El personaje 5 Entrevista 6 y 7 Secuestro 8 - La Opinión

elDomingo 4
DOMINGO, 28 DE ENERO DE 2007
“Dame una oportunidad”
Texto: S. R.
Se nos presentan con su
nombre, apellidos, la
sentencia y el tiempo
de condena que todavía
les resta por cumplir.
Tomás Álvarez Iglesias se ha
hecho boxeador en la cárcel y a
Carlos Fernando Celeño Arteaga
se le han descubierto dotes dramáticas
para el teatro desde que
lo convencieron para tomar parte
en los ensayos de Nueva Vida,
dotes insospechadas para este
ecuatoriano, un judoca de categoría
internacional que también
estuvo a punto de ingresar en
Gran Paradela. Puede haber
vida, sí, incluso en las dependencias
de una cárcel, y hete aquí a
dos claros ejemplos. Tomás y
Carlos reconocen que se equivocaron
cuando estaban “ahí
fuera”, aunque para ellos la frase
Volver a empezar no es más que
el título de una película. Por el
contrario, el que sí les vale es el
de la canción de sus compañeros
de Gran Paradela, Dame una
oportunidad, porque a que les
den una oportunidades es a lo
que aguardan, cada uno de ellos
desde sus respectiva circunstancias.
Porque mientras a Carlos tan
sólo le quedan quince meses
para cumplir la condena, Tomás,
El Gitano, ya se ha resignado a
continuar su carrera de boxeador
desde la cárcel: le cayeron quince
años por “tráfico de drogas” y
no han pasado todavía más que
cinco.
TOMÁS ÁLVAREZ
CAMPEÓN DE GALICIA DE PESO SUPERLIGERO
“Con el boxeo me he
encontrado a mí mismo”
Para llevar poco más de dos años practicando
boxeo, el historial del ferrolano Tomás Álvarez es
de los que llaman la atención: ha disputado catorce
combates de los cuales ha ganado doce. “Y los
dos que perdí —aclara—, fue por puntos”. Es el
actual campeón de Galicia de aficionados en la
categoría del peso superligero, título que le arrebató
a un púgil vigués del gimnasio Saudade del
que confiesa no acordarse de la identidad. Su
entrenador, Carlos Rodríguez Vilariño, lo define
como un boxeador “técnico, fuerte y con una
buena preparación”.
–¿De verdad que usted no había practicado
boxeo antes de entrar en la cárcel
–Cierto, yo nunca había hecho ningún deporte
de contacto antes. Fue el entrenador que tengo
aquí el que me animó y, aunque al principio no iba
muy en serio, luego, al empezar a competir y
ganar, me di cuenta de que podía valer para esto.
–¿Qué ha encontrado en el boxeo
–El boxeo me ha dado confianza, y puede decirse
que con él me he encontrado a mí mismo. Sobre
todo, me ha ayudado a cambiar porque, ¿sabes,
veo la vida de una manera
diferente a cómo la veía
antes. Éste es un deporte
que requiere mucho sacrificio,
mucha disciplina,
pero es muy noble.
Yo antes hacía las cosas y
no las pensaba, pero ahora
las pienso bien.
–Será usted consciente de que, a
sus treinta y dos años y con diez por
delante de condena, de hacer carrera
en el boxeo tendrá que ser desde la cárcel...
–Sí, claro, pero eso no me echa para atrás.
Aunque salga antes de la cárcel, lo que tengo
muy claro es que lo que yo quiero es seguir en
el mundo del boxeo, y cuando no pueda ser como
boxeador, quién sabe, igual puedo ser preparador.
Por lo pronto, en los próximos campeonatos de
España amateur, El Gitano de Teixeiro subirá al
ring como una de las bazas más serias de la selección
gallega.
CARLOS FERNANDO CELEÑO
INTERNACIONAL DE JUDO POR ECUADOR
“Me quise buscar la vida por
el camino fácil y la jodí”
Si hay apariencias que engañan, la
de Carlos Fernando Celeño lo
ejemplifica. Semeja recién extraído
de una película de matones,
y si encima te dicen que
en su país, Ecuador, destacó
en un deporte como el
judo... Pero, nada más lejos
de la realidad. En la distancia
corta, Carlos es una
montaña de humanidad, un
tipo entrañable y, seguramente,
el interno más querido por
sus compañeros de Teixeiro.
Cuando nos relata su historial, alucinamos:
“Empecé a entrenar judo a los seis
años y, a los dieciocho, ya estaba en la selección
nacional juvenil de mi país”. Se rompió la clavícula
en las vísperas de los Juegos Panamericanos,
pero se recuperó y aún le dio tiempo a representar
a Ecuador en diversos torneos, entre ellos el Abierto
de Cuba de 1997 “en el que quedé quinto entre
veintisiete participantes”.
Durante una temporada compaginó el deporte
de alta competición con un trabajo como chófer de
autobús, hasta que la gravísima crisis económica
ecuatoriana no le permitió vivir ni de lo uno ni de
lo otro. Entonces se trasladó a Fuerteventura
(Canarias) donde consiguió que le pusiesen a los
mandos de una retroexcavadora. No le iba mal,
pero “lamentablemente, preferí buscarme la vida
por el camino fácil, por el narcotráfico, y la jodí.
Por eso ahora estoy aquí”.
–¿Y lo de teatro
–Bueno, es sólo para distraerme, pero la verdad
es que me lo paso muy bien.
En Fuerteventura le esperan, de aquí a un año y
pico, una mujer y un hijo. Mientras tanto, Carlos
procura hacerle una llave a los relojes, para que el
tiempo corra más deprisa.