El personaje 5 Entrevista 6 y 7 Secuestro 8 - La Opinión

DOMINGO, 28 DE ENERO DE 2007
elDomingo 3
/ viene de la página 2
la mayoría esperan encontrarse
con un grupo de rock duro o heavy
metal, pero enseguida como que
les desmentimos ¿no Solemos
iniciar los conciertos con una
música suave, con algo melódico,
una baladita y así dándole protagonismo
a nuestra cantante principal,
Sarah, y luego vamos subiendo el
ritmo.
Sarah es Sarah Kelly Norton,
inglesa y rubia ella, la única mujer
de Gran Paradela, y aprovechamos
la ocasión para enumerar al resto
de un elenco en el que, a los ya
citados Alex (guitarra, voz y dirección),
Benito (batería) y José Luis
Rodríguez (bajo), hay que sumar
al coruñés Óscar Escudero (percusión),
al jamaicano John Gahwaygh
(voz y percusión), al venezolano
Jorge Humerto Pérez (guitarra
eléctrica), al mexicano
Carlos Enríquez Bárcenas (percusión),
al cantante de A Cañiza Juan
Antonio Barros, y al colombiano
Roosvelt Edison Reyes, que se
encarga del sonido y además es
percusionista.
“Para poder ser miembro de
Gran Paradela —nos informa Alejandro,
monitor del taller de música
de Teixeiro—, los candidatos
deben primero cubrir una instancia
de solicitud; después yo les
hago unas pruebas para calibrar lo
que saben de música y, si las
pasan, remito sus expedientes
penales a la dirección y allí se examinan
tanto sus conductas dentro
del centro penitenciario como
aspectos que conciernen a la condena,
etc. Si superan el paso, primero
los incluimos en el taller de
música y, de entre todos los alumnos,
seleccionamos a los mejores
para que formen parte del grupo.
Es que esto ya parece una especie
academia porque aquí la verdad es
que se hace una labor de cantera
musical”. Gran Paradela ensaya
una media de cuatro horas diarias
“salvo que por cuestiones de régimen
interno o situaciones excepcionales
a veces no podamos
hacerlo” y, obviamente, su club de
fans está integrado por sus propios
compañeros y compañeras de
prisión, a los cuales ofrecen actuaciones
dentro del auditorio de la
cárcel: “En esas ocasiones, se
montan unas buenas fiestas porque
el interno aquí es muy agradecido
y, además, nosotros incluso
integramos al público y subimos
más personal al escenario”,
dice Alex.
Puede colegirse, lógicamente,
que la formación de Gran Paradela
está sujeta a cambios inherentes
a los cumplimientos de condena.
Si actualmente son diez sus componentes
“a medida que cumplen
condena, al que se va se le busca
sustituto en el taller”. En esa tesitura
es en la que se halla el propio
Alex: “Sí, yo ya me estoy a punto
de marchar de aquí y aún no tenemos
decidido quién me va a sustituir,
pero lo que está claro es que
Gran Paradela debe seguir adelante.
Tengo aquí a compañeros en el
grupo que aún tienen para largo, y
me gustaría que la orquesta continuase,
tanto por ellos como por los
demás”.
–Y dígame, ¿cuál es la mayor
satisfacción que le produce la
música a usted
–Pues mira, te podría decir que
los aplausos, como a cualquier
artista, pero es que nos han ocurrido
unas cosas muy especiales en
La orquesta Gran Paradela, en un concierto en el Centro Cívico de Monelos. / V.E.
nuestros conciertos, en los que la
gente sabe que aunque tocamos
sobre un escenario, estamos privados
de la libertad, y que cada uno
de nosotros ha pasado por muchas
Una compañía de teatro
llamada Nueva Vida
experiencias negativas en nuestras
vidas que, de alguna manera, de
pronto salen expresadas en una
canción pero hechas purito cariño.
Yo he visto a mucha gente llorando
mientras tocábamos y para mí
la mejor paga es esa: conseguir
emocionar, llegar a las fibras sensibles
de las personas que nos ven
y escuchan.
Superan por número (son ya cerca de veinte), a
cualquier compañía de teatro profesional existente
en Galicia “y parte del extranjero” y, por si fuera
poco, la procedencia de su reparto actoral resulta de
lo más dispar. En una representación de Nueva Vida,
grupo teatral del centro penitenciario de Teixeiro,
podemos encontrarnos con la mescolanza de los
acentos de Galicia (en sus variantes paya y gitana),
Valladolid, Colombia, Ecuador, Inglaterra,
Venezuela, Portugal... “Es que desde el principio
fue mi propósito —refiere el educador
Eduardo Domínguez, encargado de las actividades
escénicas en Teixeiro–—que
este grupo debía suponer un encuentro
entre diferentes culturas, etnias,
países.... y que sobre esa base, la de
la tolerancia entre todos, era sobre
la que había que trabajar en Nueva
Vida, no en balde elegimos ese nombre”.
Si en Gran Paradela, la mayoría
de sus miembros no son músicos profesionales,
en Nueva Vida el asunto va
mucho más lejos: casi ninguno de ellos
había hecho antes teatro y, es más, ni
siquiera se habían interesado por las artes
escénicas. Pero, como nos confiesan, “aquí
es que hay que hacer algo, porque de lo contrario
te mueres de aburrimiento”, así que
cuando, hace seis meses, Enrique propuso
montar la compañía no le faltaron voluntarios
“aunque a algunos tuve que animarles yo, porque
no se decidían a dar el paso”.
–¿Y qué tal se hace teatro entre rejas
–Que esto es una cárcel y que ellos son reclusos
es una circunstancia de la que yo soy el primero en
olvidarme y trato de que ellos mismos se olviden.
Son, ante todo, personas, y así es como hay que verlos
y tratarlos.