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El personaje 5 Entrevista 6 y 7 Secuestro 8 - La Opinión

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elDomingo 8<br />

política internacional<br />

DOMINGO, 28 DE ENERO DE 2007<br />

Se llama Fernando Araújo, fue ministro de Desarrollo en Colombia<br />

y pasó seis años secuestrado. Hace unas semanas pudo escaparse<br />

de sus captores de las guerrilleras FARC<br />

<strong>La</strong> libertad<br />

recobrada<br />

Texto: <strong>La</strong> Opinión<br />

En los años de<br />

cautiverio, su esposa,<br />

Mónica Yambure,<br />

decidió cambiar<br />

de vida, dejar de<br />

esperar y unirse a<br />

otro hombre<br />

<strong>La</strong> emotiva historia del ex<br />

ministro colombiano Fernando<br />

Araújo, que escapó<br />

de la guerrilla tras seis<br />

años de secuestro en las<br />

montañas. <strong>El</strong> 4 de diciembre de<br />

2000, Fernando Araújo, ministro<br />

de Desarrollo de Colombia, había<br />

salido por la mañana a practicar<br />

footing. No era un día como todos<br />

los demás, era el día del cumpleaños<br />

de Mónica, su esposa. Él<br />

tenía 45 años y ella sólo 29, se<br />

habían casado siete meses antes<br />

(él en segundas nupcias) y tenían<br />

en proyecto inmediato tener su<br />

primer hijo.<br />

<strong>El</strong> 4 de diciembre de 2000,<br />

Fernando Araújo, ministro de<br />

Desarrollo de Colombia, fue<br />

secuestrado por un comando de<br />

la guerrilla de las Fuerzas Armadas<br />

Revolucionarias de Colombia<br />

(FARC). Imposible saber<br />

entonces que su secuestro iba a<br />

durar seis largos años. Exactamente<br />

2.222 días.<br />

<strong>El</strong> 31 de diciembre pasado,<br />

Araújo escuchaba la radio cerca<br />

de lo que fue su casa durante<br />

esos últimos años de cárcel, un<br />

habitáculo de tres por tres<br />

metros, con una hamaca para<br />

dormir y los útiles imprescindibles<br />

para sobrevivir: hablaban a<br />

través de las ondas radiofónicas<br />

del poeta García Lorca. Oyó<br />

entonces el ruido de unos helicópteros<br />

lejanos y de repente el<br />

campamento de la guerrilla en la<br />

jungla se convirtió en un hervidero<br />

de fuego. <strong>El</strong> Ejército colombiano<br />

había dado con la célula de<br />

las FARC e iniciaba un ataque.<br />

Araújo se tiró al suelo y pensó:<br />

“O me voy o me matan”. Echó a<br />

correr, tuvo suerte, anduvo<br />

escondido durante casi una<br />

semana, sin agua y comiendo<br />

frutos del bosque. Encontró a un<br />

campesino que le mostró la ruta a<br />

seguir hasta dar con un destacamento<br />

militar. Araújo era ministro<br />

con el presidente Andrés Pastrana.<br />

En seis años habían cambiado<br />

muchas cosas en Colombia,<br />

entre ellas el primer<br />

mandatario. Recuerda Fernando<br />

Araújo la frustración sentida<br />

cuando el actual presidente,<br />

Álvaro Uribe, dio por terminadas<br />

las conversaciones encaminadas<br />

a intercambiar secuestrados por<br />

guerrilleros. Y recordó también<br />

la proclama del líder de las<br />

FARC, el apodado Tirofijo: los<br />

secuestros durarán hasta que los<br />

Araújo, con gorra de la Armada, llega a la base militar. / EFE<br />

nuestros salgan de las cárceles.<br />

Hablamos de treinta años.<br />

Colombia se rindió ante la historia<br />

de su ex ministro, al que<br />

muchos daban por muerto. Araújo<br />

dio la cara, desmejorado, con<br />

barba poblada, extremadamente<br />

delgado y con una íntima pena,<br />

porque en algún momento de<br />

esos seis largos años Mónica<br />

Yamhure, su esposa, médica de<br />

profesión, decidió cambiar de<br />

vida, dejar de esperar y unirse a<br />

otro hombre con el que tiene un<br />

hijo y vive en la capital, Bogotá.<br />

“<strong>El</strong>la tomó la decisión libremente,<br />

y yo la respeto”, dijo Araújo.<br />

<strong>La</strong> deserción de Mónica, o al<br />

menos las sospechas ciertas de<br />

que así había sido, le llegó a Fernando<br />

Araújo durante su cautiverio.<br />

En Colombia, paradigma de<br />

la violencia extrema, hay programas<br />

de radio en los que los familiares<br />

de secuestrados les envían<br />

mensajes de ánimo. Los guerrilleros<br />

de las FARC le dejaban<br />

escucharlos y, efectivamente, los<br />

mensajes de su familia llegaban<br />

con cierta regularidad. Araújo tenía<br />

cuatro hijos fruto de un anterior<br />

matrimonio, y los mensajes<br />

radiofónicos que al principio eran<br />

del tipo: “Tu mujer, tus hijos, tu<br />

padre...” variaron hacia los de<br />

“tus hijos, tu padre...”.<br />

¿Qué pasaba con Mónica<br />

Araújo confiesa que temió que su<br />

esposa hubiera muerto o estuviera<br />

gravemente enferma. Preguntó<br />

a sus captores y a los pocos días<br />

le dieron la respuesta: “<strong>El</strong>la se<br />

fue”. Llevaba ya dos años y<br />

medio de cautiverio. Ahora,<br />

desde la libertad recobrada, Fernando<br />

Araújo cree que su mujer<br />

no pudo soportar la idea del aplazamiento<br />

sine die de su gran<br />

sueño, la maternidad. No quiere<br />

culpabilizarla, pero explicó con<br />

amargura que aun sabiendo que<br />

lo había dejado, él escribía sobre<br />

ella desde su cárcel, recordándola<br />

con cariño y rodeado de guerrilleros<br />

jóvenes “a los que me tocó<br />

verlos crecer” con la metralleta<br />

en la mano, incapaces de ver más<br />

allá de las consignas que recibían<br />

de sus mandos. Cuando la obligada<br />

convivencia hizo superar las<br />

distancias más evidentes, los guerrilleros<br />

le pidieron a Araújo que<br />

les diera clases de inglés. Con<br />

ellos hablaba de fútbol, tema universal,<br />

y de mujeres. Algún guerrillero<br />

que conocía la historia de<br />

aquel matrimonio frustrado por la<br />

violencia trató de animarle:<br />

“Cuando salga conseguirá otra”.<br />

Pero el ex ministro no sabía si<br />

alguna vez iba a “salir”. “He<br />

hablado con ella”, dijo Fernando<br />

Araújo a los periodistas, sin especificar<br />

el contenido de una conversación<br />

que a todos se les antoja<br />

amarga. Su historia demuestran<br />

la capacidad de supervivencia del<br />

ser humano. <strong>El</strong> ex ministro de<br />

Desarrollo logró la libertad, casi<br />

de carambola, pero el final de esa<br />

historia no es del todo feliz.

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