La sociedad civil en la planificación, implementación y monitoreo de ...

LA EFICACIA DE LA AYUDA
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RESUMEN EJECUTIVO
La apropiación es el primero de los principios
establecidos en la Declaración de París sobre la
Eficacia de la Ayuda. La apropiación democrática
de los procesos de desarrollo ha de implicar a
miembros del parlamento, sociedad civil y sector
privado. Sin embargo, en la práctica, el principio
de apropiación es interpretado únicamente como
apropiación ‘por parte del gobierno’ con
demasiada frecuencia. A partir de tres estudios de
caso y del análisis de bibliografía adicional, el
presente informe ofrece una perspectiva global de
los últimos progresos y el statu quo de la
participación de la sociedad civil en los procesos
de desarrollo.
La participación de la sociedad civil en las
políticas de desarrollo es importante por diversos
motivos: la sociedad civil puede, por ejemplo,
actuar como un mecanismo de control y equilibrio,
aumentar la rendición de cuentas y la
transparencia del gobierno mediante una vigilancia
constante, o representar a la población en
situaciones de pobreza o marginalidad.
En la Declaración de París de 2005, y tres años
más tarde en la Agenda para la Acción de Accra,
los gobiernos se comprometieron a “fomentar la
participación de la sociedad civil” en la
coordinación de la ayuda y a "profundizar su
involucración con las organizaciones de la
sociedad civil (OSC) como actores de desarrollo
independientes con derechos propios cuyos
esfuerzos complementan aquellos del gobierno y
el sector privado”. En otras palabras, gobiernos y
donantes acordaron apoyar inclusivos procesos de
consulta durante el desarrollo y la implementación
de estrategias nacionales de lucha contra la
pobreza y reconocieron que los actores de la
sociedad civil tienen un papel legítimo que
desempeñar en el diseño y la implementación de
los planes nacionales de salud
Como resultado, se han realizado esfuerzos
importantes para invitar a la sociedad civil a tales
procesos de consulta. En términos generales
puede decirse que ha aumentado la participación
de la sociedad civil, punto en el que coinciden
gobiernos, donantes y la propia sociedad civil. No
obstante, a pesar de estas mejoras cuantitativas
corroboradas por una serie de informes recientes,
no existen pruebas concluyentes que demuestren
que el aumento de participación va acompañado
de un progreso cualitativo. Hasta ahora sólo se
han dado casos puntuales que, con todo, permiten
albergar cierto optimismo. Sin embargo, en la
mayoría de países todavía hay margen para
mejorar la participación de la sociedad civil y para
que más socios del desarrollo apoyen una
participación más significativa.
El Salvador cuenta con varios mecanismos formales
para la participación de la sociedad civil. En 2010,
por ejemplo, se creó el Foro Nacional de Salud para
implementar decisiones consensuales en el
desarrollo de un sistema sanitario nacional basado
en los principios del Derecho a la Salud: cobertura
universal, inclusión, calidad y participación civil. Se
están llevando a cabo grandes esfuerzos para
representar los intereses regionales
adecuadamente, con el resultado de que todos los
niveles de OSC se sienten representados
correctamente. Muchas OSC han recibido formación
en incidencia política y parece que las opiniones de
la sociedad civil están viéndose reflejadas de forma
adecuada en la mayoría de las principales políticas
de salud. No obstante, la sociedad civil de El
Salvador se ve enfrentada a una polarización debido
a la afiliación política así como a actitudes
defensivas y recelosas hacia las OSC por parte de
los gobiernos.
En Mozambique, por su parte, el principal
mecanismo de coordinación en salud no tiene en
cuenta a la sociedad civil. A pesar de ello, ya en el
2003 el Gobierno creó un Observatorio para el
Desarrollo como mecanismo permanente para
atender los intereses y las aspiraciones de las
organizaciones de la sociedad civil. Actualmente el
Observatorio ha sido instaurado en todas las
provincias, asegurando así una representación
regional. Sin embargo, no todas las OSC se
sienten representadas correctamente y hay quien
dice que tanto los gobiernos como los donantes
tienden a invitar únicamente a un reducido y
determinado grupo de organizaciones a las
consultas. Además, ni siquiera estos
‘sospechosos habituales’ parecen estar conformes
con su influencia sobre el rendimiento y los
resultados de los procesos de consulta. El
carácter en cierto modo antagonista de la relación
entre el Gobierno y la sociedad civil da a entender
que los espacios creados para la participación de
ésta no siempre son utilizados al máximo.
En el caso de Nepal, se trata de una sociedad civil
muy diversa y, al parecer, especialmente difícil de
coordinar. Ni la propia sociedad civil ni el Gobierno
o los socios del desarrollo parecen hacer ningún
verdadero esfuerzo para mejorar la representación
sistemática regional o de cualquier otro tipo en los
procesos de consulta nacionales. Mientras que
para la Revisión Anual Conjunta sí se reúnen todos
los socios, incluida la sociedad civil, estos
encuentros no dan muchas opciones a la sociedad
civil para compartir y discutir sus puntos de vista.
A pesar de estas constricciones, los intereses de