong> —dijo Sheckil. Señalando a los achaparrados trabajadores,<br />

continuó—. Pero según los ugnaughts, el wookiee irrumpió en el almacén y se puso<br />

como loco cuando encontró las piezas. <strong>La</strong>s trajo directamente aquí, a la princesa. Si la<br />

rebelión está interesada en preservar esta unidad, podría haber más en este droide de lo<br />

que se ve a simple vista.<br />

Buscando en el cajón de almacenaje, <strong>Vader</strong> recogió la cabeza del droide. A pesar de<br />

sus deseos de dejar enterrados todos los recuerdos de Anakin Skywalker, uno más salió a<br />

la superficie… algo que Shmi Skywalker había dicho a su hijo después de que le<br />

permitiera quedarse las piezas de droide que había llevado en secreto a su pequeña<br />

morada. A menos que estés dispuesto a ocuparte de algo, no mereces tenerlo, había dicho<br />

ella.<br />

Bajo su casco, <strong>Vader</strong> hizo una mueca de disgusto al recordarlo.<br />

LSW 107


Ryder Windham<br />

Sheckil observaba a <strong>Vader</strong>.<br />

—¿Ordeno a los técnicos que busquen su memoria —dijo. Cuando <strong>Vader</strong> no<br />

respondió, Sheckil añadió—: ¿O preferís que antes lo olfateen los ugnaughts<br />

<strong>Vader</strong> parecía seguir contemplando la cabeza del droide, manteniéndolo cerca de su<br />

casco para poder ver su oscuro y distorsionado reflejo en la erosionada superficie dorada<br />

del rostro sin vida de C-3PO.<br />

—¿Señor —dijo Sheckil expectante.<br />

<strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> colocó lentamente la cabeza del droide con el resto de piezas.<br />

—<strong>La</strong>s piezas del droide tienen el olor del copiloto del capitán Solo —dijo—. Envíe<br />

esta caja a la celda del wookiee.<br />

—Yo… disculpadme, señor —dijo Sheckil, obviamente confundido—. No lo<br />

entiendo. Vos… ¿queréis que el prisionero se quede el droide<br />

—Le estoy dando al wookiee lo que se merece —dijo misteriosamente <strong>Vader</strong>.<br />

—Oh —dijo Sheckil—. Sí… por supuesto, Lord <strong>Vader</strong>.<br />

—El capitán Solo tiene una cita en la sala de interrogatorios —dijo <strong>Vader</strong> mientras<br />

salía con paso firme de la suite—. Asegúrese de que esté allí.<br />

<strong>Vader</strong> no hizo una sola pregunta a Han Solo en la sala de interrogatorios que los<br />

imperiales habían preparado en Ciudad Nube, pero igualmente torturó al contrabandista.<br />

Después, hizo que un equipo de ugnaughts preparase una cámara de congelación de<br />

carbono para Solo, para determinar si Luke Skywalker podría sobrevivir al proceso de<br />

congelación. <strong>La</strong> prueba también fue presenciada por Boba Fett, <strong>La</strong>ndo Calrissian, Lobot,<br />

la princesa Leia, y el corpulento copiloto de Solo, quien ya había conseguido reensamblar<br />

parcialmente a C-3PO, y llevaba las piezas del droide en una red de carga que<br />

estaba cruzada sobre su peluda espalda. Con cierta diversión, <strong>Vader</strong> notó que C-3PO<br />

seguía sin saber cuándo debía dejar de hablar.<br />

Solo fue introducido en el pozo central de la cámara de congelación, y luego subió<br />

una gran columna de vapor cuando le transformaron inmediatamente en un sólido bloque<br />

de carbonita. Después de que retirasen el bloque del pozo y <strong>La</strong>ndo comprobase que Solo<br />

había sobrevivido, <strong>Vader</strong> se volvió a Boba Fett.<br />

—Es todo tuyo, cazarrecompensas. —Luego miró a los ugnaughts—. Volved a<br />

ajustar la cámara para Skywalker —ordenó.<br />

<strong>La</strong> sincronización no podía haber sido mejor, porque Skywalker acababa de aterrizar<br />

su caza ala-X en Ciudad Nube.<br />

LSW 108


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 20<br />

—<strong>La</strong> Fuerza está contigo, joven Skywalker —dijo <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> cuando su presa fue<br />

directa a su trampa—. Pero todavía no eres un Jedi.<br />

Luke Skywaker tenía su bláster en la mano cuando entró en la tenebrosa cámara de<br />

congelación, pero lo enfundó antes de subir un tramo de escalones para enfrentarse a<br />

<strong>Vader</strong>. Allí, en la plataforma elevada que rodeaba el pozo, <strong>Vader</strong> estaba inmóvil,<br />

esperando que Skywalker hiciera su siguiente movimiento. Cuando Luke alcanzó su sable<br />

de luz y activó su hoja azul, <strong>Vader</strong> notó que realmente era la misma arma que Obi-Wan<br />

había arrebatado a Anakin Skywalker en Mustafar. Pero no era el momento de compartir<br />

esa información con Luke. Aún no.<br />

<strong>Vader</strong> activó su propio sable de luz. Luke atacó primero, y <strong>Vader</strong> bloqueó el golpe<br />

con facilidad. El duelo había comenzado.<br />

Luke luchó valientemente, y casi instintivamente, en ocasiones impresionando a<br />

<strong>Vader</strong> con movimientos inesperados. Incluso consiguió salir saltando de la cámara de<br />

congelación de carbono, evitando que <strong>Vader</strong> le dejase completamente inmóvil. Pero<br />

<strong>Vader</strong> le acosó conduciéndole a la sala de control del reactor de Ciudad Nube, usó la<br />

Fuerza para arrancar maquinaria pesada de las paredes y lanzarla contra Luke, y por<br />

último le condujo a una pasarela que se extendía sobre el pozo del reactor.<br />

Mientras los vientos de Bespin rugían en el pozo, Luke blandió su sable de luz para<br />

dar un golpe de soslayo sobre la placa del hombro derecho de <strong>Vader</strong>. <strong>Vader</strong> gimió<br />

mientras Luke se alejaba más por la pasarela. Manteniendo el equilibrio sobre una<br />

estrecha viga, Luke estaba aferrado a un sensor atmosférico con su mano izquierda<br />

cuando <strong>Vader</strong> golpeó fuerte con su sable de luz.<br />

Luke gritó cuando la hoja roja de <strong>Vader</strong> atravesaba su muñeca derecha, y observó con<br />

horror cómo su mano y su sable de luz caían al fondo del profundo pozo del reactor.<br />

—No hay escapatoria —dijo <strong>Vader</strong> cuando su herido oponente se alejó todo lo que<br />

pudo, agarrándose a un conjunto de sensores al final de la pasarela—. No me obligues a<br />

destruirte —añadió, incrementando el volumen de su voz para poder hacerse escuchar<br />

sobre los fuertes vientos—. Todavía no te has dado cuenta de tu importancia. Sólo has<br />

empezado a descubrir tu poder. Únete a mí, y yo completaré tu entrenamiento.<br />

Combinando nuestras fuerzas, podemos acabar con esta beligerancia y poner orden en la<br />

galaxia.<br />

—¡Jamás me uniré a ti! —gritó Luke como respuesta.<br />

—Si conocieras el poder del lado oscuro —dijo <strong>Vader</strong>, y decidió que había llegado el<br />

momento de revelarlo todo—. Obi-Wan no te dijo lo que le pasó a tu padre.<br />

—¡Me dijo lo suficiente! —dijo Luke entre dientes mientras se aferraba al conjunto<br />

de sensores—. Dijo que tú lo mataste.<br />

—No —dijo <strong>Vader</strong>—. Yo soy tu padre.<br />

LSW 109


Ryder Windham<br />

<strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> no sabía cómo iba a reaccionar Luke. No podía imaginar que el joven<br />

quedaría más impresionado de lo que <strong>Vader</strong> había estado cuando el Emperador le<br />

informó de que Luke era el hijo de Anakin.<br />

—No —gimoteó Luke—. No. ¡Eso no es verdad! ¡Es imposible!<br />

<strong>Vader</strong> recordó cómo el Emperador le había empujado a aceptar la realidad.<br />

—Examina tus sentimientos —dijo—. Sabes que es verdad.<br />

—¡No! —gritó Luke—. ¡NO!<br />

El viento aulló, y la negra capa de <strong>Vader</strong> ondeó salvajemente a su espalda.<br />

—Luke, tú puedes destruir al Emperador. Él se ha percatado de eso. Es tu destino. —<br />

Se acercó a Luke, invitándole a salir de la pasarela y a ir a su lado—. Únete a mí, y juntos<br />

dominaremos la galaxia como padre e hijo.<br />

Aferrándose todavía al conjunto de sensores, Luke echó un vistazo al fondo del pozo.<br />

—Ven conmigo —insistió <strong>Vader</strong>—. Es el único camino.<br />

Inesperadamente, Luke abrió sus brazos, soltando los sensores y dejándose caer a<br />

plomo en el profundo pozo. <strong>Vader</strong> se inclinó sobre el extremo de la pasarela para ver la<br />

silueta de su hijo caer rápidamente dando tumbos en un tubo de ventilación de la pared<br />

del muro que se encontraba abierto.<br />

El Señor del Sith estaba seguro de que Luke seguía con vida. Si hubiera muerto, lo<br />

habría sentido.<br />

Después de que <strong>Vader</strong> abandonase el pozo del reactor, los oficiales imperiales le<br />

informaron de que el engañoso <strong>La</strong>ndo Calrissian había comunicado a todos los residentes<br />

y visitantes que evacuasen Ciudad Nube, y que Calrissian, la princesa Leia y el wookiee<br />

ya habían escapado en el Halcón Milenario. <strong>Vader</strong> sabía que no llegarían lejos, porque<br />

los técnicos imperiales ya habían tenido la precaución de desactivar el hipermotor del<br />

Halcón Milenario.<br />

<strong>Vader</strong> envió inmediatamente dos escuadras de soldados de asalto para encontrar a<br />

Luke. Seguro de que Luke y la tripulación del Halcón pronto volverían a ser capturados y<br />

se los entregarían, se dirigió a su lanzadera y voló de regreso al Ejecutor. Cuando llegó,<br />

<strong>Vader</strong> mantuvo su confianza cuando le notificaron que el Halcón Milenario había<br />

regresado a toda velocidad a Ciudad Nube para rescatar a Luke.<br />

Dejad que sus aliados le salven, pensó Luke. Y entonces yo les capturaré a todos.<br />

Mientras el Halcón Milenario trataba de esquivar el bloqueo imperial alrededor de<br />

Bespin, <strong>Vader</strong> usó la Fuerza para llamar telepáticamente a su hijo desde el Ejecutor.<br />

—Luke.<br />

Padre, respondió Luke.<br />

—Hijo —dijo <strong>Vader</strong>, y sintió un escalofrío al darse cuenta de que Luke había<br />

aceptado la verdad.<br />

Cuando el carguero rebelde pasó junto al destructor estelar de <strong>Vader</strong>, éste sintió la<br />

proximidad de Luke y usó la Fuerza para llamarle de nuevo.<br />

—Hijo. Ven conmigo. —Cuando Luke no contestó, <strong>Vader</strong> añadió—: Luke. Es tu<br />

destino.<br />

LSW 110


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Pero entonces el Halcón Milenario se desvaneció en el hiperespacio. Y, esta vez, el<br />

carguero corelliano no estaba llevando un dispositivo de rastreo imperial.<br />

Una vez más, a <strong>Vader</strong> le habían arrebatado lo que era suyo.<br />

LSW 111


Ryder Windham<br />

Interludio<br />

<strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> había querido retomar su persecución de Luke Skywalker, pero el<br />

Emperador tenía otros planes en mente para su aprendiz. <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> fue destinado a<br />

supervisar la finalización de una nueva superarma, que estaba siendo construida desde<br />

hacía algún tiempo en el sistema Endor.<br />

El Emperador debe saber que traté de reclutar a mi hijo para que se uniera a mí en<br />

su contra, pensó <strong>Vader</strong>. Sabe que Luke podría destruirle… y que yo no puedo hacerlo<br />

solo.<br />

De modo que el Emperador hizo todo lo que pudo para mantener a <strong>Vader</strong> ocupado,<br />

indicándole que trabajase con el príncipe Xizor, quien controlaba la flota mercante más<br />

grande de la galaxia, la cual era necesaria para el Imperio para enviar los cargamentos<br />

necesarios a Endor. Xizor era un falleen, y también la cabeza de la organización criminal<br />

conocida como Sol Negro. Debido a que Xizor había perdido a la mayor parte de su<br />

familia a manos de las acciones genocidas de <strong>Vader</strong> en el mundo natal de los falleen,<br />

había deseado vengarse durante largo tiempo, y planeó desacreditar a <strong>Vader</strong> y ganar el<br />

favor del Emperador. Pero cuando <strong>Vader</strong> supo que Xizor había descubierto su relación<br />

con Luke Skywalker y trataba de matar a Luke, acabó con su acuerdo laboral con el<br />

falleen de forma permanente vaporizando a Xizor y su celestial personal —una inmensa<br />

nave repulsora— sobre la atmósfera superior de Coruscant. <strong>La</strong> construcción del Proyecto<br />

Endor continuó. Un año después del último encuentro de <strong>Vader</strong> con Luke Skywalker, el<br />

Ejecutor llevó al Señor Oscuro a la superarma aún incompleta.<br />

Contra las objeciones de <strong>Vader</strong>, el Emperador —siguiendo un plan que había sido<br />

concebido por Xizor— había permitido que un ordenador que contenía los planos del<br />

Proyecto Endor fuera transportado en un único carguero sin escolta a través del sistema<br />

Both. Con la ayuda de los espías bothanos, los rebeldes capturaron el ordenador y<br />

descubrieron que la mayor de las nueve lunas de Endor estaba generando un poderoso<br />

escudo de energía para proteger la nueva estación de combate «secreta» del Emperador.<br />

El Emperador estaba seguro de que los rebeldes morderían el anzuelo y llevarían su<br />

flota a Endor, pero <strong>Vader</strong> estaba más interesado en qué futuro esperaba detrás de esa<br />

probable escaramuza. Aunque había propuesto al Emperador que Luke Skywalker podía<br />

ser convertido al lado oscuro, uniéndose a los Señores del Sith, era bien consciente de la<br />

larga tradición de la orden Sith de limitar su número a dos: un Maestro, un aprendiz. Uno<br />

de nosotros tendrá que morir, musitó <strong>Vader</strong>.<br />

LSW 112


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 21<br />

El Proyecto Endor era una nueva Estrella de la Muerte, que estaba suspendida en una<br />

órbita sincrónica alrededor de la selvática Luna Santuario del gigante gaseoso Endor.<br />

Cuando la construcción hubiera terminado, la nueva Estrella de la Muerte sería incluso<br />

más grande que la original. Su arma principal, el superláser destructor de planetas, había<br />

sido rediseñado para que pudiera recargarse en cuestión de minutos y ajustarse con<br />

precisión para apuntar a objetivos en movimiento como naves capitales. Los técnicos<br />

imperiales la consideraban la invención más letal de todos los tiempos.<br />

Cuando la lanzadera de <strong>Vader</strong> le llevaba desde el Ejecutor a la incompleta estructura<br />

de la nueva estación de combate, observó el gigante superláser con desdén. Incluso si<br />

triunfa ahí donde la primera Estrella de la Muerte fracasó, pensó, es un juguete infantil<br />

comparado con el poder de la Fuerza.<br />

Tras aterrizar, <strong>Vader</strong> informó al moff Jerjerrod, el oficial al mando de la Estrella de<br />

la Muerte, que el Emperador estaba descontento por que la estación aún no estuviera<br />

operativa. Tras saber que el Emperador en persona pronto llegaría al sistema Endor,<br />

Jerjerrod ordenó a sus hombres que redoblasen sus esfuerzos.<br />

Para cuando el Emperador llegó en su lanzadera a una gran recepción imperial en la<br />

bahía de atraque de la Estrella de la Muerte, <strong>Vader</strong> había recibido un informe de Tatooine<br />

indicando que Jabba el Hutt había muerto. Evidentemente, Luke y sus aliados habían<br />

liberado con éxito a Han solo de las garras del hutt. <strong>Vader</strong> informó al Emperador de que<br />

la Estrella de la Muerte estaría completa en el tiempo previsto.<br />

—Buen trabajo, Lord <strong>Vader</strong> —dijo el Emperador—. Y ahora, presiento que tú<br />

desearás continuar la búsqueda del joven Skywalker.<br />

—Sí, mi señor.<br />

—Paciencia, amigo mío —dijo ásperamente el Emperador—. Con el tiempo, será él<br />

quien te busque a ti. Y cuando lo haga, deberás traerlo a mi presencia. Se ha hecho muy<br />

fuerte. Sólo los dos unidos podremos atraerlo hacia el lado oscuro de la Fuerza.<br />

—Como deseéis —dijo <strong>Vader</strong>. No había olvidado cómo Anakin Skywalker obedeció<br />

la orden de Palpatine de matar al conde Dooku, y no tenía razones para dudar que el<br />

Emperador ya había planeado una prueba para que Luke determinase si <strong>Vader</strong> seguía<br />

siendo su aprendiz.<br />

—Todo se está desarrollando como yo había previsto —dijo el Emperador con una<br />

sonrisa sarcástica.<br />

Conforme <strong>Vader</strong> escoltaba a su Maestro por la Estrella de la Muerte, deseó poder<br />

ver el futuro con tanta claridad. Palpatine había atraído a Anakin Skywalker al lado<br />

oscuro, lo recompuso como un monstruo cibernético, y permaneció como el más<br />

poderoso de los dos señores del Sith. Aunque Luke Skywalker había vencido a <strong>Vader</strong><br />

en la primera Estrella de la Muerte, lo había esquivado en Hoth, y había escapado de él<br />

LSW 113


Ryder Windham<br />

en Bespin, <strong>Vader</strong> no creía que su hijo pudiera resistir al poder del Emperador. Luke<br />

tiene que unirse a mí. No puedo perder de nuevo.<br />

<strong>La</strong> construcción de la nueva Estrella de la Muerte continuaba. <strong>Vader</strong> acababa de saber<br />

que las naves rebeldes se habían reunido en el sistema Sullust cuando fue convocado a la<br />

sala del trono del Emperador. Ubicada en la parte superior de una torre fuertemente<br />

blindada en el polo norte de la estación, la sala del trono tenía grandes ventanas circulares<br />

que permitían al Emperador una amplia vista de la luna boscosa y del hemisferio superior<br />

de la estación de combate. El trono en sí era un asiento de alto respaldo en lo alto de una<br />

ancha plataforma elevada. <strong>La</strong> parte trasera del asiento estaba de cara a <strong>Vader</strong> cuando éste<br />

ascendió los escalones que conducían al trono.<br />

—¿Cuáles son vuestras órdenes, mi señor<br />

El Emperador hizo girar su trono para mirar a <strong>Vader</strong>.<br />

—Manda la flota al otro extremo de Endor —dijo—. Y que permanezca allí hasta que<br />

yo la reclame.<br />

—¿Qué hay de la concentración de la flota rebelde cerca de Sullust<br />

—Eso no importa —dijo el Emperador, quitándole importancia—. ¡<strong>La</strong> rebelión será<br />

aplastada y el joven Skywalker será uno de los nuestros! Tu trabajo aquí ha terminado.<br />

Ve a la nave comandante y espera mis órdenes.<br />

Poco después de que <strong>Vader</strong> regresase al puente del Ejecutor, estaba mirando por un<br />

ventanal cuando vio una lanzadera de clase <strong>La</strong>mbda aproximándose a Endor. <strong>La</strong><br />

lanzadera había transmitido un viejo código de autorización imperial, pero <strong>Vader</strong><br />

permitió que la nave continuase hacia la luna boscosa. Luke está en esa nave, sintió con<br />

absoluta certeza.<br />

Aunque el Emperador había instruido a <strong>Vader</strong> para permanecer en el Ejecutor, <strong>Vader</strong><br />

se sintió obligado a informar de ese último acontecimiento en persona. Tras regresar a la<br />

sala del trono del Emperador en la Estrella de la Muerte, <strong>Vader</strong> advirtió que el Emperador<br />

realmente parecía sorprendido de escuchar que Luke había llegado a Endor.<br />

—¿Estás seguro —preguntó el Emperador.<br />

—Lo he presentido, mi señor.<br />

—Es extraño que yo no —dijo el Emperador con recelo—. Me pregunto si tienes<br />

claros esos presentimientos, Lord <strong>Vader</strong>.<br />

—Son claros, mi señor.<br />

—Entonces debes ir a la Luna Santuario y esperarle allí.<br />

—¿Él vendrá a mí —preguntó <strong>Vader</strong>, escéptico.<br />

—Lo he previsto. Su compasión por ti será su total perdición. Él irá hacia ti, y tú lo<br />

traerás a mi presencia.<br />

—Como deseéis —dijo <strong>Vader</strong>. Conforme salía de la sala del trono, pensó: Si el<br />

Emperador no ha podido detectar la llegada de Luke, quizá se haya debilitado con los<br />

años. Si pudiera llevarme a Luke lejos de aquí y persuadirle para que se alíe conmigo…<br />

LSW 114


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Por un momento, <strong>Vader</strong> se permitió imaginarse un futuro con su hijo. Imaginó a Luke<br />

como su aprendiz… Se lo enseñaré todo… y como su socio… ¡me hará fuerte! No habría<br />

secretos ni rivalidades entre ellos. Con su lazo de sangre y su poder compartido, serían<br />

los más grandes de los Señores del Sith.<br />

Seríamos invencibles. Lo llevaré conmigo al Castillo de Bast y…<br />

<strong>Vader</strong> recordó la visión que había tenido cuando partió a Endor desde Coruscant, la<br />

visión de su encuentro con Luke en su fortaleza de Vjun. En esa visión, Luke se había<br />

unido a él, y el Emperador había llegado con fuego y muerte. <strong>Vader</strong> se dio cuenta de que<br />

no importaba si la visión había sido una pesadilla, una premonición, una advertencia<br />

psíquica o un delirio, porque era una revelación de un evento que nunca podría suceder.<br />

No hay lugar donde Luke y yo podamos ir. No hay lugar donde podamos ocultarnos.<br />

Impotente para desobedecer a su Maestro, <strong>Vader</strong> se dirigió a su lanzadera.<br />

<strong>La</strong> estructura imperial más grande de la Luna Santuario era el generador del escudo<br />

de energía, una torre piramidal de cuatro caras que soportaba una gran antena parabólica<br />

que proyectaba un campo deflector alrededor de la Estrella de la Muerte en órbita. Cerca<br />

de ese generador se alzaba una plataforma de aterrizaje elevada, que estaba iluminada con<br />

brillantes focos. Una gran zona del bosque natural había sido talada para dejar espacio<br />

tanto al generador como a la plataforma, algo que no había sentado muy bien a la<br />

población indígena de ewoks.<br />

Un Transporte Blindado Todo-Terreno de cuatro patas caminaba a lo largo del borde<br />

del bosque y avanzó hacia la plataforma de aterrizaje cuando la lanzadera de <strong>Vader</strong> tomó<br />

tierra. Después de que <strong>Vader</strong> desembarcase, fue a una pasarela para recibir al AT-AT. <strong>La</strong><br />

escotilla del AT-AT se abrió revelando a un comandante imperial, tres soldados de asalto,<br />

y a Luke Skywalker, cuyas muñecas estaban sujetas con esposas:<br />

Luke se había rendido a los soldados. Estaba vestido con un uniforme negro que se<br />

ajustaba a su cuerpo, y <strong>Vader</strong> se preguntó si eso sugería de algún modo que Luke ya se<br />

había rendido también al lado oscuro. No, pensó. Aún no.<br />

Los soldados presentaron el sable de luz de Luke a <strong>Vader</strong>, quien miró la mano<br />

derecha enguantada de Luke. Un nuevo sable de luz, pensó, y una nueva mano. Justo<br />

como en mi visión del Castillo de Bast.<br />

El Señor Oscuro tomó el sable de luz que le ofrecían.<br />

—El Emperador te ha estado esperando —dijo.<br />

—Lo sé, padre.<br />

<strong>Vader</strong> se dio cuenta de que realmente disfrutaba escuchando a Luke llamándole<br />

padre.<br />

—Al fin has aceptado la verdad —dijo <strong>Vader</strong>.<br />

—He aceptado que una vez fuiste Anakin Skywalker, mi padre.<br />

Muchacho estúpido. Enfrentándose a Luke, <strong>Vader</strong> miró fijamente a su hijo a través de<br />

las oscuras lentes.<br />

—Ese nombre ya no significa nada para mí.<br />

LSW 115


Ryder Windham<br />

Luke trató de convencer a <strong>Vader</strong> de que todavía había bien en él. Suplicó a su padre<br />

que fuera con él, lejos de esa luna boscosa y del Emperador.<br />

—No conoces el poder del lado oscuro —dijo <strong>Vader</strong>—. Tengo que obedecer a mi<br />

señor.<br />

—Yo no cederé —juró Luke—, y tendrás que matarme.<br />

He hecho cosas peores, pensó <strong>Vader</strong>.<br />

—Si ese es tu destino… —dijo.<br />

—Rebusca en tus sentimientos, padre —interrumpió Luke—. No puedes hacerlo.<br />

Noto la lucha en tu interior. Libérate de tu odio.<br />

Ojalá pudiera, pensó <strong>Vader</strong>. Ojalá pudiera.<br />

—Para mí es demasiado tarde, hijo —dijo. Indicando a dos soldados de asalto que<br />

condujeran a Luke a la lanzadera que esperaba, añadió—: El Emperador te mostrará la<br />

verdadera naturaleza de la Fuerza. Ahora él es tu Maestro.<br />

Luke puso un gesto de triste resignación.<br />

—Entonces mi padre está muerto —dijo.<br />

Debo obedecer a mi Maestro, pensó <strong>Vader</strong> mientras escoltaban a Luke a la lanzadera.<br />

Incluso si eso significa la muerte de mi hijo.<br />

E incluso si eso significa mi muerte.<br />

LSW 116


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Capítulo 22<br />

<strong>Vader</strong> condujo a Luke a la torre en lo alto de la Estrella de la Muerte, donde el<br />

Emperador —sin levantarse de su trono— usó la Fuerza para liberar a Luke de sus<br />

esposas. Después de que Palpatine ordenase a sus Guardias Reales de armadura roja que<br />

abandonasen la sala del trono, <strong>Vader</strong> le presentó el nuevo sable de luz de Luke para que<br />

lo inspeccionase. El Emperador estaba seguro de que Luke se uniría a él igual que había<br />

hecho su padre.<br />

Sin dejarse impresionar por el Emperador, Luke rehusó convertirse al lado oscuro.<br />

Sin embargo, su confianza sufrió un severo varapalo cuando el Emperador confesó que<br />

había sido él quien permitió que la Alianza Rebelde descubriera la ubicación de la<br />

Estrella de la Muerte y de su generador de escudo, y que el Imperio estuviera<br />

completamente preparado para enfrentarse al inminente ataque de la flota rebelde.<br />

Cuando Luke miró por las grandes ventanas del salón del trono para ver la llegada de<br />

las naves rebeldes, <strong>Vader</strong> sintió la creciente ansiedad de su hijo. <strong>La</strong> batalla espacial<br />

continuaba, y resultaba obvio que las naves rebeldes estaban muy superadas en número<br />

por los cazas imperiales. Mientras el Emperador seguía sentado en su trono, tentó a Luke,<br />

animándole a recuperar su sable de luz y rendirse a su rabia. De nuevo, Luke se negó.<br />

Pero entonces el Emperador reveló que el superláser de la Estrella de la Muerte estaba<br />

operativo y ordenó a los astilleros que disparasen a discreción. Un intenso rayo salió<br />

disparado de la Estrella de la Muerte hacia un crucero rebelde, que explotó con un<br />

destello cegador.<br />

El Emperador continuó tentando a Luke para que recuperase su sable de luz.<br />

—Atácame con todo tu odio —dijo el Emperador—, y tu viaje hacia el lado oscuro de<br />

la Fuerza se habrá completado.<br />

Usando la Fuerza, Luke atrajo para sí su arma, activó su hoja, y lanzó una rápida<br />

estocada a la cabeza del Emperador. Pero <strong>Vader</strong> se movió más rápido, activando su<br />

propio sable de luz y bloqueando diestramente el ataque de Luke. <strong>La</strong> visión de <strong>Vader</strong> y<br />

Luke cruzando sus sables excitó y divirtió al Emperador, y rió entre dientes con perverso<br />

regocijo. <strong>Vader</strong> recordó que Palpatine había reído del mismo modo hacía dos décadas,<br />

cuando ordenó a Anakin Skywalker que matase al conde Dooku.<br />

Yo salí victorioso entonces, pensó <strong>Vader</strong> mientras usaba su sable de luz para alejar a<br />

Luke del Emperador. ¡Y ahora la Fuerza está conmigo!<br />

Conforme su duelo continuaba por todo el salón del trono, el Señor Oscuro sintió que<br />

Luke estaba usando su propia rabia para alimentar su ataque.<br />

—Bien —dijo el Emperador desde su trono—. ¡Usa tus sentimientos de agresividad,<br />

muchacho! Deja que el odio fluya de tu interior.<br />

Mi Maestro quiere que Luke gane, advirtió <strong>Vader</strong> con cierto resentimiento. No le<br />

daré esa satisfacción. No seré…<br />

Inesperadamente, Luke desactivó su sable de luz.<br />

—No pelearé contra ti, padre.<br />

LSW 117


Ryder Windham<br />

—Eres imprudente al bajar tus defensas —dijo <strong>Vader</strong>, mientras alzaba rápidamente su<br />

sable de luz. Con increíble velocidad, Luke reactivó su arma para bloquear el ataque de<br />

<strong>Vader</strong>. <strong>Vader</strong> golpeó una y otra vez, pero Luke bloqueó cada golpe. Pronto, <strong>Vader</strong><br />

comenzó a respirar con dificultad a través de su respirador. No puedo dejar que Luke me<br />

venza, pensó <strong>Vader</strong>. ¡No dejaré que el Emperador le tenga!<br />

Una precisa patada de Luke envió a <strong>Vader</strong> contra el borde de una plataforma elevada.<br />

Chocando contra el suelo metálico, <strong>Vader</strong> rugió al notar que un cable cibernético<br />

estallaba en su pierna derecha. Luke trató de distanciarse de <strong>Vader</strong> saltando a una<br />

pasarela que cruzaba el techo del salón del trono.<br />

—Tus sentimientos te traicionan, padre —dijo Luke—. Siento el bien en ti… tu lucha<br />

interna.<br />

<strong>Vader</strong> se levantó del suelo con obvias molestias.<br />

—No hay lucha interna —dijo.<br />

—No pudiste matarme antes —dijo Luke mientras cruzaba la pasarela—, y no creo<br />

que vayas a hacerlo ahora.<br />

<strong>Vader</strong> pasó a concentrarse en los soportes de metal que aseguraban la pasarela al<br />

techo.<br />

—Si te niegas a luchar, sabrás cuál es tu destino —dijo.<br />

El Señor Oscuro lanzó su sable de luz, aún encendido, hacia arriba. Luke se agachó,<br />

esquivando la hoja roja, pero fue incapaz de evitar que cortase los soportes de la pasarela,<br />

y esta se separó del techo y envió a Luke dando tumbos contra el suelo. <strong>Vader</strong> observó a<br />

Luke perderse de vista bajo la plataforma elevada del Emperador.<br />

El sable de luz de <strong>Vader</strong> se había desactivado y había caído en el suelo a varios<br />

metros de distancia. Extendió la mano mientras el sable de luz salía volando del suelo<br />

para volver a su agarre. Activó la hoja del arma y descendió unos escalones hacia el área<br />

bajo la plataforma, donde las vigas metálicas ofrecían numerosos lugares para<br />

esconderse. En el exterior de la Estrella de la Muerte y en la Luna Santuario, la batalla<br />

del Imperio con los rebeldes estaba en su apogeo, pero a <strong>Vader</strong> no podía importarle<br />

menos. Para él, su duelo con Luke era la única batalla que importaba.<br />

Examinó las sombras bajo la plataforma en busca del menor movimiento.<br />

—No puedes esconderte para siempre, Luke —dijo el padre.<br />

El hijo respondió desde la oscuridad.<br />

—No lucharé contigo.<br />

—Entrégate al lado oscuro —instó <strong>Vader</strong>—. Es la única forma en que puedes salvar a<br />

tus amigos. —<strong>Vader</strong> se dio cuenta de pronto de que Luke estaba pensando ahora en sus<br />

amigos, su preocupación por ellos casi era palpable—. Sí —dijo <strong>Vader</strong>—, tus<br />

pensamientos te traicionan. Tus sentimientos hacia ellos son muy fuertes. Especialmente<br />

hacia…<br />

Luke fue incapaz de impedir que <strong>Vader</strong> accediera a su mente.<br />

—¡Tu hermana! —exclamó <strong>Vader</strong>—. Así… que tienes una hermana melliza. Tus<br />

sentimientos la han traicionado a ella también. Obi-Wan fue muy inteligente al<br />

LSW 118


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

ocultármela. Ahora su fracaso es total.— Avanzó al fondo de los espacios bajo la<br />

plataforma—. Si tú no pasas al lado oscuro, quizá ella sí lo haga —dijo.<br />

—¡No! —gritó Luke, encendiendo su sable de luz mientras salía como una<br />

exhalación de su escondite para atacar a <strong>Vader</strong>. Saltaron chispas mientras intercambiaban<br />

golpes en ese espacio oscuro y estrecho, y <strong>Vader</strong> se vio obligado a retroceder desde<br />

debajo de la plataforma hasta que llegaron al borde de un pequeño puente junto un<br />

profundo pozo de ascensor abierto.<br />

Un golpe lateral impactó en el sistema de soporte de vida de <strong>Vader</strong>, y mientras caía<br />

contra la barandilla del puente fue incapaz de impedir que la hoja de Luke le cortase la<br />

muñeca derecha. Del destrozado muñón de <strong>Vader</strong> volaron metal y piezas electrónicas, y<br />

su sable de luz rebotó en el borde del puente, cayendo en el pozo aparentemente sin<br />

fondo. Malherido y completamente exhausto, <strong>Vader</strong> alzó la vista para ver el sable de<br />

Luke en posición para dar una estocada mortal.<br />

El Emperador se había levantado de su trono y permanecía en la escalinata detrás de<br />

Luke.<br />

—¡Bien! —dijo el Emperador—. Tu odio te ha hecho poderoso. ¡Ahora, completa<br />

totalmente tu destino y ocupa el puesto de tu padre a mi lado!<br />

De modo que así acaba todo, pensó <strong>Vader</strong>.<br />

Pero entonces Luke desactivó su sable de luz.<br />

—¡Jamás! —dijo, arrojando el arma a un lado—. No entraré en el lado oscuro —<br />

declaró—. Has fallado, Excelencia. Yo soy un Jedi, como mi padre antes que yo.<br />

El Emperador hizo una mueca de desdén.<br />

—Así sea entonces… Jedi —dijo, con inconmensurable disgusto—. Si no quieres<br />

convertirte, serás destruido.<br />

Aún tumbado contra la barandilla del puente del pozo del ascensor, <strong>Vader</strong> observó al<br />

Emperador extender sus engarfiados dedos y desencadenar cegadores ráfagas de<br />

relámpagos de energía desde la punta de sus dedos. Los relámpagos golpearon a Luke,<br />

que trató de rechazar las crepitantes bandas de energía, pero se vio tan superado que su<br />

cuerpo cayó retorciéndose al suelo.<br />

No, pensó <strong>Vader</strong>. No. No así.<br />

Mientras el Emperador continuaba atacando a Luke con su cortina de relámpagos<br />

Sith, <strong>Vader</strong> se puso en pie con dificultad. Una pierna estaba rota, y la otra no funcionaba<br />

bien. Moviéndose a duras penas, desplazó su gran figura hasta colocarse junto a su<br />

Maestro. En el suelo, Luke se retorcía de agonía, debatiéndose en los umbrales de a<br />

muerte.<br />

—Padre, por favor —gimió—. Ayúdame.<br />

<strong>Vader</strong> vio cómo Luke se encorvaba en posición fetal cuando el Emperador lanzó una<br />

ráfaga aún más poderosa de relámpagos a su víctima. <strong>Vader</strong> no tenía dudas de que Luke<br />

estaba a punto de morir. Su hijo gritaba.<br />

No sólo mi hijo…<br />

El Emperador desencadenó otra ráfaga de relámpagos.<br />

LSW 119


Ryder Windham<br />

…ni el hijo de Padmé…<br />

Luke gritó más fuerte.<br />

…sino mi hijo… que me quiere.<br />

<strong>La</strong>s ropas de Luke comenzaron a humear mientras su cuerpo se convulsionaba<br />

involuntariamente. De pronto, <strong>Vader</strong> se dio cuenta de que ya no estaba preocupado por su<br />

propio futuro personal. A pesar de todas las cosas terribles e inenarrables que había hecho<br />

en su vida, sabía que no podía quedarse sin hacer nada y dejar que el Emperador matase a<br />

Luke. Y en ese momento de lucidez, dejó de ser <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong>.<br />

Era Anakin Skywalker.<br />

Con las pocas fuerzas que le quedaban, agarró al Emperador por la espalda, lo alzó en<br />

vilo, y lo llevó al pozo abierto del ascensor. El despreciable Emperador continuaba<br />

lanzando relámpagos, pero se alejaron de Luke y se reflejaron para chocar contra él<br />

mismo y su aprendiz insurgente. Los relámpagos penetraron el soporte vital de <strong>Vader</strong> y<br />

electrificaron los restos orgánicos de Anakin, pero él siguió avanzando hasta que pudo<br />

arrojar al Emperador al pozo del ascensor.<br />

Palpatine gritó mientras su cuerpo caía pesadamente por el pozo. Aún atrapado en la<br />

armadura de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong>, Anakin cayó al borde del ascensor, pero escuchó la explosión<br />

de energía oscura que consumió al Emperador al caer.<br />

Al escuchar su propia respiración con un sonido áspero, Anakin supo que los aparatos<br />

respiratorios del casco de <strong>Vader</strong> se habían roto. Sintió que algo tiraba de sus hombros, y<br />

se dio cuenta de que Luke se había agachado a su lado y estaba apartándole del borde del<br />

abismo.<br />

A pesar de sus propias heridas, Luke consiguió llevar a su padre al hangar que<br />

contenía la lanzadera de <strong>Vader</strong>. El camino resultó aún más difícil porque los rebeldes<br />

habían desactivado el proyector del escudo de energía de la Luna Santuario, y la Estrella<br />

de la Muerte estaba ahora bajo fuerte ataque. Tratando de mantener firmes sus propias<br />

piernas mientras la estación de combate se estremecía por las explosiones, Luke arrastró a<br />

su padre hasta la rampa de aterrizaje de la lanzadera antes de caer rendido por el esfuerzo.<br />

No lo va a conseguir, pensó Anakin. Conmigo no.<br />

—Luke —balbuceó—, ayúdame a quitarme la máscara.<br />

Luke se arrodilló junto a él.<br />

—Pero morirás.<br />

—Nada puede impedir eso ya —dijo Anakin—. Sólo por una vez… déjame mirarte…<br />

con mis propios ojos.<br />

Lentamente, con cuidado, Luke levantó el anguloso casco de <strong>Vader</strong>, y luego retiró la<br />

placa facial del enganche de duracero negro que la sujetaba en su cuello. Al exponer los<br />

rasgos llenos de cicatrices de Anakin, se sorprendió al notar lágrimas acudiendo a sus<br />

ojos.<br />

Se acabó, pensó. <strong>La</strong> pesadilla acabó.<br />

Sonrió débilmente.<br />

—Ahora… —dijo—, vete, hijo mío. Déjame.<br />

LSW 120


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

—No —insistió Luke—. Tú vendrás conmigo. No te abandonaré. Tengo que salvarte.<br />

Anakin volvió a sonreír.<br />

—Ya lo has hecho, Luke. Tenías razón. —Tomando sus últimos alientos, continuó—.<br />

Tenías razón acerca de mí. Dile a tu hermana… que tenías razón.<br />

Cerrando los ojos mientras se desplomaba contra la rampa de la lanzadera, Anakin<br />

Skywalker tenía todas las razones para pensar que finalmente estaba a punto de abrazar la<br />

oscuridad perpetua.<br />

Y, no por primera vez, se equivocaba.<br />

LSW 121


Ryder Windham<br />

Epílogo<br />

Inicialmente, hubo oscuridad para Anakin Skywalker, un reino sombrío ilimitado,<br />

como un universo sin estrellas. Pero luego, desde algún lugar en el límite de su<br />

consciencia, percibió una luz distante, temblorosa, y luego escuchó una voz. Anakin.<br />

<strong>La</strong> voz era familiar.<br />

Aunque Anakin ya no tenía cuerpo ni boca con la que hablar, de algún modo<br />

respondió. ¿Obi-Wan Maestro, lo siento. Lo siento tanto, tanto…<br />

Anakin, escucha atentamente, interrumpió Obi-Wan, y Anakin fue consciente de que<br />

la distante luz brillaba cada vez más fuerte, o más cerca, o quizá ambas cosas. Estás en el<br />

mundo eterno de la Fuerza, pero si quieres volver a visitar alguna vez el espacio<br />

corporal, entonces aún me queda una cosa que enseñarte. Un modo de ser uno con la<br />

Fuerza. Si eliges este camino a la inmortalidad, entonces debes escuchar ahora, antes de<br />

que tu consciencia se desvanezca.<br />

Anakin sabía que estaba más allá de toda redención.<br />

Pero, Maestro… dijo. ¿Por qué yo<br />

Porque terminaste con el horror, Anakin, dijo Obi-Wan. Porque cumpliste la<br />

profecía.<br />

<strong>La</strong> luz era ahora muy brillante.<br />

El primer pensamiento de Anakin fue que podría ser capaz de volver a ver a sus hijos.<br />

Gracias, Maestro, dijo.<br />

Tomando la lanzadera imperial, Luke Skywalker había escapado de la Estrella de la<br />

Muerte con los restos de su padre sólo un momento antes de que la estación de combate<br />

estallara. Tras aterrizar en la Luna Santuario, Luke preparó un funeral privado en un claro<br />

del bosque.<br />

<strong>La</strong> noche había caído cuando Luke colocó la armadura con el cuerpo de Anakin<br />

Skywalker sobre una pila de leña.<br />

—Quemo su armadura y con ella el nombre de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong> —dijo, encendiendo la<br />

pira—. Que el nombre de Anakin Skywalker sea una luz que guíe a los Jedi en las<br />

generaciones futuras.<br />

Luke no era consciente de los espíritus que le observaban desde las sombras del<br />

frondoso bosque. Pero más tarde, cuando se reunió con sus aliados para celebrar su<br />

victoria en el pueblo sobre los árboles que era la morada de los ewoks, Luke vio tres<br />

temblorosas apariciones materializarse en la oscuridad. Eran Obi-Wan Kenobi, Yoda… y<br />

su padre, Anakin Skywalker.<br />

El Jedi había regresado.<br />

LSW 122


Star Wars: Ascensión y caída de <strong>Darth</strong> <strong>Vader</strong><br />

Acerca del Autor<br />

Ryder Windham ha escrito muchos libros de Star Wars, incluyendo las<br />

novelizaciones juveniles de la trilogía de Star Wars, el Scrapbook de Revenge of the Sith,<br />

y Star Wars: The Ultimate Visual Guide. También es autor de los libros no ficticios What<br />

You Don't Know About Animals, What You Don't Know About Mysterious Places, y What<br />

You Don't Know About Dangerous Places. Vive con su familia en Providence, Rhode<br />

Island.<br />

LSW 123

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