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variadas manifestaciones, tantas como las causas que lo
motivan: la competitividad entre iguales o superiores e
inferiores, el sexo, la etnia, las creencias, la relación
profesional y cualquier otra que sea factor discriminador y
excusa para el trato injusto y desigual.
Desde la promulgación de la Ley 5/2010 de 22 de Junio,
tenemos ya un concepto normativo, a saber, son las
conductas de quien “en el ámbito de cualquier relación laboral
o funcionarial y prevaliéndose de su relación de superioridad,
realicen contra otro de forma reiterada actos hostiles o
humillantes que, sin llegar a constituir trato degradante,
supongan grave acoso contra la víctima”. Anteriormente en la
doctrina penal, Mir Puig define el acoso moral o psicológico en
el trabajo como "aquella conducta intencional de
hostigamiento grave, sistemático y reiterado en el tiempo por
parte del sujeto activo, compañero, jefe, empresario o
subordinado, en el marco de una relación de trabajo o de
servicio, al sujeto pasivo que le genera naturalmente
sentimientos de humillación, afectándole su integridad
moral" 15 .
La jurisdicción laboral ya lo recogía como causa justificativa
de la extinción unilateral del contrato de trabajo a instancia
del trabajador (art. 50 del Estatuto de los Trabajadores), y
tanto en el ámbito penal, como en el social o en el
contencioso administrativo, la jurisprudencia construye el
concepto recibiendo de la Psicología y la Psiquiatría las pautas
de lo que puede llegar a constituir una grave situación de
ataque contra la integridad moral, que constituya un
importante menoscabo de la salud de la persona afectada. De
hecho el precursor de su universalización y principal teórico,
que puso de manifiesto la gravedad del problema y el alcance
de sus consecuencias, fue el autor clásico en el estudio y
15 Mir Puig, C. La reforma penal actual: el mobbing; Colección
Cuadernos de Derecho Judicial, 2007, pág. 238.
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